CAPÍTULO 70

 

 

 

 

 

Cabizbaja, entro de nuevo en la habitación. Me aproximo a Darrell y le acaricio la mejilla. Está tan quieto que parece una esfinge.

—Hola, mi amor —susurro.

Me inclino y le doy un beso en los labios. Lo hago con mucha suavidad, como si realmente fuera una figura de porcelana extraordinariamente fina y se fuera a romper en mil pedazos. Cojo una de las sillas y me siento al lado del cabecero de la cama.

—Al final te vas a salir con la tuya —bromeo, esbozando una sonrisa con sabor agridulce—. Al final voy a trabajar en tu empresa, tal y cómo querías. Michael dice que tiene que ponerse alguien al frente, que mantener este vacío de poder es peligroso. Ya sabes que me ha propuesto que sea yo quien la dirija... —Guardo silencio un momento. Me muerdo el interior del carrillo—. No sé si estoy preparada, Darrell. De verdad que no lo sé… De lo que sí estoy segura es de que Michael y Lissa tienen razón. No podemos dejar la empresa en manos de cualquiera, no después de lo que pasó con Paul. Sé que a ti no te gustaría que se encargara de ella alguien que no seamos Michael o yo. Y Michael no puede. Bastante tiene con ocuparse de los problemas legales que surgen de una empresa de la envergadura de la tuya.

—Me alegro mucho de que finalmente vayas a dirigir la empresa.

La voz de Michael a mi espalda me sobresalta. Doy un respingo. Giro el rostro hacia él.

—No sabía que estabas ahí —digo.

—Discúlpame —dice con voz suave—. No quería asustarte. He llamado a la puerta, pero no me has oído.

—Lo siento. Pierdo la noción cuando estoy con Darrell —me justifico.

Michael viene hacia nosotros y se sienta a mi lado.

—Me alegro de la decisión que has tomado —repite.

—No sé si lo más acertado es que me ponga al frente de la empresa de Darrell, pero sé que es lo que él querría —digo—. Y también que sería un imprudencia poner al mando a un extraño.

—Es lo más acertado, Lea —afirma Michael.

Suspiro.

—Me gustaría estar tan convencida como tú y como lo está Lissa…

—No es una decisión tomada al azar —asevera—. Está meditada, muy meditada. Estoy seguro de que lo vas a hacer bien.

—¿Y si se me queda demasiado grande? ¿Y si no puedo afrontarlo? —pregunto, con la mirada vibrante.

—Lo estás haciendo. Ya lo estás afrontando. Lea, eres una mujer fuerte y valiente y no hay nada que pueda quebrantar el espíritu de una mujer fuerte y valiente, y menos una empresa —concluye en tono divertido.

—¿Aunque esa empresa tenga solo en Nueva York más de mil empleados? —sigo la broma.

—Aunque esa empresa tenga solo en Nueva York más de mil empleados —repite distendido Michael—, y más de cincuenta mil en todo EE.UU —añade.

Resoplo, apartándome varios mechones de pelo que caen por mi frente.

—¿Cuándo empiezo? —le pregunto.

—¿Qué te parece mañana mismo?

Alzo las cejas.

—¿Mañana? ¿Tan pronto?

—Cuanto antes, mejor —apunta Michael.

—Está bien… Supongo que tengo que coger el toro por los cuernos.

Michael sonríe, asintiendo.

Giro el rostro y miro a Darrell. Daría cualquier cosa por ver en su cara una de esas sonrisas de triunfo que extiende secretamente en sus labios cuando finalmente consigue llevarme a su terreno.

—Darrell estará muy orgulloso de ti —dice Michael.

—Eso será si antes no hago que la empresa quiebre —ironizo.

Michael suelta una carcajada y niega con la cabeza para sí.

 

 

 

Salgo de la ducha y me pongo el albornoz.

Un soplo de luz del amanecer entra por los ventanales, bañando el dormitorio de una tonalidad rosa pastel. Abro el armario y busco un modelo acorde con la empresa de Darrell y con el cargo que voy a desempeñar en ella. Tiene que ser formal, pero sin que me haga parecer una antigualla. A ser posible oscuro y no muy corto.

Repaso con la mirada cada una de las prendas que cuelgan de la barra hasta que doy con un vestido negro, largo hasta la rodilla. Es de manga corta, con escote redondo y un cinto que se ajusta a la cintura.

—Perfecto —murmuro satisfecha—. Ahora el pelo —digo frente al espejo del cuarto de baño, una vez que estoy vestida.

No puedo hacerme mi habitual moño despeinado. No es apropiado y aparte a Darrell no le gusta mucho. Sonrío. De hecho no le gusta nada. Siempre que puede me lo deshace y me suelta el pelo. Le encanta olerlo y acariciarlo metiendo los dedos entre los mechones.

Al final me hago la raya al lado y me recojo la melena en un moño que sujeto en la nuca, pero sin apretarlo mucho. Para aportar un toque juvenil y fresco al atuendo, me maquillo los labios con un poco de gloss y me doy colorete rosado en las mejillas.

Estoy lista.

Bajo las escaleras y me dirijo a la cocina, donde me encuentro a Gloria, que ha comenzado con las tareas del día.

—¿Se marcha ya? —me pregunta.

—Sí.

—Ahí tiene preparado su descafeinado con leche —dice.

—Mil gracias, Gloria —digo, cogiendo la taza que me señala y dando un sorbo.

—¿No se va a sentar?

Niego con la cabeza.

—No.

—Así no le va a sentar bien el descafeinado —apunta en tono maternal.

—Tengo prisa —me excuso.

—Pero si es la jefa —bromea—. Puede llegar tarde.

—Sí, pero no el primer día —digo, dejando la taza sobre la mesa.

Gloria sonríe, cómplice conmigo.

—Mucha suerte —me dice.

—Gracias —le agradezco. Antes de girarme le digo—: James y Kylie siguen dormidos. —Me doy la vuelta, pero antes de salir, en el umbral de la puerta, me giro de nuevo—. Gloria, acuérdese de aumentarles la dosis del biberón.

—No se preocupe —me dice.

—Gracias.

—Que tenga un buen día.

—Igualmente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La decisión del señor Baker
titlepage.xhtml
part0000_split_000.html
part0000_split_001.html
part0000_split_002.html
part0000_split_003.html
part0000_split_004.html
part0000_split_005.html
part0000_split_006.html
part0000_split_007.html
part0000_split_008.html
part0000_split_009.html
part0000_split_010.html
part0000_split_011.html
part0000_split_012.html
part0000_split_013.html
part0000_split_014.html
part0000_split_015.html
part0000_split_016.html
part0000_split_017.html
part0000_split_018.html
part0000_split_019.html
part0000_split_020.html
part0000_split_021.html
part0000_split_022.html
part0000_split_023.html
part0000_split_024.html
part0000_split_025.html
part0000_split_026.html
part0000_split_027.html
part0000_split_028.html
part0000_split_029.html
part0000_split_030.html
part0000_split_031.html
part0000_split_032.html
part0000_split_033.html
part0000_split_034.html
part0000_split_035.html
part0000_split_036.html
part0000_split_037.html
part0000_split_038.html
part0000_split_039.html
part0000_split_040.html
part0000_split_041.html
part0000_split_042.html
part0000_split_043.html
part0000_split_044.html
part0000_split_045.html
part0000_split_046.html
part0000_split_047.html
part0000_split_048.html
part0000_split_049.html
part0000_split_050.html
part0000_split_051.html
part0000_split_052.html
part0000_split_053.html
part0000_split_054.html
part0000_split_055.html
part0000_split_056.html
part0000_split_057.html
part0000_split_058.html
part0000_split_059.html
part0000_split_060.html
part0000_split_061.html
part0000_split_062.html
part0000_split_063.html
part0000_split_064.html
part0000_split_065.html
part0000_split_066.html
part0000_split_067.html
part0000_split_068.html
part0000_split_069.html
part0000_split_070.html
part0000_split_071.html
part0000_split_072.html
part0000_split_073.html
part0000_split_074.html
part0000_split_075.html
part0000_split_076.html
part0000_split_077.html
part0000_split_078.html
part0000_split_079.html
part0000_split_080.html
part0000_split_081.html
part0000_split_082.html
part0000_split_083.html
part0000_split_084.html
part0000_split_085.html
part0000_split_086.html
part0000_split_087.html
part0000_split_088.html
part0000_split_089.html
part0000_split_090.html
part0000_split_091.html
part0000_split_092.html
part0000_split_093.html
part0000_split_094.html
part0000_split_095.html
part0000_split_096.html
part0000_split_097.html
part0000_split_098.html
part0000_split_099.html
part0000_split_100.html
part0000_split_101.html
part0000_split_102.html
part0000_split_103.html
part0000_split_104.html
part0000_split_105.html
part0000_split_106.html
part0000_split_107.html