CAPÍTULO 44

 

 

 

 

 

—Es precioso —comenta Lea, asombrada, mientras contempla la antigua Acrópolis de Atenas en toda su magnitud.

—Sí, además, está cargada de historia —anoto—. Parte de la cuna de las civilizaciones nace aquí, en Gracia.

—Europa es tan distinta a América del Norte.

—Cierto. Por eso quería traerte a Europa de luna de miel. Para que conozcas su cultura, su gente, su historia…

—Pues has acertado plenamente —afirma Lea con ojos brillantes.

—¿Seguimos el itinerario? —le pregunto.

—Sí —responde.

Dejamos atrás la Acrópolis y nos internamos en las calles de la Atenas más moderna.

—Mira, Darrell —dice Lea.

Sigo la dirección de su índice, que apunta a una antigua máscara de piedra colocada en la pared de un viejo edificio que parece abandonado desde hace décadas.

—Es la Bocca della Veritá —pronuncio en italiano.

—La Boca de la Verdad —traduce Lea sin dejar de mirarla.

—La original está en la Iglesia de Santa María in Cosmedin en Roma. Me imagino que está es un réplica.

Mientras hablo, Lea pasa la mano por la escultura. Un rostro masculino con barba, cuyos ojos, nariz y boca están huecos.

—La auténtica, la de Roma, se cree que se utilizaba como fuente —prosigo.

—Me encanta —opina Lea—. Aunque no sé si me atrevería a meter la mano en la boca —añade cautelosamente.

—Una leyenda alemana del siglo XII asegura que detrás de la máscara está el Diablo —intervengo con voz enigmática.

—No me extrañaría, la verdad.

—También dice la leyenda que durante un larguísimo rato aferró la mano de Juliano el Apostata, por haber engañado a una mujer, ya que la boca a trapa la mano de los mentirosos —sigo explicándole.

—¿En serio? —pregunta Lea.

—No lo sé. Es solo una leyenda —atajo.

—Pues yo pienso que detrás de toda leyenda se esconde algo de verdad.

—¿Crees realmente que el Diablo agarró la mano de Juliano el Apóstata? —Lea se encoge de hombros—. ¿No quieres probar? —le pregunto.

Lea niega reiteradamente con la cabeza.

—Mejor no —responde. Aparta la mirada de la estatua y la alza hacia mí—. ¿Por qué no la metes tú, valiente? —me desafía.

Entorno los ojos y la miro con expresión traviesa.

—Está bien. Lo haré —digo finalmente.

Acerco la mano a la enorme boca de piedra y despacio la voy introduciendo en el hueco que queda libre, bajo la mirada expectante y visiblemente inquieta de Lea. ¿De verdad se cree la antigua leyenda alemana que circula acerca de la Bocca della Veritá?

—¡Oh, Dios! —grito de pronto. Lanzo mi cuerpo contra la estatua, como si la boca me hubiera atrapado la mano—. ¡Lea, no puedo sacar la mano!

—¡Dios santo! —exclama Lea, preocupada y con el rostro pálido

Sin pensárselo dos veces, me agarra el brazo y trata de tirar de él hacia fuera. Grito desesperadamente.

—¡No puedo sacar la mano! ¡No puedo sacarla! —me lamento—. ¡Estoy atrapado!

—Oh, Darrell… —solloza Lea—. Darrell, mi amor…

Sin poderme contener más, estallo en carcajadas. Saco la mano de la boca de piedra. Lea se separa un paso de mí y me mira desconcertada, hasta que se da cuenta de que ha sido una broma. Frunce el ceño y me da un golpe en el hombro.

—Eres un idiota —dice en tono de enfado.

—¿En serio creías que el Diablo me había cogido la mano? —le pregunto entre risas.

—Bueno, no… no sé… —titubea nerviosa—. Pensé que no podías sacar la mano. —Al ver que no puedo parar de reír, dice—: A mí no me ha hecho ninguna gracia.

—Tenías que haberte visto la cara —digo.

Lea bufa con los dientes apretados y malhumorada, se da media vuelta y echa a andar a zancadas calle abajo.

—Vamos Lea —digo, andando detrás de ella—. Solo ha sido una broma.

—¿Solo ha sido una broma? —repite, sin detenerse siquiera para mirarme—. A veces te preferiría cuando eras más aburrido que una misa —me espeta.

Alargo los brazos, la cojo de la cintura por detrás y la levanto en vilo hacia arriba. En esos momentos Lea se echa a reír.

—¿De verdad te has asustado? —le pregunto.

—Sí —afirma entre carcajadas—. No quiero un marido manco —bromea.

Ambos nos echamos a reír. La deposito en el suelo, la atraigo hacia mí y la beso. Después seguimos con nuestro paseo calle abajo.

 

 

 

Los días en Praga y finalmente en Viena se pasan en un suspiro, en un abrir y cerrar de ojos. Me gustaría poder detener el tiempo para disfrutar más de Lea y del amor que sentimos el uno por el otro.

Quiero detener el tiempo para enseñarle el mundo entero de norte a sur y de este a oeste y fotografiarla en todos los lugares que visitemos. Hay tanto que ver. La India, China, Japón, Nueva Zelanda, Dubái…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La decisión del señor Baker
titlepage.xhtml
part0000_split_000.html
part0000_split_001.html
part0000_split_002.html
part0000_split_003.html
part0000_split_004.html
part0000_split_005.html
part0000_split_006.html
part0000_split_007.html
part0000_split_008.html
part0000_split_009.html
part0000_split_010.html
part0000_split_011.html
part0000_split_012.html
part0000_split_013.html
part0000_split_014.html
part0000_split_015.html
part0000_split_016.html
part0000_split_017.html
part0000_split_018.html
part0000_split_019.html
part0000_split_020.html
part0000_split_021.html
part0000_split_022.html
part0000_split_023.html
part0000_split_024.html
part0000_split_025.html
part0000_split_026.html
part0000_split_027.html
part0000_split_028.html
part0000_split_029.html
part0000_split_030.html
part0000_split_031.html
part0000_split_032.html
part0000_split_033.html
part0000_split_034.html
part0000_split_035.html
part0000_split_036.html
part0000_split_037.html
part0000_split_038.html
part0000_split_039.html
part0000_split_040.html
part0000_split_041.html
part0000_split_042.html
part0000_split_043.html
part0000_split_044.html
part0000_split_045.html
part0000_split_046.html
part0000_split_047.html
part0000_split_048.html
part0000_split_049.html
part0000_split_050.html
part0000_split_051.html
part0000_split_052.html
part0000_split_053.html
part0000_split_054.html
part0000_split_055.html
part0000_split_056.html
part0000_split_057.html
part0000_split_058.html
part0000_split_059.html
part0000_split_060.html
part0000_split_061.html
part0000_split_062.html
part0000_split_063.html
part0000_split_064.html
part0000_split_065.html
part0000_split_066.html
part0000_split_067.html
part0000_split_068.html
part0000_split_069.html
part0000_split_070.html
part0000_split_071.html
part0000_split_072.html
part0000_split_073.html
part0000_split_074.html
part0000_split_075.html
part0000_split_076.html
part0000_split_077.html
part0000_split_078.html
part0000_split_079.html
part0000_split_080.html
part0000_split_081.html
part0000_split_082.html
part0000_split_083.html
part0000_split_084.html
part0000_split_085.html
part0000_split_086.html
part0000_split_087.html
part0000_split_088.html
part0000_split_089.html
part0000_split_090.html
part0000_split_091.html
part0000_split_092.html
part0000_split_093.html
part0000_split_094.html
part0000_split_095.html
part0000_split_096.html
part0000_split_097.html
part0000_split_098.html
part0000_split_099.html
part0000_split_100.html
part0000_split_101.html
part0000_split_102.html
part0000_split_103.html
part0000_split_104.html
part0000_split_105.html
part0000_split_106.html
part0000_split_107.html