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Al día siguiente las cosas empezaron a cambiar.
Jonnie había pasado la noche en la sala de operaciones y estaba despatarrado sobre una mesa cuando lord Dom entró a despertarlo.
—Dentro de dos horas se resumirá el juicio y se votará —dijo lord Dom.
—No soy miembro del gobierno —aclaró Jonnie.
—Lo sabemos —repuso lord Dom—. Pero está usted personalmente implicado y debe estar presente. También se anunciarán las reparaciones. ¡De modo que vaya!
¡Ah, reparaciones! Súbitamente, sintió esperanzas. ¿Serían suficientes para cubrir esta deuda con el Banco Galáctico? ¿O al menos lo bastante como para llegar a acuerdos o hacer los primeros pagos o algo?
Tinny había pasado una noche tan buena como es posible pasar en una silla, había poco tráfico, de modo que Jonnie pidió a Chong-won que lo reemplazara y fue a vestirse.
El señor Tsung usaba una pequeña gorra redonda, de satén negro, con un botón azul en el centro, y no había cesado de sonreír desde el momento en que recobrara su rango. Se inclinó, hizo que le entraran una tina para bañarse y trabajó para vestir y alimentar a Jonnie.
Después el señor Tsung cogió una delgada cajita que llevaba colgando del cuello, susurró dentro y Jonnie quedó sobresaltado al escuchar que de allí salían palabras inglesas en un tono sin relieve, electrónico.
En respuesta a las cejas levantadas de Jonnie, y utilizando la caja, el señor Tsung explicó que era un regalo del hombrecito gris, Dries Gloton, antes de su partida. ¡Un regalo por iniciar una cuenta bancada! Según parecía, la hija del señor Tsung estaba pintando tigres y pájaros en unas hojas grandes de papel de arroz hecho a mano y vendiéndolas a los emisarios por cincuenta créditos cada una; los lores decían que eran «primitivas» y objetos de coleccionista. Y su yerno había estado haciendo pinturas de dragones en unas placas metálicas redondas con un rociador molecular, vendiéndolas a los lores por cien créditos la pieza y él, como buen padre, aun cuando despreciaba a los mercaderes y su clase, estaba al cuidado de su dinero.
El señor Tsung explicó que su excelencia había encontrado en la biblioteca de su nave la lengua «chino mandarín cortesano», había hecho la microcopia necesaria y…, ¿ve usted este pequeño interruptor aquí?…, ése es del mandarín al inglés si está levantado, del mandarín a psiclo en la posición intermedia y del inglés a psiclo si está abajo. ¿Y no sonaba muy gracioso cuando pasaba del inglés al chino?
Pero eso no era todo: se trataba de un vocelector. ¿Ve esta lucecita en el extremo? Se pasaba eso encima de los caracteres mandarines y lo leía alto en inglés o psiclo. Y también leía del psiclo y el inglés al mandarín. ¡De modo que ahora no podían engañarlo o inducirlo a error mediante discursos sibilinos!
¡Funcionaba con el calor del cuerpo de modo que no necesitaba baterías y ahora podía hablar directamente con Jonnie! Por supuesto, seguiría aprendiendo las lenguas, porque no deseaba aquel sonar tan monótono. Pero ¿no era Dries Gloton un hombre encantador?
Se alegraba de que el señor Tsung pudiera hablar con él sin un coordinador, pero de todos modos esto hizo que Jonnie se sintiera rodeado por el Banco Galáctico.
El señor Tsung lo puso al corriente de inmediato.
—Me han dicho que va a entrar a oír la sentencia y que de algún modo le concierne. Ahora bien, como no sabe si lo encontrarán culpable o no, quédese respetuosamente sentado y escuche, y si le preguntan algo, haga una reverencia…, no conteste. Sólo una reverencia. Así es como se abre el camino para solicitar un nuevo juicio.
Era un buen consejo, pero no contribuyó a calmar los nervios de Jonnie.
El jefe Chong-won dijo que la radio estaba tranquila. No, no había noticias de Stormalong ni de Edimburgo ni da Rusia.
Los lores estaban reunidos. Habían modificado la disposición de la habitación. En la plataforma habían puesto un escritorio alto y en él se sentaba lord Fowlojpan. Los lores se sentaban en filas ordenadas frente a él. A un lado de la habitación había una hilera de sillas. Lord Schleim estaba echado en una vagoneta minera, totalmente envuelto en cadenas y con sólo la cara visible. Lo hablan puesto entre el escritorio y la audiencia.
Lord Dom indicó que Jonnie debía sentarse en una de las sillas, donde estaba también lord Voraz. Para Jonnie era evidente que no lo consideraban parte de las deliberaciones. Los lores ni siquiera lo miraron. ¡Pero al menos no estaba allí con lord Schleim!
—Ya han discutido todo esto —susurró lord Voraz a Jonnie—. Pero tienen que revisar y citar cada punto. En realidad, es más un tratado que un juicio. Me sorprende que no esté aquí el emisario de la Tierra. Pero pueden proceder sin él hasta el momento de la firma.
Lord Fowlojpan pidió a lord Browl que iniciara la sesión, cosa que hizo.
—Ya nos hemos puesto de acuerdo y hemos dado forma de tratado —dijo Fowlojpan— a la redefinición de la palabra «pirata». Sin embargo, deseo llamar vuestra atención sobre el hecho de que la redefinición no puede influir en los actuales procedimientos porque fue pasada después del incidente que juzgamos. ¿Es correcto, señorías?
Asintieron.
—En consecuencia —continuó Fowlojpan—, estamos basando este juicio en los puntos y cláusulas existentes. Se ha escuchado y registrado el testimonio del capitán Rogodeter Snowl, al efecto de que se le ordenó no prestar atención a la santidad de la zona de la conferencia y que esta orden le fue dada por el entonces emisario tolnepa, lord Schleim. Creo que es deseo de esta conferencia aceptar el testimonio y las pruebas del dicho Snowl, en especial a la luz del hecho de que él se consideraba obligado a proteger al emisario tolnepa. Esto absuelve a Snowl. ¿Lo votáis así?
Los lores lo votaron así.
—En consecuencia —prosiguió Fowlojpan—, se considera establecido por esta conferencia que el dicho emisario tolnepa, de nombre lord Schleim, ordenó voluntaria y maliciosamente a las fuerzas militares tolnepas que atacaran la zona de la conferencia. ¿Os parece?
Asintieron en forma unánime y Schleim, encadenado, siseó y escupió.
—Quedó luego atestiguado y establecido —siguió Fowlojpan— que el dicho emisario tolnepa trató de paralizar, matar y herir a otros emisarios ocupados en sus obligaciones legales, contraviniendo las cláusulas específicas que se han mencionado aquí, pero son demasiado numerosas como para leer. ¿Lo encontráis así?
Decididamente, así era, y lord Schleim siseó y escupió un poco más.
—Por tanto —sentenció Fowlojpan—, esta conferencia, legalmente reunida y en virtud del poder del tratado aquí firmado entre planetas, declara que de aquí en adelante y por el espacio de cien años, Tolnep será considerada una nación fuera de la ley. ¿Lo votáis así?
Lo votaron así y con los ceños fruncidos.
—A partir de este momento, quedan cancelados todos los tratados con el planeta y nación de Tolnep —indicó Fowlojpan—. ¿Lo votáis así?
Sí.
—Todas las embajadas, legaciones y consulados del planeta Tolnep se cerrarán y sus diplomáticos serán expulsados, y durante los próximos cien años las funciones diplomáticas en cuestiones menores serán desempeñadas por embajadas, legaciones y consulados hawvin, al costo habitual. ¿Estáis de acuerdo?
Lo estaban.
—Como esta conferencia se comprometió a guardar la seguridad personal del dicho lord Schleim y como dio su palabra de devolverlo sin daño a su planeta, es decisión de esta conferencia que el dicho lord Schleim sea trasladado desnudo y encadenado al mercado público de esclavos de la ciudad de Creeth, Tolnep, como expresión del disfavor de esta conferencia. ¿Es éste vuestro deseo?
Lo era. Schleim siseó y escupió. Jonnie se preguntaba cuándo llegarían a las reparaciones. Era una frágil esperanza, pero existía.
Fowlojpan continuaba:
—Como Tolnep tenía la mayor parte de las naves de guerra y como su oficial era, según el testimonio del propio Schleim, el jefe y comandante de la fuerza conjunta, es decisión de esta conferencia que las naciones no tolnepas, que complementaban la fuerza conjunta, sean nacionalmente absueltas de la ofensa. Pero también que, como la presencia de sus fuerzas constituye una amenaza continua en los cielos que hay sobre esta conferencia, esta absolución depende de las siguientes condiciones: a) que se aseguren de que la flota tolnepa deposita los prisioneros hechos, sin daño alguno, en un lugar designado por el comando militar de la Tierra; b) que ellos mismos entreguen cualquier prisionero que puedan haber hecho, sin daño alguno, en el mismo lugar o similar; c) que después escolten, con el uso de cualquier persuasión militar que sea necesaria, a la flota tolnepa hasta Tolnep; d) que dirijan la flota tolnepa hasta que aterrice en la superficie de Tolnep, sabiendo la conferencia que la flota tolnepa no puede volver a despegar desde allí; y e) que retornen a sus respectivos hogares. Las fuerzas aludidas por esta cláusula son las de los bolbodas, hawvin, hockneros, jambitchow y drawkin y cualquier fuerza retenida por ellos y cualquier otra fuerza de cualquier planeta o nación de fuera de este sistema. ¿Lo decretáis así?
Discutieron un poco si los emisarios que representaban a esas fuerzas debían votar o abstenerse.
—Supongo —susurró lord Voraz— que en ausencia de otras autoridades usted puede designar un lugar de depósito.
—Sí —manifestó Jonnie—, pero no dicen qué haremos nosotros con los prisioneros suyos que tengamos.
—Éste no es un tratado de paz —murmuró lord Voraz—. Tiene relación con las ofensas hechas a la conferencia. Yo…, ¡eh!…, dije algo sobre los prisioneros de la Tierra. Son ventajas planetarias, ¿comprende? Los prisioneros que tengan ustedes sólo se mencionarían si éste fuera un tratado de paz. Y dudo que los aceptaran, debido a la posible contaminación… Usted podría querer vengarse a través de la guerra biológica. Están ustedes cubiertos porque incluyen la expresión «sin daño» en la cláusula.
Ventajas, pensó Jonnie. A usted sólo le preocupa el valor de la propiedad que trata de recuperar. Pero no lo dijo. Se alegraba de que les devolvieran los prisioneros.
Finalmente, habían decidido que los emisarios de los otros combatientes votaran, porque los registros quedarían mejor. En eso la conferencia fue unánime.
—Según ley de la conferencia —dijo entonces Fowlojpan—, debe hacerse mención de la violencia personal utilizada contra el entonces emisario, lord Schleim.
Lord Voraz tocó la rodilla de Jonnie.
—Ése es usted.
—Se vio a un tal Jonnie Goodboy Tyler arrojar un bastón o cetro a dicho lord Schleim, golpeándolo. Es deseo de esta conferencia exonerar al mencionado Tyler. ¿Lo votáis así?
Votaron y Schleim realmente escupió.
—Ahora viene la parte más interesante —susurró lord Voraz.
—De acuerdo con la cláusula ciento tres, —dijo Fowlojpan—, que comprende los servicios de protección y salvaguarda de las vidas de los miembros de una conferencia, adivinando las intenciones del mencionado lord Schleim y desarmándolo de modo que su ataque fuera inocuo, el designado con el nombre de Jonnie Goodboy Tyler es investido aquí con la orden de la banda carmesí. ¿Es ése el deseo de esta conferencia?
Hubo aplausos y el murmullo de los comentarios.
Lord Voraz susurró:
—Hace ochenta y tres mil doscientos sesenta y ocho años, la emperatriz Beaz de los chatovarios creó esta orden, cuando un ayudante salvó la vida de su amante en una conferencia. Alguien trató de asesinarlo y el ayudante lo evitó, pero en el proceso recibió una superficial herida de puñal. De allí lo de «banda carmesí». —Y sacó de su bolsillo un librillo, donde miró algo—. Esto le da derecho a ser llamado «lord» e incluye una pensión de dos mil créditos anuales. Nosotros manejamos los fondos del fideicomiso. Debo hacer una nota.
Todavía aplaudían y lord Browl indicó a Jonnie que debía levantarse y saludar. Jonnie pensó amargamente que debía ponerle la banda a Windsplitter. No quería sus honores. Se sentó. Se estaban tomando su tiempo para llegar a las reparaciones. ¡Ah, allí estaban!
Fowlojpan estaba desplegando un largo papel lleno de cifras.
—También se ha llegado a la conclusión de que la dignidad de los emisarios y sus planetas ha sido ofendida por el inesperado ataque o intento de ataque del mencionado lord Schleim. En consecuencia, la conferencia exige a Tolnep una reparación de un billón de créditos galácticos. —Y Fowlojpan rebuscó entre los papeles—. Los emisarios que en el momento de este incidente tenían naves en el cielo no serán incluidos como receptores de esta indemnización a causa de la acusación de conspiración, voluntaria u obligada. Como ya hemos discutido en deliberaciones previas, la suma será distribuida entre los emisarios en relación a las poblaciones que representen. —Y señaló un montón de cifras—. ¿Está la conferencia de acuerdo?
Corrigieron un par de cuentas.
—¡A la Tierra no le toca casi nada! —susurró Jonnie a lord Voraz.
—Algunos de estos emisarios tienen poblaciones de cientos de miles de millones —le respondió lord Voraz—. En sus varios cientos de planetas, los chatovarios tienen casi treinta y nueve billones de seres. ¿Qué tienen ustedes? ¿Treinta y tres mil?
Los emisarios aceptaron las correcciones. Jonnie retuvo el aliento. ¿Entrarían en esto los daños causados a la Tierra?
—Y todos los arreglos financieros se harán según las prácticas del Banco Galáctico —continuó Fowlojpan. Con respecto a eso, no pidió la opinión de nadie. Lord Voraz se limitó a asentir.
—Esto concluye nuestros procedimientos —dijo Fowlojpan—. ¿Es deseo de esta conferencia que se inscriban en su forma última, tal como fueron votados, de modo que puedan ser firmados y certificados?
Jonnie susurró con urgencia a lord Voraz.
—Espere. Afirman haber incendiado muchas ciudades. Hay toda clase de daños.
—Traté de introducirlo, porque hubiera aumentado el valor de la propiedad —repuso lord Voraz—, pero ésta no es una conferencia de paz, ¿comprende? Es un juicio y tratado por ofensas a la propia conferencia.
¿No había reparaciones para la Tierra? Jonnie sentía deseo de saltar y protestar. Si sir Roberto o Mac Adam hubieran estado…
—Una multa de un billón de créditos es un palo —susurró lord Voraz—. Destrozará la economía tolnepa. Aun si se le concedieran a la Tierra los pagos por daños, Tolnep jamás podría pagarlos después de esa enorme multa. Alégrese. Se ha librado de las fuerzas hostiles.
Y también de cualquier rivalidad con respecto a la posesión de títulos claros, pensó amargamente Jonnie. Ahora estaban realmente expuestos a la ejecución del banco y sin dinero para hacerle frente.
Pero Fowlojpan se acercaba a Jonnie.
—¡Su emisario no estuvo aquí! Esto es muy irregular. No anula ni cambia los procedimientos, pero si no está aquí para firmarlos, no serán válidos. Su guerra continuará. De modo que será mejor que aconseje a su gobierno que lo mande en seguida. Estos papeles estarán listos para la firma mañana por la tarde. ¿Se ocupará de que esté aquí?
—No soy representante… —empezó Jonnie.
—Usted tiene influencia —dijo Fowlojpan—. ¡Úsela! Queremos terminar con esto y regresar a casa.
—Será mejor que haga lo que le dice —susurró lord Voraz.
Jonnie levantó la mirada y vio a Dries Gloton de pie bajo el umbral de la puerta. ¡Había regresado!
Cuando Jonnie salía, Dries preguntó a lord Voraz:
—¿Va a venir el representante de la Tierra?
Voraz señaló a Jonnie.
—¿Hará que venga? —le preguntó Dries Gloton.
Jonnie dijo que trataría y Dries y lord Voraz se miraron sonriendo.
Estaba demasiado decepcionado por la falta de reparaciones a la Tierra como para concederles demasiada atención.