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—Perdone que le moleste a estas horas... —dijo el inspector Kramer del departamento de Investigación criminal de Wiesbaden, que en esos momentos se encontraba en Sylt —. De acuerdo, no volveré a disculparme. Hemos empezado por los hoteles y las mejores pensiones de Kampén, pero de momento sin resultado. Si no encontramos nada aquí, Hánning irá a la Punta sur y yo me encargaré de la zona Norte, junto a List... ¿Cómo dice? Maldita línea. ¿Oiga? No he entendido su pregunta. Sí, ahora le oigo... No, la amenaza de bomba de esta tarde no tiene nada que ver con esto, estoy dispuesto a apostarme mi pensión. Han sido unos críos o unos cobardes que quieren dárselas de machos. Los peligrosos son los que no dicen nada o sólo dan señales de vida cuando ya es demasiado tarde. Ya conoce la frase: «El comando 28 de diciembre o 1. ° de abril se declara autor del atentado...» Sí, siento no poder comunicarle nada más. Sería una suerte, si todo este ajetreo resultara inútil y el número treinta y siete fuera un personaje inofensivo. Pero, tengo un mal presentimiento, jefe... ¿Cómo dice...? Sí, todavía me dura. Ya sé que la probabilidad de que mis absurdos pre—sentimientos estén justificados es sólo de 30 contra 70. Pero ya resulta un riesgo excesivo para mí... De acuerdo, le tendré informado. Sí, a la hora que sea. Será un placer... ¿Cómo dice...? Ya lo hemos hecho. Contamos con la ayuda de dos compañeros de Kampén. Imposible conseguir más. Están todos de vacaciones. Pensándolo bien... nada, nada. Buenas noches.