A Dinah, en la muerte de su hijo
LA próxima vez que te veamos llegar,
como quien ha perdido una pierna,
buscaremos con la mirada
la extremidad que falta.
Sonrientes,
saldremos al camino de su risa,
la próxima vez que te veamos llegar
estaremos atentos a su gesto risueño.
Pero cuando te oigamos hablar
—orgullosa como quien ha perdido una pierna,
y no reconoce que puede tropezar—
tu dolor nos hará renquear,
y no habrá ya más paz
hasta que en torno a ti;
reunidos en silencio
—como quien ha perdido una pierna—,
estamos prestos a recogerte
si, como debe ser, un día cayeras,
no habrá más paz
hasta que en torno a ti,
reunidos en silencio,
veamos esas catorce sombras
del sol de sus catorce años.
Dick Holdsworth, 1985