SUPLEMENTO

ALOCUCIÓN DE LA JUNTA CENTRAL SUPREMA GUBERNATIVA DEL REINO, Y DECRETO DE LA MISMA A NOMBRE DEL REY N. S. A FAVOR DE LOS DEFENSORES DE ZARAGOZA.

ESPAÑOLES: La única gracia que pidió Zaragoza a nuestro infeliz monarca, cuando en Vitoria la excitó a que usase de su beneficencia real, fue la de ser la primera ciudad que se sacrificase en su defensa. No necesitáis vosotros, no necesita la Europa que se recuerde este rasgo generoso, para añadir motivos de interés y admiración en favor de aquel insigne pueblo. Pero al ver consumado el grande sacrificio en las aras de la lealtad y de la Patria, el espíritu se engrandece contemplando la terrible y admirable carrera que ya desde entonces se abría Zaragoza a la inmortalidad y a la gloria.

Eran pasados mas de dos meses de un sitio el más encarnizado y cruel: casi todos los edificios estaban destruidos, y los demás minados: apurados los víveres, las municiones consumidas: más de diez y seis mil enfermos luchaban con una epidemia mortal y aguda que arrebataba al sepulcro centenares de ellos al día: la guarnición se veía reducida a menos de una sexta parte: el general moribundo del contagio: muerto de él O-neille su segundo: Saint-Marc, en quien a falta de los dos había recaído el mando, ya también doliente y postrado por la fiebre; tanto era necesario, españoles, para que Zaragoza cediese al rigor del destino, y se dejase ocupar del enemigo. Verificóse la rendición el día 20 del pasado a las condiciones mismas con que han entrado los franceses en otros pueblos, bien que cumplidas como lo acredita la experiencia. Así han podido ocupar aquel glorioso recinto, escombrado todo de casas y templos deshechos, y poblado solamente de muertos y moribundos; donde cada calle, cada ruina, cada pared, cada piedra está diciendo mudamente a los que la contemplan: Id, y decid a mi rey que Zaragoza, fiel a su palabra, se ha sacrificado gustosa por mantenerse leal.

Una serie de acontecimientos tan tristes como notorios ha frustrado todos los esfuerzos que se han hecho para socorrerla: pero la imaginación de todos los buenos, fijada siempre en su suerte, acompañaba a sus defensores en los peligros, se agitaba con ellos en los combates, los compadecía en sus privaciones y fatigas, y los seguía en todas las terribles vicisitudes de la fortuna; y cuando por fin les han faltado fuerzas para seguir una resistencia que ellos han prolongado mas allá de lo creíble; la nueva de su desastre ha entristecido el corazón de tal modo, que en el primer momento del dolor se ha creído ver apagada de una vez la antorcha de la libertad, y derribada la columna de la independencia.

Mas todavía, españoles, está Zaragoza en pie, y vive para la imitación y el ejemplo: vive todavía para el espíritu público que en tan heroicos esfuerzos estará siempre bebiendo lecciones de valor y constancia. Porque ¿cuál es el español que, preciándose de tal, quiera ser menos que los valientes zaragozanos, y no sellar la libertad proclamada de su patria y la fe prometida a su rey a costa de los mismos riesgos y de las mismas fatigas? Atérrense de ellos en buen hora los viles egoístas o los hombres sin valor: mas no se aterrarán los otros pueblos aragoneses que están prontos a imitar y a conquistar su capital; no los firmes y leales patriotas que ven en aquel pueblo sublime un modelo que seguir, una venganza que tomar, el único camino de vencer. Cuarenta mil franceses que han perecido delante de la frágil tapia que defendía a Zaragoza hacen llorar a la Francia el estéril y efímero triunfo que acaba de conseguir, y manifiestan a España que tres pueblos de igual tesón y resistencia salvarán la Patria y desconcertarán a los tiranos. Nace el valor del valor, y cuando los infelices que allí han sufrido y las víctimas que allí han muerto oigan que sus conciudadanos siguiéndoles en el sendero de la gloria les han aventajado en la fortuna, entonces bendecirán mil veces su suerte, aunque rigurosa, y contemplarán gozosos nuestros triunfos.

La Europa, considerando todas las circunstancias de este acontecimiento singular, midiendo los medios de defensa con los de la agresión, y comparando la resistencia que ha hecho Zaragoza a los devastadores del mundo, con la que les hicieron hasta aquí las plazas de primer orden, decidirá a quien corresponde la palma del valor, y sí son los vencidos los que la han arrancado a los vencedores. Andará el tiempo y vendrán los días en que, sosegada la agitación funesta con que ahora el genio de la iniquidad está atormentando la tierra, los amigos de la virtud y de la lealtad vengan a las orillas del Ebro a visitar estas ruinas majestuosas, y, contemplándolas con admiración y con envidia, «aquí fue, dirán, aquel pueblo que en los siglos modernos realizó o más bien superó los prodigios antiguos de consagración y constancia, apenas creídos en la historia: sin tener un regimiento, sin más defensa que una débil pared, sin otros recursos que su esfuerzo, osó el primero provocar las iras del tirano, y por dos veces contuvo el ímpetu de sus legiones vencedoras: la rendición de esta plaza abierta y sin defensa costó a la Francia más sangre, más lágrimas y más muertes que la conquista de reinos enteros: no fue el valor francés quien la rindió: un contagio mortífero y general postró las fuerzas de sus defensores, y los enemigos al entrar en ella triunfaron de unos pocos enfermos moribundos; mas no conquistaron ciudadanos, ni vencieron a guerreros.»

Estas consideraciones de mérito, de gloria y de entusiasmo público, han movido a la Junta Suprema gubernativa del reino a expedir el decreto siguiente:

 

REAL DECRETO DE S. M.

Considerando el rey nuestro señor don Fernando VII, y a su real nombre la Junta Suprema gubernativa del reino, que los servicios hechos a la Patria deben regularse mas por el valor y por los sacrificios que por el éxito, el cual muchas veces depende de la fortuna; atendiendo a que Zaragoza no solo no era inexpugnable, sino que, considerada por principios militares, ni era defendible siquiera, y sin embargo ha hecho una defensa cual no se cuenta de plaza alguna en el mundo, por fortificada que haya estado a que los honores y recompensas que se concedan a un pueblo tan benemérito de la patria., son para los que han perecido el justo premio debido a su valor y a su martirio: a los que han quedado un motivo de consuelo y un auxilio necesario para moderar el rigor de su infortunio, y a los demás un estímulo poderoso para que sigan su ejemplo; conociendo que Zaragoza, presente siempre en la memoria de los españoles, será un manantial perenne de acciones heroicas y virtudes cívicas, que son las que han de salvar al estado en la borrasca que le atormenta, apreciando como es debido la gloria singular que resulta a la nación española de la defensa admirable que ha hecho aquella ciudad, tan preciosa a los ojos de la virtud y del patriotismo, como la mas insigne victoria; y queriendo, en fin, dar cu señal de la alta estimación en que tiene a Zaragoza y sus habitantes, en testimonio tan singular y grandioso, como el mérito sobre que recae, se ha servido decretar lo que sigue:

1. Que Zaragoza, sus habitantes y guarnición sean tenidos por beneméritos de la patria en un grado heroico y eminente.

2. Que luego que el digno y bizarro capitán general de Aragón sea restituido a la libertad, para lo cual no se omitirá medio ninguno, la Junta, a nombre de la nación, le dé aquella recompensa, que sea más digna de su constancia invencible, y de su vehemente patriotismo.

3. Que se conceda un grado a todos los oficiales que se han hallado en el sitio, y a los soldados se les considere con la graduación y sueldo de sargentos.

4. Que todos los defensores de Zaragoza, sus vecinos y sus descendientes gocen de la nobleza personal.

5. Que a las viudas y huérfanos de los que hubieren perecido en la defensa, se les conceda por el Estado una pensión proporcionada a su clase y circunstancias.

6. Que el haberse hallado dentro de la plaza, durante el sitio, sea un mérito para ser atendido en las pretensiones.

7. Que Zaragoza sea libre de todas contribuciones por diez años, contados desde el día en que se haga la paz.

8. Que desde aquella época se empiecen a reedificar sus edificios públicos, a costa del Estado, con toda magnificencia.

9. Que en su plaza se erija un monumento para memoria perpetua del valor de sus habitantes y de su gloriosa defensa.

10. Que en las de todas las capitales del reino se ponga desde ahora una inscripción que contenga las circunstancias más heroicas de los dos sitios que ha sufrido Zaragoza.

11. Que se acuñe una medalla en su honor como testimonio de gratitud nacional, por tan eminente servicio.

12. Que a cualquiera ciudad de España que resista con la misma constancia un sitio igualmente porfiado y tenaz se la concedan los mismos honores y prerrogativas.

13. Que se excite a los poetas y oradores españoles a ejercitar sus talentos en un asunto tan sublime, y se ofrezca a nombre de la nación, un premio de una medalla de oro y cien doblones al que presente el mejor poema, y otro igual al que escriba el discurso mas bien trabajado sobre este sitio inmortal; llevándose por objeto en una y otra obra, no solo recomendar a la memoria y admiración del siglo presente y de la posteridad el valor, la constancia y patriotismo de Zaragoza, sino inflamar con la mayor vehemencia el entusiasmo nacional, y llenar los corazones españoles del mismo amor a la libertad, y del mismo horror a la tiranía.

Tendréislo entendido y dispondréis lo conveniente a su cumplimiento.=El marqués de Astorga, vicepresidente.=Real Alcázar de Sevilla 9 de marzo de 1809.=A don Martín de Garay.

DECRETO DE LAS CORTES GENERALES Y EXTRAORDINARIAS REUNIDAS EN CÁDIZ

Las Cortes generales y extraordinarias, queriendo dispensar su soberana protección, y premiar, como es justo, a los beneméritos eclesiásticos, militares y paisanos defensores de la Patria, que en las apuradas circunstancias de los sitios de sus plazas han arrostrado con valor y heroicidad todos los horrores que son consiguientes, luchando al mismo tiempo con los enemigos, con el hambre, con la epidemia y demás miserias, decretan:

1. Que quedando en su fuerza y vigor los decretos de S. M. a cerca de economía, sean preferidos para los destinos, en igualdad de méritos y circunstancias, los defensores de Zaragoza, Gerona, Ciudad-Rodrigo, Astorga y demás comprendidos en los reales decretos de 9 de marzo de 1809 y 3 de enero de 1810, y en el de S. M. de 30 de junio del presente año, con tal que consten de una manera indudable sus servicios, patriotismo, aptitud, y que obraron activamente en aquellas heroicas defensas.

2. Que el Consejo de Regencia recomiende a las Cámaras de Castilla e Indias que, sin faltar a las leyes de éstas, atiendan en las consultas de obispados, prebendas de América y empleos civiles de la nación, a dichos ilustres defensores, según sus conocimientos, virtudes y carrera.

3. Que haga igual recomendación a los muy reverendos arzobispos, reverendos obispos, cabildos eclesiásticos, universidades, &c., para que, en igualdad de conocimientos, según su carrera y demás prendas morales, los prefieran para las prebendas de oficio, las que tienen aneja cura de almas, las cátedras, &c.

Lo tendrá entendido el Consejo de Regencia, y dispondrá lo necesario a su cumplimiento, haciéndolo imprimir, publicar y circular. Dado en Cádiz, a 22 de agosto de 1813.—Juan José Güereña, presidente.=Antonio Oliveros, diputado secretario.=José de Cea, diputado secretario.=Al Consejo de Regencia.

Y deseando la Junta superior de Aragón que tan particulares consideraciones del supremo Gobierno lleguen a noticia de los leales habitantes de esta capital, y de sus heroicos defensores, ha resuelto que se publiquen nuevamente. Zaragoza 20 de julio de 1813.=Salvador Campillo.= Valentín Solanot.=Mateo Cortes.

Concuerdan con sus originales, de que certifico=Eusebio Jiménez, secretario.

REAL ORDEN COMUNICADA POR EL MINISTERIO DE LA GUERRA CONCEDIENDO EL DISTINTIVO DE UNA CRUZ A LOS DEFENSORES DE ZARAGOZA

Queriendo el Rey dar a los valientes defensores de Zaragoza, en el segundo sitio que sufrió aquella plaza, una nueva prueba del aprecio que le merecen, y condescendiendo con la instancia que le ha presentado V. E. como capitán general del reino de Aragón, y otros jefes y oficiales que concurrieron a sus órdenes a la mencionada defensa, se ha servido S. M. conceder a todos los generales, jefes y oficiales que se hallaron en ella el distintivo de una cruz en la casaca al lado izquierdo del pecho, pendiente de una cinta pajiza con las cuatro barras de Aragón de color encarnado, compuesta de corona mural y cuatro brazos semejantes a la de san Juan, con la diferencia de ser estos de color de sangre, y de que las extremidades no formen dos puntos agudos, sino un plano en línea recta, estando ocupado el centro de esta cruz, que será un óvalo blanco, por una imagen de María santísima bajo el título del Pilar, circulada de una rama de laurel con la inscripción al reverso: El Rey a los defensores de Zaragoza; todo conforme al modelo que incluyo a V. E. Y para evitar los abusos que podrían introducirse en las pretensiones a esta gracia, confundiéndose los verdaderamente acreedores con los que no lo sean, ha resuelto S. M. que, para solicitarla, se le dirijan las instancias por conducto de los respectivos jefes, acompañadas solamente de una certificación que dará V. E. a cada uno, en que acredite haberse hallado y asistido con las armas en la mano al referido segundo sitio en clase de oficiales precisamente; a fin de que, en vista de esta prueba, que no podrá suplirse con otro documento por autorizado que sea, se le expida por mí la correspondiente cédula, sin la cual celarán los jefes, bajo la mas seria responsabilidad, que ninguno use de semejante distinción; y quiere también S..M^ que, con objeto de que V.E. pueda proceder en la expedición de aquellas certificaciones con el acierto que conviene, forme una junta a sus órdenes compuesta de tres jefes qué se hubiesen hallado en el sitio, si pudiese ser, los cuales contribuyan a enterarle, por indagaciones públicas o privadas, de la verdad de las pruebas que se le presentaren para pedir las referidas certificaciones; en el concepto de que los que se hallan en la península han de promover sus instancias en el término de cuatro meses, contados desde esta fecha, y de dos años los que existan en países de Ultramar, pasados los cuales no se dará curso por motivo alguno a sus solicitudes.=De real orden de S. M. lo traslado a V. E. para su noticia y gobierno. Dios guarde a V. E. muchos años. Palacio 30 de agosto de 1814.

REAL ORDEN COMUNICADA POR EL MINISTERIO DE LA GUERRA, HACIENDO EXTENSIVA LA GRACIA CONCEDIDA EN LA ANTERIOR A LOS SOLDADOS Y HABITANTES DE ZARAGOZA

Al capitán general del reino de Aragón don José de Palafox digo con esta fecha lo que sigue:

«He dado cuenta al rey de cuanto V. E. manifiesta en su papel de 4 del actual, relativo ahacerse extensiva la gracia concedida a los generales, jefes y oficiales por el segundo sitio de Zaragoza a los soldados y habitantes de aquella ciudad; y S. M., queriendo dar repetidas pruebas de cuán satisfecho está de los servicios y heroicos esfuerzos de todos aquellos valientes defensores que cumplieron completamente con los deberes de morir antes que rendirse al tirano usurpador, y dar a todos una señal de su reconocimiento por unas acciones tan gloriosas cuan dignas de premio; ha tenido a bien ampliar la real orden de 30 de agosto último (que fue relativa sólo a los generales, jefes y oficiales), mandando que todos los soldados que hubieren contribuido a la defensa de Zaragoza en su segundo sitio gocen igualmente del distintivo concedido a los oficiales, con la diferencia de ser de inferior calidad por no gravarles en sus cortos haberes; y que los particulares que en aquella memorable defensa se hubiesen distinguido en alguna acción extraordinaria personal, o hubiesen recibido alguna herida, disfruten de la cruz que se señala a esta última clase, procediéndose en esto con las mismas formalidades que sería la la referida real orden de 30 de agosto último.» De orden de S. M. lo traslado a V. para su noticia y gobierno. Dios guarde a V. muchos años. Palacio, 5 de septiembre de 1814.

CIRCULAR DEL MINISTERIO DE LA GUERRA, DESIGNANDO UNA CRUZ PARTICULAR PARA LOS DEFENSORES DE AMBOS SITIOS

«Convencido el Rey nuestro señor del singular mérito contraído por los valientes guerreros que con tanto valor y bizarría defendieron la ciudad de Zaragoza en su primer sitio; y deseando darles un testimonio público del aprecio que le merecen unos servicios cuya memoria servirá de gloria eterna a la nación española, y de oprobio a las huestes del tirano de la Francia: se ha dignado S. M. conceder, a petición del capitán general de los ejércitos don José Palafox, y del teniente general marqués de Lazán, una nueva cruz de distinción a todos los individuos militares que con las armas en la mano contribuyeron a la expresada defensa de la ciudad de Zaragoza en su primer sitio, la cual será iguala laque disfrutan los del segundo, con la diferencia de que el esmalte de las aspas sea blanco, su centro rojo, y en lugar de la corona mural corona olímpica. Y queriendo S. M. al mismo tiempo disminuir los gastos que indispensablemente ocasionarían a los individuos que se hallaron en los dos sidos, por tener que usar dos cruces diferentes, ha tenido a bien elegir una particular para los comprendidos en este caso, la cual se compondrá de un círculo ovalado con esmalte azul celeste, y en su centro la efigie de nuestra Señora del Pilar, con dos palmas enlazadas; del mismo centro saldrán cuatro aspas iguales esmaltadas de blanco y rojo, y en cada uno de los ángulos de ellas una flor de lis, teniendo sobrepuesta al aspa inferior una corona olímpica, y en la superior una mural: sobre el aspa superior habrá una corona real de oro, y de ésta saldrá un anillo para llevar la cruz pendiente del ojal de la casaca con cinta celeste con cuatro filetes a los extremos, interpolando los colores rojo y amarillo.

Los que se hallen con derecho a esta nueva condecoración dirigirán sus instancias por conducto de sus jefes respectivos a los inspectores del arma de que dependan, quienes, con su informe, las remitirán al ministerio de mi cargo; en el concepto de que deberán verificarlo en el término de dos meses los existentes en la Península, y de seis los de fuera de ella; pues, finalizado este término, no se dará curso a ninguna instancia de esta naturaleza. De real orden lo aviso a V. para su conocimiento y efectos correspondientes.» Dios guarde a V. muchos años. Palacio 25 de marzo de 1817.

CIRCULAR DEL MINISTERIO DE LA GUERRA.

Al capitán general de los reales ejércitos don José Palafox y Melci digo con fecha de 4 de mayo actual (1817) lo que sigue:

Deseando el Rey nuestro Señor dar un público testimonio del particular aprecio que le merecen los servicios hechos durante su cautiverio por los habitantes de la inmortal Zaragoza, y especialmente los que contrajeron en su primera memorable defensa, se ha servido S. M., condescendiendo con las solicitudes de V. E. como capitán general que fue de aquel reino, y del actual marqués de Lazán, hacer extensiva a todos los particulares que, con las armas en la mano, contribuyeron a inmortalizar la referida defensa, el mismo distintivo que con igual motivo se dignó señalar a los individuos militares por su real orden de a 5 de marzo próximo pasado, en el supuesto de que los particulares que estuvieren anteriormente condecorados con la cruz dispensada a sus defensores en el segundo sitio, y obtuviesen la del primero, deberán usar el mismo distintivo que se ha señalado para los militares en igual caso: con el fin de evitar abusos en la pretensión y uso de la referida condecoración, quiere S. M. que los particulares que se consideren con derecho a ella lo expongan y justifiquen ante la junta que se deberá formar a las inmediatas órdenes del capitán general marqués de Lazán, a quien dirigirán todos sus solicitudes en el término de dos meses, contados desde esta fecha; bien entendido de que no tendrá efecto ninguna que carezca de este requisito

Nota. La cruz del primer sitió debe ser igual a la que disfrutaron los del segundo, con la diferencia de que el esmalte de las aspas sea blanco, y con granadas de oro en las puntas o extremos, su centro rojo, y en lugar de la corona mural, corona olímpica; y la que usarán los comprendidos en ambos sitios se compondrá de un círculo ovalado con esmalte azul celeste, y en su centro la efigie de nuestra Señora del Pilar con dos palmas enlazadas, y al reverso: El Rey a los defensores de Zaragoza en su y sitio: del mismo centro saldrán cuatro aspas iguales esmaltadas de blanco y rojo, y en cada uno de los ángulos entrantes una flor de lis, y granadas de oro en sus extremos, teniendo sobrepuesta en el aspa inferior una corona olímpica, y en la superior una mural; sobre el aspa superior habrá una corona real de oro, de la cual saldrá un anillo para llevarla pendiente del ojal de la casaca, con cinta celeste, con cuatro filetes a los extremos, interpolando los colores negro y amarillo.

Por real orden de 28 de julio de 1815 se designan los premios a que son acreedores los tambores, pífanos y clarines que se hallaron en el segundo sitio de Zaragoza, y no fueron comprendidos en el decreto de 9 de marzo de 1809.

Por otra de 16 de agosto de 1817 se considera a doña María Rubio, viuda, y madre del subteniente don Pablo Angelis de Vargas, muerto en el segundo sitio de la plaza de Zaragoza, y a las demás madres y viudas que se hallaren en igual caso, comprendidas en el artículo 1 del real decreto de 28 de octubre de 1811, con el propio derecho a la pensión en el monte pío militar determinado por real orden de 24 de mayo de 1809, que las viudas cuyos maridos fallecieron en función de guerra.

Por real orden de 19 de octubre de 1817 se declara el haber que corresponde y deben disfrutar todos y .cada uno de los individuos militares que se se hallaron en las defensas de las plazas de Zaragoza y Gerona, que por tal circunstancia gozarán el sueldo y grado de sargentos segundos.

EXPOSICIÓN QUE DIRIGIÓ A S. M. EL AYUNTAMIENTO DE ZARAGOZA, SOLICITANDO LA REVALIDACIÓN DEL REAL DECRETO DADO POR LA SUPREMA JUNTA CENTRAL EL 9 DE MARZO DE 180942.

Señor.=Los individuos componentes el vuestro ayuntamiento de la ínclita e inmortal Zaragoza que suscriben elevan su voz al trono, con el fin de que V. M. dirija una paternal mirada sobre el mas leal de todos los pueblos de esta heroica monarquía.

El día 24 de mayo de 1808, poseídos los zaragozanos del mas exaltado patriotismo, gritaron venganza, y empuñando todos el acero, juraron derramar hasta la última gota de sangre por sostener los derechos de V. M. Lo habían así ofrecido por medio de vuestro ayuntamiento, que tuvo el honor de dirigir estos votos a V. M. cuando le excitó en Vitoria a que usase de su real beneficencia; y se hallaban ya del todo impacientes por realizar su promesa. Llegó en breve el momento de aproximarse las huestes guerreras, y al nombre augusto de Fernando, despreciando riesgos y atropellando peligros, salieron a medir sus fuerzas en el campo del honor. Sin aprestos, casi sin tropas, y sin mas baluarte que sus pechos, contuvieron valientes los ejércitos vencedores a la vista ele sus puertas, y les hicieron retroceder vergonzosamente. Cayeron las águilas monstruosas al impulso de unos brazos que no habían manejado sino la esteva, y este primer acontecimiento confundió al tirano, y excitó la admiración de toda la Europa.

Sin embargo, estos sucesos no eran sino preludio de mayores prodigios. Reunidos todos los furores bélicos contra una ciudad abierta y rodeada de tapias débiles, volaba en torno suyo la muerte, siempre ansiosa de nuevas víctimas. Venían los reputados invencibles con no vista arrogancia a vengar tamaños descalabros, y no consiguieron sino estrellarse miserablemente una y mil veces contra los desaliñados parapetos que levantaron nuestros campesinos. Cada día se daba un choque, y cada choque era un triunfo. El sin par memorable 4 de agosto puso el colmo a las heroicidades de vuestros fieles zaragozanos. Espectador el mundo entero de la lid mas sangrienta que presentan los fastos de la historia, quedó absorto cuando la fama divulgó los hechos asombrosos de aquella célebre jornada. Allí fue el ver de lo que es capaz un pueblo que ama de veras a su Rey; allí se desplegó el sagrado fuego de la más acendrada lealtad sobre las aras del patriotismo.

Confundida la perfidia, levantó sus reales, y dejó este suelo empapado de su sangre fétida y malvada. Los zaragozanos entonaron el himno de la victoria, y se prepararon a repetir iguales escenas y a renovar sus sacrificios.

Triste y dolorido es traer a la memoria aquellos días lúgubres en que el averno abortó todas las furias para aniquilar a Zaragoza; pero solo así podrá formarse alguna idea del mérito que sus habitantes tienen contraído.

Rodeado este débil recinto de ejércitos numerosos, y arrasada su hermosa campiña, comenzaron los ataques mas furibundos y sangrientos que pueden concebirse. Miles de bombas y de todo género de proyectiles redujeron a polvo sus mas suntuosos edificios. Internados los enemigos en la ciudad, cada casa era un fuerte, cada estancia un campo de batalla. Ora perseguidores, ora perseguidos, viéndose sin seguridad ni apoyo, comenzó la guerra subterránea, guerra de cobardes y ominosa ; pero guerra que ocasionó estragos sobremanera terribles.

Horrendas explosiones esparcían por el aire miembros mutilados, techos y vigas. Momentáneamente desaparecían los edificios, y en su lugar se presentaba una montaña de escombros, de cuyo centro salían los tristes ayes de los patriotas que lanzaban el último suspiro. ¡Ah, señor! estos desastres no hubiesen agobiado el impertérrito valor de los zaragozanos, si la triste y mortífera epidemia no hubiera tendido sus fúnebres alas sobre este desgraciado suelo. ¡Qué cuadro el de aquellos aciagos momentos! Tendidos por las plazas los enfermos ; hacinados los cadáveres indistintamente, llorando el hijo la pérdida del padre, el esposo la de su esposa, escuálidos y faltos de lo necesario los honrados vecinos; de una parte las voces de alarma, de otra el horrendo estampido de la artillería.... ¡qué imaginación podrá formar idea de tanto cúmulo de miserias!

Zaragoza sucumbió por fin al enorme peso de un contagio, pero fue dejando bien escarmentado el furor de sus enemigos. Por todos los ángulos de la Europa resuenan sus gloriosas proezas, y no hay quien no admire una defensa tan singular y tan sobre toda ponderación. Sin embargo, con tantos títulos todavía no se ha atrevido a presentarlos, y llena de modestia ha guardado hasta el día un profundo silencio.

V. M. ha visto las respetables ruinas, y expresó no se borrarían tan fácilmente de su memoria: ellas están publicando el heroísmo mas sublime. ¿Y deberá quedar éste sin la debida recompensa? No es creíble, habiéndonos concedido el cielo un soberano tan amante de sus pueblos. Pero, ¿y qué ha de solicitar Zaragoza?

Cuando más recientes estaban los sucesos que quedan indicados; cuando los españoles llegaron a creer que su suerte dependía de la de Zaragoza; cuando se trataba de excitar igual entusiasmo en todas las provincias, la Junta Central desplegó sus bondades en nombre de V. M, y expidió un decreto digno del nombre español y de la sabiduría del Congreso. Este monumento no debe yacer en la oscuridad, aunque las circunstancias no permitan realizar, por el pronto, todos sus extremos. A nombre de Fernando VII, que gemía en la más dura opresión, se prometió a los zaragozanos lo que se creyó capaz de indemnizar, en lo posible, sus grandes e inapreciables sacrificios; y ahora que tenemos la extraordinaria dicha de ver a V. M. posesionado del trono de sus mayores no encuentra este vuestro ayuntamiento cosa más digna que excitarle a que se consolide la obra.

Sí; nos parece oír ya a V. M. que prorrumpe lleno de ternura: «¿qué no he de hacer por mis zaragozanos, hijos de predilección, que tanto han sufrido en esta guerra de portentos? El mayor esmalte de mi corazón es su lealtad : ¡dichoso yo que tengo afianzado el trono sobre el amor de mis pueblos!»

Sí, señor; Zaragoza dejará de ser y se convertirá en cenizas antes que consentir aseste contra él ningún osado sus ambiciosas miras. Las pruebas que tiene dadas son el mejor garante de sus promesas; y confiado este ayuntamiento en que V. M. se halla poseído de los mejores sentimientos a favor de sus habitantes:

A V. M. rendidamente suplica se digne revalidar y confirmar el real decreto dado por la Suprema Junta Central el 9 de marzo de 1809, en señal de la alta estimación a que se hizo acreedor este heroico pueblo; y designar a este vuestro ayuntamiento, su representante, aquella distinción y tratamiento que sea del agrado de V. M., como se lisonjea conseguirlo de su soberana beneficencia. =Siguen las firmas.

El decreto de concesión se anunció en esta forma:

El corregidor, regidores, diputados y síndico procurador general componentes el excelentísimo ayuntamiento de esta muy noble y muy heroica ciudad de Zaragoza.

Hacemos saber: que habiendo solicitado de S. M. se dignase premiar a esta capital con aquellas distinciones de que la creyera merecedora por los sacrificios sufridos en sus dos memorables asedios, ha tenido a bien recompensarlos concediéndole las gracias siguientes:

1º El tratamiento de muy noble y muy heroica a dicha ciudad de Zaragoza.

2º El de excelencia a su Ayuntamiento.

3º La nobleza rigurosamente personal a todos aquellos que se hallaron en Zaragoza en cualquiera de los dos asedios.

4º La rebaja o exención de la cuarta parte de tributos anualmente y por espacio de cuarenta años.

Todo lo que, para noticia y satisfacción de sus habitantes y demás personas a quienes comprenda, mandamos publicar en Zaragoza a 1 de febrero de 1820.=José Blanco González.=Por Zaragoza.=Gregorio Ligero, secretario.

EXPOSICIÓN QUE PRESENTÓ AL GENERAL PALAFOX EL DOCTOR DON SANTIAGO SAS.

Excelentísimo señor.=Don Santiago Sas, presbítero; comandante de las compañías de escopeteros voluntarios de la parroquia de san Pablo de esta ciudad, con el más profundo respeto a V. E. expone que, en atención a haber determinado V. E. que las acciones distinguidas de los defensores de Zaragoza fuesen premiadas con un segundo escudo de honor y distinción superior al que solo se concede al de defensor; y hallar en sus compañías muchos hombres que las han hecho públicamente distinguidas, no puedo menos de hacer a V. E. presentes los nombres de estos héroes gloriosos. La relación que presentó a V. E el exponente, la voz pública, el grito del pueblo, y V. E. mismo sabe lo que han hecho todos los individuos de ellas, y los tres agregados que van notados en la misma relación. Por tanto todos son acreedores al primer escudo, porque todos han defendida la ciudad, se han batido con el enemigo, y se han hallado en los mayores peligros. Pero no todos los juzgo dignos del primero, a saber, del escudo de distinción; pero sí, señor excelentísimo, a todos lo» que en la lista que va unida a este Memorial vayan notados con esta palabra distinguido: es la razón porque estos fueron los que en el día del ataque del olivar del frente al castillo, en que doscientos hombres atacaron mas de seiscientos, llegaron a las mismas trincheras,, y les mataron cinco, con pérdida de uno solo de nuestra parte. Estos los que fueron a buscar la pólvora en aquella noche peligrosa, después que los franceses tomaron el puente de Gállego, y quemaron los molinos, sin que valga decir que no tuvieron acción con los franceses o con los enemigos porque fue un acaso el que ellos no estuviesen por los parajes por los que fueron los escopeteros, y por tanto la acción no por esto pierde nada de su grandeza; ella era peligrosa y temeraria, y sin embargo la ejecutaron, fueron y trajeron la pólvora. Estos los que bajaron con el exponente el día 4 de agosto, y rechazaron los enemigos hasta Santa Fe y Santa Rosa, desde la plaza de las Estrévedes, los que atacaron por las casas, los que los desalojaron de todo aquel barrio del Arco de San Roque, casa y jardín de Fuentes, cuartel de Miñones, y los que don Benito Piedrafita propuso en su relación a V. E. para este mismo escudo. Estos los que a manera de leones heridos se arrojaban sobre los enemigos en aquella tarde en que casi ellos solos defendían la ciudad. Estos, en fin, los que la parroquia de San Pablo y toda la ciudad reconoce por sus libertadores en aquella tarde en los puntos indicados. Señor, un libro era necesario para poder referir a V. E. las grandes acciones que ejecutaron estos hombres. Si hubiese el exponente de justificar cuanto han trabajado sus compañeros, y en especial estos hombres distinguidos, con información de otros sujetos, dirían a V. E. los pequeños y los grandes, los hombres y mujeres, los pobres y los ricos, los seculares y los sacerdotes, lo mismo que dicen por la ciudad: a saber, si la gente de Mosén Santiago no hubiera bajado, se pierde aquella tarde la ciudad, porque ya no quedaba una alma. Este, señor excelentísimo, es el lenguaje de los zaragozanos, y no es mas que el lenguaje de la verdad: vea V. E. si estos hombres son acreedores a los dos escudos. ¿Qué le parece a V. E. hicieron estos hombres en este día? Oponer sus cuerpos cansados con la fatiga de cerca de dos meses a una multitud de enemigos que arrasaban cuanto se les ponía por delante. ¿Y no hicieron mas? Sí, excelentísimo señor, los rechazaron, los encerraron en Santa Rosa, los desalojaron de las casas, los mataron y no les dejaron salir de aquel recinto. ¡Oh hombres verdaderamente grandes! ¡oh héroes gloriosos a quienes la Patria debe su salud! ¡oh grande y digno jefe de Aragón, que los enseñaste a despreciar sus vidas por su Religión, por su Patria y por su Rey. Y tú, don Teodoro Cañedo, que las formaste, gloríate porque fuiste el fundamento y el origen para crearlas, y porque en ellas salvaste a Zaragoza la tarde del 4 de agosto. Por tanto=A V. E. suplica se digne concederles los escudos de honor y distinción, y asimismo recomendar este memorial, y elevar los méritos de todos estos hombres a la Suprema Junta de gobierno, para que, en atención a sus grandes méritos, los recompense del modo que sea de su superior agrado. Zaragoza 25 de noviembre de 1808.=Mosén Santiago Sas.=Excelentísimo señor capitán general y gobernador del reino de Aragón.

 

Lista de las compañías de escopeteros voluntarios de la parroquia de San Pablo, formadas por don Santiago Sas, presbítero.

Comandante. Don Santiago Sas

 

1ª COMPAÑÍA.

Capitán. Don Pascual Ascaso, distinguido.

Teniente. Don José Sas, distinguido.

Subteniente. Don Calixto Vicente.

 

1ª ESCUADRA

Sargento. José Labiaga, distinguido.

Cabo. Patricio Balaguer, distinguido.

Otro. Pedro Bernal.

Soldados.

José Navarro, distinguido.

Estevan Garcés.

Juan Tobajas, distinguido.

Nicolas Noalla.

Nicasio Castillo, distinguido.

Silvestre de Gracia, distinguido.

Manuel Gómez, distinguido.

Simón Castillo.

Vicente Sierra, distinguido.

Antonio Quedo, distinguido.

Pedro Labarta.

Joaquín Ruiz, distinguido.

Nicostrato Carruesco.

Joaquín Bayo.

Mariano Salas, distinguido.

Matías Guerrero.

Pedro Peralta.

Nicolas Ballár, distinguido.

 

2ª ESCUADRA

Sargento. Javier Salanova, distinguido.

Cabo. José Niguiñaga.

Otro. Pablo Martínez, distinguido.

Soldados

Manuel Sierra.

José Baila

Pascual Hernández.

Pablo Ainsa, distinguido.

Gregorio Benedí.

Simón Miñota.

Blas Morales.

Javier Salanova, distinguido.

José Niguiñaga.

Pablo Martínez, distinguido.

Pablo Colas, distinguido.

Simón Serrano.

Ignacio Escartín.

Blas Zapater, distinguido.

Rafael Biel.

Ramón Pérez.

José Coll.

Andrés Escoriliuela.

Ramon Montoya. v

Rafael Launas, distinguido.

Domingo Laplana.

Manuel Palazoy.

Manuel Artal.

 

3ª ESCUADRA.

Sargento. Miguel Marraco.

Cabo. Antonio Lérida.

Otro. Antonio Navarro.

Soldados.

Manuel de Gracia.

Manuel Grima.

Antonio Puisan, distinguido.

Agustin Callao, distinguido.

Matías Vara.

Tomás Brunet.

Sebastian Monreal, distinguido.

Juan Monel, distinguido.

José Clemente.

Joaquín Sanjuan.

Vicente Fuster, distinguido.

Pascual Fuertes.

Domingo Garcés.

Manuel Santos, distinguido.

Tomás de Gracia.

José Bolsa.

Manuel Romeo.

Cristóbal López.

Antonio Galán.

Manuel Lasierra.

 

4ª ESCUADRA

Sargento. Don Julián Vicente.

Cabo. Rudesindo Carrera.

Otro. Marco Plana, distinguido.

Soldados.

Antonio Mora.

Pedro Joven.

Pedro Jimeno.

Baltasar Molina.

Vicente Fuentes.

Manuel Mateo, distinguido.

Miguel Puértolas.

Gil Muñoz.

José del Val.

Manuel Agullón.

Sebastián Losilla.

Vicente Pérez.

Joaquin Romanos.

Francisco Blasco.

Manuel Aparicio.

José Trena.

Mateo Sánchez.

Antonio Aznar.

Sebastián Vicente.

Francisco Pulido.

Ambrosio Gonzalvo.

Pedro de Arce.

 

2ª COMPAÑÍA.

Capitán. Don Miguel Sas, distinguido.

Teniente Don Antonio Barrios, distinguido.

Subteniente. Don Francisco Ipas, distinguido.

 

1ª ESCUADRA.

Sargento. Victorián Rodrigo, distinguido.

Cabo. Ignacio Porque, distinguido.

Otro. Mariano Lafuente.

Soldados.

Manuel Oncin.

Bonifacio Martín, distinguido.

Joaquín Sanjuán.

Ramón Huertas.

Ambrosio Perez.

Francisco Oller.

Sebastián Larabantes.

Joaquín Lázaro.

José Labraca, distinguido.

Pedro Navarri.

Francisco Baquero.

José Fuertes.

Sebastian Mus.

Joaquín Serrano.

Dámaso Castro.

Clemente Navarri.

Joaquin Labraca.

José Mainar, distinguido.

Manuel Aznar.

José Mera.

 

2ª ESCUADRA

Sargento. José Monzon, distinguido.

Cabo. Joaquín Sierra.

Otro. Joaquín Isidoro.

Soldados.

Marcos Pascual.

Manuel Lázaro.

Melchor Mesa, distinguido.

Antonio Millán.

Nicolás Alloza.

Juan Gómez. José Navio.

Silvestre Jiménez.

Joaquín Camper.

Nicolás García.

Ignacio Castillo.

Manuel Lapiedra.

José Pérez.

Gabriel Andrés.

Juan Antonio Zapater.

Atilano Injusticia, distinguido.

Miguel Carreras, distinguido.

Manuel Morales, distinguido.

Ramón Cadenas.

José Mus.

Manuel Camper.

 

3ª ESCUADRA.

Sargento. Ramón de Miguel, distinguido.

Cabo Sebastián Millán., distinguido.

Otro. Gregorio Sariñena.

Soldados.

Ramón Gómez.

Fernando Guillén.

Roque Calvo, distinguido.

Mariano Millán.

Ignacio de Gracia, distinguido.

Celestino Abian.

Fermín Anadón.

Joaquín de Gracia.

Joaquin Gil

Bruno Vitaller.

Manuel Laynes.

Atanasio Sas.

Manuel Serrato.

José Labraca.

Manuel Embi.

Ramón Valero.

José Isidoro.

Jorge Bordonaba,

 

4ª ESCUADRA.

Sargento. Mariano Castillo, distinguido.

Cabo. Alejandro Campos, distinguido.

Otro. Juan Navarro.

Soldados.

Francisco Romeo.

Manuel Rubio.

Francisco Bermejo.

Alejandro Álvarez.

Eusebio Garcés.

Antonio Sangrós.

Manuel Gil.

Bartolomé Rotellac.

Juan Izquierdo.. Joaquín Díez.

Antonio Sanjuán.

Manuel Morales, disting.

Joaquin Romeo, disting.

Francisco Cerdán.

Miguel Pardos.

Joaquín Comestias.

Manuel Sobreviela.

Pedro Verges.

Manuel Roberte..

Ramon Fagea,.

José Loshuertos.

Joaquin Agustín.

 

Agregados, voluntariamente a estas compañías, y que han seguido la misma suerte, trabajando incesantemente a favor de la Patria.

Don Manuel Lasartesa, presbítero, distinguido.

Don Antonio Montón, distinguido.

Don Miguel Salamero, distinguido.

 

Nota. Los dichos agregados han desempeñado como se dice arriba: Con más el primero desempeñó en clase de comandante de la batería de la Salina y Tripería, nombrado por mí con orden del excelentísimo señor marqués de Lazán, y en el punto de Santa Fe y demás con el mayor ardor. El segundo ha asistido a mi lado desde el día 14 de junio hasta la marcha del enemigo. Y el tercero igualmente desde el mismo día 14 de junio en la puerta del Portillo, su batería y reconocimiento del punto por las noches, formación y alistamiento de las compañías, sin haberme desamparado a toda hora en los dos meses de sitio.

 

Decreto.— «Concedido, y acudan por sus despachos.= Según nota se les expidieron.

ESTADO DE LOS QUE, CON ARREGLO AL DECRETO DE PALAFOX DE 16 DE AGOSTO DE 1808, OBTUVIERON EL ESCUDO DE PREMIO Y DISTINCIÓN QUE EN ÉL SE ESPECIFICA.

1808. Setiembre 30.

 

Don Salvador Campos, teniente de rey de Jaca.

Don Gregorio Reynoso, capitán de tiradores de Doile.

Don Domingo José de Arechavala, guardia, de corps.

Fermín Paulino, sargento de Guardias Valonas.

Gregorio Mallada.

Mariano Labarga..

 

PRACTICANTES DEL HOSPITAL DEL EJÉRCITO.

Juan Castro.

Pedro Plugent .

Ramón Berti.

Ramón Álvarez.

Pedro Latre.

Miguel Bruna.

José Pradas.

 

PAISANOS.

D. José Zamoray.

D. José Jimeno.

D. Joaquín Asensio.

Gaspar Chacovo.

Roque Herrera.

Tomás Oliván.

Felipe Jiménez.

Sebastián Maiza.

Manuel de Grada.

Hilario Oliván.

Bernardo Buenaní.

Manuel Traganer.

Juan José Arbaniés.

Pedro Sinués.

Miguel Latorre.

Joaquín López.

Lázaro Martín.

Blas Bagüés.

Bonifacio Menon

Mariano Pardo.

Vicente Seguí.

Francisco Ansueta.

Manuel Roya

Mariano Lacambra.

Manuel Rodríguez.

Javier Aladren.

Juan Lacosta.

Mateo Rubio.

Mariano Arilla.

Francisco Arautegui.

Juan Marin.

Gerónimo Saez.

Alejandro Jauralde.

 

Diciembre 5.

 

D. Vicente Clua

Juan Antonio Pérez

Braulio Maynar

Tomás Laviña

 

9 de ídem.

 

D. Francisco Pena.

 

15 de ídem.

D. Miguel Dolz

D. Joaquín Lacorte

D. Hilario Segura.

D. Pedro Caballero.

Vicente Romero

Manuel Geta

Mariano Bielsa.

Domingo Sariñena.

Francisco Pardo.

Antonio Pinos.

Joaquín Muniejo.

Mariano Cubel.

Vicente Blanco.

Dionisio Minseque.

Felipe Ariza.

Joaquín Fraile.

Joaquín Liarte.

Carlos de Cos.

Miguel Andrés.

Ramon de Pedro.

 

16 de id.

 

El R. P. Fr. Vicente Lafuente.

 

21 de idem.

 

D. Luís Garro, comandante de guardias Walonas.

D. Manuel de Camus, teniente id.

D. José Sánchez Muñoz.

D. Felipe Floira, alférez.

 

SARGENTOS DE GUARDIAS WALONAS.

José Gloria

Antonio Prazo

Tomás Yosky.

Jacobo Oldrías.

Carlos Ortinejo.

Andres Vincel.

Bartolomé Sebastian

Pedro Grande.

Luis Levilent.

Pablo GambetL

Pablo Selta.

Esteban Barra.

Domingo Cola.

Francisco Landi.

José Vandezlik.

Cayetano Gerardi.

Francisco Comtance

Vicente Muguiri.

Juan Patricio.

 

CABOS DE ÍDEM.

Teodoro Socosquí.

Francisco Milaz.

Matías Salucheck.

José Mantino.

Felipe Iname.

José Ouff.

Esteban Banco.

Juan Salo.

José Serrano.

Mariano Fábregas.

Pedro Gasparini.

Francisco Mailick.

Federico Zacolo.

Guillermo Noris.

Bernardo Galaberra.

Santiago Nosanovich.

Antonio Mayor.

José Sigueler.

Ramon Gobentem.

Octavio Peroti.

Gerónimo Tacio.

Miguel Cosequi.

José Navarro.

 

SOLDADOS DE ÍDEM.

Jorge Cosati.

Joaquin García.

Francisco Hemique.

Lorenzo Polito.

Matías Maranchak.

Antonio Soencosk.

Nicolás Multez.

Andrés Boscoiqui.

Luis Yaliaza.

Martin Pedro•

Francisco Gozan.

Juan Efirans.

Tomas Suera.

Antonio Crabick.

José Sigola

José Simón.

Jaime Venon, tambor.

Genuario Pereira, id.

Juan Davenne.

D. Manuel María Guerrero, comandante del Tercio de Osera.

D.Remigio Falcon, teniente de fusileros.

José Teruel, sargento de Valencia.

Vicente Camacho, id.

 

SARGENTOS DE VOLUNTARIOS

Jacobo Bertien

Felipe Miller

DomingoMuza

Juan Vandropk

Marcos Antonaci

José Raceti

Aníbal Cosa.

Juan Bautista Colorabo

Andrés Antier

Martín Carlos

Martín Cheonick

Andrés Innoc

Pablo del Monto

Juan Todon

José de María

Santiago Cukelez

Francisco Lloras

José Musqui

Esteban Voniki

Carlos París

Juan Bautista Elophere

Domingo Banyzky

Jacobo Calalisqui

Francisco Gandela

Vicente Geroma

Jacobo Ramonski

Juan Laforga

Luis Yit

José Brunet

Juan Storaki

Ángel Botajaba

Pedro Viñals

Donato Bandervier

José Chiesas

Juan Tridenic

José Lecos

Bernanrdo Monreto

Rafael Leperz

Pedro Fanal

Juan Nide ker

Félix Constantini

Simón Dasía

Pedro Montolín

Andrés Page

Jorge Raminela

Andrés Butoya

Andrés Lindener.

 

CABOS DE ID.

Juan Draskosy

Nicolás Suyk

Francisco Garroni

Juan Carrera

Juan Bautista Altemir

Juan Crochet

Carlos Melz, granadero.

Santiago Viarqui

Matías Lanck

 

SOLDADOS DE ÍDEM.

Miguel Cososqui.

Antonio Jonal.

Jacobo Antonio.

Francisco Brana.

JacoboMolt.

José Remaldi.

 

PÍFANOS DE ID.

Antonio Portel

Federico José de Rodrigo.

 

TAMBORES DE ID.

José Moro. .

Pablo Locero.

 

1809. Enero 14.

 

SARGENTOS DE VOLUNTARIOS DE ZARAGOZA.

Mariano Sanz.

Macario Olona.

Manuel Loren.

Fernando Ausa.

Manuel Elias, cabo.

Dionisio Soler, tambor.

 

17 de idem.

 

TENIENTES CORONELES.

D. Francisco Ferraz.

D. Francisco Paulo de Ropas.

 

SOLDADOS DE ID.

Juan García.

Joaquín Diaz.

Cayetano Ferraz.

Antonio Reberitoy.

Pedro Casademunit.

José López.

Pedro Hodriguez.

Antonio Valles.

 

ID. DE ARTILLERÍA.

Juan Antonia Causerío, cabo.

Anselmo Sillero.

Manuel Ramos.

Julián García.

Juan Mateo.

Cándido Casas.

Francisco Velardo.

 

SARGENTOS DE MARINA.

Tomás Ludarte.

José Hernández.

Fernando Moya, cabo de idem.

 

SOLDADOS DE ID.

Francisco Vidal.

Alonso Gomez.

José Zamora.

Francisco Mollan

Julián Bastía

Vicente Gil

Valentín Fernández

Joaquín Cidraque

José Simón

Bernardo Perno

Pedro García

 

SARGENTOS DE PROVINCIALES DE ÁVILA

Francisco Celada.

Domingo Perez.

Mateo Martin..

FVancisco de la Callé.

Pedro García.

Carlos Rogado.

Agustin Hernández.

Santiago Herraez.

Patricio Velada

Gregorio Bas.

Nicolás Rodríguez.

Matías Alonso.

Nicolás Mateo.

 

SOLDADOS DE ID.

José Olgado.

Pedro Escudero.

Francisco Lozazo.

Pantaleon Fuentes.

 

SARGENTOS DE VOLUNTARIOS

Miguel Borga

Antonio Bartolomé

 

SOLDADOS DE ID.

Juan Vitronovick.

Juan Esvencen.

Juan Pate.

 

18 de idem.

 

SARGENTOS DE VALENCIA.

Vicente Aibona.

José Pardines

Florencio García.

José Pascual.

Mariano Herrero.

Joaquin Guillen.

Francisco Chiner.

José Lozano.

 

CABOS DE ID.

Tadeo Soriano.

Francisco Martínez.

Romualdo Fraile.

Carmelo Clavería.

José Julián.

Tomas Pardo;

Pedro Lafont.

Antonio Perez.

Francisco Solares.

José de Cara.

Juan Ballester.

Tomás Baiseta.

Francisco Fuentes.

Joaquin Beltran.

Carlos Benaveñte.

Francisco Miralles.

Joaquin Barrachina.

 

19 de idem.

 

SARGENTOS DE ID.

Francisco Martínez.

Pelegrin Llábata.

Miguel Caulliuro.

Juan Navarro.

Andrés Quilez.

Carlos Gil.

Pablo Artes.

Andrés González.

Domingo Soto.

Vicente Marqués.

Silvestre Gil.

Antonio Rodriguez.

Isidro Muñoz.

Tomas Tena.

Vicente Villanueva.

Julián García.

 

CABOS DE ID.

Pedro Macías.

Manuel Gase.

Vicente García.

Vicente Soriano.

Blas Carrasco.

Silvestre García.

Ramon González.

Vicente Torres.

Vicente Beltran, soldado.

Vicente Gomez, tambor.

 

20 de idem.

 

D. Rodrigo Flores Rincon, capitán de Zaragoza.

D. Manuel Oronda, teniente del batallón del Portillo.

 

23 de idem.

 

D. Matías Moñino, capitán de artillería.

D. Rafael Pesio, subteniente de id.

 

SARGENTOS DE ID.

Ramon Gomez.

Gaspar Espada.

Andres Blanes.

José Abellan.

Lorenzo Casado.

Matías Romero.

Gregorio Oyel.

Ángel Melendez.

Ignacio Hernández.

Pedro Devat.

Antonio Gomez.

Manuel de Gracia..

Pedro Oavatc.

Gil Vila.

Francisco Llosa.

MiguelAbad.

Roque Bea.

Esteban Jiménez.

Agustin .Martínez.

Francisco Menciaid.

Luis Flores.

Juan Gros.

Carlos Bravo.

 

CABOS DE ID.

Diego Hernández.

Andres Bautista.

Antonio Rodríguez, soldado.

Francisco Leiva, cabo de Marina.

Manuel de Aranda, sargento de Valencia.

Tomás García, cabo de id.

 

8 de febrero.

 

CAPITANES DE VOLUNTARIOS.

D. Leandro Monar.

D. Miguel Nogueras.

D. Venancio Sayas.

 

TENIENTES DE ID.

D. Antonio Martínez.

D. Miguel Badenas..

D. Manuel Garnica.

D. Francisco Navarro.

 

SUBTENIENTES DE ID.

D. Pascual Noel.

D. Juan Sandoval.

 

Agraciados con dos escudos

Don Ignacio Taboada, teniente de Voluntarios de Fernando VII, graduado de teniente coronel, y comandante de las guerrillas del arrabal hasta la rendición de la plaza.

Don Vicente Cuenca, alférez del regimiento de caballería Cazadores de Fernando VII.

Don Joaquín Sánchez de Cacho.

Don Tomás Ilzarbe, teniente coronel y capitán del regimiento caballería ligera de Tiradores de Doy le.

 

Agraciados con el escudo de defensor.

Don Manuel Bosqué, maestro armero.

Don Jaime Moya, artesano, alcalde de barrio.

Pedro González, de la brigada de Carabineros Reales.

Don Tomás Castañon y Caso, subteniente del regimiento ligero del Carmen.

Don Antonio Guilman, capitán de caballería, edecán del Barón de Wersage.

 

Don Luciano Tornos y Cagigal, capitán graduado de caballería, con el de honor.

Don Cesáreo Benito, médico de la real familia, el de honor por haber hecho con sus asistentes cinco franceses prisioneros en el partido de las Cinco Villas.

Don Juan Bautista Puch, oficial de correos, con el de recompensa del valor y patriotismo.

Don Gregorio Marín, teniente del regimiento de Floridablanca, con el de premio.

Don Jaime Gregorio Moya, sargento del primer batallón ligero de Zaragoza. Se le agració con un escudo pensionado por haberse distinguido en varias acciones, y especialmente en la de 31 de diciembre.

Doña Agustina Aragón, conocida por la Artillera, con el escudo de honor e insignias de oficial.

CARTA DEL SEÑOR DON CARLOS RICARDO WAUGHAN SECRETARIO DE LA EMBAJADA BRITÁNICA EN NUESTRA CORTE, A LA SEÑORA CONDESA DE BURETA.

Muy señora mía y de mi mayor aprecio: a mi regreso a Inglaterra desde España en el año 1808 publiqué los hechos mas notables de la heroica defensa de la inmortal Zaragoza que pude reunir, ofreciendo su producto a beneficio de las familias que hubiesen más padecido de resultas de aquella gloriosa defensa. Los sucesos dela última campaña, habiendo obligado al enemigo a abandonar dicha capital, y sabiendo que V. habrá determinado regresar a ella, me aprovecho de tan preciosa ocasión para interesarla a coadyuvar a mis buenos deseos, tomándose la molestia de repartir entre los desgraciados que hayan más padecido durante los dos sitios, los quinientos pesos fuertes que acompaño, no dudando un solo momento que este corto socorro recibirá un nuevo valor si consigo se distribuya por una persona que en medio de los mayores peligros ha dado a sus paisanos un ejemplo nada equívoco del más distinguido valor y patriotismo más decidido. Permítame V. que me apresure a asegurarla de la alta consideración y debido aprecio con que tengo la honra de repetirme sinceramente su mas respetuoso admirador y su atento servidor, que besa su mano=Carlos Ricardo Waughan.=Cádiz hoy 14 de septiembre de 1813.=A la señora condesa de Bureta.

 

Con este motivo él excelentísimo Ayuntamiento, por medio del señor Gobernador eclesiástico, adquirió una razón de los que habían fallecido, y de ésta y unos doscientos cincuenta memoriales que se presentaron al ilustrísimo cabildo de las catedrales, se han formado las siguientes listas que solo comprenden un pequeño número de los que fallecieron, porque en la mayor parte ni se especificaron los nombres de los maridos, ni se.expresaba la causa y época del fallecimiento.

 

Lista de los que fallecieron en la jornada de Alagón.

Antonio Quintano.

Andrés Remuñez.

Andrés S. Juan.

Antonio Berduque.

N. Blanco.

Bruno Moreno.

Bernardo Gauden.

Diego Vicent.

Francisco Faulác.

N. Pradas.

Francisco Tarta.

Felipe López,

Gerónimo García.

Iñigo Raga.

José Planas.

Juan Perueque.

José Martin.

Juan Arnaiz,

Joaquín Quilez.

Joaquin Oquendo.

José Gil.

Lorenzo Clavería.

Manuel Fresneda.

Manuel Abril.

Matías García.

Manuel Larrain,

Pedro Beltran.

Pascual Monreal,

Tadeo Meneses.

Valero Aliacar.

Vicente Arraya.

 

Lista de los que fallecieron desde el 13 de junio de 1808, hasta 21 de febrero de 1809.

El número 1. denota el primer sitio.

El número 2 el segundo.

La B haber muerto de balazo.

La Bª de bomba o granada.

La B de C. de bala de cañón.

La E de la epidemia.

La H de heridas.

 

Andrés Daños, 2.

N. Aliacar, 2.

Antonio Duraque, 2.

Alejandro Moner, 2. Bª

Antonio Hedo, 2.

Andrés Rodrigo, 2. B.

Antonio Argacha, 2. E.

Antonio Casaus.

Antonio Lorenzo.

Antonio Alegre, 1. B.

Antonio Ferris 2. degollado.

Antonio Casanova, 2. B.

Antonio Miranda, B.

Antonio Valero, B.

Antonio Arenillas, B.

Andres Aguilar.

Antonio Torrent y Fonz.

Antonio Gilaberte.

Antonio Martínez.

Antonio Rubio.

Antonio del Rio.

Antonio Cortes.

Antonio Colas.

Atanasio Turmo.

Antonio Soler.

Antonio Andrés.

Antonio López.

Antonio Campillos.

Agustin García.

Basilio Muñoz, B.

Baltasar Sierra.

Bartolomé Salvador.

Benito Bagen.

Basilio Molina.

Bernardo Labordeta, 2. B.

Blas Muniesa, B.

Bartolomé Adobes.

Baltasar Ferrer.

Bartolomé Obon.

Babil Lizar.

Blas Vicente.

Blas Cortes.

Bernardo Bulzurri.

Benito de Gracia.

Bernabé Argüe.

Bernardo Luzan, en el ataque de Pina.

Celedonio Medon, 2. E.

Calixto Vitallon, 2. E.

Clemente la Perla.

Clemente Perez, 2. B.

Cristóbal Royo, H.

Cristóbal Eresa.

Clemente Barat.

Casimiro Navarro.

Cayetano Regás.

Clemente Ibáñez, 2.

Eusebio Hernández.

Eustaquio Campigus.

Eugenio Amador.

Francisco Nogueras.

Felix Calvo.

Francisco Lasierra, 2.

Francisco Antonio Gorria. B.

Francisco Gállego, 1. B.

Francisco Pradas.

Faustino Hedo. 2.

Francisco Perez. 2.

Felix Bagena.

Francisco Gudel, 2, contraminando.

Francisco Herrerra, B.

Francisco Andrés, B.

Francisco Larrayad, B.

Francisco Berroc, B.

Francisco Susin.

Francisco Artedo.

Fabian Blas.

Francisco Armengol.

Francisco Benedi.

Florencio Pescador.

Francisco Montañés.

Francisco Pascual.

Francisco de Gracia.

Francisco Peliato.

Francisco Clemente.

Francisco Coren.

Francisco Miñona.

Francisco Galvez.

Gerónimo Medrano, 1. H.

Gregorio Fernández, 1. B.

Gerónimo Bamada, H.

Gregorio Diez.

Ignacio de Gracia, 1. B.

Hipólito Cidraque.

Ignacio Ibáñez. B.

Ildefonso Lahuerta.

Inocencio Meneses.

Juan Sanz, 2.

Joaquin Polo, 2.

José Molina, 2.

José Palanos, 2. E.

Juan Francisco Palacios, 2. H.

Jorge Cortes.

Joaquin Montes, 2.

José Dordal, 2. E.

Jacinto Rodríguez, 1. B.

Juan Alcaine. 2. B.

Joaquin Cubero.

Juan Gallart, 2. B.

Joaquín Quílez.

José García.

José Arnal.

José Oliva.

Joaquín Sebastian.

Juan Chamorra, B.

Judas Camencla, B.

Joaquín de Gracia, 1. B.

José Alcayde, 2, B.

Joaquín Calixto, B

José Mareen, B.

José Royo, Bª

Juan Launa, B.

Joaquín Gil Banero, 2. B.

Juan Nohil, B.

José Esteve.

José Vidal.

José Correas.

José Tirada

Jacinto Rodríguez;

Joaquín Clavería.

Juan Marco.

José Perez.

José Ramon.

José Arnal.

Joaquín Llorent.

José Viñedo.

José Sebastian.

José Vela.

Juan Antonio Ortigoso.

Jacinto Atiza.

Juan Lasierra.

Jorge Casanova.

Jorge Cañada.

Juan Bordeta.

Joaquin Alloza.

José Vicente. •

Juan Ibañez.

Joaquin Ased.

José Gómez.

José Balien.

José Melendez.

José Sebastian.

Luis Lasheras, 1. B.

Lorenzo Navarro.

Lamberto Bazo.

Lorenzo Arroyo.

Luis Morella.

Lamberto Ibañez.

Luis Ronzano.

Manuel Muzas, 2.

Manuel Puentes, 2.

Miguel Ochoa, B.

Miguel Berges, 1.

Mariano Clariana, B. de C.

MarianoCostali. Bª

Marcelino Porque, 2.

Manuel Cortés. 2. E.

Manuel de Gracia, 2. B.

Manuel Bellomar, 2. E.

Manuel Blanco.

Marcos Obon.

Manuel Aguerrí.

Manuel Sánchez.

Manuel Fandos.

Manuel Code.

Manuel la Sala, 1.

Manuel Aznar.

N. Aznar, hijo, en el choque de Fuentes.

Manuel Sancho.

Manuel Lasheras.

Manuel de Gracia, B.

Manuel Gayan, B.

Manuel Rubí, a. B.

Manuel Navarro, degollado.

Manuel Morena

Melchor Gavin.

Manuel Arrieta.

Miguel García.

Manuel Palacios.

Manuel Calvez.

Manuel Sancho, B.

Mariano de Gracia.

Mariano Bertaner.

Manuel Vitaller.

Manuel de Gracia.

Mariano Ayerve.

Miguel ArcaL

Manuel Ibañez.

Mariano Nogueras.

Manuel Lanuza.

Manuel Fresneda.

Manuel Forcada.

Mateo Valero.

Manuel Gil.

Miguel Aasconaas.

Mariano Esparza.

Manuel Millan.

Mariano Gracia.

Mariano Gruas.

Mames Cabreda.

Manuel Lostal.

Manuel Duarte.

Manuel Pardo.

Manuel García.

N. López, degollado el 4 de agosto.

Nicolás Gil. En la acción de Tudela.

N. Gil, hijo, 2. B. de C.

NicasioNachar, 1. En la explosión del almacén de pólvora.

Nicolás Marzo, B.

Pedro Candiola, 2. Bª

Pedro Palatran, 2. B.

Pascual Revuelto, 2.

N. Revuelto, hijo, 2.

Pedro la Coma.

Pedro Arazanz.

Pascual Estuco.

Pedro Pablo Perez.

Pablo Beque, 1. B.

Pedro Polos, 1. En la explosión del almacén.

Pablo Partaña, 2. B,

Pedro Aranzans, B. Que le dirigieron creyendo que era francés.

Pedro Carrascoso.

Pedro Vicioso.

Pascual Jordan.

Pedro Azua. Pascual Roig.

Pablo Lobateras.

Pablo Garcés.

Pedro Teña.

Pedro Ordoñez.

Pedro Pavos.

Pedro Andrés.

Romualdo Gil, 2. B.

Ramon Espunez, 2.

Ramon Zorrilla, 2. E.

Rafael Poblador, B.

Ramon Porque, hijo del Marcelino, B.

Ramon Provincial, 2. en la voladura de la universidad.

Ramon Gil.

Roque de Gracia.

Remigio Peña.

Sebastian Guida, 2. E.

Sebastian Valencia, 1, arrojado a un pozo por los franceses atado de pies y manos.

Severino Hedo, 2.

Salvador Calvo, 2. B.

Serafin González.

Santiago Monte.

Sebastian Espunt.

Simón Gil, 1. B.

Simón Navarro.

Sebastian Carabantes.

Tomás Baldolba, 2. B.

Tomás de Gracia.

Tadeo Meneses.

Tadeo Herrando. Bª.

Tomás Sumareta.

Tomás Aranda.

Vicente Abad, 1. B.

Valero Vidal, 2. B.

Valero Dago, 1. B.

Vicente Cortada. B.

Valentin Manadillo.

Ventura Columbre, 1. B.

Vicente Martin.

Xavier Larrasquito. 2. E.

N. Andasolo, 2.

LISTA DE LOS QUE DESEMPEÑARON EL CARGO DE ALCALDES DE BARRIO EN LOS AÑOS DE 1808 Y 1809.

CUARTEL DE LA SEO EN 1808

 

Barrio de S. Andrés.

1º Pedro Bus.

2º Francisco Rodríguez.

 

Barrio de la Cuchillería.

1º José Lahoz

2º Mariano Guiral

 

Barrio del Sepulcro

1º Manuel Rodrigo

2º Antonio Duraque

 

Barrio de la Magdalena

1º Luis Lapuente

2º Manuel Lasheras

 

Barrio de San Juan el Viejo

1º Juan Gadea

2º Pablo Miranda

 

Barrio de los Graneros

1º Manuel Pardos

2º Los desempeñó el mismo.

 

Barrio del Arrabal

1º Miguel Mur

2º Francisco Muñoz

3º Manuel Navarro

 

EN 1809

 

Barrio de S. Andrés.

1º Pedro Bus

2º Francisco Rodríguez

 

Barrio de la Cuchillería.

1º Mariano Ano.

2º Benito Morillo.

 

Barrio del Sepulcro

1º Cristóbal Pellejero.

2º Alejo Bailac.

 

Barrio de la Magdalena

1º Luis Lafuente.

2º Manuel Lasheras, que fue relevado, y continuó el 1º.

 

Barrio de San Juan el Viejo

1º José Iñigo, dos meses, y lo restante Esteban Ventura.

2º Mariano Lando, dos meses: después Juan José Andréu.

 

Barrio de los Graneros

1º Manuel Pardos.

2º Pablo Maugar.

 

Barrio del Arrabal

1º Joaquín Delmas.

2º Vicente Artigas.

3º José Blanquez.

 

CUARTEL DEL PILAR EN 1808.

 

Barrio de S. Gil

1º Antonio Sorrios.

2º Bernardo Navarro

 

Barrio de la Sombrerería

1º José Echevarría.

2º Mariano Simón.

 

Barrio de la Torrenueva

1º Jaime Moya.

2º Tomás Perez.

 

Barrio del Azoque

1º Mariano Englada.

2º Antonio López.

 

Barrio de las Botigas hondas

1º Vicente Alonso.

2º Mateo Valdecara.

 

Barrio de los Navarros

1º Manuel Marques.

2º Antonio García.

 

Barrio de Contamina

1º Pedro Lagera.

2º Juan Manuel Millan.

 

Barrio de S. Diego

1º Joaquin Lusma.

2º José Pueyo.

 

EN 1809.

 

Barrio de S. Gil

1º Tiburcio Fuentes.

2º Bruno Blasco.

 

Barrio de la Sombrerería

1º Francisco Ruiz, tres meses, y Juan Antonio Luna los nueve restantes.

2º Manuel Rubio.

 

Barrio de la Torrenueva

1º Tomás Perez, cuatro meses, los dos primeros Moya: Romualdo Corral los ocho restantes.

2º Romualdo Corral, cuatro meses, y los ocho Victorian Fustan.

 

Barrio del Azoque

1º Joaquin Alcalá, ocho: los cuatro primeros Mariano Englada.

2º Isidoro Usarralde.

 

Barrio de las Botigas hondas

1º Manuel Baldecara.

2º Joaquin Mrnau.

 

Barrio de los Navarros

1º Ramon Gomez.

2º Antonio García, tres meses, y José Ortaiz nueve.

 

Barrio de Contamina

1º Juan Manuel Millan, cuatro meses: los ocho restantes Pedro del Mio.

2º Juan Francisco Lina.

 

Barrio de S. Diego

1º Joaquin Luesma.

2º José Pueyo.

 

 

CUARTEL DE SAN PABLO EN 1808

 

Barrio de la Cedacería

1º Vicente Lanao

2º Joaquín Guiiral

 

Barrio de san Ildefonso

1º Miguel Ballarín

2º Pantaleón Lamarca.

 

Barrio de las Armas

1º Baltasar Pardina

2º Gregorio Sánchez

 

Barrio de la Ilarza

1º Joaquín Bellido

2º ...

 

Barrio Curto

1º Manuel Rodríguez

2º Antonio Casalbon

 

Barrio de Convalecientes

1º Pedro Barbarena

2º Miguel Aparicio

 

Barrio del Portillo

1º Francisco Salazar

2º Juan Palacios

 

Barrio de Santo Domingo

1º Manuel Roberte

2º Joaquín Roberte

 

EN 1809

 

Barrio de la Cedacería

1º José Celaya

2º Baltasar Cuartero

 

Barrio de san Ildefonso

1º Mariano Aparicio

2º Ignacio de Lola.

 

Barrio de las Armas

1º Gregorio Soriano

2º Francisco García

 

Barrio de la Ilarza

1º Joaquín Bellido

2º Rafael Pardina

 

Barrio Curto

1º Manuel Rodríguez, tres meses.

2º Mariano Aguarón, haciendo de 1º y 2º.

 

Barrio de Convalecientes

1º Pedro Balbarena.

2º Miguel Aparicio.

 

Barrio del Portillo

1º Manuel Guimera.

2º Joaquin Navarro.

 

Barrio de Santo Domingo

1º Joaquin Roberte.

2º Manuel Roberte.

 

CUARTEL DE SAN MIGUEL EN 1808.

 

Barrio de las Tenerías.

1º Valero Gonzalvo

2º Mariano Andreu

 

Barrio de S. Agustín.

1º Ignacio Lison

2º Faustino Vives

 

Barrio de las Mónicas.

1º Manuel de GRacia

2º León Lasala

 

Barrio de la Puerta-quemada

1º Pedro Meléndes

2º ...

 

Barrio de Sta. Catalina.

1º Tomás Cuadré.'

2º Matías Manchola; y por muerte de éste Pablo Martínez.

 

Barrio de las Piedras del Coso

1º Miguel Borau de Latras.

2º Miguel Bonel.

 

Barrio de las Urreas

1º Juan Antonio Abad.

2º Pedro Puyol.

 

Barrio del Hospital

1º Gabriel Aronda; y por su fallecimiento José Quevedo.

2º Manuel Labastida.

 

EN 1809.

 

Continuaron los mismos que en el anterior hasta después de la capitulación, excepto Manuel de Gracia que murió en el último ataque que durante el segundo sitio se dio en la plaza de la Magdalena.

LISTA DE LOS QUE SE DINTINGUIERON EN EL PUNTO DE LA HUERTA DE SANTA ENGRACIA, ESPECIALMENTE EL 2 DE JULIO Y 4 DE AGOSTO DE 1808, DE LA COMPAÑÍA DE PAISANOS, DE QUE ERAN COMANDANTES DON JOSÉ ZAMORAY Y DON ANDRÉS GÚRPIDE

Antonio Alcoberro, sargento.

Eustaquio Tarragus.

Bernardo Buenani.

Manuel de Gracia.

Hilario Oliver, cabo; de estado casado.

Gaspar Chacea, id.

Bonifacio Monzon, id.

Manuel Morales, id.

Manuel Mallada, id.

Pascual Ortin, id.

Lorenzo Morales, id.

Joaquin Suarez, id.

José Milla, id.

Miguel Falces, id.

Joaquin Aguirre, id.

Valero Vidal, id.

Joaquin Monreal, id.

Joaquin Vidal, id.

Fermin Paulino.

Gregorio Mallada.

Mariano La varga.

 

En lo interior del Monasterio.

Manuel Latorre, casado.

Joaquín Esteban, id.

Joaquín López, id.

OBRAS ARTÍSTICAS.

La defensa heroica y sin igual de la ínclita Zaragoza no podía menos de inflamar las imaginaciones de los artistas, excitándolas a dejar obras que perpetuasen aquellos memorables acontecimientos. Efectivamente, apenas se levantó el primer sitio, el general Palafox llamó al celebre aragonés don Francisco Goya, pintor de cámara de S. M., que llegó a Zaragoza a últimos de octubre de 1808, y formó, aunque precipitadamente, dos bocetos de las principales ruinas, figurando en uno de ellos el hecho de arrastrar los muchachos, en el choque del 4 de agosto, por la calle del Coso los cadáveres franceses; y como a últimos de noviembre se aproximaron de nuevo las tropas de Napoleón, no pudo continuar el proyecto, y partió al lugar de Fuendetodos, corregimiento de Zaragoza, pueblo de su naturaleza, en el que, para evitar un compromiso, los cubrió con un baño que después no pudo quitar, y quedó inutilizado aquel trabajo.

Don José Álvarez, primer escultor de cámara de S. M. hallándose en Roma, formó en yeso el modelo de un grupo semicolosal que representaba a Néstor, defendido por Antíloco, su hijo: asunto interesante de la historia antigua, y muy a propósito para aplicarlo a un suceso de la moderna. Este modelo se manifestó en 1818 bajo dicho concepto en el estudio del señor Álvarez; y los inteligentes concurrieron a verle, no tanto por la celebridad del artista, conocido ya por muchas obras, cuanto por el gustó de ver desenvueltos con naturalidad y maestría los grandes preceptos de la ciencia en un arte tan difícil. En los diarios de Roma de aquella época se halla un análisis y descripción, cotejando todos los pasajes de la historia que dieron margen al asunto con la ejecución y bellezas de la obra; pero a poco tiempo se concibió o sugirió el pensamiento de formar con aquellas dos figuras, adicionando otras, un grupo que perpetuase la memoria de los hechos grandiosos ejecutados en el primer sitio de Zaragoza. El pensamiento llegó a noticia del gobierno:, y S. M. se prestó gustoso a proteger el proyecto, mandando al autor ejecutase la obra a expensas del erario, como lo verificó, dejando concluidas en mármol dichas dos figuras, que se manifestaron al público de Roma en diciembre de 1825, y en el museo de esta corte en el de 1828. La obra se anunció bajo el siguiente programa:

«Durante el terrible sitio que sufrió la heroica ciudad de Zaragoza en la guerra de la independencia, un joven guerrero, viendo caer en tierra a su padre de una lanzada recibida en un muslo, corre precipitadamente a su defensa, se pone delante de él y arrolla a cuantos se presentan a su vista. La terrible voz de su anciano padre le anima a la defensa, y así aterra al enemigo; pero un capitán polaco, viendo la mortandad de sus soldados, acude a matacaballo, y después de varios ataques sangrientos el joven español es herido por una lanza en el pecho, y cae gloriosamente muerto sobre el de su padre, el cual, habiendo sido hecho prisionero, muere pocos días después del dolor de fe pérdida de su hijo»

De este programa se deduce que, para completar el grupo, falta el polaco a caballo en el acto de acometer al joven que opone su resistencia, y cubre con su cuerpo al padre para salvarle, que es el momento escogido por el artista para la escena, como el de mayor exaltación y combate de las pasiones.

Aunque el pasaje es ideal, tiene toda la propiedad que puede apetecerse, pues representa la acción heroica del amor filial y entusiasmo patriótico en un teatro donde se ejecutaron las mayores proezas. Hubiera sido de desear que el señor Álvarez nos hubiese dejado cuando menos el modelo de las dos figuras restantes; aunque, en mi concepto, por bien ejecutadas que estuviesen, no podían ligar con las primitivas que están manifestando el verdadero objeto que se propuso desempeñar el célebre artista que la muerte nos arrebató, y ha merecido justamente los elogios de sus contemporáneos. El grupo ocupa en la actualidad un lugar preferente en la gran sala de escultura del museo; y, según el juicio de los inteligentes, es una obra que subsiste por sí misma, hace cabal efecto por todos lados, presenta acción y poesía, y satisface plenamente a los ojos, al entendimiento y al corazón43.

Los profesores don Juan Gálvez y don Fernando Brambila, pintores de cámara de S. M., director el primero de pintura, y el segundo de perspectiva, fueron asimismo, levantado el primer sitio, a Zaragoza, a examinar las ruinas; y habiendo arreglado los diseños de las más interesantes, publicaron posteriormente una colección de estampas grabadas al humo, con el título de Ruinas de Zaragoza, compuesta de doce retratos de las personas que más se habían distinguido, y veinte y tres estampas de diferentes vistas de ruinas, de choques y sucesos singulares, con sus respectivos epígrafes concebidos en estos términos.

 

RETRATOS.

El Excmo. Sr. D. Jose Palafox y Melci, Capitán general del reino de Aragón. Nació en Zaragoza en 28 de octubre de 1775 de don Juan Palafox y doña Paula Melci, marqueses de Lazán. Empezó a servir en 1792: los aragoneses le pusieron al frente de su heroica insurrección, y le proclamaron su capitán general en 27 de mayo de 1808. Mandó en Zaragoza en uno y otro sitios, y rendida la plaza cuando se hallaba casi moribundo del contagio, fue llevado prisionero a Francia, en cuyas cárceles de estado se halla detenido sin comunicación alguna.

Don Santiago Sas, zaragozano, beneficiado de Luco44, manifestó desde luego la resolución más firme de no rendir su cuello al yugo francés. Arrojado en las empresas, y constante en los peligros, siempre fue el primero en los casos difíciles de uno y otro sitios. La Puerta del Carmen, el Portillo, la calle de Palomar y todos los puntos de mayor riesgo fueron el teatro de su valor. El 15 de junio y 4 de agosto de 1808, y el 1 de febrero de 1809 los días en que más lo acreditó. Las desgracias no abatieron su espíritu invencible: murió envuelto en las ruinas de su patria, alevosamente arcabuceado de orden del feroz Lannes.

El Tío Jorge, labrador honrado y vecino del arrabal antes de la revolución, jefe popular en ella, y uno de los que más se señalaron por la exaltación de su patriotismo y por la entereza de su carácter: fue hecho capitán de la guardia del general, y murió de resultas de las fatigas y afán continuo que había sostenido en el sitio en el mes de noviembre de 1808. Tenía entonces cincuenta años. Diósele sepultura en la capilla de la casa de Lazán.

Don Mariano Cerezo, labrador, natural de Zaragoza y de la parroquia de san Pablo: fue capitán de una de las compañías populares del mismo barrio, y gobernador del castillo de la Aljafería, que defendió valientemente en el primer sitio de los muchos ataques que los enemigos le dieron. Cuando estos penetraron en la ciudad este valeroso aragonés salía por las noches armado de su espada y broquel haciendo prodigios de valor en las calles donde eran más grandes el peligro y la refriega. Murió de edad de sesenta y cinco años, a pocos días después de haber entrado los franceses en Zaragoza, de resultas de las fatigas que sufrió en el segundo sitio.

Don Felipe San Clemente y Romeu, natural de Barbastro, vecino y del comercio de Zaragoza: uno de los principales promovedores de la conmoción de esta ciudad; individuo de las dos Juntas Supremas de Aragón. Desde el 14 de junio no dejó las armas de la mano, acudiendo a los puntos más peligrosos hasta la mañana del 5 de agosto, en que recibió una herida gravísima, de que ha quedado estropeado para toda su vida. Es en la actualidad administrador general de las aduanas de Aragón.

Miguel Salamero, fabricante de ropas de seda. En la tarde del 7 de agosto de 1808 intentaron los franceses ganar el punto de las monjas de Santa Fe, y colocaron con este objeto un obús a la entrada de la calle del Carmen; pero Salamero, aunque solo, les hizo un fuego tan vivo desde las arruinadas vistas de las monjas, que no los dejó maniobrar; y dando lugar a que acudiesen más patriotas a aquel punto, los franceses tuvieron que retirar el obús. Fue ésta una de las proezas más señaladas del sitio. Salamero tenía entonces cuarenta y ocho años; era natural de Zaragoza, y de la parroquia de san Pablo.

José de la Hera, carpintero, de edad de setenta y seis años, armado de un solo cuchillo acomete denodadamente a dos franceses que ya estaban saqueando una casa, después de haber herido y muerto a sus moradores: mata a uno de ellos, rinde al otro, y lo presenta al general.

La Condesa de Bureta, ahora Baronesa de Valde-Olivos, la señora doña María Consolación de Azlor y Villavicencio, infatigable y exaltada patriota, a quien se vio muchas veces, despreciando el fuego y el peligro, llevar provisiones a los combatientes y socorrer a los heridos. En el asalto del día 4 de agosto, cuando los franceses habían entrado en la ciudad, y su casa estaba ya para ser cortada, formó dos baterías en la calle, y los esperó, resuelta a hacerles fuego hasta morir.

Agustina Aragón, conocida generalmente con el nombre de la Artillera. En el ataque del 4 de junio, cuando los franceses embistieron furiosamente la batería del Portillo, Agustina, viendo caer muertos o heridos a todos los artilleros que la servían, trepa denodadamente por encima de los cadáveres, coge la mecha de mano de uno que acababa de expirar, y la aplica a un cañón de 24, jurando no desampararle mientras durase el sitio. Este heroico ejemplo alentó a los patriotas, que corrieron a la batería y rechazaron de ella a los enemigos. La heroína fue condecorada con un escudo de honor y con las insignias de oficial.

Casta Álvarez, zaragozana, una de las mujeres que más se señalaron en la defensa. Armada con una bayoneta que, a manera de lanza, llevaba en un palo, animaba a los patriotas y los guiaba a los enemigos cuando se aproximaban. Donde dio a conocer más su bizarría fue en la batería de la puerta de Sancho. Se la premió con una pensión y un escudo de honor.

María Agustín, natural de Zaragoza, de edad de veinte y dos años, y parroquiana de san Pablo. En ocasión de hallarse los patriotas combatiendo fuera de la ciudad, y faltarles ya las municiones, salió esta mujer intrépida al campo con un capacho de cartuchos, y metiéndose por entre el fuego de unos y otros, lo entregó a los españoles. Volvía por otro cuando recibió un balazo en el cuello; pero, lejos de intimidarse, se hizo curar provisionalmente, y cargada de otra provisión igual de cartuchos y de un cántaro de aguardiente, salió otra vez a socorrer y alentar a los patriotas, que hicieron al fin huir al enemigo. Esta bizarra acción fue muy celebrada entonces, y María Agustín recompensada coa una pensión y un escudo de honor.

 

ESTAMPAS DE SUCESOS MEMORABLES.

Batalla delas Eras, en la cual los franceses, intentando forzar el punto de Buena-Vista y penetrar en Zaragoza, fueron rechazados gloriosamente por los aragoneses, y forzados a situarse fuera del tiro de cañón de la ciudad. Este combate se dio el 15 de junio de 1808.

Combate de las zaragozanas con los dragones franceses. En el ataque del 16 de junio doscientos dragones franceses pudieron penetrar en la ciudad, y fueron rechazados y muertos por el pueblo: cinco de ellos que iban a escaparse por la puerta del Portillo son embestidos por un tropel de mujeres valientes, y perecen a sus manos.

Hallándose un obús atravesado en la calle del Coso, por donde más vivos cruzaban los fuegos de una y otra parte, en lo más encendido del combate se arrojaron a tomarle el intrépido don José Fandos y un patriota catalán, el cual murió gloriosamente en la acción; pero logrado su valeroso intento.

Alarma en la Torre del Pino, en donde se distinguieron los patriotas rechazando a los franceses el día 4 de agosto de 1808. En este encuentro murió el comandante de armas don Antonio Cuadros.

 

VISTAS DE BATERÍAS.

La de la Puerta de Santa Engracia, arruinada el 4 de agosto de 1808.

La de la Puerta del Carmen, de donde fueron rechazados los franceses en sus porfiados ataques. En uno de ellos fue muerto el valiente patriota Romeo que la mandaba, capitán retirado, y natural de Tudela.

La del Portillo, donde al ver a sus defensores caer muertos o heridos, sin quedar quien sirviese la artillería, la intrépida Agustina Aragón, saltando por encima de los cadáveres, arrebató la mecha de manos de un artillero que acababa de expirar, y haciendo fuego con gallarda bizarría, atajó el ímpetu furioso de los enemigos en el ataque del 4 de julio45.

La de la Puerta de Sancho, donde el bizarro don Mariano Renovales sostuvo y rechazó constantemente los ataques de los franceses.

 

VISTAS DE RUINAS.

La del interior de la iglesia del hospital general de de nuestra Señora de Gracia.

La del interior de la misma iglesia, vista por la puerta principal.

La del costado de la iglesia del mismo hospital general.

Las del seminario, causadas por la explosión del 27 de junio de 1808. En esta ocasión fue cuando los patriotas aragoneses, lejos de aterrarse por el estruendo, prorrumpieron a una voz: «a las puertas, a las puertas.»

Las del mismo seminario vistas por la noche, cuando los patriotas, que no podían asistir a la defensa de las puertas, a la luz de sus linternas y de los incendios causados por las bombas, buscaban entre los escombros a los muertos para darles sepultura.

Las del patio y costado de la iglesia de Sta. Engracia.

Las del patio del monasterio de Sta. Engracia, causadas por la explosión del 13 de agosto de 1808. Al día siguiente abandonaron los franceses el sitio.

Explosión de la iglesia de Sta. Engracia en el día 4 de agosto de 1808, de resultas de haberla minado los franceses46.

Las del interior de la iglesia del Carmen.

La de la iglesia del convento de S. José, tomada desde el patio.

Las del mismo convento incendiado por los franceses,

Las del costado de la iglesia de monjas de Sta. Catalina.

Las del patio del mismo convento.

Vista de la calle del Coso47.

Vista general de Zaragoza tomada desde el monte Torrero.

Posteriormente en estos últimos años el pintor inglés Vilkic estuvo en Madrid y Sevilla, y durante su permanencia en la corte pintó tres cuadros, que representaban una escena ocurrida en cierta posada española en la guerra de la independencia, un guerrillero marchando al combate, y la defensa de Zaragoza, en la que se halla el retrato de Palafox; y bosquejó otro que pensaba hacer de un guerrillero que vuelve herido al seno de su familia. El rey de Inglaterra, como inteligente en la pintura, le llamó a su regreso, y le compró dichas obras. Aplaudió el cuadro de la posada, y no dejó de hacerlo también del de la defensa de Zaragoza, sorprendiéndole la semejanza del retrato de Palafox48.

EJÉRCITO DE ARAGÓN

Relacn de la tropa empleada hoy día de la fecha en los puestos de esta Plaza.

Imagen6

 

Imagen7

 

Excmo Señor:

Como capitán comandante que soy de la compañía de Reales Guardias Walonas, agregada al servicio de Aragón, hago presente a V. E. los tres ataques que, desde que está a mi cargo, ha sufrido dicha compañía, con mas de cincuenta hombres de pérdida; y habiendo hecho siempre el servicio en baterías o avanzadas.

El 12 de julio en el camino del puente de Gállego rechazó al enemigo de varias torres, forzándole a retirarse: perdimos dos hombres, y uno quedó herido.

En el ataque de 2,6 en Capuchinos sostuvo el fuego la compañía con el mayor vigor, a pesar de la ardua resistencia del enemigo hecha con granadas y metralla; y estando atrincherado perdió en esta acción cinco hombres, y tuvo siete heridos.

El denuedo y entusiasmo con que se ha distinguido el día 4 la hace digna del mayor aprecio: sostuvo, saliendo el mismo día de guardia, desde las cuatro hasta las diez de la mañana, la batería del Carmen, maniobrando ella misma los cañones por falta de artilleros. La compañía perdió en esta acción un alférez, un sargento, cuatro cabos y once soldados: un sargento, dos cabos y nueve soldados igualmente.

A las nueve de dicha mañana fue relevada por la tropa de refresco, y aun quedaba la batería libre de los enemigos.

En el mayor riesgo salvó esta compañía dos cañones y un obús; mantuvo el fuego hasta el anochecer, que el enemigo la obligó a retirarse, habiendo colocado al otro día el resto de la compañía y uno de los cañones que salvó en la esquina de san Ildefonso, donde en la tarde del 7 hizo dicha compañía diez y seis prisioneros. Por tanto, no dudo que V. E. atenderá a los individuos de esta compañía, los que han manifestado un valor excesivo, y el mayor desinterés en defensa de la buena causa. Zaragoza 8 de agosto de 1808.=Luis de Garro.

 

Capitán

Don Luis de Garro.

Sargentos primeros.

José Groso

José Antonio de Ruiz.

Sargento segundo.

Juan Bautista Colombo.

Cabos primeros.

Juan Colombo.

Carlos París.

Cabos segundos

Martin Tautin.

José Almendaris.

Francisco Vale.

Pedro Crivelis.

Matías Salusech.

Francisco Doser.

Tambor.

Genuario Pereira.

Soldados

Felipe Flory.

Ventura Crenaur.

José Sigueler.

Niela Dinis.

Paolo Bonoy.

Luis Baldusey.

Simón Stoper.

José Cabaly.

Jacobo Sich.

Juan Jasco.

Gullemo Noris.

José Vittor.

Francisco Gulluimet.

Juan Sfanger.

Ramon Goventem.

Francisco Mailich.

Matías Burmau.

Rafael Coraciny.

José Gloria.

Luis Diagui.

Juan Monacero.

Martin Petro.

Francisco Esrrura.

Salvador Quino.

Alejandro Gancosgui.

Juan Estraus.

Andres Trelich.

Juan Martin.

José Sindelas.

José Ror.

Andres Viral.

Antón Sotnoy.

Stefan Lusiusqui.

Francisco Serrandi.

Fautin Pastman.

Matías Marunciac.

Jacobo Antonio.

Pedro Citoly.

Alejandro Witovich.

José Ouf.

Otavio Peroti.

José Riscy.

Jacobo Gogni.

José Alejandro.

Matías Macusca.

Francisco Storg.

Matías Paulosquy.

Pedro Gaspariny.

Nota.=Estos son los individuos que se han hallado en todos los ataques durante el sitio de esta ciudad.=Luis de Garro.

 

Noticia de la fuerza que tienen los cuerpos de que se compone este ejército, con expresión de las armas que cada uno tiene.

Tercer batallón de reales Guardias españolas. Fuerza: 470; 470 fusiles.

Fernando VII. Fuerza: 808. 300 fusiles.

Extremadura. Fuerza: 925; 624 fusiles.

Primer batallón de Voluntarios de Aragón. Fuerza: 666; 450 fusiles.

Segundo id. id. Fuerza: 1043; 962 fusiles.

Batallón de Fusileros de Aragón. Fuerza: 588; 588 fusiles.

Id. de reserva del General. Fuerza: 379; 344 fusiles.

Primer batallón ligero de Zaragoza. Fuerza: 577; 200 fusiles.

Segundo id. id. Fuerza: 640; 85 fusiles.

Primer tercio de Voluntarios aragoneses. Fuerza: 191; 184 fusiles.

Segundo de id. Fuerza: 195; 116 fusiles; 3 carabinas.

Tercero de id. Fuerza: 782; 515 fusiles.

Cuarto de id. Fuerza: 878; 500 fusiles.

Quinto de id. Fuerza: 634; 164 fusiles; 67 picas.

Tercio de don Gerónimo Torret. Fuerza: 327; 79 fusiles.

Tercio de Barbastro. Fuerza: 1112; 650 fusiles; 220 picas.

Id. de Huesca. Fuerza: 1.865; 1.865 fusiles.

Extranjeros suizos. Fuerza: 84; 71 fusiles.

Cazadores portugueses. Fuerza: 62; 62 fusiles.

Compañía de extranjeros de Casamayor. Fuerza: 90; 90 fusiles.

Primera compañía de Miqueletes de Lérida. Fuerza: 100; 100 fusiles.

Segunda de id. Fuerza: 100; 100 fusiles.

Compañías de Monzón. Fuerza: 156; 74 fusiles; 20 picas.

Id. de Cerezo. Fuerza: 298; 298 fusiles.

Id. cívicas de san Pablo. Fuerza: 154; 154 fusiles.

Id. de Tauste. Fuerza: 106.

Lanceros de la Almunia. Fuerza: 109; 9 fusiles; 100 picas.

Compañía de Benaben. Fuerza: 36; 36 fusiles.

TOTAL. Fuerza: 13.275; 8970 fusiles; 3 carabinas; 407 picas.

Cuartel general de Zaragoza, agosto 13 de 1808.=José Obispo.

 

Relación de las piezas de artillería que dejaron los franceses en su huida el 14 de agosto de 1808.

Junto al puente de Ranillas tres cañones de a ocho pulgadas: 3

En la batería de la Bernardona un obús real: 1

En la playa de Torrero y Canal una culebrina de a ocho pulgadas: 1

Entre el Torrero y la Huerva en el canal trece cañones de a 4: 13

En el Embarcadero de la Casa blanca, 35 piezas de artillería:

Cinco morteros de a doce pulgadas.

Dos id. de a nueve.

Uno id. de prueba.

Cuatro obuses reales.

Seis culebrinas de a diez y seis, reforzadas.

Dos id. de a ocho.

Un cañón de id.

Cuatro id. de a doce.

Ocho id. de a cuatro.

Dos obuses de a seis.

Total de piezas: 53.

Fustes o cureñas de bronce para morteros de a doce pulgadas, 3

Id de madera para morteros, 4

Total, 7

Se sacaron cuatrocientas nueve balas de a ocho, de a cuatro y de a doce: 409

En un barco en el mismo sitio donde estaban los cañones sobre la Casa blanca, ciento cuarenta: 140

Total: 549

Francisco Tabuenca.

 

Estado de la fuerza de todas armas que formaba la guarnición de Zaragoza a últimos de diciembre de 1808; y que concurrió a la segunda memorable defensa de dicha ciudad.

Cuerpos de que se componía cada división.

 

Division del brigadier Don Fernando Butron.

Infantería.=Regimiento de Extremadura.=Id. de Granaderos de Palafox.=Id. de Fusileros del reino.=Id. Infante don Carlos.=Batallón ligero de Carmona.=Id. del Portillo.= Id. de Torrero.=Id. de Calatayud.=Id. 1º de Zaragoza.=Id. 2º de id.=Id. de Cerezo.=Id. de Cazadores de Cataluña.= Batallón de Gastadores.=2º Batallón de Voluntarios de Aragón.=Total 14 cuerpos, 457 jefes y oficiales, 11.804 de tropa.

 

Id. del brigadier Don Diego Fiballer.

Infantería.=Batallón de reales Guardias españolas.=Primer batallón de Volunt. de Aragón.=2º regimiento de Valencia.=Batallón de Voluntarios de Doyle.=Id. de Cazadores de Fernando VII.=Total 9 cuerpos, 144 jefes y oficiales, 4.005 de tropa.

 

Division del brigadier D. José Manso.

Infantería.=Primer batallón de Voluntarios de Huesca.=Regimiento de las Peñas de san Pedro. =Tiradores de Murcia.=Batallón de Floridablanca.=Voluntarios de Cartagena.=1º de Voluntarios de Murcia.=2º Id. id.=3º Id. id.=Suizos de Aragón.=Total, 9 cuerpos, 239 jefes y oficiales y 5.686 de tropa.

 

Id. del mariscal de campo D. Felipe Saint-March

Infantería.=Voluntarios de Borbón.=Id. de Castilla.= Regimiento del Turia.=Cazadores de Fernando VII de Valencia.=Campo Segorvino.=Voluntarios de Chelva.=Id. de Alicante.= Provincial de Soria.=5º Regimiento de Murcia.=Total 9 cuerpos, 263 jefes y oficiales, 5.632 de tropa.

 

Tropas que dependían del ejército del centro, y se reunieron en dicha plaza.

Infantería.=Regimiento de América.=Partida del de África.=Id. del Provincial de Burgos.= Saboya, partida de Navas de Tolosa.=Regimiento 1º de Valencia.=Id. de Navas de Tolosa.= Batallón de Voluntarios de Orihuela.=Partida de Bailén.=Cazadores de Valencia.=Partida de Voluntarios de Sevilla núm. 5º=Id. de Campomayor.=Provincial de Murcia.=Partida del Provincial de Guadix.=Id. del regimiento de Burgos.=Provincial de Ávila.=Compañía de Tiradores de san Felipe.=Partida de Voluntarios de Madrid.=Id. De Ceuta.=Id. de Tiradores de España.=Id. de Órdenes militares.=Id. del Provincial de Toro.=Id. de Carmona.=Total 7 cuerpos y 15 partidas, 137 jefes y oficiales, 4.054 de tropa.

 

RESUMEN GENERAL.

División del brigad. Butron: 14 cuerpos, 457 jefes y oficiales, 11.804 de tropa.

Id. del brigadier Fiballer: 5 cuerpos, 144 jefes y oficiales, 4.005 de tropa.

Id. del brigadier Manso: 9 cuerpos, 239 jefes y oficiales, 5.686 de tropa.

Id. del general Saint-March: 9 cuerpos, 263 jefes y oficiales, 5.632 de tropa.

Que habían sido del ejército del centro: 7 cuerpos, 137 jefes y oficiales, 4.054 de tropa.

Suma total: 44 cuerpos, 1.240 jefes y oficiales, 31.181 de tropa.

Nota. No consta en el estado el número de enfermos que tenían los cuerpos.

 

PLANA MAYOR

General en jefe: el teniente general don José de Palafox y Melci.

Tenientes generales empleados:

Don Juan Butler.

Don Juan O-neill

Historia de los dos sitios de Zaragoza
titlepage.xhtml
content0002.xhtml
content0003.xhtml
content0004.xhtml
content0005.xhtml
content0006.xhtml
content0007.xhtml
content0008.xhtml
content0009.xhtml
content0010.xhtml
content0011.xhtml
content0012.xhtml
content0013.xhtml
content0014.xhtml
content0015.xhtml
content0016.xhtml
content0017.xhtml
content0018.xhtml
content0019.xhtml
content0020.xhtml
content0021.xhtml
content0022.xhtml
content0023.xhtml
content0024.xhtml
content0025.xhtml
content0026.xhtml
content0027.xhtml
content0028.xhtml
content0029.xhtml
content0030.xhtml
content0031.xhtml
content0032.xhtml
content0033.xhtml
content0034.xhtml
content0035.xhtml
content0036.xhtml
content0037.xhtml
content0038.xhtml
content0039.xhtml
content0040.xhtml
content0041.xhtml
content0042.xhtml
content0043.xhtml
content0044.xhtml
content0045.xhtml
content0046.xhtml
content0047.xhtml
content0048.xhtml
content0049.xhtml
content0050.xhtml
content0051.xhtml
content0052.xhtml
content0053.xhtml
content0054.xhtml
content0055.xhtml
content0056.xhtml
content0057.xhtml
footnotes_split_000.xhtml
footnotes_split_001.xhtml
footnotes_split_002.xhtml
footnotes_split_003.xhtml
footnotes_split_004.xhtml
footnotes_split_005.xhtml
footnotes_split_006.xhtml
footnotes_split_007.xhtml
footnotes_split_008.xhtml
footnotes_split_009.xhtml
footnotes_split_010.xhtml
footnotes_split_011.xhtml
footnotes_split_012.xhtml
footnotes_split_013.xhtml
footnotes_split_014.xhtml
footnotes_split_015.xhtml
footnotes_split_016.xhtml
footnotes_split_017.xhtml
footnotes_split_018.xhtml
footnotes_split_019.xhtml
footnotes_split_020.xhtml
footnotes_split_021.xhtml
footnotes_split_022.xhtml
footnotes_split_023.xhtml
footnotes_split_024.xhtml
footnotes_split_025.xhtml
footnotes_split_026.xhtml
footnotes_split_027.xhtml
footnotes_split_028.xhtml
footnotes_split_029.xhtml
footnotes_split_030.xhtml
footnotes_split_031.xhtml
footnotes_split_032.xhtml
footnotes_split_033.xhtml
footnotes_split_034.xhtml
footnotes_split_035.xhtml
footnotes_split_036.xhtml
footnotes_split_037.xhtml
footnotes_split_038.xhtml
footnotes_split_039.xhtml
footnotes_split_040.xhtml
footnotes_split_041.xhtml
footnotes_split_042.xhtml
footnotes_split_043.xhtml
footnotes_split_044.xhtml
footnotes_split_045.xhtml
footnotes_split_046.xhtml
footnotes_split_047.xhtml
footnotes_split_048.xhtml
footnotes_split_049.xhtml
footnotes_split_050.xhtml
footnotes_split_051.xhtml
footnotes_split_052.xhtml
footnotes_split_053.xhtml
footnotes_split_054.xhtml
footnotes_split_055.xhtml
footnotes_split_056.xhtml
footnotes_split_057.xhtml
footnotes_split_058.xhtml
toc.xhtml
w2e.xhtml