PRIMERA PARTE
COMPRENDE LO OCURRIDO EN ZARAGOZA
Y PUEBLOS DE ARAGÓN
DESDE EL 24 DE MAYO HASTA EL 31 DE AGOSTO DE 1808.
INTRODUCCIÓN
Extraordinarios han sido los sacrificios y heroicos esfuerzos que ha hecho la nación Española en la cruenta lucha que ha sostenido, para mantener su independencia y recuperar a su legítimo Soberano. La constancia de que ha dado pruebas no puede ser mas sublime: pero a la manera que en el firmamento sobresale el sol entre la multitud de astros que le rodean; del mismo modo puede asegurarse que la defensa acérrima de los zaragozanos ha excitado la admiración de toda la Europa.
Sólo el hecho aislado sorprende. Porque hasta de ahora no se había visto en la historia de la guerra que una ciudad abierta, situarla en una llanura, rodeada de débiles tapias, y lidiando sus habitantes en las calles y plazas a la ventura, llegase como Zaragoza, a refrenar los ímpetus de un ejército aguerrido. Con muros y almenas se sostiene el furor bélico hasta que el arte supera los obstáculos; pero cuando esto se ejecuta a rostro firme, y por gentes que dejando el arado y la esteva, luchan al acaso, ¿quién no admirará tamaña resolución y valentía? Los zaragozanos no hicieron planos ni cálculos. Faltos de todo, gritaron venganza, y abandonaron el éxito al valor y entusiasmo patriótico de que estaban poseídos.
En los acontecimientos que salen, como el presente, de la esfera común, todo es singular, y sólo puede compararse a sí mismo. Un pueblo heroico y un sabio consumado, se hacen admirables hasta en sus extravíos. El frenesí, que produce el odio al yugo extranjero, es un recurso de la naturaleza para contrarrestar el delirio de los conquistadores, y aniquilarlos y confundirlos. Zaragoza puede compararse a la piedrezuela que comenzó a desprenderse de la montaña y derribó la estatua de Nabuco, que aunque de oro, tenía los pies de barro quebradizo.
El cuadro que voy a describir es de los mas interesantes, y aunque la fama ha publicado con cien lenguas muchas proezas, y las ruinas vociferan lo que costaron aquellos triunfos: no es posible formar idea exacta de los sucesos de ambos sitios, sino siguiendo paso a paso a los ínclitos defensores que ejecutaron tamañas proezas con un valor y sufrimiento inconcebible.