V
El brahmán que había sido enviado a la corte de Hastinapura llegó a aquella ciudad y se dirigió a la corte de Dhritarashtra. Oyendo que había sido enviado de parte de los pandavas, Bishma, Vidura y Dhritarashtra le recibieron con todos los honores. Se mostraron solícitos con él, rodeándole de todo tipo de comodidades. Se mostraron muy hospitalarios. Luego se reunieron con él en la gran sala del consejo, donde se habían citado para oírle hablar.
El les dijo:
—Esta es una gran asamblea y sabréis que entre los hombres es popular aquél que conoce el significado de la rectitud. Todos conocéis las normas que ha de seguir un kshatrya y un rey.
También conocéis los derechos de los reyes. Todo el mundo sabe que los reyes Dhritarashtra y Pandu son ambos hijos del mismo padre. Este reino pertenece a ambos por derecho natalicio, no hay duda sobre ello. Siendo así que los hijos de Dhritarashtra tienen su reino, ¿cómo es que a los hijos de Pandu no se les concede tener el suyo? Los hijos de Dhritarashtra se lo han quedado todo y han tratado una y otra vez de matar a los hijos de Pandu. Sin embargo, no pudieron conseguirlo, sus intentos no tuvieron éxito.
Los pandavas se las arreglaron para tener un reino propio y lo engrandecieron por sus propios esfuerzos. Mas ese reino les fue arrebatado mediante el engaño, por Duryodhana y Sakuni. Bien saben los ancianos de esta corte que así ha sucedido, e incluso consintieron que así fuera.
Ellos y su querida reina Draypadi tuvieron que sufrir las más grandes indignidades en esta misma corte. Los pandavas tuvieron que pasar doce años en el bosque y un año escondidos. Fueron doce años de grandes dificultades y el treceavo año lo pasaron haciendo servicios menores. Pero los pandavas no quieren recordar todo esto, sólo quieren su mitad del reino.
Depende del amor por la justicia que tengan los ancianos de esta corte el que decidan coaccionar a Duryodhana a entregarle a Yudishthira lo que es suyo. El noble Yudishthira quiere sólo su mitad del reino, no quiere la guerra. No desea la destrucción de toda la raza de los kshatryas.
"Sin embargo, si ha de haber una guerra, por la avaricia de Duryodhana, los pandavas quieren que se sepa que no están indefensos. Yudishthira tiene siete akshauhinis a su disposición. Varios reyes están dispuestos a entregar sus vidas por su causa. Tienen a Satyaki, Bhima, Nakula, Sahadeva y a Arjuna, que es más grande que el propio Indra y que tiene a Krishna como conductor y amigo. Por favor, haced que Duryodhana les devuelva su reino, o si no, decidle qué se prepare a enfrentarse a la ira de los pandavas.
Bishma escuchó las palabras del embajador y le dijo: —Estoy muy contento de oír que los pandavas están bien, que tienen a Krishna como amigo, que tienen numerosos reyes dispuestos a ayudarles y que a pesar de su poder, se inclinan a seguir el Dharma, para bien general del mundo. Estoy contento dé saber que Yudishthira se inclina por la paz. Lo que vuestra excelencia ha dicho hasta ahora es verdad, no hay duda de ello.
Eres un brahmán y por eso tus palabras son muy directas y punzantes, aunque tu diplomacia deja mucho que desear. No obstante, todo lo que has dicho es cierto, los pandavas han sido maltratados por culpa de sus primos, y sus sufrimientos han sido innumerables.
Además, tienen derecho a la tierra de sus antepasados. Tus afirmaciones sobre Arjuna son también ciertas, no hay nadie que le iguale, todos nosotros lo sabemos.
Mientras Bishma hablaba, Radheya se levantó y dijo: —Esta no tiene fin. —Miró a Duryodhana y se dirigió al brahmán, diciéndole:— Es una estupidez y una tontería repetir lo mismo una y otra vez. Tu Yudishthira fue derrotado en un juego de dados por Sakuni quien jugaba en representación de Duryodhana.
"Yudishthira se fue al bosque prometiendo obedecer ciertas condiciones que le fueron impuestas. Ahora, sin haber hecho caso de las condiciones, quiere que se le devuelva su reino y mientras viven del apoyo que han conseguido de los matsyas y de Drupada, su suegro.
Escúchame, hombre sabio, conozco a nuestro rey Duryodhana. No puedes asustarle, no entregará ni un pequeño trozo de tierra por miedo. Si fuera correcto el hacerlo, daría el reino entero, todo lo que él quiere es que se respete la justicia. La demanda de los pandavas no es justa, no han cumplido las condiciones. Diles que se vayan al bosque por otros doce años de acuerdo con las condiciones y que luego vuelvan y vivan como súbditos de Duryodhana y como sus vasallos. Pídele a Yudishthira que sea inteligente y que renuncie a esta injusta demanda de un reino que no les pertenece. Si los pandavas insisten en la guerra, un día se acordarán de mis palabras.
A Bishma no le gustaron estas palabras de Radheya y se enfadó mucho. Dijo:
—Radheya, estoy harto de tus palabras. Recuerda lo que hiciste recientemente cuando Arjuna peleó con seis grandes guerreros todos a la vez. No creo que te guste que se te recuerde lo que hiciste en esa ocasión. En el reino de Virata viste cómo nos derrotó a todos. ¿Le venciste? ¡De ningún modo! ¡tuviste que salir corriendo para salvar tu vida! Si nosotros no hubiéramos hecho lo que nuestros brahmanes dijeron, todos hubiéramos muerto en la batalla. Sé que Duryodhana y su grupo de malvados consejeros serán destruidos.
Dhritarashtra intervino apaciguando a Bishma y le habló a Radheya muy severamente.
Le hizo saber que desaprobaba sus palabras y le dijo:
—Radheya, estoy seguro de que el gran Bishma está diciendo lo mejor para todos, tanto para los kurus como para los pandavas. No es justo que le hables así a un buen consejero. —Dhritarashtra se volvió hacia el mensajero de Drupada y le dijo:— Te pido que vuelvas con los pandavas y les digas que mandaré a Sanjaya con mi mensaje. Tengo que consultarlo con mi corte antes de llegar a una decisión; por favor, di a mi hijo Yudishthira que Sanjaya se reunirá con él pronto.
El brahmán volvió a Upaplavya y les contó a los pandavas todo lo que había ocurrido en la corte de Hastinapura, les dio una detallada relación de los acontecimientos y les habló con toda precisión del ejército que se había reunido para ayudar a Duryodhana, describiéndoles su dimensión y poder. Todos escucharon su informe, tras lo cual quedaron a la espera de la llegada de Sanjaya, que les traería el mensaje del rey.
A los pocos días vino Sanjaya, quien fue recibido con gran amor y respeto por Yudishthira, intercambiándose entre ellos saludos de mutuo afecto. Después de hacerse las preguntas y respuestas convencionales, Yudishthira le dijo:
—Sanjaya, espero que los ancianos de la corte no hayan hablado mal de nosotros y que traigas noticias agradables de Hastinapura. No sé lo que vas a decir, pero espero que Duryodhana y sus amigos nos recuerden como es debido. Estoy seguro de que no han olvidado a Arjuna y su valor y que saben que es un poderoso oponente en la guerra. También deben recordar a Bhima y la habilidad con la que maneja la maza. Supongo que recordarán las conquistas que Bhima realizó durante los días del Rajasuya. También deben acordarse de mis hermanos Nakula y Sahadeva. Espero que Duryodhana recuerde la lucha que sostuvo con el gandharva llamado Chitrasena durante nuestro exilio. Duryodhana no puede haberse olvidado tan rápidamente de lo que ocurrió en Dwaitavana.
"Debe recordar que debe su vida a mis buenos hermanos que pelearon con el gandharva y rescataron a sus primos. —Yudishthira se detuvo por un momento y mientras brotaban lágrimas de sus ojos, le dijo:— Sanjaya, una buena acción no es suficiente para alcanzar la felicidad. Eso es evidente, pues puedo ver que todos mis intentos de ganarme el amor de Duryodhana han sido inútiles.
Sanjaya comenzó a hablar y dijo:
—En la corte de Dhritarashtra, rodeando a Duryodhana hay gente buena y gente mala.
Sería un pecado por parte de Dhritarashtra si se comportara mal contigo. Tú eres muy justo y, ciertamente, no aprueba que se te haga ninguna injusticia. Se duele por lo que te ha hecho, día y noche. Tampoco ha olvidado el valor de sus sobrinos en el arte de la lucha.
Recuerda a Bhima y a su maza y tiene varias pruebas de la grandeza de Arjuna. Se ha tomado la molestia de hacer indagaciones sobre tu destino durante los doce años de tu exilio.
"Lo que nos guarda el futuro nadie puede preveerlo, ¿quién hubiera pensado que tú, el monarca del mundo, tendrías que pasar trece años en el exilio?
"El rey depende enteramente de tu inteligencia para encontrar la forma de evitar este peligro inminente. Sabe que los hijos de Pandu jamás se apartarán del camino del Dharma, por razones de su propio bienestar. Así pues, espera que tú con tu inteligencia te las arregles para evitar que los hijos de Dhritarashtra y Pandu luchen unos contra otros. El rey se ha reunido en asamblea con su corte y te envía este mensaje. Por favor, escucha atentamente.
Yudishthira pidió a todos los héroes que se reunieran. Allí estaban: Krishna, Satyaki, Virata, Drupada, Dhristadyumna y los cuatro hermanos de Yudishthira. Sanjaya repitió textualmente las palabras de Dhritarashtra: "Mando mis mejores deseos a mis hijos Yudishthira, Bhima, Arjuna, Nakula, y Sahadeva. También a mis queridos Krishna, Satyaki, Chekitana, Virata y Drupada. Estoy seguro que Dhrishtadyumna y Draypadi estarán también presentes cuando estas palabras sean pronunciadas. Mi querido Yudishthira, te pido que seas partidario de la paz. Tú posees todas las buenas cualidades. Eres famoso por tu amor a la justicia, por tu odio hacia cualquier forma de perversidad y por tu nobleza.
"Has nacido en el seno de una gran familia y jamás harás algo que acaree la vergüenza al nombre de la familia. Tú que amas la virtud, jamás concebirás la posibilidad de cometer una bajeza. Después de vivir todos estos años actuando con rectitud, si cometes un acto vergonzoso, mancharías tu buen nombre, como una gota de tinta negra que cae sobre un paño blanco. Espero que no estés dispuesto a hacer algo que causaría la destrucción del mundo entero. Es un pecado que te conduciría al infierno. ¡Estás dispuesto a destruir el mundo! ¿No es eso un pecado? Que ganes o pierdas no tiene la menor importancia.
"No hay nada como el sacrificio de uno por el bien de la familia. De hecho, sólo serán benditos aquellos que junto con sus amigos y consejeros, en vez de destruir a sus primos, por el contrario renuncien a su bienestar por el bien de la familia. "Si insistes en luchar contra los kurus, puede que les destruyas, pero ¿qué conseguirías con eso? Serás infeliz toda tu vida, ya que la muerte de los parientes no trae felicidad. Si vives después de la muerte de tus primos serás como un muerto en vida. Tu ejército es poderoso y cuentas con muchos grandes héroes que lucharán a tu lado. Cuentas con la ayuda de Krishna y puedes conseguir la victoria, pero también el ejército kuru es poderoso, es invencible. Bishma, Drona, Kripa, Aswatthama, Radheya y una gran hueste de héroes componen el ejército de los kurus. El ejército del hijo de Dhritarashtra es muy poderoso. Debes pensártelo dos veces antes de decidirte por la guerra.
No obstante, Yudishthira, siento que nada bueno puede surgir de la victoria o de la derrota.
Los hijos de Kunti que han sido justos durante todos estos años no deben manchar ahora su nombre y su reputación con este acto. Por lo tanto, junto mis manos y permanezco ante Krishna y Drupada para suplicar que esta calamidad pueda evitarse. Tengo la esperanza de que Krishna y Arjuna no despreciarán mis palabras. Digo esto por el bien del mundo. Krishna y Arjuna preferirían morir antes que desobedecerme. Me sumo a mi tío Bishma en la petición de que abandonéis la idea de hacer la guerra. Por favor, pensad en la forma de consolidar la paz entre los hijos de Pandu y Dhritarashtra."
Yudishthira estaba sorprendido y contrariado por las palabras de su tío. Lleno de enojo, dijo: —¡Pero esto es injusto! Mi honorable tío está tratando de acusarme de crueldad deliberada. Por supuesto que quiero la paz, yo no he declarado la guerra; estoy muy en contra de este enfrentamiento con mis primos. Mediante mi sacerdote les hice saber que no quería la guerra, que quiero la paz. ¿Quién querría la guerra cuando es posible evitarla con un pacto?
"Habiendo vivido en este mundo durante tantos años. ¿crees que no he obtenido suficiente sabiduría como para comprender la grandeza de la paz? ¿Qué maldito idiota querría luchar si puede conseguir lo que quiere sin tener que luchar por ello?
"Los hijos de Kunti tienen fama de ser fieles seguidores del camino del Dharma. Este es un hecho que todo el mundo conoce.
"He comprendido una cosa. Por mucha leña que se le eche al fuego éste jamás se satisface. Su apetito crece al tiempo que aumenta la leña. La ambición de Dhritarashtra es como el fuego, cuanto más tiene más quiere. Si no hubiera sido por eso, nunca hubiéramos tenido que vagar por el bosque como mendigos. Aun así, hemos sido lo suficientemente magnánimos como para no tener en cuenta todo eso. Veo que el rey tiene problemas consigo mismo; busca protección en la nobleza de otros mientras que él carece por completo de esa cualidad. Creo que está cometiendo un gran error y además es el culpable de algunas de las cosas que nos han sucedido: dile ahora que se prepare para las represalias. El rey está en plena prosperidad, ¿por qué llora y se lamenta? Es él quien ha incitado a su hijo hacia el pecado y el juego sucio. El ha aumentado y avivado su ruindad pensando sólo en una c s a: complacer a su hijo. Duryodhana no hace caso a las pala ras de su tío Vidura, que es su mejor amigo y consejero. Peo Duryodhana y su padre también le han tratado como si fuera un enemigo declarado. Dhritarashtra, preocupado solamente en complacer a su hijo, permitió a sabiendas todas las injusticias que cometió en su corte. Quiere tanto a Duryodhana que no hace ningún caso a las advertencias de Vidura, q e de entre los kurus es el más sabio y el que ve las cosas con más amplia visión.
"El único deseo del rey en este mundo es satisfacer a su hijo. Su hijo está enfangado en el pecado. Es orgulloso, arrogante y altivo y no siente respeto por los ancianos. Su lengua es falaz y su lenguaje no es digno de un hijo de la familia más antigua d la tierra: es vil.
Por un hijo así, ese rey tuyo, ese Dhritarashtra, de forma conciente y muy gustosamente le volvió la espalda al Dharma.
"El d a que se jugó el juego de dados, Vidura le pidió al rey que detuviera el juego, pero el rey no prestó atención a sus palabras. Lo único que decía era: "¿Quién ha ganado?"
Eso era lo único que el anciano decía cada vez que se arrojaban los dados. Estaba tan contento como sus hijos de que yo perdiera mi reino. Duryodhana al menos es claro y franco manifestando su odio por los pandavas. Con él sabemos a qué atenernos, pero mi tío es diferente. Tiene el corazón de su hijo pero no su coraje. Duryodhana al menos dice que no me devolverá el reino y que tendremos que luchar por él. Pero este rey es más malvado que Sakuni. Trata de hacer ver que yo quiero la guerra y que él quiere la paz. El día que se jugó el juego de dados vi que el rey no prestó atención a las palabras de Vidura y supe que la destrucción de los hijos del rey estaba muy cerca.
"Sanjaya, considera la corte de los kurus. Piensa en sus gobernantes. La corte está presidida por el pecador y egoísta Duryodhana. Sakuni, Dussasana y Radheya, el sutaputra, son los legisladores. No veo posibilidad alguna de que florezca el reino mientras siga siendo descarriado por esta gente. Dhritarashtra quiere la tierra entera, quiere que su soberanía sea indiscutible. ¿Cómo va a ser eso posible, cuando me ha quitado el reino valiéndose de trampas y se agarra a él como un niño se agarra a un juguete que le ha arrebatado a otro de las manos? ¿Cómo pretende quedarse con él por largo tiempo sin que se lo pide su verdadero dueño? Nosotros somos buena gente, pero recuerda que Yudishthira no es tonto. Dile a tu rey que piense en todo lo que nos ha ocurrido durante todos estos años por causa suya y de sus hijos. Dile que sólo estoy pidiendo que sea justo. Dile que debe devolverme mi reino, mi Indraprastha. Si Duryodhana me lo devuelve no habrá guerra.
Sanjaya dijo:
—No has oído el mensaje entero. Aún tengo que decirte algo más. El rey dice: "Considera que la vida del hombre en esta tierra es corta. ¿Por qué dejar que acabe en infamia? Una vida vergonzosa es lo mismo que la muerte en vida. Quizá los kurus no renunciarán a su reino, a menos que haya una guerra se aferrarán a él; pero más te valdría que pasaras el resto de tu vida pidiendo limosnas en el reino de los vrishris y de los andhakas. Para ti eso sería incluso mejor que alcanzar la soberanía sobre el mundo entero. La vida en esta tierra es muy corta.
Está llena de sufrimientos, pecado e infelicidad. Por esto es muy necesario mantener nuestra vida sin mancha de pecado. La inestabilidad de la vida contrasta con la permanencia de la fama. El deseo por las cosas terrenas hace que el hombre pierda todo su aprecio por la justicia, le induce a cometer pecados y le impide conseguir un buen nombre. Un hombre que desea la inmortalidad debe abolir todos los deseos de su corazón. El ansia de riquezas son grilletes y un obstáculo en el camino del hombre hacia la inmortalidad. Yudishthira, has pasado muchos años en la compañía de hombres que han renunciado al mundo. ¿Cómo es que no has aprendido nada de ellos? ¿cómo es que aún deseas las cosas de este mundo? Renuncia a ellas, tu deseo de hacer la guerra es un error. Todos estos años de justicia no valdrán para nada si persistes en este pecado. Concéntrate en acumular riquezas para el mundo venidero y abandona las de este mundo, incluso si ganas la guerra, enviando a los kurus a la mansión de la muerte, ¿qué consigues con ello?: arrepentimiento. Te lo digo una vez más. La vida de un hombre es muy corta. Está llena de enfermedades y acaba en la muerte. Envejecerás y morirás pronto. Puede que realices el Rajasuya y el Aswameda, pero toda esa gloria quedará eclipsada por esta acción. Desiste de ello.
"También te he de decir esto. Hace trece años cuando se os hizo esta injusticia, por así decirlo, debíais haber luchado con mis hijos. Tenías a Krishna, Balarama, Drupada, Satyaki y muchos otros dispuestos a ayudarte, pero no luchaste. De hecho, no quisiste luchar incluso aunque ellos querían provocar la lucha. Ahora, después de trece años, te estás dejando llevar por la furia. Habiendo sido paciente durante tanto tiempo, estoy seguro que no te será difícil continuar con esa paciencia hasta la muerte. Nos infundiste un falso sentimiento de seguridad haciéndonos pensar que no te importaba el trato del que fuiste objeto. Después de tantos años, ¿por qué tratas de renovar viejas heridas? Un hombre sabio trata de impedir que otros luchen, pero parece que te has dejado llevar por los sentidos. Se dice que los sabios no se dejan llevar por la ira, dado que es el peor de los venenos y el que más daño causa en la mente. Se ha dicho que el hombre verdaderamente sabio controla su ira, se la traga como si fuera una medicina y consigue la paz. Puede que podáis matar a Bishma, Drona, Kripa, Salya, los hermanos de Duryodhana y al mismo Duryodhana junto con su amigo Radheya. Pero, ¿qué placer obtendréis con su muerte? ¡decídmelo! Este mundo rodeado por el mar será vuestro, estoy de acuerdo con eso. Pero, Yudishthira, no podrás escapar a la vejez y a la muerte. Te conozco a ti y tu tierno corazón. Te arrepentirás de la muerte de tus primos después de que mueran. Te pido que abandones tu ira contra mí y contra mis hijos. Te pido que vuelvas al bosque y que pases el resto de tu vida allí. O si no vive con tu primo y amigo Krishna. Puedes vivir de las limosnas que consigas en el reino de los vrishnis. Te pido que no abandones el camino del bien que has estado siguiendo durante tanto tiempo para descarriarte siguiendo los caminos del pecado.