XXXI
Los pandavas continuaron viviendo durante un tiempo en la casa del bramán. Un día vieron llegar a un bramán que solicitó quedarse por una noche. Había estado por muchos países y le recibieron con gran interés, rodeándole y pidiéndole que les contara lo que había visto y conocido en sus viajes. El bramán les contó algunas anécdotas que le habían sucedido y después les dijo:
—Pero la verdadera misión por la que estoy viajando es para propagar la noticia de que Drupada ha organizado un Swayamvara para su hija la princesa Draypadi que se celebrará en la corte de los panchalas, en la ciudad de Kampilya.
La princesa nació del fuego sagrado junto con su hermano Dhrishtadyumna.
Los pandavas le pidieron que les contase más detalles acerca del Swayamvara.
El bramán les dijo:
—Hay una historia muy larga e interesante detrás del nacimiento de los hijos de Drupada y de la celebración de este Swayamvara. Si estáis de verdad interesados en escucharme os la puedo contar.
Los pandavas insistieron en ello y el bramán empezó a relatar la historia de la enemistad entre Drona y Drupada y cómo al final Drona se vengó de Drupada con la ayuda de las pandavas. Los pandavas conocían muy bien esta parte de la historia pero le escucharon como si no supieran nada. Y el bramán continuó diciendo:
—Después de la derrota Drupada ya no podía ver a Drona como a un amigo. Tan sólo sentía deseos de vengarse por aquella humillación. En su corazón surgió el deseo de tener un hijo para matar a Drona y una hija para entregársela a Arjuna por quien había desarrollado un gran aprecio al verle pelear con tanta bravura y nobleza. Así pues, Drupada empezó a practicar mortificaciones y austeridades con este propósito. Vivía en un bosque en el que había dos rishis: Yaja era el nombre de uno y Upayaja el del otro.
Después de servir a Upayaja durante un año, Drupada se le acercó pidiéndole que le otorgara un hijo y una hija capacitados para satisfacer su deseo. El rishi le dijo que Yaja podría ayudarle. Y los dos rishis realizaron para él un yaga llamado Putrakama. Al final del yaga, de las llamas del sacrificio surgió una carroza. Sentado en la carroza había un joven con el aspecto de un dios, ataviado con los vestidos propios de un guerrero antes de comenzar una batalla. Drupada enmudeció de dicha porque lo que contemplaban sus ojos era la confirmación de que la muerte de Drona estaba ya asegurada. Pero aún eso no fue todo, porque luego, del fuego sagrado surgió una hermosa mujer: el regalo que Drupada quería hacerle a Arjuna. Su piel era oscura y sus destelleantes ojos eran encantadores.
Parecían pétalos de loto largos y húmedos, de su larga y lustrosa melena surgían aromas como de loto azul. Ninguna mujer podía comparársele en belleza, encanto y esplendor.
Drupada pensó que era la esposa apropiada para Arjuna. En el momento que ella apareció se escuchó una voz de los cielos que proclamaba: "Esta mujer, la más bella de todas las mujeres, será la causa de la destrucción de todos los kshatryas. Ha nacido para cumplir un designio divino." Dhrishtadyumna fue el nombre que le pusieron al varón y a su hermana le pusieron el nombre de Krishnaa, mejor conocida como Draypadi.
Entonces Bhima le interrumpió diciendo:
—Pero he oído decir que Dhrishtadyumna es discípulo de Drona y que de él aprendió el uso del arco y las demás armas, al menos eso dicen.
—Sí —dijo el bramán—, Drona le enseñó todo, aun sabiendo que el príncipe había nacido para matarle. El sabía que no había forma de oponerse al destino. Dhrishtadyumna era un buen amigo de Bhima, uno de los pandavas, los cuales murieron quemados en el incendio de la casa de cera. Y esto me trae de vuelta a lo que os estaba contando. Cuando Drupada supo la noticia de que los pandavas habían muerto en aquel atentado promovido por el malvado rey Dhritarashtra junto con su hijo Duryodhana y Sakuni, su corazón se llenó de tristeza lamentando la desgracia como si fuera la de sus propios hijos. Pero su guru se le acercó y le dijo: "No te preocupes, tengo el sentimiento de qué los pandavas no han muerto. Siempre han sido justos y no hay mal que pueda sobrevenirles. Te voy a sugerir un plan; organiza un swayamvara en la ciudad de Kampilya y haz que la noticia corra por todas partes, proclamando que la condición para ganarse la mano de tu hija Draypadi será una prueba de habilidad en el uso del arco. Estoy seguro de que los pandavas deben estar camuflados en algún lugar y cuando sepan la noticia, el arquero que hay dentro de Arjuna no podrá resistir el desafío. Y es seguro que Arjuna asistirá al swayamvara y se ganará la mano de Draypadi." Drupada envió mensajeros por todas partes para proclamar la celebración del swaymvara. A muchos bramanes les ha pedido que vayan de lugar en lugar difundiendo la noticia. Quién sabe; quizás en algún lugar yo tenga la fortuna de poder comunicarle al mismo Arjuna la noticia del swayamvara. —Después de reírse de su propio chiste el bramán les explicó que estaba muy cansado y se fue a dormir.
Los príncipes se quedaron en silencio por largo rato. Ninguno se atrevía a hablar.
Kunti se dio cuenta de que todos deseaban ir a Panchala pero ninguno se atrevía a decirlo.
Tratando de allanar la situación les dijo:
—Ya hemos estado viviendo demasiado tiempo en la casa de este bramán, por mi parte ya me siento un poco cansada de vivir en este lugar, ¿por qué no nos vamos a otra parte?
Por ejemplo a la ciudad de Kampilya en Panchala. Con la celebración del swaymvara seguro que habrá mucha gente caminando por las calles y será divertido deambular por la ciudad durante la celebración; creo que va a ser emocionante. Me gustaría ir a Panchala, ¿qué os parece a vosotros?
Los pandavas estaban deseando escuchar aquellas palabras, y pensando en la aventura que les esperaba, se pusieron muy felices asintiendo todos juntos.
Ellos sabían que Draypadi era una ofrenda para Arjuna.
Pero no pudieron reconciliar el sueño en toda la noche, pensando en la descripción que el bramán había hecho de aquella mujer. Sus pensamientos revoloteaban alrededor de ella. Yudishthira, el mayor de los pandavas, quería aquella mujer para él, pero dándose cuenta de que no era su prerrogativa no podía evitar sentirse deprimido. Estaba agobiado por el continuo acoso de pensamientos. Todos esperaban con impaciencia la salida del sol del nuevo día, pues cada uno de los presagios indicaban que en aquella ciudad les esperaba una sorpresa agradable.
Kunti se despidió afectuosamente del bramán, de su esposa y de sus hijos y junto con sus cinco hijos emprendió camino hacia el país de Panchala. Cuando iban ya de camino se encontraron con Vyasa, el cual les había prometido reunirse de nuevo con ellos. Después de bendecirles les dijo: —Lo que estáis haciendo es lo correcto, la suerte os espera allí; días de gran felicidad os están aguardando. Las nubes comienzan a levantarse disipándose. Pronto vais a ser muy felices.
Después de esas palabras de ánimo, Vyasa se fue. Tras oír sus palabras, los pandavas caminaron decididos, y con un entusiasmo especial hacia la ciudad de Kampilya, la capital del reino Panchala.