XXVII
La noticia de que los pandavas estaban vivos y de que ahora eran los yernos del poderoso rey Drupada, se propagó como el fuego. Y lo mismo ocurrió con la noticia de que Arjuna era el bramán que había ganado la mano de Draypadi. Fácilmente se podía adivinar cuáles eran los sentimientos de los kurus al respecto. Para ellos eran noticias terribles. Sakuni estaba furioso, pues el hecho de que los pandavas hubieran escapado del atentado de Varanavata era un milagro aún mayor que el que le sucedió a Bhima al escapar de la muerte cuando fue mordido por las serpientes.
Sakuni sugirió que debían desafiar a los pandavas y luchar contra ellos, mas algunos de los ancianos dijeron que esto no sería muy político. Uno de ellos dijo:
—Los pandavas no están ni mucho menos indefensos. Tienen a Drupada, Dhrishtadyumna, Krishna, Balarama y todas las huestes de los Vrishnis para ayudarles. Es mejor pactar con ellos.
Entonces Radheya dijo:
—No hay duda de que hay mucho que decir sobre la fortaleza de los pandavas. Pero no es propio de un kshatrya estar haciendo un doble juego. Si queremos la supremacía, éste es el momento. Quizás ahora sean poderosos, pero nosotros no somos mujeres.
Podemos luchar; si no lo hacemos ahora, no lo haremos nunca. Vayamos al país de los Panchalas y desafiemos a los pandavas. Podremos derrotarles fácilmente.
Esta arenga de Radheya agradó a la mayoría, así que formaron un ejército y se pusieron en marcha hacia Kampilya La batalla fue de corta duración y tuvo un resultado decisivo. Las tropas de los kurus fueron derrotadas. La ira de los pandavas era como la de una serpiente herida; demostraron ser demasiado fuertes para los kurus, así que Duryodhana y su ejército regresaron a Hastinapura. Tuvo que aceptar que los pandavas eran más poderosos de lo que él había pensado. Su corazón estaba a punto de romperse. No hablaba con nadie; ni con sus hermanos, ni con sus amigos. Se sentaba solo durante horas en su aposento, pensando que había sido engañado por la Providencia. No pensaba en otra cosa que en los pandavas. Dussasana se reunió con él para confortarle, escuchándole mientras desahogaba en él todas sus penas. Duryodhana le dijo: —¿Quién iba a pensar que Purochana iba a fallar de esta forma? Es un necio. Cierto es que los pandavas están favorecidos por los dioses, si no ¿cómo puede explicarse el hecho de que Radheya haya sido derrotado dos veces por ese asno engreído de Arjuna?
Cuando les enviamos a Varanavata estaba seguro de que no les volvería a ver. Pero aquí están, más fuertes que nunca. Ya me he dado cuenta de que el destino es demasiado poderoso, la fuerza y las armas no tienen nada que hacer contra él. —La congoja de Duryodhana no podía describirse, estaba casi a punto de perder el sentido.
Vidura oyó todas las noticias y también supo de qué forma tan estúpida habían atacado los kurus a los pandavas y su humillante derrota. Así que se dirigió a su hermano Dhritarashtra y le dijo:
—En verdad es una gran fortuna que los hijos de la casa kuru estén prosperando. —Vidura utilizó intencionadamente el término "kuru" para ver cómo reaccionaba el rey y prosiguió:— El hijo mayor se ha casado con la hija del rey de los panchalas.
El rey no captó su ironía y, creyendo que se refería a sus hijos le contestó muy complacido: —¿Por qué no la has traído para conocerla? Es una gran fortuna, tal y como dices, los hijos de la casa kuru están prosperando.
Entonces Vidura le dijo:
—Querido hermano, veo por el tono de tu voz que no me has comprendido. Pareces haber entendido que la hija del rey de los panchalas haya elegido a tu hijo Duryodhana como marido. Lo siento, cuando dije "los hijos de la casa kuru" incluía a los hijos de Pandu, porque ellos también son hijos de la casa kuru. Arjuna ganó la mano de la princesa en el swayamvara y ahora los cinco hermanos la han tomado por esposa.
El rey tuvo que ocultar su decepción ante Vidura, así que manteniendo la compostura para salvar su apariencia externa replicó:
—Estas son noticias aún más agradables. Estoy muy contento de saber que esos nobles muchachos hayan conseguido entablar relaciones con el poderoso e invencible Drupada y con su hijo. Me hace feliz saber que los hijos de mi difunto hermano están vivos y a salvo. Nunca he sido tan feliz como hoy, abrázame Vidura.
Mientras decía esto, Vidura, sonriendo, le dijo:
—Mi señor, tus palabras son muy dulces y cariñosas, pero espero que no sean como la espuma que flota en la superficie del mar. Confío en que los sentimientos que has expresado estén hondamente enraizados y permanezcan así para siempre. Espero que tu mente no titubee más. —Después de decir esto, Vidura se marchó.
Al tiempo que se iba, Duryodhana entraba en el palacio del rey acompañado de Radheya. Habían oído la última parte de la conversación entre el rey y Vidura. Nada más llegar, Duryodhana le dijo muy enojado al rey:
—Estoy sorprendido padre, ¿qué es eso que he oído de que hay un gran gozo en tu corazón de saber que esos detestables primos míos están vivos? ¿Estás soñando? ¿Es que no estás bien?
El rey le contestó:
—Estoy más apesadumbrado que tú. La aparición de los pandavas no me complace en absoluto, pero no podía decírselo a Vidura. El es muy astuto. Así que aproveché la ocasión para elogiar a los hijos de Pandu delante de él. De esta forma, no sabrá cuáles son mis verdaderos sentimientos. Ahora que tú estás aquí, dime qué debemos hacer.
Al desdichado Duryodhana no se le ocurría nada. Sin embargo, propuso:
—Ese odioso grupo de los cinco hermanos tiene que ser disgregado por todos los medios. ¿Por qué no sembramos la discordia entre ellos? ¿Por qué no sobornamos al rey Drupada con lujosos regalos para que se muestre amigable con nosotros? Podríamos hacer algo para que la bella Draypadi fuera causa de disputa entré ellos. O ¿por qué no intentamos asesinar a Bhima? El es el más fuerte de los cinco. Si él muere, decaerá el ímpetu del grupo. Arjuna es poderoso porque siempre está respaldado por Bhima en todas las batallas. Si Bhima muriese, para Radheya sería un juego de niños aniquilar a Arjuna. Padre, ¡tenemos que hacer algo! O, ¿por qué no ponemos a Draypadi en contra de los hermanos? Entonces los pandavas, teniendo en contra suya a Drupada y Dhrishtadyumna, no podrían hacer nada. Estas son algunas de mis sugerencias. Si Radheya aprueba alguna de ellas, podemos pasar a la acción rápidamente. Tal y como están las cosas ahora, el tiempo está pasando y yo no podría vivir si ellos regresaran a Hastinapura y vivieran con nosotros.
Radheya sonrió a su amigo y le dijo:
—Duryodhana, amigo mío, estás fuera de tus casillas, estoy seguro, si no, no se te habrían ocurrido esas ideas. Todos tus intentos de manipulación son vanos. Desde el principio, siguiendo los consejos de tu tío Sakuni, has intentado deshacerte de ellos mediante métodos deshonestos y artimañas. ¿Has tenido éxito alguna vez? ¡Nunca, ni una sola vez! No podrás sembrar la discordia entre ellos porque están muy unidos. Nada puede ponerse entre medio; son demasiado bondadosos de corazón para estar celosos uno del otro. En cuanto a la sugerencia de que Drupada pueda ser tentado mediante sobornos, es también imposible porque tiene reputación de ser de naturaleza firme y honesta. Y Draypadi, su hija, tampoco se dejaría seducir. ¿Acaso no sabes que por naturaleza, cualquier mujer sería feliz de tener más de un marido? Draypadi tiene cinco.
Nunca le agradará la idea de ponerse en contra de sus maridos. Por otro lado, tampoco puedes aniquilar a Bhima; ya lo intentaste más de una vez hace años y no pudiste. Mi sugerencia es que luches. ¿Por qué tramar conspiraciones estúpidas? Luchemos contra ellos. A medida que pase el tiempo se harán más y más poderosos. Debemos luchar y deshacernos de ellos; cuanto antes mejor. La lucha es lo único honroso que se me ocurre. Mi querido Duryodhana, este ancho mundo no puede ser conquistado por el engaño, sino por el valor. No está bien que un príncipe tan noble como tú, emplee los métodos que sólo usan las mujeres y los cobardes. Tú eres un kshatrya y nos tienes a nosotros que estamos dispuestos a sacrificar nuestra vida por ti. Es sólo el valor de un rey lo que perdura, después de su muerte, para la posteridad. Todos estos métodos de Bhida, Sama y Dana son ineficaces. Tú debes utilizar el cuarto, el Danda. Desafía a los pandavas a que luchen en contra tuya y luego disfruta de un reino que hayas ganado con bravura. No te dejes llevar por esos pensamientos retorcidos, propios de tu tío Sakuni.
Te dejas llevar por ellos con mucha facilidad. Sígueme a mí y te guiaré al honesto sendero por donde caminan los kshatryas. ¡Lucha, amigo mío! No quiero que los hombres hablen mal de ti en el futuro.
A Dhritarashtra le agradaron estas palabras de Radheya y dijo:
—Solamente un héroe como tú puede hablar así. No podrías pensar de otra manera.
Hoy habrá una asamblea en el gran salón del palacio, donde estarán Bishma, Drona y todos los ancianos kurus, para deliberar acerca de nuestro futuro y el de los pandavas.
Espero que tus sugerencias les agraden, pero temo que no las aceptarán. De todas formas, vayamos a la sala del consejo y veamos qué dicen y cuál es la decisión final.
Los tres se dirigieron a la sala del consejo caminando con paso lento.