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Salir del euro
Vuelve oficialmente la recesión, arrecian los recortes, se multiplican los despidos, se hunde la bolsa, se dispara la prima de riesgo y, lo peor de todo, no hay esperanza alguna de que todo este sacrificio lleve a otro sitio que no sea una depresión aún peor. El modelo de la austeridad alemana nos hunde en una década perdida, en un horizonte sin futuro. ¿Hay alternativas? Solo dos: o Europa (Hollande mediante) es capaz de torcer la mano de Angela Merkel para que la UE recupere la cordura, o la eurozona no alemana tendrá que plantearse muy seriamente una alternativa hasta ahora imposible. Salir del euro.
El debate es claro: si Alemania se sigue negando a dotar al euro de la pata que le falta —un tesoro común en forma de eurobonos o de un BCE al que le preocupe algo más que la puñetera inflación—, para el resto de los socios de la UE empieza a ser una posición a estudiar salir del euro con todo lo que conlleva. La política de los recortes no va a servir para cuadrar las cuentas públicas: a más recortes, menos crecimiento, menos ingresos fiscales y más déficit al final. De esta espiral endemoniada solo se huye con políticas monetarias expansivas, y con Merkel al mando tal cosa no va a pasar.
¿Es una locura salir del euro? El Nobel Paul Krugman no lo ve así: «Pueden decir que esto es inconcebible, y que sin duda alguna sería enormemente perjudicial tanto económica como políticamente. Pero lo que es realmente inconcebible es mantener el rumbo actual e imponer una austeridad cada vez más rigurosa a países que ya están sufriendo un desempleo de la época de la Depresión».
Salir del euro sería durísimo para nuestra economía. No es una buena solución, aunque tal vez la menos mala. Supondría una devaluación brutal que empobrecería a todo el país, una huída de capitales (que se está produciendo ya), una debacle política continental. Pero la situación actual es tan grave que esta opción —hasta ahora inimaginable— empieza a ser un plan de choque que al menos se debería debatir. Los países mediterráneos perderían, pero Alemania perdería mucho más. Tal vez así, aunque fuese solo con la amenaza de romper, se podría desbloquear una situación donde únicamente Alemania gana para que perdamos los demás.