44
El egoísmo de Merkel
¡Qué viene el spread! El nuevo lobo: el diferencial entre el bono español y el alemán, los intereses extras que pagamos por la deuda pública. Los países cuestionados, como España, sufrimos una espiral envenenada: cada vez es más difícil financiar la deuda, así que sube el spread —hay que pagar más intereses para atraer inversores—, por lo que la deuda se complica aún más… y vuelta a empezar. A Reino Unido y Estados Unidos les pasaría igual, pero ellos tienen un banco central que evita estos ataques comprando deuda; en Europa, el BCE no está por la labor. La semana pasada el spread bajó, ahora vuelve a subir. Se puede volver a disparar. Todo depende de un pulso entre Alemania —con la inexplicable ayuda de Sarkozy— y el resto de la UE que se resolverá en la cumbre europea que empieza mañana. Si gana Europa, España se salvará. Si gana el eje franco-alemán, podemos empezar a rezar.
Hasta las voces más moderadas, como el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, critican a la canciller Angela Merkel tachándola de «simplista» y «antieuropea» por su boicot a cualquiera de las soluciones contra el ataque al euro. Hay varias opciones: desde que el fondo de rescate compre deuda soberana hasta crear un «eurobono», una emisión conjunta de deuda pública europea para que la unión haga la fuerza. Pero Merkel siempre dice no. No es solo simplismo antieuropeo: es egoísmo cortoplacista.
Gracias al incendio de los países periféricos que el propio Gobierno alemán se encarga de alimentar, Alemania paga menos intereses para financiarse. De paso, Merkel impone sus recetas neoliberales al resto: desde el recorte draconiano del déficit hasta el fin de la negociación colectiva o el aumento de la edad de jubilación. El Gobierno de Zapatero también entregará esas prendas a «los mercados». No bastará. Nada será suficiente hasta que Merkel o el BCE decidan que ya es hora de parar.