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El botón nuclear
Rumor número uno: España va a pedir al FMI un rescate de 280.000 millones de euros, dos veces y media el de Grecia. Rumor número dos: Fitch y Moody’s van a rebajar esta misma tarde la calificación de la deuda española. Ambos bulos circularon durante toda la mañana de ayer por los mercados. Ambos se demostraron completamente falsos: no se rebajó la calificación de la deuda, que Fitch y Moody´s aún mantienen en el máximo nivel posible. Y tanto el FMI como el propio Zapatero negaron rotundamente que existiesen siquiera planes de tan millonario rescate. Ambas mentiras, no obstante, cumplieron muy bien sus objetivos: deteriorar el crédito que merece la deuda pública española —y, de paso, hacer que nos salga más cara—; hundir un poquito más la bolsa; y, como feliz consecuencia, que los promotores de ambos bulos, los mismos especuladores que están jugando a la baja con España, ganaran sus buenos euros. Y así se mantiene otro día más una espiral que, a la postre, puede lograr que las negras profecías se hagan realidad. «Los mercados pueden mantener su irracionalidad más tiempo del que tú puedes mantener tu solvencia», decía Keynes. Si el mercado es una selva, los inversores son siempre una manada.
¿Hay manera de evitar tal disparate? Claro que sí. Lo que pasa es que apenas interesa. Hay una opción de la que cada vez se habla más y que algunos llaman el botón nuclear por sus tremendas consecuencias: que el Banco Central Europeo compre bonos de deuda pública en cantidad suficiente para pillar los dedos a los especuladores. Hay un pequeño problema. El mercado, a su manera, está ejerciendo de lobo que sirve muy bien para asustar a las ovejas, para que los ciudadanos acepten unos recortes sociales inasumibles si no existiese el miedo. Íbamos a reformar el capitalismo ¿se acuerdan? Pues va a ser el capitalismo quien nos reforme a nosotros.