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Las pensiones en diez claves
1. España tiene una pirámide de población inusual: el baby boom duró hasta los setenta pero después la natalidad se hundió de golpe.
2. Esta singularidad demográfica va a provocar que cuando los nacidos en esa década —mi generación— empecemos a jubilarnos, seremos muchos más pensionistas que ahora en relación con el número de trabajadores que presumiblemente habrá.
3. A larguísimo plazo no se puede mantener el modelo tal cual está —donde las cotizaciones de unos sirven para pagar la jubilación de los otros— porque el número de pensionistas aumentará bruscamente, la esperanza de vida también sube y la natalidad no tiene pinta de mejorar.
4. España no gasta mucho en pensiones de jubilación: solo el 8,4 por ciento del PIB, cuando la media europea es del 10,1 por ciento.
5. Si no hay reforma alguna y se cumplen los peores pronósticos de la Unión Europea, para el 2060 el porcentaje del gasto en pensiones en España será del 15,1 por ciento.
6. Es evidente lo difícil que resulta pronosticar cómo será la economía española dentro de cincuenta años; es tan ingenuo como hubiese sido imaginar en 1960 cómo sería España en 2010.
7. No es la primera vez que estas previsiones fallan estrepitosamente.
8. Pero incluso dando por buenas estas cifras —todas salen del último informe de la UE—, ese 15,1 por ciento del PIB de gasto en pensiones será poco superior a lo que HOY (y no en 2060) gastan países como Francia (13 por ciento) o Italia (14 por ciento).
9. Hay dos soluciones: rebajar las pensiones y el tiempo en que se disfrutan para que salgan más baratas —en eso están—; o bien otra alternativa, de la que la derecha neoliberal no quiere ni oír hablar: que la diferencia, si es que es necesario, se pague con cargo a los presupuestos generales del Estado por medio de impuestos. Ya lo hacen así otros países, como Austria o Dinamarca.
10. Todo esto se sabe desde hace años y la prisa por reformar no viene por estos datos, sino porque a los mercados les encanta la austeridad. La de los demás.