25
Freno a la especulación

19 de febrero de 2010. «Hay que poner freno con firmeza a la especulación, al dinero fácil y a la parte de la globalización económica que quiere escapar al control de todos», dice José Luis Rodríguez Zapatero en Londres, antes de una reunión con Gordon Brown. 16 de marzo de 2010. El mismo Zapatero, presidente de turno de la UE, decide poner freno con firmeza a la directiva europea que iba a reformar los fondos de inversión especulativos. Lo hace después de una llamada de su amigo Gordon Brown, el presidente de un país en campaña electoral cuya City londinense, cual cueva pirata, resguarda a gran parte de los famosos hedge funds. 4 de mayo de 2010. El presidente español vuelve a cargar contra los especuladores, esta vez desde Bruselas, enojado ante un rumor que hunde otra vez la solvencia de la deuda española. Zapatero: «No doy crédito, es una absoluta locura, un despropósito monumental». Y tanto.
Si les dieran un euro a los griegos cada vez que un gobernante clama contra los especuladores, no haría falta rescatarlos. «Hay que poner freno a la especulación», repitió esta semana Angela Merkel. «Hay», ese verbo de sujeto impersonal, como si el freno dependiera de los extraterrestres o de algún otro extraño. Y así llevamos casi dos años, refundando el capitalismo en cada discurso mientras los especuladores nos sirven otras dos tazas. Esa reforma de los hedge funds que en marzo retrasó otro ratito Zapatero (se supone que hasta que Reino Unido vote) no es tampoco ninguna medida revolucionaria. Es un acuerdo de mínimos, y hasta eso se pospone. «El retraso en las reformas del sistema financiero puede desembocar en revueltas sociales», advirtió hace mes y medio el director gerente del FMI, el banquero francés Dominique Strauss-Kahn. En Grecia, en la cuna de Europa, las revueltas ya han comenzado.