Sermerssuaq
Inuit
ermerssuaq tenía tanta fuerza que podía levantar un kayak con las puntas de tres dedos. Dándole apenas unos golpecitos en la cabeza con los puños, podía matar una foca. Era capaz de destrozarles las tripas a un zorro o a una liebre. Una vez, le echó un pulso a Qasordlanguaq, otra mujer de armas tomar, y le ganó con tal facilidad que dijo:
—La pobre de Qasordlanguaq no habría podido ganarle un pulso ni a un piojo de su propia cabeza.
A la mayor parte de los hombres, les ganaba y luego les decía:
—¿Dónde os habíais metido cuando se repartieron los testículos?
A veces, Sermerssuaq enseñaba su clítoris muy orgullosa. Era tan grande que la piel de un zorro no llegaba a cubrirlo del todo. ¡Aja, que también era madre de nueve niños!