CAPÍTULO LXXIII
Cómo el Almirante fue desde Tierra Firme a la isla Española
Navegando el Almirante al poniente de la costa de Paria, cada instante se alejaba más de aquélla, con rumbo al Noroeste, porque las calmas y las corrientes le echaban hacia aquella parte; de manera que el miércoles, a 15 de Agosto, dejó el cabo que llamó de las Conchas, al Mediodía, y la isla Margarita al Poniente, a la cual puso este nombre, tal vez inspirado de Dios, porque junto a esta isla está la de Cubagua, de la que se ha sacado innumerable cantidad de perlas y margaritas[185]; lo mismo que en la Española, cuando volvió de Jamaica llamó a ciertos montes Todos de Oro, y luego se halló en éstos la mayor cantidad de granos de oro que de aquella isla se ha traído a España.
Pero, volviendo a su viaje, diré que siguió su camino por seis islillas que llamó las Guardas. A otras tres que estaban más al Norte, les dio nombre de Testigos. Y aunque aún descubrieron mucha tierra al Poniente de la misma costa de Paria, dice el Almirante que no podía dar tan particular cuenta como él deseaba, porque a causa del mucho velar, los ojos se le habían ensangrentado, y había necesidad de anotar la mayor parte de estas cosas por lo que decían los marinos y pilotos que con él iban. Añade que aquella misma noche, que fue jueves, a 16 de Agosto, las agujas, que hasta entonces no habían noruesteado, noruesteaban, apresuradas, más de una cuarta y media, y algunas la mitad de un viento, sin que en ello pudiese haber error, porque siempre habían estado vigilantes en anotarlo. Admirado de esto y con temor de que le faltase comodidad para ir por la costa de Tierra Firme, navegó casi todo el viaje al Noroeste, hasta que el lunes, a 20 de Agosto, fondeó entre la Beata y la Española; desde allí envió algunos indios con cartas a su hermano el Adelantado, dándole a saber su venida y buen éxito. Estaba lleno de asombro viéndose tan a Poniente, pues aunque él sabía que era menor la fuerza de las corrientes, no creyó que fuese en tanta manera. Por lo cual, a fin de que no se le acabasen los bastimentos que tenía, luego fue por Oriente, con rumbo a Santo Domingo, en cuyo puerto o río entró a 30 de Agosto, pues el Adelantado había señalado allí el sitio de la ciudad[186], a la parte oriental del río, donde hoy está, y llamó la Santo Domingo en recuerdo de su padre, que se llamaba Domingo.