CAPÍTULO LIV

Cómo el Almirante dejó bien dispuestas las cosas de la isla y salió a descubrir la de Cuba, creyendo que era tierra firme

Habiendo el Almirante resuelto ir a descubrir tierra firme, instituyó un Consejo que quedaría en su lugar para gobierno de la isla, las personales del cual fueron: don Diego Colón, su hermano, con título de Presidente; el padre fray Boil y Pedro Hernández Coronel, Regentes; Alonso Sánchez de Carvajal, Regidor de Baeza, y Juan de Luján, caballero de Madrid, criado del Rey Católico.

A fin de que, para mantenimiento de la gente no faltase harina, procuró con mucha diligencia la fábrica de los molinos, aunque las lluvias y la crecida de los ríos fuesen muy contrarias a esto; de cuyas lluvias dice el Almirante proceder la humedad, y de consiguiente la fertilidad de aquella isla, la cual es tan grande y maravillosa que comieron fruta de los árboles en Noviembre, en cuyo tiempo volvían a producirla, de lo cual deduce que dan dos veces fruto al año. Las hierbas y las semillas fructifican y florecen de continuo. También en todo tiempo hallaban en los árboles nidos de pájaros con huevos y pajarillos. Así como la fertilidad de todas las cosas era grande, se tenían también todos los días nuevas de la gran riqueza de aquel país, porque a diario venía alguno de los que el Almirante había mandado a diversas partes, y traía noticias de minas que se habían descubierto, sin contar con la relación que él tenía de los indios de la gran cantidad de oro que se descubría en varios lugares de la isla.

Pero el Almirante, no contentándose con todo esto, acordó volver a descubrir por la costa de Cuba, de la que no tenía certeza si era isla o tierra firme. Tomando consigo tres navíos, el jueves, a 24 días de Abril, desplegó al viento las velas, y aquel día fue a dar fondo en Monte Cristo, al Poniente de la Isabela. El viernes fue al puerto de Guacanagarí, creyendo encontrarle allí; pero éste, apenas había visto los navíos, huyó de miedo, aunque sus vasallos, fingiendo, afirmaban que muy pronto volvería. Pero el Almirante, no queriendo detenerse sin gran motivo, salió el sábado, 25 de Abril, y fue a la isla de la Tortuga, que está seis leguas más al Occidente. Pasó la noche cerca de aquella, con las velas desplegadas, con gran calma y con la mar picada, que volvía de las corrientes. Después, al día siguiente, con Noroeste y las corrientes al Oeste, fue obligado a tornar hacia el Este y surgir en el río Guadalquivir, que está en la misma isla, para esperar un viento que venciese las corrientes; las cuales entonces, y el año pasado en su primer viaje, había encontrado muy recias, en aquellas partes hacia Oriente. De allí, el martes, a 29 del mes, con buen tiempo llegó al puerto de San Nicolás, y desde este lugar fue a la isla de Cuba, la que comenzó a costear por la parte del mediodía; y habiendo navegado una legua más allá del Cabo Fuerte, entró en una gran bahía que llamó Puerto Grande, cuya entrada era profundísima, y la boca de ciento cincuenta pasos. Allí echó las áncoras y tomó algún bastimento de peces asados, y hutias, de las que los indios tenían gran abundancia. Al día siguiente, que fue primero de Mayo, salió de allí navegando a lo largo de la costa, en la que halló comodísimos puertos bellísimos ríos y montañas muy altas; en el mar, desde que dejó la isla de la Tortuga, encontró mucha de aquella hierba que había hallado en el Océano, yendo y al venir a España. Como pasaba cerca de tierra, mucha gente de aquella isla iba en canoas a los navíos, creyendo que los nuestros eran hombres bajados del cielo, llevándoles de su pan, agua y peces, y dándoles todo alegremente, sin demandar cosa alguna. Pero el Almirante, para enviarlos más contentos, ordenó que todo les fuese pagado, dándoles cuentas de vidrio, cascabeles, campanillas y otras cosas parecidas.

Historia del Almirante
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
introduccion.xhtml
mapa.xhtml
section000.xhtml
proemio.xhtml
cap001.xhtml
cap002.xhtml
cap003.xhtml
cap004.xhtml
cap005.xhtml
cap006.xhtml
cap007.xhtml
cap008.xhtml
cap009.xhtml
cap010.xhtml
cap011.xhtml
cap012.xhtml
cap013.xhtml
cap014.xhtml
cap015.xhtml
cap016.xhtml
cap017.xhtml
cap018.xhtml
cap019.xhtml
cap020.xhtml
cap021.xhtml
cap022.xhtml
cap023.xhtml
cap024.xhtml
cap025.xhtml
cap026.xhtml
cap027.xhtml
cap028.xhtml
cap029.xhtml
cap030.xhtml
cap031.xhtml
cap032.xhtml
cap033.xhtml
cap034.xhtml
cap035.xhtml
cap036.xhtml
cap037.xhtml
cap038.xhtml
cap039.xhtml
cap040.xhtml
cap041.xhtml
cap042.xhtml
cap043.xhtml
cap044.xhtml
cap045.xhtml
cap046.xhtml
cap047.xhtml
cap048.xhtml
cap049.xhtml
cap050.xhtml
cap051.xhtml
cap052.xhtml
cap053.xhtml
cap054.xhtml
cap055.xhtml
cap056.xhtml
cap057.xhtml
cap058.xhtml
cap059.xhtml
cap060.xhtml
cap061.xhtml
cap062.xhtml
cap063.xhtml
cap064.xhtml
cap065.xhtml
cap066.xhtml
cap067.xhtml
cap068.xhtml
cap069.xhtml
cap070.xhtml
cap071.xhtml
cap072.xhtml
cap073.xhtml
cap074.xhtml
cap075.xhtml
cap076.xhtml
cap077.xhtml
cap078.xhtml
cap079.xhtml
cap080.xhtml
cap081.xhtml
cap082.xhtml
cap083.xhtml
cap084.xhtml
cap085.xhtml
cap086.xhtml
cap087.xhtml
cap088.xhtml
cap089.xhtml
cap090.xhtml
cap091.xhtml
cap092.xhtml
cap093.xhtml
cap094.xhtml
cap095.xhtml
cap096.xhtml
cap097.xhtml
cap098.xhtml
cap099.xhtml
cap100.xhtml
cap101.xhtml
cap102.xhtml
cap103.xhtml
cap104.xhtml
cap105.xhtml
cap106.xhtml
cap107.xhtml
cap108.xhtml
autor.xhtml
notas.xhtml