Capítulo veinticinco

ALBERT Embankment Londres, Reino Unido Hora local: 0845 horas 6 de julio GMT: 0745 horas 6 de julio

—¡Coño! —le dijo Anna por el teléfono— ¿Y dónde está el guardaespaldas?

—Detrás suyo —dijo Lou— Pero bastante alejado.

Suspiró.

—De acuerdo. ¿Y el apoyo aéreo?

—Hay un helicóptero en camino. Control tiene a Cassie al este del puente Lambeth, cerca de ti. Vehículo desconocido.

—Necesito transporte —solicitó Anna.

—Parece ser que el coche de seguimiento se dirige hacia ti —informó Lou— ¿Podrías estar en la esquina de Lambeth Road con Pratt Walk en diez minutos?

—Afirmativo.

—De acuerdo —dijo Lou— Ordenaré al coche de seguimiento que avise cuando se acerquen a la intersección para que salga otro coche desde la Oficina central como un apoyo en caso de que la persecución cambie de dirección de manera abrupta. Harry, Dugan, Reyes y yo saldremos desde Askew Road. Llamaré a Ward pero no tenemos tiempo para recogerle. La traeremos de vuelta, Anna.

Más nos vale, pensó Anna al colgar y se movió entre el gentío hasta llegar a la señora Coutts que estaba al otro lado de la multitud y que estaba comprobando a los empleados que llegaban para empezar una lista de compañeros desaparecidos. Anna miró a su alrededor.

—¿Y el señor Kairouz?

La señora Coutts señaló a Alex, el cual estaba un poco alejado y estaba de espaldas mientras se metía en el bolsillo su teléfono. Se giró al ver que se acercaba ella y se sonrojó.

—Vaya con tus malditas promesas.

—¿Alex...? ¿Pero cómo...?

—Estaba con la señora Farnsworth, que aparentemente parece ser más competente que todo el puñetero servicio de seguridad de Su Majestad. ¿Dónde coño estaban los guardaespaldas?

—Tenemos señal clara —dijo Ana— y voy a por ella. Pero no deberías quedarte ahora solo. Espera aquí mientras traigo a la señora Coutts.

Anna se alejó rápidamente. Cuando volvió con la señora Coutts, Alex ya no estaba.

***

Alex esquivó a los bomberos que llegaban y se dirigió hacia el norte junto al río. Cruzó el puente de Westminster hasta la estación de metro. Había hecho mal en confiar la seguridad de Cassie a otros. Braun era demasiado listo. No tenía otra opción que seguirle el juego a Braun.

Incluso ahora, una búsqueda ponía en peligro a Cassie, pero sabía que no podía pararlo. Braun era ahora el verdadero objetivo, sea lo que haya dicho Anna, ya que solo él tenía la llave para los ataques. Y si Braun sí escapaba, significaría que encontró e inhabilitó el implante y sabía que estaba comprometido. Ante ese supuesto, Alex era la única oportunidad de Cassie. Braun, el fugitivo desesperado, la mataría y huiría. A no ser que Alex ofreciese una opción. A no ser que su confesión y suicidio llegase a las noticias justo a tiempo para que Braun las escuchase. A Braun no le acusarían de secuestro si actuaba según las órdenes de Alex. Todo ello siempre pensando en que Cassie no sufriría ningún daño.

Alex abrazó esa frágil esperanza y marchó hacia una cita con la muerte.

Bridge Street en las cercanías del puente Westminster Londres, Reino Unido Hora local: 0905 horas 6 de julio GMT: 0805 horas 6 de julio

—¿Has tenido suerte? —le preguntó Lou por encima de su hombro a Dugan mientras este marcaba otra vez, sin saber que Alex estaba entrando en la estación de metro a solo unos pasos de allí.

—Otro mensaje de “no disponible” —le dijo Dugan, que estaba en el asiento de atrás al lado de Reyes y mirando al tráfico. Pensando en que en el puente Lambeth habría atasco, Lou se desvió hacia el puente de Westminster, aunque parece que el resto de Londres pensó lo mismo.

—Prueba con la señora Farnsworth —le sugirió Harry.

Dugan asintió y marcó. Contestó al primer tono.

—Señor Dugan, gracias a Dios que está aquí —contestó— Farley ha secuestrado a Cassie. Llamé al señor Kairouz enseguida pero me colgó y no me ha vuelto a llamar. Cuando llamo, escucho su maldito buzón de voz. La directora llamó a la policía, pero la supuesta “protección” de la señora Walsh no está por ningún lado. ¿Qué debería hacer?

Soltó todo. Dugan intentó calmarla.

—Señora Farnsworth... Gillian. Necesita calmarse, por el bien de Cassie. La gente de Anna le está siguiendo la pista y tienen un plan de rescate —esperaba que así fuera— Yo tampoco puedo hablar con Alex, pero seguiré intentándolo y la llamaré cuando consiga hablar con él.

—Muy bien —respondió, aparentemente más calmada.

—No queremos involucrar a la prensa. Sugiérale a la directora que se trata de un secuestro por el que se pedirá un rescate. Haga que jure que no dirá nada. ¿Puede hacer eso por mí?

—Por supuesto, no tiene que hablar conmigo como si fuese una niña pequeña, señor Dugan.

—Tiene razón, disculpe —dijo, aliviado al notar en su voz que estaba más calmada.

—Los chicos de Anna se encargarán de la policía —le informó Dugan y miró a Harry, el cual asintió y llamó por su teléfono— Mejor váyase a casa. La llamaré cuando sepa algo más.

—Como usted diga —afirmó, otra vez con autodominio— Adiós, señor Dugan.

Dugan colgó y esperó a que Harry terminase su llamada.

—La policía ha informado de que salieron por la ventana del servicio —dijo Harry al colgar— Un trabajo de dos. Parece ser que Braun trabaja con alguien.

—Su plan sigue adelante —dijo Dugan— Al quemar su oficina le aísla de su barco de ataque o barcos y nos impide que los encontremos. Lo que significa que...

—Tenemos que encontrar al bastardo vivo —recalcó Lou.

Se sentaron y pensaron en ello. De repente, Harry rompió el silencio.

—Te has encargado muy bien de la señora Farnsworth, yanqui.

—Quizás en agradecimiento, puedes describir el plan de rescate que le aseguré que teníamos —expuso Dugan.

En dirección este de Lambeth Road Londres, Reino Unido Hora local: 0905 horas 6 de julio GMT: 0805 horas 6 de julio

Farley se apoyó en el claxon.

—¿Estás intentando atraer la atención, idiota? —le recriminó Braun.

Farley se enfurruñó. El tráfico era peor de lo que esperaba. Tenían coches de seguridad aparcados en distintos lugares y aun tenía que llegar al primero. Braun decidió evitar tantos cambios e ir directamente al refugio después del primer cambio.

Braun se fijó en que había unas sombras y se asomó para ver un helicóptero arriba. Se recostó y examinó el tráfico. El carril de la izquierda parecía que iba más rápido al pasarse los coches a este carril para evitar el accidente.

—Gira a la izquierda en Saint Georges Road.

—Pero si ya casi salimos del tráfico.

—Hazlo.

Lambeth Road en Pratt Walk Londres, Reino Unido Hora local: 0905 horas 6 julio GMT: 0805 horas 6 julio

El coche frenó en la cuneta delante de Anna. El agente que estaba en el asiento del copiloto salió del coche y se metió detrás, cediéndole su sitio a Anna. Una vez entró Anna, el conductor tocó el claxon para forzar su vuelta al tráfico.

—Es para descojonarse —dijo Ana— ¿Era demasiado para vosotros dos vigilar a una niña?

El conductor lanzó una mirada compungida por encima de su hombro a su compañero que estaba detrás. Después de una larga pausa, el hombre que estaba detrás habló.

—Anna...

—Déjalo. No hay nada que puedas decir que os pueda ayudar. Ahora dame la maldita radio —le pidió y extendió su mano.

El agente que estaba detrás le pasó la radio y Anna tomó el control.

—Control. Aquí Walsh. Ahora estoy en el coche de persecución por Lambeth Road y Pratt Walk. ¿Ya están conectados con todas las unidades?

—Afirmativo, Walsh. Usted es el coche 1. Chesterton es el coche 2. El helicóptero es aire 1. El objetivo se encuentra al este de su posición en Lambeth, cerca del museo de guerra.

—Coche 1 a aire 1. ¿Tiene una identificación?

—Negativo, Walsh. Aun no le puedo distinguir —informó el piloto del helicóptero.

—Coche 2, ¿me escucha? ¿Cuál es su ubicación, Lou? —le preguntó Anna.

—Le escucho, Anna —contestó Lou— Estamos al otro lado del puente, al este de Westminster Bridge Road. Estaremos en paralelo en caso de que gire hacia el norte. ¿Dónde quiere la policía?

—Fuera de la vista —subrayó— Cuando el helicóptero le identifique, fingiremos tener un accidento en su camino. Cuando se detenga, le sorprenderemos.

—Hecho —confirmó Lou y añadió— Anna, ¿has visto a Kairouz?

—Negativo. Ha desaparecido.

—Entendido —afirmó Lou.

Pensó un poco en Alex y luego maldijo el tráfico. Al menos Braun también estaba atrapado.

En dirección norte por Saint Georges Road Londres, Reino Unido Hora local: 0908 horas 6 de julio GMT: 0808 horas 6 de julio

El tráfico iba más rápido por Saint Georges Road, la mayoría iba hacia el este de Westminster Bridge Road y de vuelta a la rotonda de Saint Georges.

—Hacia la derecha. Sigue con el tráfico hacia el este —le ordenó Braun y se asomó otra vez.

A la vez que Braun le obedecía, Braun metió su cabeza en el coche.

—Aun están ahí —dijo.

—¿Quién?

—El helicóptero que nos está siguiendo.

Farley intentó mirar hacia arriba a través del parabrisas.

—Mantén los ojos en la carretera —le dijo bruscamente Braun.

Farley le lanzó una mirada a Braun y luego miró hacia delante.

—Interesante —expresó Braun— Es imposible que la policía nos haya encontrado. Incluso si alguien llegó a ver un camión IPS en el colegio, hay cientos de ellos en la ciudad. Por eso lo escogí. Nos están siguiendo de alguna forma. Solo puede ser la chica. Debe tener un dispositivo de seguimiento o un implante

—Joder, cuando se vacunó contra la gripe —recordó Farley— Eso que no parecía nada malo. Estuvo llorando todo el camino de vuelta a casa. Incluso se perdió clase al día siguiente. Ahora que lo pienso, fue demasiado escandaloso para tratarse solo de una vacuna.

—Justo delante de tus narices —le recriminó Braun, pero luego se contuvo. Paso a paso pensó.

—De acuerdo —aceptó— Evaluemos la situación. Nuestros adversarios coaccionaron a un doctor, tienen vigilancia remota y un helicóptero. Eso se llama “autoridades”.

—Mierda. Corta el implante y tíralo. O mejor aún, tírala para distraerles.

—¿Y hacer qué, idiota? ¿Cruzar mágicamente el tráfico en esta caja de zapatos con colores vivos? No, tengo planes para nuestra pequeña simplona. Es obvio que nos han identificado o han intentado hacer algo. Aun aparecemos en su radar. Conduce mientras pienso.

Se le ocurrió cuando se acercaban a la rotonda de Saint Georges.

—Coge la carretera de Londres hacia New Kent —le ordenó Braun— la mayoría de estos coches nos seguirán y una furgoneta IPS que se dirige al aeropuerto es muy normal —terminó de explicar el plan.

Ya en New Hope Road, Farley se detuvo en un semáforo cerca de un supermercado B&Q.

—Muy bien —dijo Braun— En el muelle de carga en diez minutos. Y Farley, pórtate como sabes.

Farley gruñó de forma afirmativa justo mientras Braun se bajaba del camión y se mezclaba con la multitud.

Lambeth Road acercándose a Saint Georges Circus Londres, Reino Unido Hora local: 0915 horas 6 de julio GMT: 0815 horas 6 de julio

Anna empezó a soltar insultos. Braun había ampliado su ventaja.

—El objetivo se ha detenido en la carretera New Kent y en Balfour Street —informó control.

—Entendido —respondió el piloto del helicóptero— Una furgoneta de IPS y dos coches se han acercado al semáforo. Es uno de esos. Espera; alguien se está bajando de la furgoneta. Mierda, le hemos perdido entre la multitud...

—Aire 1, mantente atento —pidió Anna— Estamos a dos kilómetros de distancia. Lou, posición.

—A 400 metros detrás vuestro, Anna.

—Los coches están girando —declaró el piloto— Pero la furgoneta va directa al aeropuerto.

—Aquí control. La señal aun marca en la carretera New Kent.

—¡Bingo! —afirmó el piloto— Identificación positiva del camión de IPS.

—Muy bien —agregó Anna— Lou, que la policía corte la carretera dos manzanas más allá mientras vemos como capturarlo.

—Así será, Anna.

Se inclinó hacia delante como si quisiese acelerar el tráfico por su fuerza de voluntad justo cuando un chirrido de ruedas precedió un sonido de choque y una ola de luces de frenos se propagó hasta ella.

Sudsbury and Smythe, banqueros privados Lombard Street, Londres, Reino Unido Hora local: 0915 horas 6 de julio GMT: 0815 horas 6 de julio

Clive Carringtons-Smythe, director general y accionista mayoritario de Sudsbury and Smythe, miraba fijamente el maletín con cierta inquietud. Si generaciones de Smythes y Smythes compuestos habían aprendido algo era que la reputación de uno lo era todo y esto parecía poco fiable. Pero no podía negarse. Gracias a la aparición de Braun hace unos meses, Phoenix Shipping era su mejor cliente y Braun nunca cuestionó los cargos. Casi como en los tiempos dorados cuando las fortunas de la familia las administraban los caballeros demasiados educados como para poner en dudas los honorarios. Pero era mucho dinero, pensó otra vez al ver el maletín enorme.

—El señor Kairouz, señor —le informó su secretaria e invitó a pasar a un hombre.

—Señor Kairouz, por fin. He disfrutado mucho tratando con el capitán Braun. Solo lamento que su propia agenda haya impedido que nos conociésemos.

El hombre asintió pero parecía intrigado. El banquero también parecía intrigado. Su invitado estaba despeinado, con ojeras en sus ojos y una mirada vacía.

—¿Café o té? —preguntó Carrington-Smythe e invitó a su invitado a sentarse en el sofá.

—Nada gracias. Estoy apurado, me temo.

—Por supuesto —dijo el banquero y movió el maletín a la mesita— Estos piratas, que desagradables son esos hijos de putas. La Marina Real debería colgarlos a todos, como en los viejos tiempos.

Abrió el maletín.

—He tenido que hacer malabares para que todo cupiese, me temo. Dólares, libras y bonos al portador —le dio una hoja— Si lo compruebas y lo firma, hemos terminado.

—Estoy seguro de que todo está bien —Kairouz hizo un garabato en vez de firmar.

—Pero por Dios, señor, son casi unos doce millones de dól...

—Estoy seguro de que está todo bien —Kairouz cerró el maletín y se levantó. Lo cogió con su mano izquierda y extendió la derecha— Disculpe mis prisas, pero como ya te dije, estoy apurado.

—Por supuesto —dijo el banquero— ¿Algo más?

—No, yo... en realidad sí. Estoy casi sin batería. ¿Podría llamar a un taxi?

—Absolutamente. ¿A dónde?

—A Heathrow, a la terminal privada.

Grandes almacenes B&Q en New Kent Road Un bloque al oeste de la terminal principal de IPS, Londres, Reino Unido Hora local: 0925 horas 6 de julio GMT: 0825 horas 6 de julio

Braun salió de las tiendas B&Q con una caja larga en su hombro. Salió disparado hacia la terminal y fue andando más despacio según se acercaba a la puerta. Saludó a un guardia aburrido y este le saludó de vuelta. Encontró a Farley en el otro extremo del muelle de carga cubierto al lado de otro camión, ambos estaban echados marcha atrás y solo se veía la parte frontal del coche. Cruzó, se subió al camión y le dijo a Farley que le siguiese detrás.

—Amárrala con cinta adhesiva para que así no pueda moverse —le ordenó Braun al tirarle a Farley un rollo de cinta adhesiva.

Farley lo hizo rápido y vio como Braun abría una caja.

—Pantalla protectora de datos-Aislante de ventanas —leyó— ¿Qué demonios es esto?

—Esto, Farley, hará que nuestra invitada parezca invisible. Ayúdame a envolverla.

Unos minutos después, Cassie estaba encapsulada en un envoltorio plateado.

—Ok —dijo Braun— Cuando escuches un golpecito, prepárate para llevártela a la otra camioneta.

—Pero, ¿por qué...?

—SOLO HAZLO —le gritó Braun, abrió la puerta trasera para salir y luego la cerró detrás suyo.

Se dirigió hacia la parte trasera de la camioneta de al lado. El conductor, que estaba de espaldas, estaba apilando cajas. Se dio la vuelta cuando la furgoneta se movió con el peso de Braun y recibió una bala en la frente, el ahogado estallido de la pistola con silenciador se perdió en el ruido del muelle. Braun sacó cajas al muelle y formó una pared detrás de las dos camionetas, luego golpeó la puerta trasera de su propia furgoneta y deslizó la puerta corredera. Farley trasladó a Cassie a la furgoneta de al lado sin ser visto.

Braun echó un vistazo dentro y vio al conductor muerto.

—Coge las llaves y prepárate.

—¿A dónde vas?

Braun sonrió.

—A preparar una pequeña distracción —le informó y corrió la puerta.

La sala de descanso estaba vacía, sus desgastados muebles llenos de periódicos tirados. Había varias máquinas expendedoras alineadas contra la pared enfrente de una encimera con pequeños electrodomésticos. En una esquina, Braun vio que había un armario con un calentador de agua a gas. Se dirigió hacia la encimera y rellenó un horno tostador con periódicos. Dejó la puerta del horno entreabierta y se fue otra vez hacia el armario. Desatornilló la conexión y empezó a salir gas. Encendió el honro y se marchó.

New Kent Road A 800 metros al oeste de la terminal principal de IPS, Londres, Reino Unido Hora local: 0930 horas 6 de julio GMT: 0830 horas 6 de julio

—Control, aquí coche 1. Estamos en New Kent Road —informó Anna.

—Enterado, coche 1. El objetivo está... Espera, no hay señal, repito, no hay señal.

—Aire 1 —llamó Anna— ¿Tiene una visual?

—Puedo ver la parte delantera de la camioneta —informó el piloto— No se ha movido.

—Control, ¿funciona su equipo? —preguntó Anna.

—Estamos bien, coche 1. Han inutilizado el transmisor.

Nos la ha jugado el bastardo, Anna pensó.

—Lou. ¿Posición?

—800 metros detrás de vosotros —informó Lou— Harry nos sigue en el coche de la policía. Están en un atasco, necesitan más tiempo para montar el cerco.

—Coche 1 —el piloto interrumpió— Hay movimiento en la terminal.

—¿La furgoneta de Braun? —preguntó Anna.

—Negativo. Pero hay otras cuatro preparadas para salir.

Braun se estaba llevando a Cassie, se dio cuenta Anna, si no habría dejado la señal como un señuelo. Estaba en movimiento pero no su furgoneta. Además, unos hombres que tramasen escaparse con una niña no pasarían desapercibidos.

—A todas las unidades —llamó Anna— Cassie está en una de esas furgonetas.

—Aquí aire 1. Las cuatro furgonetas van rumbo al este por la carretera New Kent. ¿A quién sigo?

—Aire 1 —dijo Anna— Tienen que cruzar la rotunda Great Dover. Eso deja cuatro furgonetas con tres posibles salidas. Sobrevuela el mayor grupo. El coche 2 y yo seguiremos a las furgonetas que se separen. Intentad no perderlas de vista para poder avisar a la policía. Todas las unidades confirmen.

—Entendido, coche 1 —confirmó el piloto mostrando duda en su tono de voz.

—Entendido —confirmó también Lou— Harry ha llamado a un Segundo helicóptero y la policía ha solicitado a IPS que pida a todos sus conductores que se detengan. Incluso si se nos escapa, será la única furgoneta que está en movimiento.

—Brillante, Lou —le felicitó Anna— Veo la parte trasera de una de las furgonetas delante nuestro.

—Te visualizamos a ti también —dijo Lou— Cogeremos a esos bastardos, Anna.

Dios te oiga, pensó Anna, centrando toda su atención en la furgoneta que tenía delante.

Rumbo Este por New Kent Road Cerca de la terminal principal de IPS, Londres, Reino Unido Hora local: 0940 horas 6 de julio GMT: 0840 horas 6 de julio

Farley era el tercero de las cuatro furgonetas.

—¿Por dónde? —preguntó.

—Un helicóptero no puede seguirnos a todos. Iremos a donde los demás no vayan —le dijo Braun mientras veía las furgonetas que iban delante y vigilaba a la cuarta por el retrovisor lateral.

La primera furgoneta y la última torcieron hacia la izquierda y la segunda hacia la derecha.

—Muy bien —se alegró Braun— Parece que dos se dirigen hacia el norte en Great Dover y la que llevamos detrás se dirige hacia el sur por la carretera Old Kent. Cogeremos la de Tower Bridge. Seguramente el helicóptero seguirá a las dos furgonetas que se dirigen hacia el norte. Y... —miró por el retrovisor hacia la terminal— creo que viene una ayudita..., ya.

Sonrió al ver como salía fuego, seguido de un ruido sordo.

Tower Bridge Road en dirección nordeste Londres, Reino Unido Hora local: 0955 horas 6 de julio GMT: 0855 horas 6 de julio

—Les hemos perdido —dijo Braun— Es hora de que abandonemos esta furgoneta.

Farley asintió.

—El coche de seguridad más cercano que tenemos está en el aparcamiento en Saint Thomas.

—Piensa Farley. Llamamos mucho la atención. Es mejor que te metas en el primer aparcamiento cubierto. Me pasaré atrás con la niña mientras tú te cambias y te subes a un taxi hasta el aparcamiento de Saint Thomas y traes el coche.

Farley asintió y unos minutos después aparcó en un hueco libre que había en la segunda planta del garaje. Se cambió, se puso ropa de calle y se marchó. Mientras tanto, Braun marcó un número.

—Con el señor Carrington-Smythe, por favor. Le llama el capitán Braun —dijo.

Un minuto más tarde, Carrington-Smythe respondió al teléfono.

—Buenos días, capitán Braun. ¿En qué le puedo...?

—Por favor —susurró Braun— Tiene que ayudarme. ¿Ya ha pasado por allí?

—¿Quién? ¿Kairouz? Sí, hace un rato. Hice lo que usted me dijo.

—Solo porque estaba coaccionado. Kairouz amenazó a mi familia. El pobre de Sutton se resistió y el monstruo le disparó y prendió fuego a su oficina para ocultarlo. Ha robado a la compañía y pretende huir.

—¡Por Dios! Debe llamar a...

—No puedo. Sus matones me vigilan. Avise a las autoridades pero le suplico, por favor, que no me nombre, por el bien de mis hijos. ¡Espere! Llega alguien. Tengo que...

Braun colgó y sonrió. Eso debería de ser suficiente.