NOTA A LA EDICIÓN DE 1872
Al expresar mis agradecimientos por la favorable acogida que tuvieron las anteriores ediciones de este relato, quiero aprovechar esta ocasión para hacer una advertencia sobre uno de los personajes a los que no se aludía en la carta dedicatoria. El oculista alemán «Herr Grosse» ha causado tal impresión en el espíritu de algunos de mis lectores aquejados por la ceguera o por ciertas enfermedades oculares que de hecho lo han tomado por un personaje real, hasta el punto de que incluso he recibido varias solicitudes por escrito en las que se me requiere que comunique el domicilio actual de dicho médico a una serie de pacientes deseosos de acudir a su consulta. En sincera apreciación del testimonio que así se presta a la veracidad de este pequeño estudio del carácter del personaje, me he visto en la obligación de reconocer ante quienes me han escrito, y por tanto no veo inconveniente en repetirlo aquí, que «Herr Grosse» no está basado en un prototipo individual vivo. Al igual que otros personajes del drama, en este libro y en los libros que lo han precedido me he basado en mis observaciones generales del ser humano. Siempre he tenido por un error en el arte el hecho de limitarse a delinear un personaje de ficción de acuerdo con un retrato literario basado en un único modelo. El resultado de este proceder, suele ser, al menos en mi opinión, más una caricatura que un personaje.
27 de noviembre de 1872