Un hijo inepto, ignorante y resentido
La primera mujer que influyó en la vida del futuro dictador fue su madre, Pilar, que lo dio a luz el 4 de diciembre de 1892 en El Ferrol, Galicia. Francisco Franco descendía de dos familias cuyos integrantes habían trabajado durante generaciones para la Armada. Nicolás, el padre, siempre ausente, reunía todos los defectos que su hijo llegaría a odiar: era fumador, bebedor y muy mujeriego. “Todo ello —asegura Losada— lo había adquirido en los ambientes militares más relajados de las colonias, pues estuvo destinado en Cuba y Filipinas. Es más, en este último destino tuvo un hijo natural, al que reconoció y quien, años después, quiso conocer a su hermano Francisco, sin éxito. Además, su talante y pensamiento eran liberales, aunque no con sus hijos, a los que trataba con exceso de mano dura y con un autoritarismo que hoy llamaríamos maltrato físico. También era anticlerical y poco dado a rezos”.
Losada sostiene que efectivamente “era un maltratador de sus hijos, y sobre todo del pequeño Francisco. Por el contrario, Doña Pilar era buenísima, conservadora, sumisa y resignada ante todo lo que le tocaba sufrir. La pareja se separó en 1907, aunque siguió viviendo bajo el mismo techo”.
El historiador Paul Preston explica que “había tres hermanos y una hermana. El que se llevó muy bien con el padre era Nicolás; era muy hacedor, muy listo. Y luego estaba el pequeño Ramón, que era muy aventurero y ése también cayó muy bien a su padre; y en el medio estaba Francisco, que era muy el niño de mamá, y en ese sentido ya de entrada había un problema. Cuando se producían dificultades matrimoniales, Paquito siempre se alineaba con su madre. Yo creo que a los otros dos les daba igual, o sea que no eran muy sensibles”.
Nicolás terminó abandonando el hogar y yéndose a vivir a Madrid con una joven amante, de profesión maestra. Fue un terrible escándalo para toda la familia y una humillación, en especial para Paco, que era muy distinto a Nicolás y Ramón, muy tímido y reservado, además de menudo, con figura poco agraciada y voz aflautada.
Franco consideraba a su padre como un ejemplo más de la España corrupta y decadente, y por el contrario a su madre como el símbolo del antiguo imperio español, heroico, tradicional, conservador, disciplinado y austero. La adorada madre de Franco murió en Madrid en 1934, y Franco, ya general, prohibió rencorosamente al padre entrar al velatorio y sólo permitió que mirara de lejos el entierro.
Visita de la esposa de Franco, Carmen Polo, a Payá Hermanos en 1960.
Tras enviudar, el padre se casó por lo civil con su amante Agustina Aldana en Madrid. Pero en 1937, en plena guerra, Franco promulgó una ley que prohibía los matrimonios civiles, incluso con carácter retroactivo, de modo que la amante de su padre volvió a ser simplemente eso: una amante. Era una muestra del espíritu de venganza que caracterizó a Franco durante toda su vida. En lo que a su padre concierne, ambos se profesaron una aversión manifiesta.
Nicolás no dudaba en descalificar permanentemente a su hijo ante todo el mundo tachándole de inepto, ignorante y resentido. También rechazaba su odio por la masonería, conformada, según Nicolás, por hombres cultos e ilustrados.
Muchos se preguntaron qué pasó por la cabeza del hermético Franco cuando su padre murió, en 1942. Lo cierto es que el Caudillo no se presentó ni a los funerales ni al sepelio, y además, como último acto de venganza por haber roto la paz de la familia, prohibió que Agustina asistiera. Sin embargo, se encargó de que el cuerpo fuera enterrado junto al de su madre en el cementerio de la Almudena. Quizá lo hizo por amor a la tradición, o quizá fue una especie de perversa revancha póstuma.