Cien veces expulsado
Benito Amilcare Andrea Mussolini nació el domingo 29 de julio de 1883, a las dos de la tarde, en Varano di Costa, pedanía de Predappio. Sus padres eran Alessandro, herrero y socialista, y Rosa Maltoni, hija de un sangrador, maestra de escuela y católica, quien oponiéndose a la voluntad de su marido bautizó a sus hijos.
Alessandro llamó a su hijo Benito en homenaje al revolucionario mexicano Benito Juárez, Andrea por el gran socialista de Imola (Emilia-Romagna) Andrea Costa, de quien había sido discípulo, y Amilcare por el héroe del ejército de Garibaldi, Amilcare Cipriani.
Cuando Benito tenía tres meses la familia se trasladó al Palacio Varano, actual sede municipal, por entonces una casa de campo donde funcionaba la escuela primaria de la que estaba a cargo su madre. Con el tiempo el lugar se transformaría en un importante símbolo del fascismo, que serviría para exaltar el ascendiente humilde y rural del Duce.
El alcalde del pueblo, Giorgio Frassineti, explica que “el municipio de Predappio, de gran tradición revolucionaria, cuenta con unos 6500 habitantes y 92 kilómetros cuadrados, y está situado a quince kilómetros de Forlì, la capital de la provincia de Forlì-Cesena, en la región de Emilia-Romagna. Su nombre está absolutamente ligado a la figura de Benito Mussolini. La Predappio nueva comenzó a construirse en 1925, en torno a los lugares en los que había transcurrido la juventud del dictador, con vistas a difundir el mito de los orígenes del ‘hombre nuevo’”. Frassineti recuerda: “En las décadas de 1920 y 1930 hubo cierto turismo, pero después se produjo una pausa, durante la cual, por obvios motivos, nadie vino a Predappio. Es que el lugar debía pagar sus culpas por haber dado nacimiento a Mussolini”.
Benito era un niño rebelde y poco dado a relacionarse con la gente. Aprendió las primeras letras en la escuela junto a su madre y luego estudió en el colegio salesiano de Faenza, de donde fue expulsado por herir a un compañerito con una navaja. En 1898 recibió un diploma técnico en las Escuelas Magistrales de Forlimpopoli, donde continuó estudiando como alumno externo tras una nueva expulsión por una pelea con otro alumno. Finalmente, en 1901, se recibió de maestro.
Por esa misma época se afilió al Partido Socialista Italiano (PSI) por influencia de su padre, y se inició en política en Predappio también siguiendo sus pasos. Un dato curioso es que en la actualidad en la casa se conserva la histórica bandera socialista, que lleva escrito en la primera franja “Partido Socialista de Dovia”, mientras que en la parte inferior reza “Abran paso que llega el trabajo”, frase sugerida por el propio Mussolini.
Por su filiación al Partido Socialista y por su anticlericalismo no consiguió trabajo como docente. Y a los diecinueve años emigró a Suiza para evitar hacer el servicio militar. Allí aprendió francés y alemán y escribió las primeras colaboraciones para un periódico socialista. Como su situación económica era precaria, recibió la ayuda de refugiados socialistas y anarquistas, ambiente donde tomó contacto con el gran sociólogo italiano “prefascista” Vilfredo Pareto y, en especial, con la gran intelectual y política Angélika Balabánova (1878-1965), cinco años mayor que él y con quien, se dice aunque no está demostrado, mantuvo una relación sentimental.
Benito Mussolini veranea junto a su familia.
Balabánova era judía ucraniana proveniente de la Rusia zarista y poseía una personalidad descollante. Revolucionaria que colaboró con Lenin, conoció a Rosa Luxemburgo y frecuentó a las principales personalidades del socialismo europeo en Bélgica, Italia, Suiza y Alemania, fue la primera persona que contribuyó a educar y formar a Mussolini. “Si no hubiese sido por ella, yo sería un mediocre maestro de escuela”, diría Benito años más tarde. Pero tiempo después la propia Balabánova escribió un libro en el que calificó al ex socialista y ya fascista Mussolini de “traidor”.
Es que poco a poco éste había ido alejándose del socialismo marxista para acercarse al sindicalismo revolucionario anarquizante, de donde su propio carácter fue conduciéndolo hacia posiciones derechistas. Era un hombre clasista, racista, individualista, machista, defensor del uso de la violencia y creyente en una suerte de “hombre superior” que se impondría a la “masa informe”.
Por su espíritu pendenciero y su actividad revolucionaria, las autoridades suizas lo expulsaron del país y regresó a Italia en 1904, donde fue detenido por desertor; favorecido por una amnistía, salió de la cárcel pero, finalmente, tuvo que hacer el servicio militar.
De vuelta en la enseñanza, su lenguaje soez e irreverente levantaba todo tipo de protestas tanto de los padres como de los propios alumnos. Participó en huelgas y manifestaciones de braceros y continuó escribiendo artículos políticos. En 1909 se marchó a Trento, entonces ciudad del Imperio Austro-Húngaro (hasta 1918, cuando pasó a manos de Italia), pero una vez más también fue expulsado de ese lugar, ahora por manifestar posturas antiaustríacas. Más tarde dirigió L’avvenire del lavoratore y en 1914 fundó Il Popolo d’Italia, periódico anticlerical e irredentista, que propugnaba la recuperación de Trento por parte de Italia.
En ese mismo año conoció a la joven socialista Fernanda Oss Facchinelli, con quien tuvo un hijo, que vivió sólo unos meses y del que se ha perdido incluso el nombre.