Quaremead, Ugley, 11 de agosto, 1945
La situación del hombre en la tierra

A veces se dijo en el Trabajo que la fuerza más poderosa que somos capaces de crear en nosotros mismos es la comprensión. En una oportunidad, al comienzo de esta guerra, le preguntaron al Sr. Uspenskiï cuál era la opinión que había que tener sobre la guerra, qué había que pensar de ella. Nos dijo sin ambages que deberíamos tratar de comprender el porqué de esas cosas. En la vida la comprensión es muy escasa y muchas veces me pareció que la comprensión disminuía, pero cuando el Sr. Uspenskiï dijo que debemos tratar de comprender quería decir, desde luego, que es preciso aplicar el conocimiento y la enseñanza de este Trabajo a la situación presente e intentar comprender por qué las cosas andan como le hacen. Para hacerlo, hay que tener cierto poder de reflexión, cierto desapego por las cosas externas. El Trabajo nos enseña que estamos en un punto muy bajo en la Escala de Ser, y que existimos en un planeta que está bajo 48 órdenes de leyes y solo dista un lugar del nivel más bajo del Universo, ese nivel llamado Luna que está bajo 96 órdenes de leyes. Es necesario reflexionar sobre lo que esto significa y establecer una relación con ello en nuestra mente. Existimos en un mundo que está evidentemente muy alejado de la perfección y el Trabajo nos enseña que existimos en este planeta porque no podemos existir en un planeta mejor. Nuestro nivel medio de Ser, la clase de gente que somos, es tal, que no cabe la posibilidad de que existamos en un mundo mejor. Sin embargo el Trabajo enseña que hay mejores mundos y nos da la interesante noticia de que un mundo mejor está bajo menos leyes y un mundo peor está bajo más leyes. Significa ello que en un mundo mejor estamos menos aprisionados y en un mundo peor estamos más aprisionados. Estamos actualmente en un mundo bajo 48 órdenes de leyes —esto es, una prisión en la que existen 48 órdenes de leyes de las que no podemos escapar— y todo lo que hagamos en nuestro intento de cambiar el mundo de una manera externa como por ejemplo, por medio de la ciencia, nos dejará siempre bajo 48 órdenes de leyes. El Trabajo enseña que la única manera de lograr un mejor lugar en el Universo radica en el cambio de sí. Pero como todos, debido al poder que los sentidos ejercen sobre nosotros, creemos que el mejoramiento solo radica en el cambio de las condiciones externas, no damos en el blanco.

Examinemos un instante el estado presente del mundo y los ideales actuales que dominan a las personas en lo que respecta a hacer de este planeta un mundo mejor. Por una parte se ven descubrimientos tales como la penicilina que es un beneficio para la humanidad, y por la otra se ven los inventos de agentes destructores tales como los gases asfixiantes, las bombas atómicas, etc. Por cada cosa de naturaleza benéfica que se ha inventado, se ha inventado al parecer una cosa opuesta de naturaleza dañina. El hombre, sintiendo que puede hacer, no ve esta contradicción continua. No discierne que está viviendo en un mundo bajo un número definido de leyes que no pueden ser cambiadas. Es como si hubiera siempre la misma cantidad de todo y si uno se libra de una cosa en un lugar aparece otra vez en otro lugar. Hay siempre la misma cantidad de aire, digamos, en una almohada neumática. Ejerciendo presión sobre un extremo disminuye de tamaño, pero aumenta de tamaño en el otro extremo. La idea de que vivimos en un mundo cerrado de esta clase, una prisión bajo un número definido de leyes no es generalmente comprendida. El Trabajo dice, entre otras cosas, que la Tierra es una fábrica de la que se exige cierta cantidad de dolor y sufrimiento. La gente cree que la medicina va a eliminar las enfermedades, pero lo que en realidad sucede es que si se encuentra un remedio relativo para alguna cosa siempre se halla que alguna otra enfermedad aumenta. La viruela es una enfermedad que ha disminuido debido a la vacuna pero el cáncer ha aumentado. No establezco una conexión definida entre las dos cosas sino que señalo simplemente lo que por lo general sucede.

¿Pueden mencionar una sola de las leyes bajo las cuales están? No hablo de las leyes elaboradas por el hombre sino de las leyes pertenecientes a la Tierra en la que aparecemos por un breve período. Una de estas leyes es que tenemos que comer. Si un hombre no come perece. Ésta es una ley. Otra ley es que hay que respirar oxígeno. Si no se respira oxígeno, si se respira óxido de carbono proveniente de una estufa de carbón, se perece. Ésta es una ley que pertenece a nuestro planeta. No obstante, aunque es curioso, no recordamos estar bajo leyes de esta clase e imaginamos que gozamos de completa libertad y que somos capaces de hacer exactamente lo que queremos. En otras palabras, no reflexionamos sobre la naturaleza de nuestra vida en la Tierra. Y alimentamos la constante ilusión de que podemos hacer, es decir, de que podemos cambiar todo a nuestro favor. Y porque tenemos esa ilusión de poder hacer, tenemos igualmente la firme ilusión de que estamos progresando y que el mero paso del tiempo significa que todos mejoramos cada vez más y ganamos en bienestar. Contemplamos las guerras como si fueran excepciones, del mismo modo que consideramos que la enfermedad es una excepción, no viendo que son la regla general y pertenecen a nuestro nivel de Ser.

¿De qué manera podemos salir de esta prisión en la que esas leyes ejercen una constante acción recíproca y dominan a la humanidad como una serie de reflectores de distinto color? El Trabajo, los Evangelios, y toda la enseñanza esotérica dicen la misma cosa; para escapar de los 48 órdenes de leyes que rigen esta prisión planetaria llamada la Tierra, un hombre debe dejar de ver la solución final en el cambio de las condiciones externas y verla en el cambio de sí mismo. Debe empezar por cambiar sus relaciones con el mundo y para hacerlo así debe observarse a sí mismo y al mundo y trabajar sobre sus reacciones mecánicas. Ese es el significado del Sermón del Monte que no tiene nada que ver con ser piadoso sino que tiene un significado mucho más hondo y más interesante. Si un hombre sigue siendo mecánico, si siempre piensa y siente y habla del mismo modo mecánico, permanece en la prisión, pero si un hombre trata de despertar pasa a estar bajo menos leyes. Todo cuanto se enseña en este Trabajo sobre las emociones negativas, la identificación, la consideración interna, el Recuerdo de Sí, sobre la vanidad y el orgullo, el hacer cuentas, la imaginación, la Falsa Personalidad, etc., se relaciona con el ponerse bajo menos leyes —esto es, bajo mejores influencias— y todas esas cosas de las que constantemente habla el Trabajo y que siempre pide se las practique empiezan con la observación de sí, con despertar del estado de sueño en que se es meramente una función de vida y se sirve meramente a la naturaleza sin tener ninguna esperanza interior, ninguna estabilidad interior, ninguna paz mental. En esta gran prisión del mundo, bajo 48 órdenes de leyes, la humanidad entera está dormida. El Trabajo, los Evangelios y toda la enseñanza esotérica buscan despertar al Hombre de ese estado de sueño. La idea central es que el Hombre puede sufrir un cambio, una transformación definida, si quiere trabajar correctamente sobre sí. Esto es llamado el cambio interior o el desarrollo interior. Cuando se produce, es como si lo que era bellota buena para alimentar a los cerdos, hubiera crecido hasta llegar a ser un árbol que ningún cerdo puede comer.

¿Qué podría cambiar completamente el mundo en este momento? El mundo cambiaría completamente si todos tuvieran buena voluntad. Tal idea es apenas mencionada por los políticos. ¿Saben qué significa tener buena voluntad? Una persona puede imaginar que tiene buena voluntad. Supongamos ahora que dicha persona empiece por observarse a sí misma y sus acciones cotidianas, supongamos que llegue a ser responsable ante sí misma de sus pensamientos interiores y de lo que dice secretamente, ¿seguirá con la ilusión de que tiene buena voluntad? Verá qué inmensa tarea es liberarse de los malos lugares en la mente y los sentimientos. Entonces comprenderá de qué trata el Trabajo y qué imposible es que la humanidad entera pueda cambiar puesto que tanto le cuesta a ella misma cambiar. Cuando tales ideas se nos ocurren empezamos realmente a pensar, a reflexionar y sentimos la necesidad de comprender. Entendemos, por ejemplo, por qué las cosas andan tal como lo hacen, y por qué nadie puede hacer nada. Pero el cambio es siempre posible para las personas que desean cambiar y desean estudiar cómo es posible cambiar y qué significa dicho cambio.

Volvamos ahora a sus órdenes de leyes que mencioné brevemente más arriba. En la enseñanza cosmológica, el Trabajo dice que el mundo es creado del Absoluto, es decir, de lo incondicionado, de lo que no está bajo ley alguna. El primero y más elevado nivel de creación es producido por las tres fuerzas de la Trinidad, la fuerza activa, la fuerza pasiva y la fuerza neutralizante. Este primer orden de creación está bajo tres leyes, o una trinidad de fuerzas. El segundo orden de creación está bajo 3 leyes y 3 leyes propias, o sea 6 órdenes de leyes. Este proceso prosigue descendiendo a todos los niveles de creación. Nuestro mundo está situado en un punto muy bajo y se encuentra bajo 48 órdenes de leyes. Pero esto será explicado detalladamente luego. En términos generales, la Tierra está bajo las leyes del Sistema Solar, el Sistema Solar está bajo las leyes de la Vía Láctea o Galaxia Estelar, la Galaxia está bajo las leyes de todas las Galaxias, y así sucesivamente, tal como en el Ejército, un soldado está bajo más leyes que un suboficial, y éste está bajo más leyes que el Coronel, y el Coronel bajo más leyes que el General, etc. Esto es llamado orden o escala y el Trabajo considera el Universo como un orden o escala. En ese orden o escala la Tierra está en un punto muy bajo y la Luna en el nivel más bajo. Es preciso comprenderlo no solo física y literalmente sino psicológicamente.

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Uspenskii Libro 2
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
Section0001.xhtml
Section0002.xhtml
Section0003.xhtml
Section0004.xhtml
Section0005.xhtml
Section0006.xhtml
Section0007.xhtml
Section0008.xhtml
Section0009.xhtml
Section0010.xhtml
Section0011.xhtml
Section0012.xhtml
Section0013.xhtml
Section0014.xhtml
Section0015.xhtml
Section0016.xhtml
Section0017.xhtml
Section0018.xhtml
Section0019.xhtml
Section0020.xhtml
Section0021.xhtml
Section0022.xhtml
Section0023.xhtml
Section0024.xhtml
Section0025.xhtml
Section0026.xhtml
Section0027.xhtml
Section0028.xhtml
Section0029.xhtml
Section0030.xhtml
Section0031.xhtml
Section0032.xhtml
Section0033.xhtml
Section0034.xhtml
Section0035.xhtml
Section0036.xhtml
Section0037.xhtml
Section0038.xhtml
Section0039.xhtml
Section0040.xhtml
Section0041.xhtml
Section0042.xhtml
Section0043.xhtml
Section0044.xhtml
Section0045.xhtml
Section0046.xhtml
Section0047.xhtml
Section0048.xhtml
Section0049.xhtml
Section0050.xhtml
Section0051.xhtml
Section0052.xhtml
Section0053.xhtml
Section0054.xhtml
Section0055.xhtml
Section0056.xhtml
Section0057.xhtml
Section0058.xhtml
Section0059.xhtml
Section0060.xhtml
Section0061.xhtml
Section0062.xhtml
Section0063.xhtml
Section0064.xhtml
Section0065.xhtml
Section0066.xhtml
Section0067.xhtml
Section0068.xhtml
Section0069.xhtml
Section0070.xhtml
Section0071.xhtml
Section0072.xhtml
Section0073.xhtml
Section0074.xhtml
Section0075.xhtml
Section0076.xhtml
Section0077.xhtml
Section0078.xhtml
Section0079.xhtml
Section0080.xhtml
Section0081.xhtml
Section0082.xhtml
Section0083.xhtml
Section0084.xhtml
Section0085.xhtml
Section0086.xhtml
Section0087.xhtml
Section0088.xhtml
Section0089.xhtml
Section0090.xhtml
Section0091.xhtml
Section0092.xhtml
Section0093.xhtml
Section0094.xhtml
Section0095.xhtml
autor.xhtml
notas.xhtml