Quaremead, Ugley, 16 de junio, 1945
El significado de la fuerza del trabajo
Hablaremos hoy sobre la fuerza. Cuando se hace una cosa demasiado tiempo no se tiene fuerza. Algunas personas tienen dificultades en separar su idea de fuerza de la idea de fuerza física. Pero hay muchas clases de energías que actúan sobre nosotros. Desde el punto de vista del Trabajo, cuando un hombre está completamente dormido carece de energía —esto es, no tiene fuerza de Trabajo—. Está por lo tanto, en la vida. Toda energía se produce por medio de alguna forma de conocimiento de sí, quiero decir, toda la fuerza de Trabajo se produce de esta manera. Se puede ser enormemente poderoso en un sentido físico y empero desde el punto de vista del Trabajo se carece de energía. Al tratar de comprender cómo la energía se produce en nosotros es preciso estudiar ante todo que es lo que nos hace perder energía. Pero además no retrocedemos suficientemente en esta cuestión porque las gentes que entienden simplemente que la fuerza significa la fuerza física no comprenderán qué significa esta fuerza a la cual se refiere el Trabajo. La fuerza a la que se refiere el Trabajo es la energía que nos mantiene despiertos. Esto es difícil de comprender si se ha vivido completamente identificado consigo mismo, es decir, completamente dormido. Claro está que no comprenderá que carece de energía si está completamente dormido. Si usted es simplemente una función de su personalidad, si está identificado con lo que es en la vida, no comprenderá qué significa la fuerza en el sentido del Trabajo.
Hablemos en la forma más sencilla posible sobre la fuerza. En nosotros tenemos diferentes centros. Cada centro requiere una clase diferente de energía o fuerza para trabajar correctamente. Está, por ejemplo, la energía en el Centro Motor. Un hombre puede poseer mucha energía conectada con el Centro Motor y ninguna energía para su Centro Intelectual. Ahora bien, si tal hombre usa toda su fuerza, digamos, en el Centro Motor, no comprenderá lo que significa tener energía para el Centro Intelectual. En nosotros las fuerzas o energías son de diferentes clases. Si aprehende esa idea de que hay diferentes clases de energías y fuerzas en nosotros, le será más fácil comprender la enseñanza completa que el Trabajo imparte sobre la fuerza. La idea del Hombre Equilibrado, que tantas veces predomina en nuestro Trabajo, es la de un hombre cuya energía puede pasar en diferentes momentos a diferentes centros, porque el Hombre Equilibrado es un hombre que puede usar todos sus centros en el momento apropiado. Un hombre con un solo centro, un hombre con un solo lado, en suma un hombre unilateral, es aquél que emplea su energía, tal como la tiene, mecánicamente, sobre todo en un centro, pero el Trabajo dice que debemos llegar eventualmente al punto de ser capaces de usar todos los centros con las energías correctas. De otro modo no se produce crecimiento ninguno, desarrollo ninguno. Tenemos cinco centros ordinarios, el Centro Intelectual, el Centro Emocional, el Centro Sexual, el Centro Motor y el Centro Instintivo. Un hombre cabal tiene en el momento apropiado fuerza en todos estos cinco centros, y la energía es muy diferente en cada caso. Por ejemplo, no se puede usar la fuerza intelectual para levantar pesos: es preciso emplear una fuerza por completo diferente. Ahora bien, el equilibrio de la máquina, el equilibrio de los centros, depende de la correcta apropiación de energía entre estos diferentes centros. El hombre o la mujer común vive una existencia muy parcial, unilateral, por así decirlo, usando la misma calidad de energía, lo que provoca su cansancio. Pero hay otros centros, otras energías, que se pueden emplear cuando se está cansado en un centro pues esto no significa que uno esté necesariamente cansado en otro centro. Tal vez me sienta mentalmente cansado e incapaz de pensar o de escribir por el momento, pero si entro en mi Centro Motor, encuentro allí una buena cantidad de energía. Sin embargo, todos nos hemos hecho un modelo de vida al que nos aferramos demasiado rígidamente, y que nos limita a una esfera muy estrecha de experiencia, de significados. Cada centro tiene su propia clase diferente de significado: cada centro es un conductor de significados. Pero tendemos a vivir en un modelo de significados y no nos damos cuenta que hay otros significados que nos están esperando en algún otro centro o parte de un centro que no hemos usado por mucho tiempo.
En una oportunidad estaba hablando con el Sr. Uspenskiï, quien me dijo que la gente no había estudiado la forma de pasar de un centro a otro o de la parte de un centro a otra parte de un centro. Agregó que era necesaria cierta clase de esfuerzo para pasar de un centro a otro y que si halláramos la manera de hacerlo lograríamos muchas más energías, mucha más fuerza. Me enseñó luego un método que había usado pero que no puedo darles aquí, después me dijo que había que entender la posibilidad de pasar de un centro a otro o de una parte del mismo centro a otra, y a menos que una persona lo comprendiera nunca se daría cuenta de las posibilidades que posee. Creo que quería decir que, al no darnos cuenta que un centro o una parte de un centro aún posee energía, tenemos propensión a sentirnos agotados cuando no hay necesidad ninguna de sentirse agotado, siendo la razón que vivimos en una clase de rígido modelo de vida y hacemos siempre la misma cosa una y otra vez, esto es, vivimos en las partes muy pequeñas. En aquella época el Sr. Uspenskiï se refirió muchas veces al hecho de pensar de otra forma. Dijo que en el supuesto caso de que un hombre pensara de manera distinta logrará en seguida más energía porque su pensamiento se trasladará de una parte del Centro Intelectual a otra parte. Pero la mayoría de las gentes no entienden lo que significa el pensar diferente de la manera en que siempre han pensado. Les puedo dar un ejemplo. Supongamos que una persona piensa de cierta manera, muy mecánicamente, como siempre lo hace, y que esos pensamientos no le dan energía. Supongamos asimismo que ha llegado a ser lo bastante sensible a su vida interior como para darse cuenta que está perdiendo realmente energía por pensar de la manera como acostumbra a hacerlo. Supongamos ahora que aplica el Trabajo a sí misma y se observa tal como es y toma conciencia de ello. Esto cambiará su pensamiento; entrará en una parte más elevada del Centro Intelectual y gozará de más energía. Está pensando de una manera nueva. Ahora bien, éste es un ejemplo de obtener energía aplicando el Trabajo a sí mismo. Después de pasar un tiempo en el Trabajo empezará a cansarse de sus acostumbrados pensamientos —es decir, de los pensamientos que lo acompañan cotidianamente, pero es preciso recordar que puede pensar de una manera nueva acerca de todo, y aquí es menester que se incluya a sí mismo—. Darse cuenta que se puede pensar diferentemente tanto acerca de las otras personas como de uno mismo es una experiencia maravillosa, y también pensar diferentemente acerca del pasado y del presente. Por desdicha aceptamos simplemente nuestros pensamientos y creemos que son correctos y que son los únicos pensamientos posibles que sea dable tener. Sin embargo, es posible pensar de mil maneras. ¿No han notado el hombre rígido, la mujer rígida, que siempre piensa de la misma manera fija, que siempre dice la misma cosa, siempre expresa la misma opinión, como un papagayo? Quizá lo haya hecho, pero le aconsejo ante todo de observarse a sí mismo a este respecto. ¿Es usted un papagayo? ¿Comprende ahora que es posible pensar muy diferentemente y que se contenta con usar todos los días una sola línea de pensamiento cuando hay millones de líneas de pensamiento? Digamos que está lleno de prejuicios, de actitudes cristalizadas, de presunción, etc., cosas con las cuales está de acuerdo, de las que se halla plenamente satisfecho. Ahora bien, siendo tal persona, ¿cómo puede esperar cambiar, experimentar un desarrollo interior? Tal persona será siempre la misma persona, siempre dirá las mismas cosas, siempre expresará los mismos puntos de vista, siempre tomará todas las experiencias de una manera estereotipada. Dicha persona no es buena desde el punto de vista del Trabajo. ¿Por qué? Porque el estar satisfecha de sí misma no la lleva a ningún cambio de sí.
La clave del cambio de sí estriba en:
- Observarse a sí mismo.
- En observar cómo se habla.
- Qué opiniones uno repite constantemente.
- Qué se condena constantemente en los otros.
- De qué uno está orgulloso, y así sucesivamente.
No se puede cambiar de otra manera, porque si uno da por supuesto que es perfecto no se puede cambiar. ¿Qué es lo que ha de ser cambiado en este Trabajo, como tantas veces se repitió? Es usted, usted mismo, el que debe cambiar. Ha de llegar a ver que no es nada sino un papagayo mecánico. Usted mismo debe ver que siempre dice las mismas cosas y hace las mismas cosas y se comporta de la misma manera. Es por eso por lo cual el Trabajo dice que a no ser que se dé cuenta de su mecanicidad nunca será capaz de recordarse realmente a sí mismo. Y esto es exactamente porque, si da por descontado que usted mismo puede ser el punto de partida y que tal como es, es muy aceptable y completamente correcto, con ideas justas, con una forma de vida justa y actitudes justas, nunca será capaz de cambiar y nunca conocerá de qué trata este Trabajo. Pero si empieza por tener un sincero «Yo» observante —y esto es imposible a no ser que sienta el Trabajo emocionalmente y su propia falta de Conocimiento y de Ser— al cabo de un tiempo se sentirá desdichado por estar en tal estado, por ser la clase de persona que es. Esto fue señalado recientemente en varias disertaciones, pero ahora lo señalo otra vez al advertir que algunas personas no lo han entendido. Toman como punto de partida el creer que tales como son, son excelentes. La vida ha construido en todos nosotros determinadas clases de gentes. Ésta es nuestra experiencia de vida. Ésta es la Personalidad. Una persona puede destacarse haciendo camisas, o zurciendo calcetines, o cuidando su jardín, o siendo un médico, o siendo un ingeniero, o siendo una buena madre, o un buen padre, o un valiente soldado, o un buen dactilógrafo, o un empleado eficiente, o un buen hombre de negocios, o una buena mujer, o un buen esposo. ¿Cómo se escapa de todo ello? Ésta es nuestra prisión. Desde luego, si no desea escapar de todo esto, y se siente satisfecho, entonces no hay ninguna razón para que haga este Trabajo o trate de estudiarlo. Por eso dije en mis recientes comentarios que si está satisfecho de sí tal como es, no puede en realidad hacer este Trabajo y no le servirá de nada estudiarlo porque sus topes, su orgullo, su engreimiento, y su vanidad son tan grandes que nada los puede conmover. Es por esta razón por la cual es tan difícil enseñar esta idea de un nuevo desarrollo al cual se refiere el esoterismo, esta segunda educación, en la que la Personalidad ha de llegar a ser pasiva. De hecho, es preciso que se dé cuenta gradualmente que usted no es nada sino una especie de invento. Esto es asimismo una gran dificultad, y si un hombre o una mujer no puede observarse a sí mismo desde el punto de vista del Trabajo no será capaz de moverse de sí mismo, de modo que carecerá de energía adicional y de fuerza de Trabajo, y solo tendrá fuerza de vida. La fuerza de vida es la fuerza que hace la Personalidad y la mantiene en movimiento, día tras día, y esto es absolutamente necesario para el primer desarrollo, para la primera educación de un ser humano: su primer contacto con la Tierra. Pero hay otra fuerza llamada la fuerza de Trabajo, la fuerza de la enseñanza esotérica, la fuerza de que se habla en cada página de los Evangelios, la fuerza que lleva al renacimiento de un hombre o de una mujer.
Permítanme que les recuerde que este Trabajo trata de la transformación del Ser; que significa llegar a ser un nuevo hombre o mujer. Este Trabajo puede conducirle, si lo recibe, y lo cree suficientemente importante, a una valoración de sí enteramente nueva y a una comprensión enteramente nueva de su significado en la vida. Verá entonces que tal como es no es nada. Esto es en verdad lo que tiene más importancia en el Trabajo, porque el Trabajo no se ocupa de la vida y lo que ha hecho de uno, excepto indirectamente, sino que trata de esta otra transformación que un hombre o una mujer, luego de haber cumplido su deber en la vida, puede experimentar eventualmente. Pero no pueden experimentar esta transformación a no ser que sientan que han llegado al cabo de las cosas, al cabo del deber, al cabo de su propia excelencia, al cabo de la ciencia, al cabo de todo el conocimiento mundanal, y sin embargo intuyen que debe de haber otra cosa además de lo que la vida ha hecho de ellos por el nacimiento o por la educación. Les recordaré aquí una frase de Trabajo: «La vida no puede ser explicada por la vida». La vida no puede ser explicada en términos de sí misma; la naturaleza no puede ser explicada en términos de sí misma, y usted no puede explicarse a sí mismo en términos de sí mismo. Pregúntese: ¿Cómo piensa? ¿Cómo se mueve? ¿Puede explicarlo? Sin embargo, la mayoría de las gentes no se preocupan con pensamientos de esa clase y son muchos aquéllos que piensan que tales pensamientos son extremadamente mórbidos. Le aconsejan que vayan a ver a su médico. Pero si tiene tales pensamientos ya está en posesión del Centro Magnético que es una señal de Ser, porque un hombre que tiene un Centro Magnético, aunque haya hecho muy poco en la vida, es aún así superior en su Ser a un hombre que tiene, digamos, mucho éxito en la vida y lo atribuye todo a sí mismo y no ve en ello misterio alguno.
Ahora bien, todo el Trabajo se inicia en cierto sentido en el Centro Magnético. No se puede obtener una nueva fuerza sin aquélla a que nos conduce eventualmente el Centro Magnético. Este sentimiento de misterio nos lleva a determinado punto. No se puede obtener esa fuerza de Trabajo a menos que se sienta que hay algo más que el mundo visible y la vida visible. Si está contento con su alimento, su renta, su casa, sus hijos, su excelente índole, su inmaculada virtud, su respetabilidad, su hermosa carrera, y sus hazañas en general, entonces no tiene Centro Magnético. A veces, cuando estoy leyendo los periódicos me pregunto si las personas que ocupan altos cargos en la política, tienen algún Centro Magnético. En todo caso me parece que todos creen poder hacer y que lo que quieren en realidad son más reglamentos, más reglas, más ciencia, para lograr un mundo perfecto. En mi propio caso, cuando era comparativamente joven, comprendí que no sabía nada. Conocí a médicos, llegué a ser yo mismo un médico, en cierto modo en contra de mi voluntad, y mientras tanto tenía siempre ese sentimiento de que sabía en realidad que nada era duradero en mí. Ahora bien, un hombre dormido en la vida, por lo cual quiero decir un hombre que carece de Centro Magnético, se contentará con llegar a ser un médico, un científico, un general, un novelista, etc. Su fuerza derivará enteramente de la vida, de sus éxitos, y se restregará las manos y se dirá que ha hecho esto o aquello. Esto es tedioso, pero es habitual. Desde luego, tal hombre —o tal mujer— no pensará ni siquiera por un momento que siempre se atribuye todo a sí mismo.
No ve que la vida lo ha hecho. Se creen gente muy bien, excelente gente, gente admirable, gente que cumple su deber, pero insisto en señalar a todos ustedes que es exactamente allí donde está la línea divisoria entre un hombre y una mujer que pueden comprender este Trabajo y un hombre y una mujer que nunca lo comprenderán. Para que una persona admita, sea cual fuere su reputación en la vida, que no conoce realmente nada y siente que ella misma no es nadie, debe ser verdaderamente excepcional. Algunas marmitas son muy pequeñas y no tardan en llenarse. Pero en este Trabajo buscamos gente que desee percibir otra cosa que lo que la vida ha hecho de ellas.
Retornemos otra vez al tema de la fuerza, porque todo lo que se dijo está conectado con la idea de producir energía en el sentido de Trabajo. Ninguna persona puede producir energía en el sentido de Trabajo si está completamente identificada, satisfecha de sí, vana y orgullosa, contenta consigo misma tal como es. Es completamente inútil. En tales personas el sentimiento de sí misma deriva de sus logros en la vida. Solo se puede obtener energía en el sentido de Trabajo no estando identificado consigo mismo. Ahora bien, trataré de explicarles más detenidamente lo que tiene mayor importancia en esta disertación y que se relaciona con los comentarios recientemente. Una persona puede ponerse bajo un nuevo ordenamiento de fuerzas que son maravillosas y le dan un sentimiento muy extraño y curioso de poder, a condición que no esté identificada con cuanto ha hecho en la vida. Desde luego, dicha persona no ha hecho todo lo que supone que ha hecho. Fueron las circunstancias, las fuerzas exteriores, las necesidades del exterior. Y si el sentimiento de sí mismo deriva de todo lo que ha hecho en este sentido, nunca será capaz de lograr que esa extraña fuerza del Trabajo obre sobre ella. Mire su orgullo, mire su vanidad, mire su merecimiento, mire su satisfacción de sí, mire su virtud, mire su respetabilidad, mire todas las cosas de esta clase que la vida ha construido en usted, y permítame que le haga esta pregunta: ¿Logra usted plenamente el sentimiento de sí mismo o tiene algo en su ser a lo que todo esto desagrada y siente que no es realmente usted? Si es así, empezará a obtener energía del Trabajo. Pero es preciso aumentar ese sentimiento de desagrado, de no aceptarse a sí mismo como la vida lo ha hecho, es decir que, si quiere cambiar no debe contentarse con ese sentimiento de «Yo», ese sentimiento de sí mismo, porque mientras siga aferrándose a todo eso y se tome a sí mismo como eso —«Qué buen muchacho soy»— estará identificándose con su Personalidad y es probable que se identifique aún más, y mientras esto tenga lugar, mientras ésta siga siendo su situación interna día tras día, y minuto tras minuto, no hay sitio en usted donde pueda entrar el Trabajo, porque en todo momento refuerza ese vano sentimiento de sí, lleno de engreimiento que deriva de lo que fue o es en la vida. Pero, hablando técnicamente, mientras la vida sea su Fuerza Neutralizante, es decir, mientras la vida sea la fuerza que lo pone en movimiento y lo hace hacer todo, impedirá que la parte real de usted pueda Crecer. El Trabajo se ocupa de traer una nueva Fuerza Neutralizante o Tercera Fuerza cuyo objeto fundamental es el de cambiar la relación entre la Esencia y la Personalidad, de hecho, invertirla completamente. Se dijeron muchas tonterías sobre abandonar la vida, y muchos tontos van a monasterios, pero no hablo de eso. Este Camino, este Trabajo, está en la vida, y su secreto estriba en no identificarse con lo que se fue o lo que se es en la vida, mejores serán sus posibilidades, si comprende qué significa hacer que la Personalidad sea pasiva, porque es haciendo a la Personalidad pasiva como crece la Esencia que es la parte real de una persona. La personalidad es como la sustancia en el huevo y la Esencia es como la mancha embrionaria que puede crecer sacrificando la sustancia del huevo.
Ahora bien, toda la energía de Trabajo deriva de la comprensión de esa tremenda idea que el Trabajo enseña y que nos dice que un nuevo nacimiento es posible. Todos ustedes han advertido tal vez que muchas personas que estuvieron en contacto con el Trabajo ya no son exactamente como eran antes. Hallan que en la atmósfera del Trabajo no sirve de mucho traer la experiencia de la vida, de la Personalidad, o especialmente de la Falsa Personalidad. Hallan que no pueden jactarse de la misma manera por lo que han hecho, como suele hacerlo la gente en la vida. El gradual sacrificio de esa sustancia de la Personalidad para que el embrión de la Esencia pueda crecer es una de las razones por las cuales la atmósfera de Trabajo debe ser creada por todos ustedes, una atmósfera en la que a veces es posible reírse de uno mismo. Esa atmósfera del Trabajo es diferente de la atmósfera de la vida. Técnicamente, la Tercera Fuerza de vida que mantiene a la Personalidad activa y la Esencia pasiva es ligeramente cambiada, y algunas partes de la Personalidad empiezan a ser sacrificadas, y debido a ello la Esencia comienza a crecer, para que las personas sean más reales las unas para con las otras, porque si todos estuviéramos más en la Esencia, todo sería mucho más real, más genuino, mucho más sencillo, mucho más verídico, y mucho más bueno. Cuando uno intenta acrecentar lo que ha sido, y se siente más grande y fuerte, más poderoso e importante, va en dirección contraria a la del Trabajo. Entonces no logrará fuerza en el sentido del Trabajo. Tal estado significa que está muy identificado consigo mismo, con esa Personalidad que se atribuye todo a sí misma. Solo logrará la energía de Trabajo por medio de la no identificación, por medio de la observación de sí, y por medio de la disolución de aquellas imágenes, de aquellas ideas, de aquella orgullosa imaginación acerca de sí mismo. La razón de ello es muy sencilla. ¿Qué es lo que impide que los dos Centros Superiores que trabajan continuamente en nosotros, el Centro Mental Superior y el Centro Emocional Superior, nos transmitan su fuerza? No pueden llegar a nosotros debido a nuestra autoadmiración a nuestra Personalidad. Toda esa energía de Trabajo proviene indirectamente de estos dos Centros Superiores que están en un nivel más elevado de Ser que el que frecuentamos nosotros; un nivel que está más allá de nuestra Personalidad. Recuerden que el Trabajo enseña que están plenamente desarrollados y que nos están transmitiendo mensajes en todo momento. Pero no podemos oírlos debido a nuestro estado de sueño. ¿No es ésta una idea extraordinaria? ¿No les parece una idea fantástica que en nosotros hay algo que está intentando cambiarnos todo el tiempo, y no puede alcanzarnos debido a esa obstrucción, ese oscurecimiento que produce la Personalidad, pero más particularmente la todopoderosa Falsa Personalidad?
Ahora bien, si un hombre empieza a trabajar sobre sí por medio de la autoobservación, si comienza a observar su sueño interior, su vanidad, si empieza a observar su merecimiento, si empieza a observar sus emociones negativas, si empieza a observar sus imágenes de sí mismo, si empieza a observar sus topes y prejuicios, sus opiniones mecánicas, su charla estereotipada, su incesante parloteo, sus palabras malintencionadas, empezará entonces a separarse de esas cosas, porque si puede observar una cosa, ya no es más esa cosa (¿no comprende?), que es el primer paso que hay que dar en esta separación, lo que el Trabajo enseña. Podría agregar aquí muchas otras cosas que es preciso observar pero el resultado final es éste: si está identificado consigo mismo como lo está, si toma todos sus pensamientos como si fueran reales, y no ve que tiene que separarse de muchos, muchísimos estados de ánimo malos, de malos sentimientos de sí, no irá a ninguna parte en este Trabajo. El método de este Trabajo es la no identificación consigo mismo. Es preciso que aprenda a no identificarse consigo mismo, observándose a sí mismo y separándose. ¿Qué es usted mismo? Usted mismo es psicológico, usted mismo es psíquico, usted mismo es lo que prefiera llamarse, pero no es físico, no es su cuerpo. Pertenece a aquella cosa de la cual tiene conciencia. ¿Va a poner su conciencia en mal estado de ánimo o en mal pensamiento? ¿Va a poner su conciencia en la satisfacción de sí, en la autoglorificación, o va a poner su conciencia en el sentimiento de tener siempre razón y saber lo que le conviene? ¿No ve que a no ser que se observe a sí mismo no repara en qué lugar pone su conciencia? Me encuentro con muchos sentimientos, muchos estados de ánimo, muchos pensamientos, que me vienen mecánicamente, en los que no pongo mi conciencia, por ejemplo, no pongo mi sentimiento de «Yo» en el odio, o en el sentimiento de impotencia, no me entrego a ellos, no los acompaño.
Ahora bien, si lo hace, logrará la energía de Trabajo, pero si es simplemente usted mismo, totalmente identificado consigo mismo, no obtendrá ninguna energía de Trabajo, porque estará bajo la Tercera Fuerza de vida y no la Tercera Fuerza del Trabajo. Existe el espíritu y la materia, para emplear frases que no pertenecen a nuestro sistema. Un hombre debe desarrollarse espiritualmente y esto en el Trabajo significa psicológicamente. A todos ustedes les dieron cuerpos, de diferentes tamaños, y esto no es culpa de ustedes, por eso no deben enorgullecerse de ello. Pero el Trabajo habla de un desarrollo psicológico interior en que la verdad cuenta mucho. Supongamos que trata de constituir ese segundo cuerpo que todos tenemos que construir en el Trabajo, un cuerpo psicológico. Este cuerpo se funda en la verdad, en la sinceridad. Supongamos ahora que tiene una emoción negativa contra alguna persona. Esto quiere decir que en seguida se establecerán conexiones equivocadas en su cuerpo psicológico que sobrevive después de la muerte (si puede hacerlo). Así tiene un cuerpo psicológico muy mal conectado, porque todos los estados negativos lo hacen mentir. Si presta atención, cuando es negativo siempre está mintiendo. ¿No tiene aún la suficiente energía para ver quién miente saboreando las emociones negativas? ¿No ha comprendido aún que este Trabajo se propone construir en nosotros la verdad, no la verdad moral, en el sentido ortodoxo, ni la verdad según una clase particular de creencia ortodoxa, sino la verdad real, a través de la sinceridad interior? Es por eso por lo que el Trabajo se inicia con la observación de sí, imparcial y absolutamente sincera. Esto construye gradualmente en nosotros un instrumento transmisor, un instrumento psicológico que puede conducir las influencias de los Centros Superiores, porque los Centros Superiores que están siempre trabajando en nosotros solo pueden alcanzarnos cuando la verdad está en nosotros. Por esta razón son muchos los que tuvieron que pasar por experiencias muy molestas para librarse de la Falsa Personalidad, del mérito, de la vanidad, de los prejuicios. Los prejuicios son completamente inútiles. No conducen a nada. El sentimiento del propio mérito es aún peor; atribuirse a sí mismo la propia excelencia en una forma cualquiera hace que a los Centros Superiores les sea imposible llegar a uno. Aconsejo a algunos de ustedes, que se dicen cristianos, leer atentamente el Sermón de la Montaña y tratar en lo posible de comprender su significado. Mas para proseguir, no lograrán energía en el sentido del Trabajo a no ser que trabajen contra la Personalidad y no se identifiquen con ella, porque no es lo que parece ser.
Éste es un comentario sobre la energía de Trabajo. Toda la energía de Trabajo deriva de ir en contra de sí mismo, de ir en contra de las naturales reacciones mecánicas momentáneas. Pero cada hombre o mujer debe tener en su corazón, en su mente, un íntimo sentimiento del Trabajo para que al estar solo no se deje llevar por los pensamientos negativos mecánicos y para que externamente no hable mecánicamente sobre las demás personas en este Trabajo. Si se lo hace sinceramente, entonces tal vez podamos producir una atmósfera real de Trabajo a la cual todos contribuyen y si hay personas que desisten se preguntarán sinceramente qué dijeron, qué hicieron para que la energía de Trabajo aparentemente se haya perdido.