Quaremead, Ugley, 28 de julio, 1945
Nota sobre la recurrencia
El Trabajo es la fuerza más sutil, más fina, más pura que existe. Dispone todo en su orden correcto. ¿No recuerdan de qué modo se define el Trabajo en Hebreos, que es un libro gnóstico? Es llamado el Logos o el Verbo:
«Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón».
(Hebreos IV 12).
Todo ello significa que nada puede hacerse erradamente sin su debido pago. Citando de otra fuente, se dice que el nous, la mente de Dios, que es el Logos o Verbo de Dios, «es infinito y se rige a sí mismo». Buscamos en el Trabajo ponernos bajo una disciplina que no tiene nada que ver con la disciplina física sino que es mental y emocional, y nos es enseñado en este Trabajo que en nosotros hay algo oculto llamado Conciencia y que en cuanto nos liberamos de nuestra Personalidad y de todas sus cansadoras manifestaciones y tediosas repeticiones de la misma cosa, de la misma conducta, de las mismas actitudes, de las mismas frases, nos ponemos en contacto con la Conciencia Real que proviene en verdad de los Centros Superiores. Desde ese punto de vista, es preciso comprender que son muchas las cuentas que tenemos que saldar con nosotros mismos a causa de nuestro comportamiento equivocado, de nuestro pensamiento y sobre todo, de nuestra charla equivocada. Con el tiempo todo ha de solucionarse.
Hablaré ahora brevemente sobre la idea de Recurrencia. Como es sabido, la física moderna nos dice que el Tiempo es curvo. Significa esto que es un círculo. No es una línea que se extiende al infinito, sino una línea que se dobla sobre sí misma y vuelve al punto de partida. Por dicha razón el Trabajo enseña (en su enseñanza secundaria) que nuestra vida es curva y regresa al momento del nacimiento. Significa ello que si nada es cambiado en nuestra vida entraremos otra vez en el mismo círculo, haremos las mismas cosas, sentiremos las mismas cosas y nos comportaremos de la misma manera. Pero el Trabajo enseña que si tratamos de trabajar sobre nosotros mismos y de cambiar nuestro Ser, la próxima vez no tendremos exactamente la misma clase de vida. Pero esto depende de muchas cosas. Por ejemplo, de la manera en que fuimos educados, de las influencias que obran sobre nosotros desde el exterior, de nuestros padres y educadores, de la literatura de la época. Todos ustedes conocen la extraña frase del Decálogo (los 10 Mandamientos):
«Yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen».
(Ex. XX 5).
Esto significa prácticamente que si los padres cambian, los hijos pueden cambiar. Significa, en suma, que si soy un padre y cambio durante el círculo de mi vida, ayudaré a mis hijos. Por ello, cabe esperar mucho, si los padres trabajan y cambian su nivel de Ser, pues si esto sucede, los hijos nacidos otra vez en la Recurrencia no tendrán la misma clase de padres porque los padres han cambiado. Por ejemplo, si tengo un hijo que muere, en la ordinaria concepción del Tiempo que lo considera como una línea recta que conduce del pasado al futuro no seré capaz de ver cómo es posible cambiar a mi hijo. ¿No comprenden que no es posible concebir qué significa esto a menos que se comprenda el círculo de vida y la Recurrencia de las cosas? Si nadie intenta cambiar, ya sea el hijo, ya sea al padre, entonces todo será igual y se recorrerá el mismo círculo una y otra vez. ¿Creen que no pueden cambiar a su padre porque murió hace muchos años? Les aseguro que desde el punto de vista esotérico puedo cambiar a mi padre si venzo en mí mismo determinadas cosas, y mi esfuerzo no solo me afectará a mí mismo sino a mi padre. Ahora bien, este Trabajo puede cambiar muchas cosas en la gente como ya lo habrán notado. Cuanto más fuertemente se siente el Trabajo y mejor se concibe su significado en la mente y más acusada es la distinción entre uno mismo y la vida mecánica a través de la fuerza del Trabajo, no solo se produce un cambio en uno mismo sino también en todo lo que tiene relación con uno mismo, hasta la gente que se conoció hace mucho y que ya no se halla más en el momento actual. Por esa razón el Trabajo nos enseña que el Tiempo, tal como se lo concibe comúnmente, es una de las peores ilusiones que nos pueden dominar, porque ¿cómo podemos ayudar a la gente que hemos conocido en nuestro pasado? La respuesta radica en que, con el trabajo sobre sí, no solo se puede cambiar uno mismo sino todo, tanto en el pasado como en el futuro, porque el futuro y el pasado existen igualmente. No hay pasado ni futuro si el Tiempo es un círculo.
Ahora bien, algunos de nuestros círculos están interconectados con otros círculos que pertenecen a otras personas, y si quieren entender qué significa la recurrencia es preciso comprenderlo. El Tiempo no es una línea recta sino una infinidad de círculos que giran todos sobre sí mismos y de los cuales algunos se intercomunican los unos con los otros. El pasado es tan viviente como el presente y el futuro. De esta gran concepción del tiempo surge la esperanza. Cabe comprender que lo que ahora hacemos producirá determinado efecto en las otras gentes, tanto en el pasado y el presente como en el futuro. Todo cuanto dice el Trabajo está interrelacionado de tal modo que si una persona trabaja ahora sobre sí y empieza a cambiar su nivel de Ser produce determinado efecto sobre la gente del pasado y del futuro. Lamentarse es inútil en tanto que el Trabajo es siempre útil. Es preciso que recuerden, cada uno de ustedes, que cuando realizan un verdadero acto de trabajo sobre sí, en este momento, cambian tanto el pasado como el futuro, y cambian el pasado en relación con todas las personas con quienes estuvieron relacionadas en el pasado. G. dijo una vez: «Si desea cambiar, es preciso que cambie a su abuelo». ¿Qué significa ello? Uno de los significados es que con el cambio de actitud hacia el propio padre y al abuelo también se los cambia, aunque estén aparentemente muertos, y así cuando se nace otra vez a la vida visible, al círculo de la propia vida, cuando uno se encuentra otra vez con el propio padre y el abuelo se los cambia.
No hablaré más sobre este difícil tema de la Recurrencia en el presente, pero todos deben recordar que cuanto hacen en relación con el trabajo sobre sí y el cambio de sí se reflejará en un millón de maneras tanto en el futuro como en el pasado. Por esa razón puede haber gente que ya no existe más en nuestro tiempo, pero todas las gentes existen en el Tiempo y repiten constantemente sus círculos. En otras palabras, no hay Tiempo, como lo conciben nuestros sentidos y todo es viviente y todo es siempre presente.
Agregaré ahora otra cosa. En el Antiguo Testamento se encuentran muchos conceptos sobre la Recurrencia. En el Eclesiastés está la idea de que el Tiempo no es una línea recta de pasado, presente y futuro, sino un círculo constantemente recurrente, que se repite siempre. Se dice:
«¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará».
(Ec. I 9).
Pero es preciso recordar que «lo que fue, lo mismo será» depende enteramente de si se trabaja, de si no se identifica uno con las cosas, de si sabe separarse de ellas, pues de lo contrario no tendrá poder sobre una persona. Entonces cambiará y todo cambiará en conexión con dicha persona.
Recientemente me hicieron una pregunta: ¿Qué significa todo esto: hay dos futuros, uno en el Tiempo y uno en el Espacio? Un futuro en el Tiempo significa que se es siempre la misma persona, que siempre se dicen las mismas cosas, que siempre se comporta uno como se acostumbra a hacerlo. Este futuro pertenece al nivel de Ser en el que se está actualmente. Atrae siempre las mismas cosas. El futuro en escala vertical significa que se cambia el nivel de Ser y que uno ya no se identifica tanto con la Personalidad, con la persona que se cree ser. Empezará a cambiar. Entonces se elevará verticalmente en la Escala de Ser y su futuro será diferente. En términos de Recurrencia, en lugar de dar vueltas en redondo en torno de la misma vida una y otra vez en la misma parte del Tiempo, ya no hace las mismas cosas porque recuerda. Pero la idea de cambiar el futuro y el pasado es muy extraña. Es una idea muy extraña la de que pueda cambiar a mi padre. Se necesita mucho tiempo para comprender esta concepción de Tiempo curvo, en forma de círculo y no de línea recta. En el Eclesiastés se dice:
«Dios restaura lo que pasó».
(Ec. III 15).
Esto significa que lo que se cree terminado y concluido no está terminado ni concluido y el Trabajo dice que se puede cambiar lo que fue en el pasado trabajando sobre uno mismo ahora.
Creo a veces que esto significa que es preciso ver todo el pasado como algo viviente y por medio del trabajo sobre sí ahora se puede cambiar todo el pasado y todo lo que está relacionado con él. Por eso estarán de acuerdo conmigo en que si pueden captar esta visión de algo que está por encima de los sentidos y de la mente sensorial, la esperanza que se abre es extraordinaria.
Nota.
En ese comentario el Dr. Nicoll se refiere a los conceptos de Tiempo y Recurrencia que son discutidos por el Sr. Uspenskiï en «Un nuevo Modelo del Universo», Capítulo XI.