Birdlip, 15 de abril, 1944
El Eneagrama XI. —El estudio del choque en el punto
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La Idea del Tiempo, de la Recurrencia y los Aconteceres.
Hablaremos nuevamente sobre el Tiempo y la Recurrencia. Tal como nos lo dicen los modernos científicos, el Tiempo es circular y está compuesto de aconteceres. Esto ya fue dicho hace mucho tiempo, no solo por poetas y filósofos, sino por los maestros esotéricos. ¿De qué está compuesto el día? Está compuesto de acontecer, algunos, de hecho la mayoría, en muy reducida escala, tal como el evento de perder la cartera, o el evento de un cortocircuito en la estufa eléctrica, o el evento de recibir una carta o una tarjeta postal, como por ejemplo la que recibí esta mañana de una firma médica en la que me pedían si podía procurarles algunos esqueletos, cráneos o partes de esqueletos que en este momento no usaba, ofreciéndome un buen precio por ellos. Éste es un acontecer singular. Además, me costó encender el fuego: éste es un acontecer bastante común. A veces los eventos son similares: a esto lo llamamos coincidencia. Pero hasta ahora no veo conexión alguna entre la posesión de esqueletos y un fuego que no se enciende. ¿Qué eventos van a ignorar y con qué eventos van a identificarse? Esto es lo que importa, una vez que se ve que la vida son eventos. Los eventos se arraciman alrededor de la línea del día —la línea de extensión en el Tiempo a la que llamamos día. ¿A qué prestaremos atención y de qué nos separaremos, en lo que respecta a este racimo de aconteceres? ¿Seré negativo todo el día porque mi fuego no quería encenderse? Ha perdido su cartera: ¿dejará que ese evento se extienda a todo lo largo del día, con sus querellas, repercusiones y sospechas?, (tales como «¿Quién me la robó?»). Un solo evento desagradable suele expandirse fácilmente y llenar todo el día. Esto es lo que las gentes gustan hacer cuando escogen cosas negativas— a veces expanden un evento desagradable hasta que ocupe toda su vida. Esto significa que, siendo el Tiempo una serie de eventos, se puede dejar que uno de los eventos nos tome todo nuestro tiempo. Nuestra vida es nuestro tiempo. El tiempo de los otros no es el nuestro. Se pueden compartir algunas cosas. Pero se está en el propio tiempo. El tiempo es una serie de eventos y se tienen los propios eventos y se comparten algunos otros. Las tres Dimensiones superiores forman el Tiempo y la Recurrencia y la Eternidad. Si se toma solo la 4ta. Dimensión como una línea llamada Tiempo que sigue una dirección perpendicular a las otras tres Dimensiones de Espacio, vemos que pasa a través de cada persona como una serie de eventos. Perdemos nuestra cartera, lo cual es un evento personal, o entramos en la guerra, lo cual es un evento compartido. Es preciso comprender que no se trata del reloj, sino de los aconteceres. Se dice, tomando el Tiempo como un reloj artificial —son las diez y treinta, o, estamos en 1944. No, esto no es el Tiempo. ¿Con qué eventos está identificado en este punto en el Tiempo llamado (artificialmente) las diez y treinta, o 1944? ¿Se imaginan que para los antiguos griegos no había ninguna cosa llamada las diez y treinta o 1944? El Tiempo no son fechas en el tiempo-reloj, sino eventos. «Todo el tiempo» se está en algún evento. Se es negativo debido a algún evento. Pues bien, se está en ese estado y en ese evento. El evento, que sobreviene, que busca lo que puede quitarnos, se apodera de nosotros. Se dice: «Esta situación es intolerable». El evento se ha apoderado de uno. Se es incapaz tanto de observarse a sí mismo en relación con este particular evento, como de recordarse uno mismo en su presencia— esto es, de no identificarse con él. El tiempo comprendido psicológicamente es un modelo de evento, un tablero de ajedrez de cuadros blancos y negros. Es necesario expandir los mejores eventos y contraer los peores. Ahora ven que el tiempo es elástico —no el tiempo reloj. ¿No recuerdan que una vez un hombre de ciencia comparó el Tiempo con un molusco? Es ahí donde Uspenskiï concuerda con Einstein. Un molusco es un animal de cuerpo blando que carece de esqueleto interno y de este modo es una criatura que puede contraer o expandir a voluntad diferentes partes de su cuerpo.
Un vertebrado no lo puede hacer porque tiene una armazón de huesos. Tenemos que llegar a ser semejantes a los moluscos en nuestra relación con el día y sus eventos. La idea de que es posible demorarse demasiado en las cosas es, desde luego, familiar. Se puede quedar detenido en un evento que ha sucedido hace mucho. Pero no se lo comprende y no se concibe su significación. Se goza del poder de ponerse en contacto o no con la serie de eventos que componen el día. Se puede expandir uno dentro de un evento o contraerse fuera de él. Ustedes habrán observado los caracoles y advertido cómo sus cuernos sienten una cosa y se expanden o contraen. En cierto modo es lo mismo. Todo lo que es físico, todo lo que es discernible, visible, es el modelo de algo psicológico en uno mismo. Basta ir al Zoológico para darse cuenta de ello. Cada animal, cada forma creada de odio y defensa, está representada psicológicamente en uno mismo. De hecho el hombre suele ser mucho más horrible y cruel que cualquier representación animal. El mundo exterior está dentro de nosotros. El Cosmos está en el Hombre. El Hombre es el Microcosmos. Todo cuanto ve exteriormente está de alguna manera en él —avispa, rata, serpiente, mosca, cerdo, zorro, tigre, camaleón, langosta, topo, ave, escarabajo, pez, cigüeña, etc. ¿No han observado acaso los «Yoes» avispas que tienen dentro de sí, o los «Yoes» zorros? ¿No vieron acaso los «Yoes» camaleones que cambian de color con arreglo a la situación y como los políticos que según las circunstancias dicen sí o no? ¿No conocen la serpiente, y especialmente los peces que tienen dentro de sí? ¿Qué oculta vuestro mar, más allá de las costas visibles? Todos están allí— el laborioso y ciego topo, el ave nerviosa y superficial, el escarabajo maloliente de duro caparazón, la langosta que se repite siempre, la mosca zumbante e insensata, que se echa al azar en todo lo que ve, el salvaje y necio tigre, la rata secreta, la solemne e imbécil cigüeña. Todos ellos están en el Hombre, tanto como los animales buenos, estúpidos. En lo que concierne a los eventos ¿con cuál de ellos se pondrá en relación?
Cuando se empieza a ver que, psicológicamente, no hay tiempo-reloj, y en verdad no hay tiempo alguno, ni siquiera con arreglo al gran reloj debido a la rotación de la Tierra que produce el día y la noche, o el reloj aún mayor causado por la revolución de la Tierra en su órbita en torno al Sol que produce las estaciones, lo que hace que la Tierra sea verde y luego parda y luego blanca y otra vez verde —entonces se empieza a entender que el Tiempo son los aconteceres y también lo es la propia actitud hacia ellos y finalmente los propios estados interiores—. Entonces se es capaz de reflexionar sobre la Recurrencia. Se piensa que el pasado está delante de nosotros… ¿En qué estados se ha vivido preponderantemente? ¿En los estados que pertenecen a un topo, o a un ave, o a qué? ¿De qué manera se han tomado los eventos por los cuales se ha pasado? Así como se toma un evento, así es el propio estado. Como ya se dijo, es posible contraer un acontecer o expandirlo. Esto depende de cómo se toma dicho evento. ¿Le es posible separar de sí un evento? Como dije, una persona puede detenerse en un evento que tuvo lugar hace mucho tiempo y, por así decirlo, llevar siempre luto y andar por la vida como una criatura sombría, muerta, creyendo sin duda que su proceder es meritorio. Ahora bien, puesto que el Tiempo es expansible y contraíble en cuanto a tomar los aconteceres, es evidente que se puede escoger un evento hoy y expandirlo. ¿No han notado que existe una tendencia general a expandir un evento que nos es desagradable, y a contraer todos los demás? ¿Acaso puede uno olvidar que alguien lo trató rudamente, como si fuese una persona sin importancia alguna? Éste es un evento que puede suceder a cualquier persona. Es un evento que definimos así: «Nadie me trata como es debido».
Cuando finalmente el Hombre fue creado después de muchos experimentos, también fueron creados todos los eventos posibles que pudieran sucederle. Es inútil crear una cosa viviente sin los aconteceres necesarios para que pueda tener una vida de experiencia. Si el Tiempo no fuera el «molusco» capaz de contraerse y expandirse, esa cosa de cuerpo blando, musculoso, todo sería rígido como una regla de madera. Pero el «Tiempo» —esto es, los eventos— no es de esta clase. Puede y debería estar acompañado por un método selectivo, un método para escoger y descartar, para prestar y dejar de prestar atención a los incidentes o eventos o situaciones que inevitablemente acompañan su aparente paso a través de nuestra limitada conciencia. El «Tiempo» está todo allí —como una campiña. Pero llegamos a él poco a poco y pasamos a través de él con arreglo a nuestro estado. Si agregamos un estado consciente al estado mecánico o a la reacción ciega frente a los eventos, estamos entonces en un nivel superior de ser, y nos damos cuenta de que algunos eventos han de contraerse— estrujarse y ser desechados —y otros deben dejarse como son y algunos han de ser expandidos con todos nuestros poderes de trabajo interior y Recuerdo de Sí.