Birdlip, 5 de agosto, 1944
Nota introductoria al comentario sobre la voluntad (III)
Antes de leer esta disertación, me permitiré recordarles que las ideas tienen verdadera existencia. ¿Cuáles son las fuerzas más poderosas que obran en este momento? Las ideas, y el encuentro de las ideas. Ahora bien, las ideas del Trabajo son tales que si se tiene algo capaz de recibirlas, empiezan a obrar sobre uno mismo. La psicología moderna no enseña la diferencia que hay entre ciertas ideas, ni tampoco comprende la realidad de las ideas. La psicología antigua y la medieval, como dijo el Sr. Uspenskiï, la comprendían mejor. Pero ciertas ideas requieren una larga preparación para ser asimiladas correctamente, incluso la idea de Amo, o de «Yo» real, o de Voluntad Real. Primero se exige estudiar una enseñanza definida. Cada idea es una delicada máquina factible de actuar equivocadamente si es mal manejada. Por ejemplo, la Falsa Personalidad. El torpe manejo de una idea puede resultar en una explosión. Asimismo, cuando el razonamiento, la comprensión formatoria, el nivel literal y lógico están equivocados pueden destruir las ideas o convertirlas en una cosa peligrosa. Algunas ideas llegan hasta las honduras del alma y dejan allí un rastro, aun en los primeros años de la vida. Pero pueden dejar un rastro equivocado. Todo el Trabajo estriba en preparar a la gente para la recepción de influencias superiores y más sutiles, es decir, ideas. El conocimiento de estas ideas ha de convertirse en el propio conocimiento, si se desea realmente el Trabajo. Durante mucho tiempo es preciso estudiar el Trabajo, esforzarse, pensarlo y sustentarlo con las partes más genuinas de uno mismo. Entonces se discierne que se está internamente en contacto con sus ideas.