Birdlip, 25 de noviembre, 1944
Sobre ver la vida de una nueva manera
Como un medio y no como un fin

La observación de sí no puede acrecentarse sin la ayuda de las ideas del Trabajo. Afortunadamente, la enseñanza del Trabajo nos procura muchos ángulos desde los cuales es posible observarse a sí mismo. No es posible observarse a sí mismo si se carece de un punto de vista desde el cual observarse. Es preciso, por así decirlo, salir fuera de sí para observarse a sí mismo —de otro modo se es uno mismo tal como se es—. ¿Es claro? El aumento de conciencia de uno mismo, que es el primer propósito del Trabajo, significa adentrarse más en sí mismo, para ver así lo que está enfrente de sí mismo —esto es, lo que se tomó como a sí mismo—. Seguir este rumbo, como es sabido, es adentrarse hacia los Centros Superiores, a través de las partes superiores de los centros ordinarios. Esta dirección, que se logra por medio de una creciente observación de sí, lleva lentamente a un acrecentamiento de conciencia tanto de lo que se es ahora como de lo que se ha sido. Todo ello conduce a la única posibilidad de cambio. Ahora bien, este proceso, este hacerse más profundamente consciente de sí mismo y verse incesantemente a sí mismo a una luz enteramente nueva, a la luz del Trabajo, es llamado despertar. Se asemeja a avanzar en el interior de un territorio contra un enemigo donde aquí y allá hay puntos tenazmente defendidos a los que hay que rodear y que solo pueden ser reducidos lentamente. Este adentrarse en sí mismo es llamado en el Trabajo despertar. Lo que el Trabajo enseña aquí es muy claro y es preciso aprehenderlo. Está expresado también en los Evangelios, pero oscuramente.

El Trabajo dice que ante todo el hombre ha de despertar. Esto exige largo tiempo. Una vez que ha despertado debe morir. Cuando muere entonces puede renacer. Hay tres etapas en el renacer —esto es, en la transformación—. No hay otro camino. Intentar morir para sí antes de haber despertado para sí es hacerlo de una manera por completo equivocada e insensata y de este modo no da resultado ninguno. Intentar morir para algo antes de haber despertado para ello y haberlo visto, es equivocarse. Aún no se está pronto. Aún no se conoce lo que se ha de hacer, para qué se ha de morir. Si se intenta morir antes de haber despertado se carece de la fuerza consciente para morir para la cosa de que se trata. Se puede intentarlo y fracasar. Entonces surge el peligro de llegar a ser negativo, de sentir desesperación o impotencia. Cuando sucede esto todo el sentido y sentimiento del Trabajo suelen deformarse debido a la sensación de fracaso. Es exponerse a una tentación muy seria. Podemos tomarla por otra cosa, por ser pasivo. Podemos tomarlo por muchas otras cosas, pero es un estado muy peligroso porque damos entrada a los «Yoes» negativos que aborrecen el Trabajo, por la puerta del fondo, y muy pronto todo el sentimiento del Trabajo se vuelve opaco y hasta desaparece. Cuando esto sucede, comprendemos en seguida que estamos muy mal acompañados en nosotros mismos, esto es, que estamos con «Yoes» equivocados. A veces no nos queda más remedio que estar mal acompañados y esto constituye una lucha, una lucha de la cual solo se puede salir bien librado por medio de la no identificación —es decir, no identificándose— porque el razonamiento es inútil. Cuando se razona se puede arribar a la conclusión que se prefiere, pero en el caso de la percepción emocional es muy diferente. En nosotros el bien y el mal solo pueden ser vistos por la percepción emocional a la luz del Trabajo. Apelamos al razonamiento sobre todo para justificarnos.

Ahora bien, esta noche deseo hablarles sobre la necesidad de las ideas del Trabajo en las largas etapas del despertar, pues si no tenemos ideas desde las cuales observarnos a nosotros mismos nos será imposible despertar del sueño inducido por la vida desde hace tanto tiempo, desde la infancia. El sueño provocado por la vida ha sido formado por las ideas de vida en las que hemos nacido, y para despertar necesitamos ideas provenientes de otra fuente. No se puede despertar del opio tomando más opio. Es preciso encontrar un antídoto para el opio que nos permita despertar del poder que ejerce sobre nosotros. ¿Cómo se puede despertar de la vida por medio de la vida? Cómo se puede despertar de lo que la vida ha construido en uno mismo por medio del ejemplo, la sugestión, la imitación, la imaginación, a menos que se tenga otro sistema de ideas que no pertenezcan a la vida. Como es sabido, el sueño de la humanidad se debe a una razón cósmica y cada moda, cada periodo de vida actúa sobre el Hombre. Los hombres suelen creer que, debido a que se ríen de las costumbres de la última generación, de sus modas y maneras, y así sucesivamente, están por lo tanto más despiertos. No se dan cuenta cuan inteligente es el hipnotismo y por eso creen estar despiertos por comparación. Pero en realidad están dormidos como los de la otra generación. Entonces ¿qué puede despertarnos en el verdadero sentido? Solo la enseñanza puede despertarnos, solo las ideas provenientes de aquéllos que en todas las épocas venciendo el hipnotismo de la vida han llegado a ser más conscientes y han encontrado el camino que permite salir de la prisión donde todos vivimos sin darnos cuenta de ello —la prisión del «hipnotismo cósmico»— es prisión de nosotros mismos que fue establecida mecánicamente.

Ahora bien, para liberarse de la prisión que la vida ha construido en nosotros por medio de las ideas de todo lo que hemos imitado y absorbido, tal como se dijo, son necesarias nuevas ideas, y por eso una nueva perspectiva. La idea de que no somos un solo «Yo», sino muchos «Yoes» contradictorios, es una de las ideas de Trabajo que tienen su punto de partida en la puerta de la prisión donde estamos confinados sin darnos cuenta de ello —y para empezar es preciso darse cuenta de ello—. La idea de que no es una unidad es una idea que está fuera de las ideas implantadas por la vida en el hombre. Empero, son escasas las personas que pondrán en práctica esa idea aunque la hayan oído muchas veces porque creen ser una sola y misma persona. Más allá de la prisión de nosotros mismos en la cual estamos confinados sin saberlo, hay una serie de ideas que pueden conducirnos a la libertad una vez que se las comprende correctamente. El Sr. O. dice en su último libro que una idea es un instrumento muy delicado y poderoso y que es muy fácil manejarlo mal. En torno de nosotros tal como somos hay un sinnúmero de ideas diferentes de las ideas con las cuales estamos construidos. La idea de la liberación siempre existió y condujo a toda suerte de revoluciones. La gente siente vagamente que hay otra cosa, una clase de libertad que no poseen. Pero por regla general lo toman en función de las condiciones existentes, de los re-ordenamientos exteriores, de asesinar una clase u otra, y así sucesivamente. Las ideas de liberación que nos rodean fuera de la prisión se refieren a nosotros mismos y no a las condiciones materiales. Estamos rodeados por ideas liberadoras, ya sea que las sintamos o no. Si se tiene un Centro Magnético, sentimos la existencia de las ideas liberadoras. Pero a veces creemos que están en alguna escuela distante, en el Tibet por ejemplo. Por cierto, la enseñanza de las ideas liberadoras se imparte quizás en alguna escuela lejana, pero si fuera a esa lejana escuela hallaría que esas ideas liberadoras no están en la escuela sino que su acción estriba en el efecto que ejercen sobre usted y la respuesta que usted les da. Las escuelas —las escuelas esotéricas— nos transmiten ideas que pueden liberarnos. Esas ideas provienen de aquéllos que se han liberado y ese conocimiento siempre fue transmitido. Pero las ideas que enseñan son similares a las ideas enseñadas por el Trabajo. El Trabajo enseña ideas liberadoras, pero la acción de dichas ideas no será efectiva a menos que una persona reflexione sobre ellas y sienta que debe aplicarlas a sí misma. La ilusión de que existe una educación superior y que basta recibir su enseñanza para alcanzar un nuevo estado es muy errada. No hay posibilidad de redención para ninguna persona en esas escuelas de enseñanza a no ser que aprenda, comprenda y ponga en acción la enseñanza que le es impartida.

En los Evangelios se dice: «El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí o helo allí, porque he aquí que el reino de Dios está entre vosotros». No es algo que está fuera y a lo que basta unirse para ser liberado. Cuando se dice en los Evangelios que el Reino de Dios o el Reino de los Cielos está dentro del hombre, se quiere decir con ello un estado en el que el hipnotismo de la vida ya no obra más y que está investido de la influencia de ideas provenientes de una fuente por completo diferente.

Tomemos ahora una de las ideas del Trabajo según la cual nos dijeron de observarnos a nosotros mismos y según la cual es preciso pensar y construir dentro de nosotros un nuevo punto de vista. Es la idea de que el Hombre no puede hacer. ¿Han pensado alguna vez en esa idea? Recuerden que una idea es comparable a una máquina muy complicada y delicada que, si no se sabe manejarla, puede causar mucho daño. Si quisieran manejar una poderosa dínamo sin conocer sus conexiones podría causarles fácilmente la muerte. Ahora bien, la idea de que el Hombre no puede hacer se asemeja a una poderosa dínamo. Nos puede provocar la luz o nos puede matar. Se la puede tomar equivocadamente, como he visto a mucha gente hacerlo, que suele decir: «Pues bien, si no se puede hacer, ¿por qué habré de intentarlo?». Esto es comprender de una manera muy equivocada la idea de que el Hombre no puede hacer. «Cada persona», dijo G. en una ocasión, «hace la única cosa que tiene la posibilidad de hacer. Todo cuanto sucede en este momento es lo único que podría posiblemente suceder». Hablaba sobre la mecanicidad. Mientras el Hombre siga dormido las cosas ocurrirán de la única manera en que puedan posiblemente ocurrir, por un infinito número de líneas de causa y efecto. Pero el Trabajo enseña que un hombre puede ponerse bajo nuevas leyes y alcanzar finalmente un estado superior de sí en el que pueda hacer, en el que tenga Voluntad real. Por cierto, dicho estado está muy lejos de nosotros tal como somos al presente. Pero al aplicar esta idea a nosotros mismos que el Hombre no puede hacer, ante todo es preciso advertir, observar, durante un prolongado periodo, cuál es su significado en su aplicación personal. Es menester que nos observemos a nosotros mismos mediante esta idea del Trabajo.

Quizá nos demos cuenta, muy gradualmente, de uno de los significados de esta formidable idea. Empezamos a ver que lo que llamamos nuestro hacer no es en realidad hacer sino mecanicidad. Comprendemos que «ELLO» hace. Ahora bien, ésta es una etapa preliminar que puede conducirnos a nuevas experiencias de sí. Conviene mucho tener nuevas experiencias de sí y si esto ocurre, por medio de la luz del Trabajo, esas experiencias no nos desesperarán sino que al contrario nos descubrirán nuevos aspectos de la comprensión. De la exacta comprensión de lo que significa no poder hacer, empezamos a ver que la humanidad en general no puede hacer. Nuestra comprensión ya no será más teórica sino que comenzará a ser práctica. Comprenderemos entonces la idea necesaria que la vida no puede ser para nosotros un fin en sí misma. La gente que está demasiado en sus sentidos físicos cree que la vida puede mejorarse a tal punto que llegará a ser un fin en sí misma —esto es, que conducirá a algún lugar—. Pero el Trabajo no toma la vida como un fin en si porque dice que la vida está bajo gran número de leyes mecánicas que siempre la mantienen más o menos en la misma condición. El Trabajo enseña que debemos tomar la vida como un medio para llegar a una condición muy diferente. El objeto que el Trabajo tiene en vista es el de hacernos despertar. Solo trata de algo que el Hombre puede hacer por sí mismo. Por esta razón el Trabajo dice que el Hombre es creado como un ente autodesarrollante. Mientras el Hombre siga tomando la vida como un fin en si y espere que tarde o temprano será capaz de lograr el éxito y triunfar en la vida, no entiende el propósito de este Trabajo. Confunde el resultado final. Si tal hombre toma este Trabajo y encuentra que no conduce al éxito en la vida, por ejemplo, sufrirá un fuerte desengaño. Pero el Trabajo no apunta a ese fin. El Trabajo trata de uno mismo y de cierto desarrollo en lo que concierne a la vida y sus accidentes capaces de transformar todo nuestro ser. Si un hombre es capaz de mantener la rectitud interior hacia el Trabajo, si comprende la orientación del Trabajo, luego cualquier cosa que le suceda en la vida no lo destruirá. No le sorprenderá lo que le pueda ocurrir en la vida, porque sabe que la vida es así —es decir, que el Hombre no puede hacer—. Luego el éxito o el fracaso en la vida tendrán cada día menos importancia. No esperará que la vida le conceda lo que solo el Trabajo le puede conceder.

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Uspenskii Libro 2
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
Section0001.xhtml
Section0002.xhtml
Section0003.xhtml
Section0004.xhtml
Section0005.xhtml
Section0006.xhtml
Section0007.xhtml
Section0008.xhtml
Section0009.xhtml
Section0010.xhtml
Section0011.xhtml
Section0012.xhtml
Section0013.xhtml
Section0014.xhtml
Section0015.xhtml
Section0016.xhtml
Section0017.xhtml
Section0018.xhtml
Section0019.xhtml
Section0020.xhtml
Section0021.xhtml
Section0022.xhtml
Section0023.xhtml
Section0024.xhtml
Section0025.xhtml
Section0026.xhtml
Section0027.xhtml
Section0028.xhtml
Section0029.xhtml
Section0030.xhtml
Section0031.xhtml
Section0032.xhtml
Section0033.xhtml
Section0034.xhtml
Section0035.xhtml
Section0036.xhtml
Section0037.xhtml
Section0038.xhtml
Section0039.xhtml
Section0040.xhtml
Section0041.xhtml
Section0042.xhtml
Section0043.xhtml
Section0044.xhtml
Section0045.xhtml
Section0046.xhtml
Section0047.xhtml
Section0048.xhtml
Section0049.xhtml
Section0050.xhtml
Section0051.xhtml
Section0052.xhtml
Section0053.xhtml
Section0054.xhtml
Section0055.xhtml
Section0056.xhtml
Section0057.xhtml
Section0058.xhtml
Section0059.xhtml
Section0060.xhtml
Section0061.xhtml
Section0062.xhtml
Section0063.xhtml
Section0064.xhtml
Section0065.xhtml
Section0066.xhtml
Section0067.xhtml
Section0068.xhtml
Section0069.xhtml
Section0070.xhtml
Section0071.xhtml
Section0072.xhtml
Section0073.xhtml
Section0074.xhtml
Section0075.xhtml
Section0076.xhtml
Section0077.xhtml
Section0078.xhtml
Section0079.xhtml
Section0080.xhtml
Section0081.xhtml
Section0082.xhtml
Section0083.xhtml
Section0084.xhtml
Section0085.xhtml
Section0086.xhtml
Section0087.xhtml
Section0088.xhtml
Section0089.xhtml
Section0090.xhtml
Section0091.xhtml
Section0092.xhtml
Section0093.xhtml
Section0094.xhtml
Section0095.xhtml
autor.xhtml
notas.xhtml