Birdlip, 18 de marzo, 1944
El Eneagrama VII

Seguiremos hablando del Primer Choque Consciente. Si insisto en este punto se debe a que todo el Trabajo descansa en él. En cada disertación se habla sobre el choque en el punto 6 del Eneagrama encarándolo desde un diferente lado. Hasta este momento no puse orden alguno en mis disertaciones. La última vez hemos hablado del momento en que se advierte la mecanicidad como de una forma del choque.

Damos por supuesto lo que somos. Damos por supuesto el hecho de hablar, pensar, movernos, ver u oír. No nos damos cuenta de que somos incapaces de explicar nada y de que simplemente nada sabemos. Llegar a percibirlo nos hace sentir asombro, impotencia. En verdad, no hay persona que pueda decir, por más que lo niegue, que se ha creado a sí misma y que sabe exactamente qué es y cómo funciona el pensamiento, el sentimiento, etc. Basta reflexionar un instante para darse cuenta de que no se sabe nada. Nos fueron dadas máquinas muy complicadas llamadas cuerpos y vivimos en otra máquina muy complicada llamada mundo. Cuando se comprende todo esto emocionalmente se da todo por sentado, y éste es un grado del Primer Choque Consciente. Meditando sobre la inexplicabilidad de todo, incluso de uno mismo, se puede llegar a un estado de comprensión muy diferente al de la comprensión ordinaria.

En la charla anterior, el tema de la comprensión de nuestra mecanicidad fue examinado sobre todo a la luz de la observación personal y de la constatación de cómo Ello hace, no uno. Les recordaré aquí la importancia de la Observación de Sí con respecto a la observación de la Personalidad. Todas las mañanas se presentan los mismos pensamientos, la misma manera de tomar las cosas, los mismos sentimientos, las mismas preocupaciones. La máquina de la Personalidad a la cual está ligada cada persona trabaja mecánicamente. Basta poner una moneda en la ranura y todo anda por rutina. Todos saben que esto no es «uno mismo», que no es esto lo que hay que observar sino la propia Personalidad. El Sr. Smith tiene que observar al Sr. Smith, no a «sí mismo». Creo que nunca se repite bastante que la Observación de Sí tal como la enseña el Trabajo es por completo diferente de lo que comúnmente concebimos como la observación de uno mismo. Éste es uno de los lugares donde más fácilmente se cae dormido al significado del Trabajo y donde es preciso despertarnos constantemente. El Sr. Smith me viene a ver y me habla de sus dificultades en el Trabajo y me dice que trata de observarse a sí mismo pero que no sabe lo que ello significa. Entonces se le pregunta: «¿Ha tratado de observar al Sr. Smith?». Se sorprende mucho. Quizá comprendan lo que esto significa. Por supuesto es inútil observarse a sí mismo si todo es uno mismo. El hombre está atado a una muy complicada máquina que crea gran parte de su historia. Sin embargo, el hombre no es esta máquina, porque hay algo en él que puede librarlo de ella. Si no fuera así, la Observación de Sí sería pura pérdida de tiempo. Veamos nuestra conexión con la máquina, digamos, por un día. ¿Qué se propone hacer? ¿Qué estuvo diciendo? ¿Dónde estuvo? ¿Qué quería? ¿Acaso le gusta? ¿La justicia? ¿Estamos más libres de ella si hacemos algo con atención? Basta observarse de ese modo en este mismo momento. Cuando comprendemos que la máquina de la Personalidad nos lleva de un lado para otro y se hace cargo de nosotros en todo momento tenemos vislumbres de lo que significa darse cuenta de nuestra mecanicidad. Empezamos a comprender por qué tal concepción es definida como una forma de Recuerdo de Sí. Se ve que un hombre no puede ir más allá de sus límites si toma todo en él como «sí mismo». ¿Cómo podrá cruzar la corriente con todas sus posesiones? ¿Cómo podrá salir de la prisión si se empeña en llevar todo consigo? Es preciso evitarse a sí mismo. Es preciso tener paciencia consigo mismo hasta que el ruido que hace la Personalidad se haya aquietado y por último se alcance a estar realmente «consigo mismo».

Existe una frase que se emplea mucho en el Trabajo, y también en otros antiguos escritos esotéricos, en el sentido de que el Hombre está en una prisión. G. acostumbraba decir que nadie se da cuenta de su situación. «Todos ustedes», decía, «están en la cárcel, y si son personas sensatas, lo único que deben desear es escapar de ella. Nadie, sin embargo, puede escapar de la prisión sin la ayuda de aquéllos que han escapado antes. Solo ellos les pueden enseñar de qué modo es posible escapar». Hubo un tiempo en que su afirmación favorita era que si un hombre en la prisión tiene alguna posibilidad de escapar, ante todo debe darse cuenta de que está en la prisión. Mientras no sea capaz de entenderlo, mientras siga creyendo que es libre, no tiene posibilidad alguna. Si no nos damos cuenta de nuestra mecanicidad, seguiremos imaginando que somos libres. Imaginamos que hacemos todo por nosotros mismos, por nuestro libre albedrío. La prisión de la que tantas veces habló G. es ante todo nuestra Personalidad. En el caso del Sr. Smith, su prisión es el Sr. Smith a quien no observa en absoluto y a quien toma como él mismo. ¿Qué tiene que hacer? Tiene que dividirse él mismo en «Yo» y el Sr. Smith. Está con el Sr. Smith a todo lo largo del día y tiene muchísimas oportunidades de observarlo y es en vano que diga que no puede ponerse en comunicación con el Sr. Smith por teléfono, porque está tantas veces junto al Sr. Smith que no lo ve ni tampoco se da cuenta de que el Sr. Smith le hace hacer todo. Comprenderán por qué, al encontrarse con el Sr. Smith, no hay que decir tan solo: «¿Cómo está usted?», sino agregar: «¿Cómo está el Sr. Smith?». Y el Sr. Smith ha de contestar: «Oh, el Sr. Smith está en perfecta salud, pero Yo no me siento muy bien».

Ahora bien, es imposible ayudar a ese hombre a que se separe del Sr. Smith por medio de la persuasión. Quizá diga que no cree en la existencia de esa persona llamada el Sr. Smith, pues éste es solo un hombre, y discutirá y exigirá pruebas. Claro está, esto es imposible, porque es el único que puede liberarse a sí mismo. Es preciso que vea por sí mismo lo que significa la propia mecanicidad. Debe darse cuenta que si bien imagina que siempre se salió con la suya, es en realidad el Sr. Smith quien se salió con la suya, y tiene que llegar a sentir su propia impotencia en presencia del Sr. Smith. Desde luego, éste ha de ser un proceso gradual, intermitente que se extiende a lo largo de años de estudio de sí. Pero una vez que ha empezado, una vez que percibe por un instante la presencia del Sr. Smith, entonces su eventual liberación ya es una posibilidad. En lugar de oponerse a la idea de observación empieza a usarla inteligentemente y entonces su vida se divide en dos corrientes: una será la vida del Sr. Smith y la otra será la historia y reflexiones del «Yo» que observa al Sr. Smith. Entonces durante largo tiempo llevará una vida doble, lo cual es muchas veces penoso. Pero si no se permite ser negativo notará gradualmente que nuevos significados entran en su comprensión. Algo tiene lugar en él. Y ese cambio, por más leve que sea, es debido al choque que se produce en el punto 6 por medio de las nuevas influencias que llegan a un hombre.

Hay una forma de Yoga que se basa en la meditación sobre aquello que se es y a lo que se puede llamar «Yo». En este Trabajo debemos preguntarnos cuando decimos «Yo»… «¿Qué “Yo”?». Al entender que se emplea el término «Yo» de una manera completamente equivocada se empieza el trabajo práctico sobre sí. Pertenece al Choque en el punto 6 porque puede acrecentar la conciencia —acrecienta la propia percepción de sí—. Procura una relación completamente nueva consigo mismo. Basta decirse a uno mismo en un momento de acción: «¿Qué “Yo”?».

Ahora daré un ejemplo refiriéndome a una persona que ha empezado a darse cuenta de la mecanicidad. Ser mecánico significa reaccionar, reaccionar ante las cosas como se hace siempre. Es preciso que reflexionen sobre esta observación personal de lo que significa ser mecánico.

«Siempre recordaré la amplia y gozosa sensación de libertad que experimenté cuando de pronto, en una reunión, entendí lo que la frase del Trabajo: “No se debe reaccionar”, significaba para mí y para mi vida». La vida podía ser transformada. Ya no estaba más a la merced de la vida. Había encontrado la manera de tratar a la vida. Ya no necesitaba reaccionar. Nadie ni nada podría herirme ni tocarme si pudiera hallar la suficiente fuerza para no reaccionar. La solución de esta dificultad estaba en mí. Tenía el poder, si sabía como usarlo, para hacer que la vida no me dañase. La vida no era el amo. Podía vencer las dificultades y las desdichas de la vida siendo pasivo, no reaccionado contra ellas.

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Uspenskii Libro 2
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
Section0001.xhtml
Section0002.xhtml
Section0003.xhtml
Section0004.xhtml
Section0005.xhtml
Section0006.xhtml
Section0007.xhtml
Section0008.xhtml
Section0009.xhtml
Section0010.xhtml
Section0011.xhtml
Section0012.xhtml
Section0013.xhtml
Section0014.xhtml
Section0015.xhtml
Section0016.xhtml
Section0017.xhtml
Section0018.xhtml
Section0019.xhtml
Section0020.xhtml
Section0021.xhtml
Section0022.xhtml
Section0023.xhtml
Section0024.xhtml
Section0025.xhtml
Section0026.xhtml
Section0027.xhtml
Section0028.xhtml
Section0029.xhtml
Section0030.xhtml
Section0031.xhtml
Section0032.xhtml
Section0033.xhtml
Section0034.xhtml
Section0035.xhtml
Section0036.xhtml
Section0037.xhtml
Section0038.xhtml
Section0039.xhtml
Section0040.xhtml
Section0041.xhtml
Section0042.xhtml
Section0043.xhtml
Section0044.xhtml
Section0045.xhtml
Section0046.xhtml
Section0047.xhtml
Section0048.xhtml
Section0049.xhtml
Section0050.xhtml
Section0051.xhtml
Section0052.xhtml
Section0053.xhtml
Section0054.xhtml
Section0055.xhtml
Section0056.xhtml
Section0057.xhtml
Section0058.xhtml
Section0059.xhtml
Section0060.xhtml
Section0061.xhtml
Section0062.xhtml
Section0063.xhtml
Section0064.xhtml
Section0065.xhtml
Section0066.xhtml
Section0067.xhtml
Section0068.xhtml
Section0069.xhtml
Section0070.xhtml
Section0071.xhtml
Section0072.xhtml
Section0073.xhtml
Section0074.xhtml
Section0075.xhtml
Section0076.xhtml
Section0077.xhtml
Section0078.xhtml
Section0079.xhtml
Section0080.xhtml
Section0081.xhtml
Section0082.xhtml
Section0083.xhtml
Section0084.xhtml
Section0085.xhtml
Section0086.xhtml
Section0087.xhtml
Section0088.xhtml
Section0089.xhtml
Section0090.xhtml
Section0091.xhtml
Section0092.xhtml
Section0093.xhtml
Section0094.xhtml
Section0095.xhtml
autor.xhtml
notas.xhtml