Birdlip, 7 de diciembre, 1943
Sobre los sueños II.
En nuestra última breve discusión sobre los sueños, se dijo que los sueños suelen provenir de todos los centros y que una de las cosas más interesantes acerca de los sueños es que, aunque los ojos estén cerrados, se ven cosas y gentes, hasta las gentes a quienes no se conoce, y se anda por edificios y se siente uno molesto o lleno de confianza. En otras palabras, todo cuanto se experimenta en la vida exterior a través de los sentidos parece tener lugar cuando todos los sentidos están desconectados de la realidad —es decir, cuando los sentidos externos no ven la luz del sol o de los faros ni nada semejante—. Empero se penetra en un mundo que para nosotros es perfectamente real. Supongo que debido a ello nos hemos preguntado a menudo si el mundo exterior registrado por nuestros sentidos es el único mundo en que vivimos. La gente suele tener pesadillas, ser perseguida por sueños desdichados que parecen muy reales si no se ha aprendido a no identificarse. Nuestras cuitas no están solamente en el mundo exterior.
Ahora bien, para remitirnos al sueño de que hemos hablado en la última disertación, lo citaré de nuevo:
«Vivíamos en una especie de granja. Nos rodeaban labradores. Un rasgo peculiar de esta granja era que dondequiera se fuera era preciso andar sobre tablones sostenidos por soportes que estaban encima de una charca llena de basura y estiércol tal como se suele encontrar en las granjas. Si se pierde el pie se cae uno dentro de la charca y todo objeto que cae está perdido». «Cuando estábamos sentados a la mesa y conversábamos, se olvidaba uno de lo que estaba debajo, pero de repente se tenía conciencia del hecho de tener los pies colgando sobre la basura. Teníamos que recordar siempre que era necesario tener los pies levantados…».
Recuerden que muchos sueños no tienen significado alguno, pero éste sí lo tiene. El que un sueño tenga significado o no depende del centro del cual proviene. En la escala de las cosas nos llegan influencias de toda clase. Si han comprendido el Rayo de Creación sabrán que en todo momento nos llegan influencias y que estas influencias son de diferentes calidades. Estas influencias son registradas por nuestro aparato psíquico con arreglo a su nivel o, para decirlo en otras palabras, recibimos influencias inferiores o superiores según nuestro nivel de Ser. En este Trabajo se nos incita a prestar atención a nosotros mismos. Desde luego, si no hay nada a lo cual prestar atención este consejo es absurdo, pero si se contempla el Rayo de Creación todas las influencias que descienden por él, ya no lo es tanto. Es preciso recordar siempre que hay influencias superiores que actúan sobre nosotros en este mismo momento, pero si estamos pegados a nuestros sentidos y completamente identificados con todo lo que hacemos, no podemos percibir estas influencias.
Ahora bien, quizás recuerden lo que se dice en el Eclesiastés:
«Porque de la mucha ocupación viene el sueño». (V, 3).
Alguien le habla. Es como si una persona tratase de decirle algo a alguien que le está hablando muy seriamente de los asuntos con los cuales está por completo identificado y que son lo único que tiene sentido para él. Está sordo a todo lo que se le dice. La multitud de ocupaciones en la que vive provoca, por así decirlo, un tumulto cotidiano. Le es imposible oír. Después, quizá, empiece a oír, cuando decida ser más simple y desprenderse de los papeles que desempeña en la vida.
Ahora pensemos en ese sueño del que hablábamos, aplicando la frase:
«De la mucha ocupación viene el sueño». Habrán percibido que la estructura del sueño se refiere al lodo, al terreno cenagoso, y a que es preciso aprender a andar sobre esa ciénaga y tener mucho cuidado. Dije en breves palabras que ese sueño significa la vida y nuestro modo de andar por ella. Cabe siempre la posibilidad de sumergirse completamente en las situaciones que la vida produce continuamente, ya sean los negocios, ya sean los asuntos domésticos o personales, ya sea el aspecto desdichado de la vida en general, tal como es actualmente. Pero el Trabajo en su conjunto se refiere a la no identificación con todo ese fango, expresado en el visible lenguaje sensorial de las parábolas, cuyo significado radica en enseñarnos a mantener los pies fuera del fango. Ahora bien, el fango no está fuera de nosotros sino dentro de nosotros. Tomemos, por ejemplo, el lodo de las emociones negativas. ¿Están fuera o dentro de nosotros? Tomemos todas las formas de hacer cuentas interiores, el sentimiento de que a uno le deben algo, el sentirse amargado, etc. Ahora ya estamos enterados de esta cuestión. ¿Qué significan los tablones y los soportes y tener cuidado de no caer en el lodo? Significa que es preciso tener el mayor cuidado al andar en nosotros mismos. Es psicológico —es decir, se refiere a nuestro interior—.
Les citaré ahora unos pasajes muy interesantes que encontré en el Antiguo Testamento para que puedan entenderlos en relación con el sueño que estamos discutiendo. Les presentaré la palabra pozo. Se darán cuenta de que el sueño habla de no precipitarse en el pozo, no de no caer en el lodo. Es muy fácil llegar a una etapa de la vida (y la mayoría de la gente permanece en esa etapa) en la cual se prepara un pozo de negatividad, de incapacidad, de compasión de sí, de consideración interior, y también de atribuir todo a las circunstancias externas, a la gente de fuera —y finalmente de estar totalmente identificado con las cosas exteriores que no tienen valor alguno—. También se puede caer en el pozo al no hacer esfuerzo alguno sobre sí.
Citaré ahora unos pocos pasajes de las Sagradas Escrituras que se refieren a este particular:
«Dios me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre roca». (Dios es la enseñanza esotérica).
También:
«Bajé a lo hondo de las montañas, las barras de la tierra estaban sobre mí, sin embargo me llevaste a la vida desde el pozo». (El Trabajo puede sacarnos del pozo).
También:
«Oh Dios, tú has sacado mi alma del infierno, tú me has mantenido en vida de entre los que cayeron en el pozo y en el fango». (Si uno siente que puede sostenerse en algo, entonces podrá mantenerse vivo).
Y también, cuando el Salmista desespera de sí, dice:
«Soy contado entre los que descienden al sepulcro; soy como hombre sin fuerza. Me han puesto en el hoyo profundo, en tinieblas, en lugares profundos». (Siente que cayó en el sueño).
Otro ejemplo más:
«Regocíjate mucho… mira a tu rey que viene a ti. Él es justo, desdichado y está montado en un asno… te librará del pozo donde no hay agua».
Esta última frase tiene un profundo significado, pero es preciso entender que «el pozo donde no hay agua» significa «un estado donde no hay ni verdad ni comprensión».
Regresemos a los Evangelios. Cristo dijo de los fariseos —es decir, la gente que está segura de ser justa y que ella misma se atribuye todo—:
«Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y sí el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo».
Es posible citar, supongo, centenares de otros ejemplos de las Sagradas Escrituras sobre la significación del pozo, del lodo, de la suciedad, cuyo significado cada uno de nosotros debe ver en sí y comprender. Verán que éste es en verdad el tema del sueño que hemos discutido. Es, por así decirlo, un sueño esotérico —es decir, un sueño que proviene de los centros superiores—. Si se tiene un sueño de esta clase, no se debe atribuirlo a uno mismo, a la propia inteligencia. Es un postulado que se refiere al Trabajo y, como lo han oído decir muchas veces, el Trabajo trata de lo que nos enseñarían los centros superiores si pudiéramos oírlos. El Trabajo no fue inventado. No es un sistema psicológico inventado por un hombre común. Proviene de un Hombre superior, de las influencias conscientes, de aquéllos que están en contacto con los centros superiores. Sin embargo, debido a que no podemos oír los centros superiores, su continua enseñanza interior, a la cual somos sordos, a causa de nuestro profundo sueño, ha sido convertido en un sistema exterior de Trabajo formulado por quienes ya están en contacto con esos centros. En otras palabras, es preciso aprender externamente, desde fuera, desde nuestros sentidos, lo que ya conoceríamos si pudiéramos prestar oído a nosotros mismos y aquietar el tumulto de las ruedas cotidianas de la personalidad.
Hablaremos ahora de los tablones y de su posible significado psicológico. ¿Han pensado lo que esta imagen, que se puede comparar exactamente con la imagen de una parábola, quiere decir? ¿O lo que quieren decir los soportes, psicológicamente? Me gustaría que lo discutieran y también el significado, en el sueño, de tener cuidado al charlar de no poner los pies en el lodo. Se habrán dado cuenta todos ustedes de que cuando hablan sin ton ni son o dicen toda suerte de maldades de las otras personas, pierden fuerzas, de que, si no lo hicieran se sentirían más fuertes. «El silencio otorga fuerza». Hay que aprender a mantenerse silencioso aun cuando se está hablando. Es este sentimiento interior de integridad el que nos otorga fuerza. Por supuesto, siempre se pueden decir mil cosas, se puede siempre envenenar a los otros con las propias emociones negativas, se puede siempre comunicar a los otros las cosas desagradables, se puede siempre hacer insinuaciones malévolas sobre algo que se ha dicho —todo esto nos hunde en el fango, y es a éste exactamente al que se debe escapar—. Cada cual debe ver su propio fango. Muchas veces una persona no se da cuenta en absoluto del fango que hay en ella. Cree, por ejemplo, que tiene derecho a preocuparse, a hablar continuamente de las cosas de vida, de sus negocios, de sus asuntos, de sus dificultades personales. Hablar conscientemente de los propios asuntos es muy distinto de hablar mecánicamente. Hablar conscientemente, repito, es muy distinto de hablar mecánicamente. ¿Qué significa hablar conscientemente de sus preocupaciones, por ejemplo? Significa formular, y toda formulación significa una toma de conciencia de los dos lados, de lo que uno es y de lo que es la otra persona. Trate de hacerlo. Verá que toda clase de «Yoes» mecánicos en usted serán obstaculizados y privados de su deseo de hablar. Si lo hace comprenderá lo que significa la fuerza. Recuerden cómo se queja el Salmista que al no tener fortaleza interior se hunde en el pozo. Recuerden que su vida es su propia vida y que nadie puede ayudarlos. Pero el Trabajo puede ayudarlos si son capaces de aplicarlo. Llegamos a cierta etapa, quizá, de trabajo personal, y luego caemos otra vez en el lodo. Al principio no lo advertimos pero al cabo de un tiempo llegamos a tener conciencia de nuestro estado interior, y luego, si el Trabajo tiene algún sentido para nosotros, empezamos a sentir que ya no aguantamos más estar en el lodo. Esto significa que el sabor interior del Trabajo ha empezado a obrar sobre nosotros. Entonces las condiciones exteriores adversas ya no nos hacen más desdichados, pero empezamos a ser desdichados de un modo por completo nuevo —a saber, respecto de nuestro estado interior, respecto del plano en que estamos en nosotros mismos. Cuando hemos alcanzado esta etapa se puede tener la seguridad de que el Trabajo ya obra directamente sobre nosotros y entonces comprendemos que la única cosa que puede salvarnos de la «Granja del Lodo» es poner en práctica lo que el Trabajo nos está enseñando. Si uno se abandona al «Yo» negativo, a la imaginación negativa, si siente que las cosas son injustas, si se identifica con cada duda y la acepta, quiere decir que no usa los tablones ni los soportes ni tampoco los aparatos del Trabajo. Todo cuanto hace el Trabajo es sacarnos de lo que llamamos en estas disertaciones, que son meros comentarios, «Granja del Lodo», pero es preciso recordar que la «Granja del Lodo» está en nosotros. El Trabajo se propone llevarnos a un nuevo nivel de comprensión. Se propone llevarnos a un piso más alto en nuestra evolución personal donde ya no hay lodo.
He tomado como ejemplo este sueño porque muestra la primera etapa o nivel. No llega al próximo nivel. Representa lo que debemos hacer en relación con el nivel de Ser en el cual estamos, que es representado como si fuera lodo. Al mismo tiempo muestra que, por el lado del conocimiento, hay ciertas cosas que debemos practicar —es decir, el uso de tablones y de soportes y el andar con cuidado por encima del lodo que está en nosotros—. En otras palabras, representa la primera etapa del Trabajo, que se aplica prácticamente a nosotros mismos. Habrán notado con qué belleza el Centro Emocional Superior se expresa sobre el Trabajo. Su modo de expresarse es tan bello como el que se halla en las Parábolas de los Evangelios.