Birdlip, 25 de enero, 1942
La ley de tres

Parte I.

¿A qué principios últimos, a qué leyes fundamentales puede ser reducido el Universo en todas sus manifestaciones y procesos? Según la enseñanza de este Trabajo hay tras todas las cosas dos leyes últimas llamadas respectivamente la Ley de Tres y la Ley de Siete. Estas dos leyes son fundamentales.

Desde el punto de vista de esta enseñanza el Universo es creado: Vivimos primero en un Universo creado y segundo en un Universo ordenado. Si el Universo fuera un caos, no habría ni orden ni leyes. Cosmos significa literalmente orden, para distinguirlo de caos. Si el mundo fuera un caos, el estudio de las leyes de la materia sería imposible. La ciencia no podría existir.

La Ley de Tres es la Ley de las Tres Fuerzas de Creación. Estas leyes establecen que las tres fuerzas deben entrar en toda manifestación. Pero la creación es gobernada por otra ley —la Ley de Siete o la Ley del Orden de Manifestación—. Las fuerzas creadoras no podrían obrar a menos que crearan según cierto orden, y este orden de manifestación u orden de creación se halla regido por la Ley de Siete. Pero ahora solo hablaremos de la Ley de Tres.

Cada manifestación en el Universo es el resultado de la combinación de las tres fuerzas. Estas fuerzas son llamadas Fuerza Activa, Fuerza Pasiva y Fuerza Neutralizante.

  • La Fuerza Activa es llamada la 1.ª Fuerza.
  • La Fuerza Pasiva es llamada la 2.ª Fuerza.
  • La Fuerza Neutralizante es llamada la 3.ª Fuerza.

La 1.ª Fuerza puede ser definida como la fuerza iniciadora, la 2.ª Fuerza como la fuerza de resistencia o reacción, y la 3.ª Fuerza como principio equilibrante o relacionante o fuerza conectiva o punto de aplicación.

Estas tres fuerzas se encuentran tanto en la Naturaleza como en el Hombre. En todo el Universo, en cada plano, están obrando las tres fuerzas. Son las fuerzas creativas. Nada se produce sin su influencia conjunta.

La conjunción de estas tres fuerzas constituye una tríada. Una tríada crea otra, tanto en la escala vertical como en la escala horizontal del Tiempo. En el Tiempo, lo que denominamos una cadena de eventos es una cadena de tríadas.

Cada manifestación, cada creación, resulta de la reunión de estas tres fuerzas, la Activa, la Pasiva y la Neutralizante. La Fuerza Activa, o 1.ª Fuerza, no puede crear nada por sí misma.

La Fuerza Pasiva, o 2.ª Fuerza, no puede crear nada por sí misma. La Fuerza Neutralizante, o 3.ª Fuerza, no puede crear nada por sí misma. Ni tampoco dos de las tres fuerzas pueden producir una manifestación. Es necesario que las tres fuerzas se reúnan para que tenga lugar cualquier manifestación o creación. Esto se puede representar de este modo:

Las tres fuerzas solo son creadoras en el punto de su conjunción, y allí tiene lugar una manifestación, una creación, un evento, pero no de otro modo. Del infinito número de cosas que podrían suceder, solo unas pocas tienen lugar en realidad, a saber, cuando estas tres fuerzas se encuentran en conjunción. Si no se encuentran todas, entonces nada tiene lugar. Por ejemplo, si la Fuerza Activa y la Fuerza Pasiva se encuentran, nada sucede, ningún evento tiene lugar. Pero si aparece la Fuerza Neutralizante, entonces obrarán tres fuerzas, y algo se producirá. Estará presente una tríada —es decir, una tríada compuesta de las tres fuerzas— y cada vez que las tres fuerzas se encuentran en conjunción como tríada debe resultar una manifestación. Cada tríada, cada conjunción de las tres fuerzas, da nacimiento a otra tríada y bajo condiciones correctas resulta de ello una cadena de tríadas. Es siempre desde la Fuerza Neutralizante —es decir, la 3.ª Fuerza— de donde surge una nueva tríada.

En la próxima tríada, la Fuerza Neutralizante de la tríada anterior se convierte en Fuerza Activa o Pasiva. Nos referiremos otra vez a este tema.

La Fuerza Neutralizante o 3.ª Fuerza en una tríada hace que la Fuerza Activa y la Fuerza Pasiva entren en relaciones. Las conecta en cierto modo como el punto de apoyo hace que los dos lados de la balanza se pongan en relación uno con el otro. Sin la Fuerza Neutralizante, la Fuerza Activa y la Fuerza Pasiva se anularían una a la otra, porque se oponen mutuamente. Una fuerza de conexión o de relación es necesaria. La Fuerza Neutralizante es intermediaria entre la Fuerza Activa y la Fuerza Pasiva. Cuando está presente la fuerza neutralizante conveniente, la fuerza activa y la pasiva ya no se oponen una a otra inútilmente, sino que entran en una relación de trabajo que crea una, manifestación. De tal manera, a veces se puede considerar una máquina como una Fuerza Neutralizante. Un ejemplo aproximativo es el molino de viento. La Fuerza Activa u originante es el viento. La Fuerza Pasiva o resistente es el edificio. Las aspas giratorias establecen una relación entre la presión del viento y la resistencia del edificio y de ello deriva una manifestación. Si no hay aspas, o si el edificio se derrumba, o si no hay viento, no se produce manifestación alguna. Ésta es una ilustración muy aproximada.

La idea de las Tres Fuerzas se encuentra en la religión en el concepto de la Trinidad. En la ciencia, existe la idea de fuerzas opuestas tales como las cargas eléctricas positivas y negativas que forman los últimos componentes de la materia. Pero la idea de una tercera fuerza o fuerza relacionante no es muy clara en este campo.

El hecho de que las tres fuerzas crean significa que tres voluntades crean. El Primer Orden de Creación está por lo tanto sometido a tres voluntades o tres leyes, y de ahí se sigue que los subsiguientes órdenes de creación que proceden del primer orden están cada vez bajo más leyes.

Se dice que las tres Fuerzas provienen de la Unidad. Esta Unidad es denominada el Absoluto, lo cual significa que no está condicionado ni limitado en modo alguno y por lo tanto no está bajo ley alguna salvo su propia voluntad. Ya que las tres Fuerzas son necesarias para cualquier manifestación, el Absoluto es Inmanifiesto o Increado.

El Absoluto está más allá de todo pensamiento humano. La Creación avanza descendiendo verticalmente hacia una creciente densidad de leyes, y cada vez más lejos del Absoluto. Como veremos, en el Rayo de Creación la Tierra está en un nivel muy bajo en la escala vertical del Universo.

Parte II.

Cualquier cambio en la calidad de la Fuerza Neutralizante no solo alterará la relación de las fuerzas en una tríada sino que puede invertir la Fuerza Activa y la Pasiva. Cuando la vida es la Fuerza Neutralizante, en el hombre la personalidad es activa y la esencia pasiva.

Cuando el Trabajo es la Fuerza Neutralizante la posición se invierte, a saber, la esencia, o la parte verdadera, se vuelve activa, y la personalidad, o la parte adquirida, pasiva.

En este caso es preciso que consideremos nuevamente la significación de las líneas vertical y horizontal de la Cruz. Se puede concebir la Fuerza Neutralizante de la vida como si actuara a lo largo de la línea horizontal y la Fuerza Neutralizante del Trabajo como si entrara en cada momento de la dirección vertical y solo se sintiese cuando un hombre deja de identificarse con las cosas del Tiempo y se recuerda a sí mismo.

Hablemos ahora de las Tres Fuerzas en su aspecto psicológico.

El estudio de las Tres Fuerzas empieza con el estudio de ellas en uno mismo… Como se dijo, existen Tres Fuerzas en la Naturaleza y en el Hombre. Es muy difícil ver las Tres Fuerzas. Primero es preciso estudiarlas psicológicamente, es decir, tal como existen en uno mismo, por medio de la observación de sí. La Fuerza Activa o 1.ª Fuerza puede ser contemplada como lo que se desea. La Fuerza Pasiva o 2.ª Fuerza puede ser considerada como lo que se resiste o impide lo que se desea. Esto es todo lo que se puede decir para empezar. Es imposible examinar la 3.ª Fuerza mientras no se examinen la 1.ª Fuerza y la 2.ª Fuerza.

La 2.ª Fuerza o fuerza de resistencia existe en todas las cosas. Es decir, en todo lo que deseamos hay inevitablemente una fuerza de resistencia. Si la gente se diera cuenta de ello no haría tantos reproches como hace, ni tampoco sentiría que sus dificultades son únicas. Me referiré brevemente a uno o dos puntos relativos al estudio de las Tres Fuerzas contempladas desde el lado psicológico.

Al hacerse un propósito, es preciso calcular la 2.ª Fuerza, de otro modo el propósito no será práctico. Si se hace un propósito, es preciso estimar el costo de su cumplimiento. Si se lo hace así, el propósito será probablemente más práctico. Un propósito no debe ser demasiado difícil. Todo cuanto impide cumplir un propósito es la 2.ª Fuerza, a condición de que se quiera cumplirlo. Supongamos que se hace un propósito artificial y temporario, el de no sentarse en todo el día. Entonces se observará en uno mismo la 2.ª Fuerza en relación con este propósito, a saber, lo que se resiste, lo que se opone al cumplimiento de este propósito, todos los diferentes «Yoes», los diferentes argumentos, etc. Claro está que la naturaleza de la 2.ª Fuerza estará determinada por la naturaleza de la 1.ª Fuerza, en este caso el propósito que quiere cumplir.

No intentemos ver la 3.ª Fuerza. Al principio es completamente inútil. Pero tratemos de ver la primera y la segunda Fuerza. No se puede ver la 2.ª Fuerza a menos que se vea la primera. Es la 1.ª Fuerza la que hace aparecer la segunda. Si no desea nada, no hay 2.ª Fuerza, en todo lo concerniente al deseo. La gente ni siquiera sabe que la 1.ª Fuerza está en ella misma, es decir, no sabe lo que desea realmente. Pregúntese alguna vez: «¿Qué deseo?». Es preciso ser sincero al observar lo que se desea realmente. Si un hombre pretende que desea algo, y en realidad no lo desea, lo que desea realmente es su Fuerza Activa. Se miente a sí mismo.

Hemos dicho unas breves palabras acerca del aspecto psicológico de la Ley de las Tres Fuerzas. La próxima vez nos referiremos al Rayo de Creación a la luz de las Tres Fuerzas de Creación, es decir, consideraremos la Ley de Tres en su aplicación cosmológica.

Parte III.

Retomemos la frase que ya hemos empleado, a saber: «El hecho de que las tres fuerzas crean significa que las tres voluntades crean». Es preciso preguntarse si estas tres voluntades que provienen del Absoluto son idénticas cuando están en conjunción con la Voluntad del Absoluto Mismo. Esto no puede darse por sentado porque invierte el orden de creación al hacer que tres se conviertan en uno. Tres no pueden convertirse en uno salvo por la Voluntad del Absoluto y esto significaría la involución de toda la Creación. (Obsérvese que si se divide 3 por 1 se obtiene 3 repetido al infinito). El Universo creado proviene del Absoluto debido a tres fuerzas que, como tales, ya no pertenecen más al Absoluto Increado. Comparemos con la cosmología cristiana, donde en el Credo de Atanasio se dice: «No hay tres Increados, sino un Increado». El Absoluto es increado, inmanifiesto, incondicionado, y está más allá de todo pensamiento humano. Las tres fuerzas que provienen del Absoluto en el primer acto de creación ya están condicionadas:

  1. Por la sola Voluntad del Absoluto.
  2. Por la relación que mantienen entre sí como «Activa, Pasiva y Neutralizante».

Estas fuerzas en su nivel primordial son todas conscientes, pero ya limitadas, y como su reduplicación prosigue en la espiración u orden descendiente de la creación de todas las cosas, llegan a ser cada vez más mecánicas y limitadas, cuanto más lejos están en la escala vertical del Absoluto. Si dijéramos que la suma total de las tres fuerzas primordiales en su conjunción constituye la sola Voluntad del Absoluto, ello denotaría que las tres fuerzas primordiales se convierten en el Absoluto en la conjunción de unas con otras, en cuyo caso no habría creación. Las tres se convertirían en Una. Pero la Voluntad del Absoluto es crear, y las tres fuerzas o voluntades separadas de creación provienen en consecuencia del Absoluto y no pueden regresar a menos que la Voluntad del Absoluto Mismo sea absorber toda la creación. Las tres fuerzas primordiales se unen para crear el Universo en etapas sucesivas. No se unen para formar la sola voluntad del Absoluto, que es increada, porque si su conjunción formara una unidad idéntica a la Voluntad del Absoluto, no habría proceso creativo.

Parte IV. Del estudio de las tres fuerzas en uno mismo.

Son más las oportunidades de observarnos a nosotros mismos que las de observar el mundo externo. Vivimos muy poco en el mundo externo, que es ajeno a nosotros. Tenemos una percepción intermitente de él, pero es muy poco lo que vemos. Podemos pasar delante de la misma casa mil veces y ser incapaces de describirla. En realidad, nuestra permanencia es mucho mayor para con nosotros mismos que para con el mundo. Ésta es una de las razones por la cual el estudio de las Tres Fuerzas empieza con la observación de sí. Además es preciso recordar que una fuerza es invisible y nuestro contacto más directo con lo invisible se hace por medio de la observación de sí.

Debemos comprender que al estudiar esta cuestión de las fuerzas no se estudian cosas. Por ejemplo, un deseo es una fuerza, no una cosa; lo mismo puede decirse de un pensamiento, de una idea.

Una de las razones por la cual nos cuesta tanto comprender las tres fuerzas es que tenemos tendencia a ver en todo una fuerza. Pensamos en la fuerza como si fuese una, y en todo cuanto sucede, en cualquier manifestación, en cualquier evento, tendemos a ver meramente una fuerza. Atribuimos los acontecimientos a una acción única. Esto se debe en parte a nuestra incapacidad de pensar en más de una cosa al mismo tiempo; a veces pensamos en función de dos, pero pensar en función de tres cosas está fuera de nuestro alcance, es decir, está más allá del pensamiento formatorio. Un evento, por ejemplo, debe ser siempre bueno o malo, justo o injusto para nosotros. Solo vemos una acción en él, y además, ni siquiera pensamos que los eventos son debidos a fuerzas. Vemos una manzana que cae de un árbol y solo vemos la manzana caída en el suelo. Vemos un imán que atrae o rechaza un polo de la brújula. Todos lo vemos, pero apenas pensamos en fuerzas, en este caso, clases de fuerzas evidentemente diferentes. Ni tampoco observamos de qué modo cambian las fuerzas para nosotros. En cierto momento una cosa nos atrae y el próximo momento la misma cosa nos repele. O una cosa nos repele y entonces se nos ocurre una idea y nos sentimos atraídos. No comprendemos que la cosa una vez conduce una fuerza y otra vez una fuerza opuesta. Del mismo modo, nuestras relaciones con una persona cambian. Es decir, la persona sufre un cambio de signo para nosotros, y esto significa que en la tríada de fuerzas que produce la relación hubo un cambio de fuerzas, por ejemplo, el amor mecánico se convierte en odio, la confianza mecánica en sospecha, y así sucesivamente. Todas estas manifestaciones comunes en la vida humana son debidas a fuerzas y a cambios en estas fuerzas. No les pido que en tales casos señalen las fuerzas, sino que las observen.

Las Tres Fuerzas no pueden ser estudiadas teóricamente. La única manera práctica de estudiar las tres fuerzas en nosotros es haciendo algo. Ello significa la imitación o la personificación en nosotros de una de las tres fuerzas, en relación con alguna otra fuerza que actúa: 1. En nosotros o, 2. En los eventos exteriores.

Ejemplo…

  1. Luchar con los hábitos.
    Luchar con el sufrimiento.
    Luchar con la ignorancia, etcétera.
  2. Luchar con la expresión de las emociones desagradables
    hacia alguien con quien no se simpatiza mecánicamente.
    Luchar para llevar a cabo alguna tarea difícil.

De este modo empezamos a comprender cuál es la segunda fuerza para nosotros, y a partir de ella alcanzamos una vislumbre de la 3.ª fuerza.

Ejemplo. Una súbita irrupción de fuerza que nos ayuda en nuestra lucha con determinada tarea significa un cambio en la calidad de la fuerza neutralizante, por ejemplo, el coraje puede producir este efecto. La fuerza activa en la tríada se acrecienta así y la tarea (la 2.ª fuerza) puede ser encaminada más fácilmente. Por otra parte puede debilitar la fuerza activa (creando la imagen de que no es capaz de hacer la tarea) de modo que la tarea se vuelve activa, es decir, la fuerza de resistencia se hace más fuerte.

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Uspenskiï Libro 1
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