Birdlip, 17 de enero, 1942
Comentario sobre el esfuerzo parte IV

Tres notas.

  1. El propósito del Trabajo tiene que ver con la línea vertical. El propósito de la vida tiene que ver con la línea horizontal. Un hombre puede cumplir su propósito de vida. (Cuando lo cumple, por lo general se siente perdido y no sabe qué hacer). La suprema formulación del propósito de Trabajo se encuentra en los Evangelios donde se dice:

    «Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas». Mateo, VI, 33.

    El Reino de los Cielos está arriba del hombre, no en el futuro del Tiempo, sino ahora. Es un estado del hombre, al que se llega internamente, y por eso se dice que está «dentro de nosotros».

    Toda la enseñanza de los Evangelios se refiere al Reino de los Cielos, es decir, apunta a ascender por la línea vertical. Aquí radica la posibilidad de que un hombre llegue a ser un hombre consciente y éste es su significado oculto, por ejemplo, el hombre puede elevarse en la escala vertical. Está donde está en la línea vertical y así tiene una vida, pero puede cambiar su posición en el Universo. La vida no contiene un significado inagotable, pero la línea vertical representa un significado inagotable —de ahí que «propósito vertical» nunca puede cumplirse como se cumple el «propósito de vida»—.

  2. La línea vertical representa la línea de transformación, y esta línea corta perpendicularmente la línea horizontal del Tiempo, que es la línea del cambio. Esto exige una explicación. La línea de transformación es perpendicular a la línea de cambio. Todos ustedes se dan cuenta de que el Tiempo es cambio. Nada en el Tiempo permanece igual, aún las montañas están cambiando. Pero este cambio, que pertenece al Tiempo, no es transformación. El paso del tiempo no transforma una cosa. La cambia, la altera, por ejemplo, hace que se deteriore o se gaste. Todas las cosas envejecen en el Tiempo. Pero ésta no es una transformación. La transformación no está en la línea horizontal, pero es necesaria en la línea vertical.

    En este Trabajo, el término cambio de Ser significa en su esencia la transformación del Ser. Pero es preciso que muchos cambios tengan lugar en el Tiempo antes que pueda producirse cualquier grado de transformación. El ordenamiento interior de un hombre debe cambiar —por ejemplo—, los centros inferiores en el hombre deben estar preparados por el trabajo antes que las influencias transformadoras de los centros superiores puedan llegar a él. Las fuerzas de transformación actúan desde la línea vertical. Actúan sobre «sustancias» que están en la línea horizontal en el Tiempo. Si esas sustancias están en un estado adecuado, es decir, si su calidad y cantidad y disposición son correctos, resultará de ello la transformación. Encontremos un ejemplo. Es sabido que en el cosmos que está debajo del Hombre, el mundo de las células vivientes, algunas de ellas son incompletas en su estructura interior porque son capaces de desarrollarse en seres humanos. Esto es transformación. En rigor de verdad, la transformación es el verdadero significado de la evolución. Estas células tienen, por la unión, las sustancias necesarias, y bajo ciertas condiciones sufren una transformación. A través de la unión de estas células, resulta un ser humano. Pero esto exige cierto tiempo, primero en la disposición interna del mundo diminuto de las dos células después de la unión, donde ciertas sustancias son escogidas y otras expulsadas de las células unidas, y luego en lo concerniente a sus divisiones y multiplicación y su subsiguiente milagroso ordenamiento. Pero todos esos cambios en el Tiempo están controlados por la acción de las fuerzas verticales de transformación y de ello resulta el paso de una cosa viviente de un cosmos a otro cosmos, desde el cosmos de las células al cosmos del Hombre. Y, como saben ustedes transformaciones similares y hasta más extraordinarias ocurren en el mundo de los insectos, donde al parecer se realizaron muchas experiencias en la transformación.

    Pero un ser humano, un hombre, es nuevamente incompleto, y por eso siente el deseo de unión. En él aquellas células que son incompletas comunican su deseo de completarse y esto forma el deseo de unión. Pero un hombre no es el mero reflejo del cosmos de las células. Se siente incompleto de otra manera, si posee un centro magnético. Ahora bien, comprenderán ustedes, que en la línea vertical, si se pudiera elevar una cosa, en seguida quedaría transformada. Mientras que si pudiéramos mover una cosa en el Tiempo, cambiaría meramente —sería más joven o más vieja según la dirección de su movimiento—.

  3. En la línea horizontal que representa nuestra vida vivimos y nos movemos. Pero el lugar donde esta línea horizontal corta la línea vertical señala el punto de nuestro nivel de Ser, y lo que experimentamos en el Tiempo resulta de nuestro nivel de Ser. El Ser es vertical al Tiempo, y es la «estatura» del hombre. En los Hechos se menciona una frase interesante sobre esta idea. Pablo dice que Dios no está lejos de cada uno de nosotros:

«Porque», dice, «en Él vivimos, y nos movemos, y tenemos nuestro ser». Vivimos y nos movemos en el Tiempo pero tenemos nuestro Ser en la línea vertical que desde lo más alto desciende a lo más bajo. Pero pensamos comúnmente que nuestro origen está en la línea horizontal en el Tiempo —a saber, el pasado— y no comprendemos que nuestro origen es también vertical a esa línea. Han oído expresar que la esencia viene de las estrellas y cuando hablemos del Rayo de Creación verán plenamente que las estrellas significan un orden de mundos muy por encima de la tierra en la escala vertical. Es decir, la esencia en su origen —y deben recordar que al nacer somos esencia— está por encima de nosotros. El punto en que entra en el Tiempo es el momento de nuestro nacimiento. El punto en que abandona el Tiempo es el momento de nuestra muerte. Entre estos dos puntos está nuestra vida en el Tiempo, donde el desarrollo de la esencia es posible, y donde, dejando esto a un lado, se forma inevitablemente la personalidad. Es decir, la personalidad se forma en el Tiempo, y pertenece al Tiempo, mientras que la esencia entra en el Tiempo y abandona el Tiempo. La esencia está más allá del Tiempo. La calidad de la esencia pertenece a la línea vertical trazada perpendicularmente al Tiempo, es decir, el ser esencial pertenece ahí. Hablando en general, un hombre está hecho de todo lo que hay en él, pero el ser esencial de un hombre depende del desarrollo de su esencia, de lo que es verdadero en él. Esto es lo que es. En la frase citada más arriba, de los Hechos, donde se dice «en Él tenemos nuestro ser», la palabra griega έσμέν significa nosotros somos, es decir, «en Él nosotros somos». Ser es lo que somos y, como lo dije la última vez, la línea vertical representa dónde una cosa es en el Universo total de significado. Una cosa es donde es esencialmente. Ser deriva del verbo ser que significa ser. Es lo que uno es. Dios está definido en el Antiguo Testamento por «Soy el que soy». Cuando Moisés preguntó el nombre de Dios, la respuesta fue: «Yo soy el que soy». En la vida tratamos de ser semejantes a algo; siempre estamos tratando de ser semejantes a algo, siempre tratando de imitar, siempre pretendiendo ser algo que no somos. Si un hombre llegara a encontrar su verdadero «Yo» en sí mismo, que está verticalmente encima de él en la escala de ser, ya no sería más semejante a algo sino que sería él mismo, lo que es. En esta escala vertical está el ser de todo, el ser de una piedra, de un árbol, el ser de un perro, el ser de la vida orgánica, el ser de la tierra, el ser del sol, el ser de la galaxia estelar. Esto no tiene nada que ver con el Tiempo. Pero allí a cada nivel de ser le está destinada una escala en el Tiempo, porque la perfección del ser está en el Tiempo. Nos fue asignado nuestro lapso de vida en el Tiempo para que pudiéramos cambiar nuestro ser. Porque, como ustedes saben, desde el punto de vista de este Trabajo, el Universo entero, en cada escala y en cada grado, está evolucionando. El Trabajo no nos enseña que estamos viviendo en un Universo moribundo, sino en un Universo en evolución, y todo en él, en cada diferente mundo o cosmos, está buscando su evolución, es decir, busca elevarse cada vez más alto en el nivel de ser. Y en cada cosmos hay algo que está trabajando. Sabemos precisamente que en el cosmos del Hombre al cual pertenecemos, algo está trabajando. Este Trabajo mismo es una señal de ello. La idea entera del esoterismo es una señal de ello. Se les enseñó que el Hombre es un organismo autoevolucionante, que hay y siempre hubo una clase especial de enseñanza que se ocupa de esta evolución interior, y se les enseña que hay hombres conscientes que han logrado esta posible evolución interior.

Regresemos ahora al Cosmos de las Células que está debajo del Hombre con el fin de ver si allí hay algo similar. En el Hombre existen tres clases de células con diferencias muy distintas:

  • Las células del cerebro.
  • Las células sexuales.
  • Las células del cuerpo. A saber, las células que componen los órganos, la piel, los músculos, que son todas diferentes pero en un sentido similares.
  1. Las células del cerebro están separadas del cuerpo de un modo especial con cubiertas óseas (cráneo y vértebras), están protegidas de los choques por camisas de agua, están completamente aisladas de los órganos del cuerpo, consiguen el mejor alimento y en períodos de hambre son las que muestran los menores cambios. Las células del cerebro viven el período de vida del Hombre —esto es, son inmortales respecto del período ordinario de la vida de las células que es poco más o menos de 24 horas—. Es decir, viven los 80 años del tiempo del Hombre, que es 2 400 000 años de su propio tiempo. Cabe compararlas con el círculo de la humanidad consciente, con aquéllos que han logrado la inmortalidad.
  2. Las células sexuales son en cierto modo incompletas internamente y tienen un destino muy diferente del de las células del Cuerpo.
  3. Las células del cuerpo, las células que componen el hígado, el estómago, etc., se dividen constantemente en períodos más breves y más largos que 24 horas —tal vez meses—, empero pertenecen a ese orden de período de Tiempo. Estas células pueden compararse a la humanidad mecánica, que está bajo ciertas leyes y debe someterse a ellas de un modo u otro.

Podemos disponer las células en un orden vertical:

Células del cerebro

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Células sexuales

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Células del cuerpo

Del mismo modo que hemos ubicado al Hombre en un orden vertical. Hombre Consciente, Hombre Equilibrado y Hombre Mecánico. Ahora solo deseo señalar esta correspondencia que existe entre el cosmos del Hombre y el cosmos de las Células. Hablaremos del cosmos de los Átomos y de las clases especiales de Átomos posteriormente. Lo que deseo señalar es que «algo está trabajando» en cada cosmos o, si lo prefieren, que lo que existe en el cosmos del Hombre debe existir de un modo correspondiente en los cosmos que están debajo de él, porque cada cosmos está bajo las mismas leyes.

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Uspenskiï Libro 1
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