Birdlip, 25 de agosto, 1942
Nota introductoria al capítulo sobre el bien y la verdad
Toda la enseñanza esotérica considera al Hombre como si estuviese en dos niveles, a veces llamados «Tierra y Cielo». Toda la enseñanza esotérica dice también que si el Hombre en la tierra es aislado de todas las influencias provenientes de un nivel superior, la humanidad perecerá. Del mismo modo que la naturaleza física, tal como la contemplamos en el mundo visible externo, depende para su vida de la influencia del Sol, así el Hombre, en su mundo interior, depende de la influencia de un nivel superior. Si nadie en la Tierra recibiera esas influencias, el Hombre quedaría aislado y perecería. Por lo tanto, uno de los problemas del esoterismo radica en cómo mantener vivo este contacto o conexión. En diferentes momentos de la historia se experimentaron diferentes medios, pero todos tenían el mismo fin en vista. Por ejemplo, han existido diferentes clases de escuelas o «iglesias», que por un tiempo mantuvieron esta clase de conexión. Más tarde o más temprano esas escuelas o «iglesias» o focos peculiares creados para la recepción y transmisión de influencias superiores, han desaparecido, pero siempre aparecieron nuevos focos. La muerte de una «iglesia», si empleamos este término, a veces se llama diluvio en el lenguaje de las parábolas. La nueva iglesia es el arca que sobrevive y contiene representaciones de todas las formas de conocimiento y bien necesarios para un nuevo comienzo. Fueron muchas las etapas del Hombre, en cuanto a su contacto con influencias de un nivel superior, y, desde el punto de vista esotérico, el Hombre ha degenerado psicológicamente a este respecto. Para hablar en el lenguaje del Trabajo, el Hombre ya no vive más en el 3.º Estado de Conciencia, ya no se recuerda más a sí mismo, y así está fuera de contacto con sus propios centros superiores y con sus influencias. En el Antiguo Testamento, se mencionan diferentes formas de enseñanza que en tiempos antiguos se impartieron en «iglesias». Por ejemplo, muchas de esas largas tablas de referencias a personajes que han engendrado a otros y que vivieron tantos centenares de años son registros de diferentes «escuelas» o ramas de «iglesias». Así, hubo una escuela o iglesia llamada «Noé». Otra existía en Mesopotamia y se llamaba en el momento de su desaparición Babel o Babilonia. La Iglesia judía empezó mucho más tarde. De hecho, el Antiguo Testamento es un archivo secreto de la historia del esoterismo.
Uno de los problemas del esoterismo estriba en cómo elevar el nivel de ser de un hombre además de su nivel de conocimiento —es decir, elevarlo en el sentido del bien—, porque la bondad pertenece al ser y el conocimiento a la mente. El hombre ya no puede ver el bien directamente o ser enseñado directamente desde el bien. Primero su mente debe cambiar, de modo tal que le permita asimilar el conocimiento o la verdad acerca de un nivel superior de ser. Pero el objeto del conocimiento es el de elevar el nivel de ser del hombre.
En el mes de septiembre de 1942, el Dr. Nicoll prosiguió escribiendo sus comentarios sobre los Evangelios.