Birdlip, 21 de septiembre, 1941
Comentario sobre el significado
Parte I.
Podemos llegar a cansarnos tanto unos de otros que toda relación pierda su significado. Se puede llegar a cansarse tanto de un tema que termine por carecer de todo sentido. Una persona puede cumplir su trabajo cotidiano durante años hasta que ya no tenga significado para ella.
Nos interrogaremos ahora sobre el origen del significado. Consideremos, ante todo, si el significado es importante o no. Si decidimos que sí, entonces preguntémonos qué queremos. Un excelente modo de formular lo que queremos es éste: «Quiero encontrar un significado a todo», y «me espanta un estado de falta absoluta de sentido». Hace algunos años hablaba al señor O. acerca del sentido. La conversación versaba sobre la posibilidad de la recurrencia, es decir, de vivir la vida otra vez. Es una posibilidad, y si nada cambia en nuestra esencia —es decir, en nuestra parte más profunda y más real— entonces la recurrencia de nuestra vida, si llega a ocurrir, será idéntica a la vida por la que hemos pasado. Se vivirá la misma vida, y quizás una y otra vez, pero no conservaremos recuerdo alguno de ella. Esto significa que a la muerte se regresa a la parte del Tiempo en la cual se había nacido, y se nace en el mismo contorno, etc., y se vive otra vez la misma vida porque nada ha cambiado en uno mismo.
El señor O. me preguntó cuál era mi propósito en relación con la posibilidad de revivir mi vida y le dije: «Pensando en mi vida tan lejos como puedo recordar, veo que es muy poco lo que pude aprehender. Fue como un sueño. Tiene escasa significación, y de hecho muchos años se han borrado de mi mente. Me gustaría tener el poder de encontrar sentido a todas las experiencias que tuve, si pudiera revivir mi vida». Dijo: «Sí, está bien. Por regla general no estamos aquí». Como dijo el señor G. de alguien: «No está nunca en casa». Prosiguió diciendo más o menos las siguientes palabras:
«Y esto se aplica en realidad a todos nosotros. No estamos nunca en casa, o muy pocas veces. Estamos casi siempre fuera. Por eso nuestras experiencias tienen muy poca o ninguna significación para nosotros». Le dije: «Pero estoy seguro que usted, por ejemplo, recuerda su vida mucho mejor de lo que la recuerdo yo, y que su vida tiene mucho más significado». Replicó: «Sí, pero no de la manera que lo dice usted. He observado cuánto ha olvidado usted. En mi caso, cuando era un niño no me divertía con juguetes. Estaba menos bajo el poder de la imaginación. Comprendí lo que era la vida en una etapa muy temprana». Le dije: «Pues bien, en mi caso, tengo que confesarle que nunca pensé en la vida como en una cosa en la que hay que pensar. Daba todo por sentado». Me dijo: «Sí, es por eso por lo que tenía tan poca significación para usted. Se dejaba simplemente arrastrar por ella, como por un torrente, creyendo que iba a algún lugar, a alguna meta clara. Solo cuando se comprende que la vida no lo lleva a ninguna parte empieza a tener significación».
En aquella época pensé que esta conversación era muy extraña. La he reproducido, tal como la recuerdo, por lo que expresaban sus ideas. Sin embargo nos servirá de base para hablar sobre la significación.
Aunque la gente no se da cuenta necesariamente de ello, vive por la significación que presta a las cosas, y cuando éstas llegan a carecer de sentido se sienten desesperadas e inútiles. La vida nos ofrece ciertos designios, de otro modo nadie sería capaz de vivir o pensaría que es preferible suicidarse. Pero estos designios no son permanentes. Quizá todos ustedes se han dado cuenta de ello. La imaginación realza la significación de la vida, pero la realidad tiende a degradarla. Claro está, no hay correspondencia alguna entre la imaginación y la realidad. La imaginación no puede penetrar en la realidad, porque son dos cosas enteramente diferentes. Exige a la gente mucho tiempo comprenderlo, a saber, que la imaginación nunca puede cumplirse en la realidad. La imaginación está en un plano, la realidad en otro. No obstante, la gente obtiene buena parte de la significación de la vida solo de la imaginación. Pero la significación que se forma por la acción de la imaginación no corresponde a la realidad. Por otra parte, la realidad misma tiene su propio sentido, separado por completo de la imaginación. Por ejemplo, una buena cena es «realidad» y no imaginación. Si se trata de separar el significado que deriva de la imaginación y el que deriva de la vida, es decir, de la realidad ordinaria, se verá la gran diferencia que hay entre estas dos fuentes de significación. Consideremos esta frase: «Ha destruido usted todas mis ilusiones». Esta frase se usa en el sentido de que alguien le hace sufrir, le causa daño, lo hiere seriamente, por así decirlo, lo arruina. Las ilusiones están en la imaginación. Si toda la significación que deriva de su imaginación es destruida, ¿es ésta una pérdida? La respuesta es: Sí y no. Es muy posible destruir con inusitada brutalidad el significado que una persona da a las cosas y hacerle daño. Empero, la significación que eventualmente deriva de la imaginación solo complica la vida y a menudo, posteriormente, impide el desenvolvimiento de situaciones o relaciones verdaderas. Cuando realicé mi primera entrada en la vida, es decir, cuando progresé más o menos independientemente en el mundo, no sabía en absoluto que lo que imaginaba acerca de la vida y de la gente era muy diferente de las posibilidades que me ofrecía la realidad y que podía obtener de ella. Por supuesto, esto no tiene nada de extraordinario. No me considero como algo excepcional por haber tenido tal actitud. En aquella edad era sobre todo imaginación. Es decir, que la significación que daba a la vida derivaba sobre todo de esa fuente. De resultas de ello mis experiencias eran «como un sueño». De hecho, estaba soñando. No estaba aquí. No estaba en casa. Estaba siempre fuera. Porque si el significado que se da a la vida se forma en la imaginación, se está viviendo siempre en la imaginación, de modo que la vida es algo lejano y desagradable. La realidad es irreal. De hecho, no es posible ponerse en contacto con el significado que nos ofrece la realidad. Me han oído repetir muchas veces que cada ser humano sueña con una mujer o un hombre ideal. Hoy en día son muchas las cosas que intensifican tales sueños, cine, novelas cortas, etc. Pero estas criaturas de sueño, formadas en la imaginación, se alimentan de nuestras energías, pues necesitan estas energías para seguir viviendo. Todas estas formas de imaginación obtienen su fuerza de uno mismo. Pero en verdad cabe decir que esto sucede en la mayoría de la gente, a veces a todo lo largo de su vida, y la agota de muchos modos diferentes, tornándola incapaz de cualquier verdadera relación o correcto contacto con gente verdadera. Como ustedes saben, la imaginación es una de las cosas a que se refiere el Trabajo diciendo que es preciso luchar y combatirla continuamente. Y quizá algunos de ustedes recuerden que en el Trabajo se refieren algunas parábolas muy drásticas sobre la imaginación. Las mencionaré en otro lugar.
Retornemos ahora a la idea expresada por el señor O.: «Una persona por lo general está fuera. Rara vez está en casa». Si una persona está en la imaginación y en sus designios, entonces está fuera. No está en casa. Tal persona no lo ve. Ve su propio sueño, su propia imaginación, su propia ilusión. Ésta no es una base muy satisfactoria para una relación verdadera. Una persona debe sufrir un tremendo choque para que pueda pasar de los significados que derivan de la imaginación a los significados que le ofrece la realidad. A este respecto la realidad es a primera vista una cosa insignificante comparada con la riqueza de significaciones que proporciona la imaginación a una persona, tanto de día como de noche.
Han de saber que en el Trabajo se les enseña a verse a sí mismos separados de su imaginación. Ésta es una tarea que toma mucho tiempo y es muy difícil y muy penosa. Quizá una persona se crea seductora, pero no se da cuenta que por lo general es grosera y siempre perezosa. Y del mismo modo, es preciso que vea a los demás sin emplear la imaginación. Y esto es también muy difícil. Es la imaginación la que ciega a todos en todas las direcciones. Enceguece a toda la humanidad. Ya han oído uno de los dichos del Trabajo sobre la imaginación que se refiere a la humanidad en general. Compara a la humanidad con personas que están en un vestíbulo de espejos giratorios. Esos espejos están arreglados de tal modo que todos creen que están progresando hacia una meta. Pero en realidad los espejos giran y la gente da vueltas en redondo en un círculo que se repite siempre. Es la imaginación que hace que la gente crea en el progreso. ¡Basta mirar este siglo! Y esta imaginación hunde sus raíces en la imaginación individual que la gente tiene de sí y en los significados enteramente falsos que derivan de su imaginación. Gente imaginaria se encuentra con gente imaginaria. Gente imaginaria se viste de etiqueta para encontrarse con otra gente imaginaria que se ha vestido de etiqueta. Gente imaginaria conversa cortésmente con gente imaginaria. Gente imaginaria se casa con gente imaginaria. Gente imaginaria mata a gente imaginaria —y así sucesivamente—. Y ya que la gente se basa en la falsa personalidad, que se compone enteramente de imaginación, no es de sorprender que las cosas ocurran así. Todos los designios, de hecho, la mayoría por los cuales vive la gente, derivan de la falsa personalidad y por lo tanto de la imaginación. Los verdaderos designios existen separados de los que derivan de la imaginación. Pero es difícil encontrarlos sin la ayuda de algo que no se base en la imaginación. La acción de este Trabajo radica en destruir gradualmente los significados imaginarios y sustituirlos por verdaderos significados. El Trabajo sobre sí significa, entre otras, cosas, la destrucción de la imaginación, porque el Trabajo finca en hacer que el verdadero lado de una persona llegue a ser activo y crezca, y el lado falso de una persona se debilite y llegue a ser pasivo. Esto se llama despertar del sueño.
Hemos hablado del significado que deriva de la imaginación y del significado que deriva de la realidad. Ahora hablaremos del significado que deriva del Trabajo.
Parte II.
El Trabajo en su conjunto, todas las ideas relacionadas con el Trabajo, todo cuanto dice acerca de que el hombre está dormido, acerca de la posibilidad del despertar del hombre, acerca de la vida, acerca de la mecanicidad, acerca del estado interior del hombre, acerca de los esfuerzos sobre sí, acerca de la conciencia, acerca del ser, acerca de las nuevas maneras de pensar, de las nuevas maneras de comprender, de las nuevas maneras de tomar las cosas todo ello puede convertirse en la más importante fuente de significación que le sea dable a un hombre poseer. Los significados que el Trabajo —es decir, los significados que el esoterismo y sus conceptos sobre el posible renacimiento interior— ofrecen al hombre, pertenecen a un orden de ideas que puede transformar todos los significados que la vida nos da. Si un hombre empieza a tomar la vida como trabajo, entonces todas sus relaciones con la existencia empiezan a cambiar, porque el significado de la vida cambia para él. Ve la vida bajo otra luz, no como un fin, sino como un medio, y esto le permite no identificarse con la vida y sus sucesos, como lo hacía antes, No espera necesariamente que la vida lo llevará a todas partes, pero sabe que si toma la vida a la luz del Trabajo, hará de ella su maestra. Es decir, el Trabajo le muestra gradualmente cómo tomar lo que sucede en la vida de modo que aprende de la vida y de todo cuanto sucede en la vida y de esta manera la vida se convierte en su maestra. Suceda lo que sucediere, se afirma en el Trabajo, y sabe que la explicación que le da sobre el verdadero significado de su vida no puede ser destruida por cosa alguna en la vida misma. Pero si toma la vida como fin, en este caso todo es diferente: Entonces nunca comprenderá el Trabajo y nunca captará sus nuevos significados. Desde el punto de vista del Trabajo, la vida es un medio, y todo el Trabajo le enseña que la evolución de sí es el verdadero fin. Esto, empero, no se comprende fácilmente, ni suponemos que sea fácil tomar la vida como trabajo. Cuando una situación desagradable surge en la vida, no es fácil considerarla desde el punto de vista del Trabajo, especialmente si toca los significados de nosotros mismos mediante los cuales sentimos nuestra autosatisfacción o, los que derivan de la imaginación y la falsa personalidad, y moran en nosotros con tanta complacencia como si fueran nosotros mismos. Nadie, desde luego, comprende el trabajo. Sabemos un poco sobre él. Pero son escasos quienes lo han aplicado a su ser. Es decir, el Trabajo no es para nosotros la tercera fuerza. La vida lo es. Solo de una manera vaga y a veces por medio de la ayuda de otra persona, el trabajo es la tercera fuerza para alguien —es decir, una fuerza neutralizante más fuerte que la fuerza neutralizante de la vida y las formas de imaginación que derivan de la vida.
Es muy difícil cambiar y ningún cambio es posible mientras la vida y la imaginación siguen siendo la fuente de significado para usted. Pensar de una manera nueva es el punto de partida del desarrollo interior. Y esto, como lo saben todos ustedes, es exactamente lo que dicen los Evangelios. También los Evangelios son una «enseñanza esotérica» —es decir, una enseñanza sobre la posible evolución interior del hombre—. Los Evangelios dicen: «A menos que un hombre piense de una nueva manera, no podrá ganar el Reino de los Cielos». Desdichadamente esto se tradujo: «A menos que un hombre se arrepienta». Pensar de una nueva manera es encontrar nuevos significados, y recibir nuevas ideas es tener nuevos pensamientos. Pero la gente no ve muy bien qué significa esto. Escuchan el trabajo y siguen pensando como antes. Por eso creen que muchas de las ideas de este trabajo son extrañas o fantásticas. Pero son ellos quienes son así. Ninguna de las ideas de este sistema es extraña o fantástica. Cuánto tiempo nos toma y cuántas experiencias duras y horribles necesitamos antes de tener una vislumbre del hecho de que el Trabajo, y los Evangelios, y todo el Esoterismo, no dicen nada de extraño y fantástico, sino que en realidad dicen algo verídico y absolutamente necesario para nosotros.
Una vez que empecemos a darnos cuenta de esto, una experiencia individual, una nueva significación nos penetra, y en seguida se produce un cambio en nuestra relación con la vida. Los antiguos significados pierden algo de su fuerza. Vivimos psicológicamente en un mundo de diferentes significados y los nuevos significados solo entran en nosotros cuando los viejos significados mueren. ¿Comprende usted que no se puede servir a los viejos significados y esperar tener al mismo tiempo nuevos significados? Pero esto es muy difícil de comprender. Tiene usted todos sus significados —los significados que observa—. ¿Quizá crea que sus significados son los únicos, y son absolutamente correctos: o quizá crea que hay significados fijos para todas las cosas —de hecho, significados uniformes—? Esto no es así. El significado de cada cosa puede cambiar. Piense en algunos cambios generales de significado desde que la guerra empezó. Una cosa puede perder todo su significado para usted; entonces carece de sentido y ya no tiene relación alguna con usted. Está usted en relación con una persona a través de lo que ella significa para usted. Si este significado cambia, su relación cambia.
El significado nos pone en relación con una cosa o una persona, y si todo el significado se desvanece, ya no hay relación posible. Pero dependerá de la fuente de su significado. La vida separa a la gente: el Trabajo une a la gente.
Si un hombre toma la vida como Trabajo, todo puede cobrar un nuevo significado. De resultas del nuevo significado, nuevas partes de los centros son tocadas y nuevas conexiones se producen internamente, y nuevas interpretaciones son posibles. Es decir, si un hombre llega a ser un poco más libre, no tan mecánico. Pero ya que el germen de estos nuevos significados le llega a través de las ideas del Trabajo, este cambio depende de cuánto siente las ideas, de cuánto valoriza el Trabajo. Por lo tanto, es preciso que piense en el significado del Trabajo y en lo que significa la valoración del trabajo, con el fin de comprender mejor esta tercera fuente inagotable de significado, cuyo origen está más allá de la vida mecánica, en el círculo consciente de la humanidad.