TÍTULO DE LA OBRA

Manto procesional de la Virgen de la Presentación.

AUTOR

Diseñador: Juan Manuel Rodríguez Ojeda.

Bordador: Taller de Rodríguez Ojeda.

FECHA

1916

DIMENSIONES

448 x 471 cm.

MATERIAL Y TÉCNICA

Terciopelo azul con decoración bordada en hilo metálico dorado y complementos de decoración.

PROPIEDAD

Ilustre, Fervorosa y Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo del Calvario y Ntra. Sra. de la Presentación. Iglesia de Santa María Magdalena.

EXPOSICIONES

Homenaje al bordador Guillermo Carrasquilla Rodríguez. Reales Alcázares de Sevilla. Sevilla 1982.

En el archivo de esta hermandad del viernes santo, se conserva un documento, en el cual se acuerda en Junta de Oficiales, con fecha 17 de abril de 1915, llevar a cabo la ejecución de un nuevo palio, manto y faldones para el paso de Ntra. Sra. de la Presentación, decidiendo encargar este trabajo al taller del bordador Juan Manuel Rodríguez Ojeda[1].

Este proyecto se llevaría a efecto durante todo un año, estrenándose el palio recto o de cajón y el manto en la Semana Santa del año siguiente, en concreto el día 21 de abril de 1916, saliendo de la iglesia de San Gregorio y recogiéndose la cofradía en su actual sede parroquial Santa María Magdalena[2].

En las condiciones estipuladas el manto se bordaría en oro fino sobre terciopelo azul oscuro, siendo su diseñador Juan Manuel.

A partir de los primeros años de la década de los 50 se comienza a renovar y enriquecer todos los enseres del paso de palio, siendo la hermandad asesorada por el orfebre Cayetano González, quién cambiaría la distribución de los bordados, variando y añadiendo bastantes elementos al manto, cuando éste es restaurado y pasado a nuevo terciopelo en 1954 en los talleres de Guillermo Carrasquilla Rodríguez.

En esta restauración se le añaden nuevos elementos de decoración, como lentejuelas planas, salcillos de hojillas y sobre todo numerosos caracolillos. En 1996, se restaura de nuevo el manto en el taller de José Ramón Paleteiro Bellerín, saliendo en la Semana Santa del año siguiente.

Los bordados del manto de la Virgen de la Hermandad del Calvario presentan una composición simétrica y bilateral que parte de un eje central y radial, característica fundamental de Rodríguez Ojeda. Creando una estética de gusto barroco, de rica armonía mediante motivos ornamentales que se esparcen por todas las direcciones cubriendo la superficie del tejido.

El eje central o candillieri, está constituido en general por tallos o roleos que terminan en hojas de acanto entrelazados por anillas con pétalos, jarras, macetillas, lazos formando especie de corazones, flores de varios tipos y figuras geométricas con mallas en su interior.

Asimismo en toda la superficie, aparecen varios tipos de plantas como tulipanes, rosas, azucenas, lirios, hojas de acanto y cardos.

La ejecución de las hojas está realizada en oro llano con inserción de lentejuelas a intervalos regulares sujetas por hilos de canutillos. Otras de las hojas se realizan en puntos de ondas o puntitas, medias ondas y setillos. En algunas se introducen también hojillas, las cuales enriquecen estos motivos. Además las hojillas aparecen como remates tanto de las hojas como de los tallos.

Las flores son muy variadas a nivel estilístico y constructivo. En su mayoría están hechas con hojillas que forman un relieve a modo de ajedrezado, mientras que en otras, como las flores de anilla, están constituidas por hojillas sujetas por hilos de canutillo con lentejuelas, formando también una especie de ajedrezado. Existen otras flores de cuatro pétalos formadas tanto por medias ondas como por puntos de rombos.

Por último existe otra tipología de flores, como son flores de lis, las cuales están realizadas en cartulina.

Otros motivos decorativos existentes son pequeños cuernos de la abundancia formados por relieves de líneas onduladas.

Ya por último se destacarán los complementos de decoración más importantes como son los bodoques de la parte superior y las inserciones de mallas en algunos motivos geométricos muy puntuales.

Alrededor de todo su perímetro se delimita por una fina guardilla entre dos galones, a modo de cordón, en la cual se insertan unas hojas cruzadas en forma de aspa, construidas en medias ondas, rematadas en caracolillos, entre las cuales se intercalan flores de cuatro pétalos. Ribeteando toda esta greca una fina blonda dorada.

Iconográficamente este amplio manto azul, tono mariano por excelencia sugiere el medieval manto de misericordia y por su color lo celestial y la verdad.

Las flores aluden a las virtudes de María, como las rosas, símbolos de perfección que manifiestan la fertilidad y la belleza física y espiritual de la Virgen como Madre del Altísimo. Los tulipanes significan nobleza, pureza y santidad, los lirios insisten en la pureza que María conservó entre los pecados del mundo, las azucenas abundan en el significado de la virginidad, por último los jazmines blancos aluden a la gracia, elegancia y amabilidad[3].

El palio, en su techo como en las caídas, se asemeja a la ornamentación de este manto, pero en color rojo.

En 1961 se intervino en el taller de Guillermo Carrasquilla, pasándose a nuevo terciopelo y se bordaron con nuevos hilos metálicos las mallas de las caídas modificando algo su estado primitivo. Por último entre 1990-1992, se volvieron a pasar a nuevo terciopelo en el taller de José Manuel Elena, recibiendo por este trabajo el Premio Demófilo de la Fundación Antonio Machado[4].