TÍTULO DE LA OBRA
Manto procesional de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso.
AUTOR
Diseñador: Juan Manuel Rodríguez Ojeda.
Bordador: Taller de Rodríguez Ojeda.
FECHA
1903-4
MATERIAL Y TÉCNICA
Terciopelo granate con decoración bordada en hilo metálico dorado y complementos de decoración.
PROPIEDAD
Pontificia, Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso. Basílica Menor del Señor del Gran Poder.
EXPOSICIONES
Gran Poder. Caja San Fernando. Sevilla febrero-marzo 1991.
En la etapa de madurez de Juan Manuel, entre 1903 y 1904, se establece un contrato para la ejecución de un conjunto de obras bordadas entre la hermandad del Gran Poder y este diseñador de bordados.
Se empezó por el palio y manto de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, introduciendo con estas dos obras, un estilo basado en el gusto por lo plenamente barroco. Ya que se cree que ambas obras están inspiradas, por su rica ornamentación, en la traza de un frontal de altar de terciopelo rojo, dedicado a San Juan Bautista y fechado hacia 1650, que actualmente se conserva en la Parroquia de Santa Ana[1].
Esta obra se estrenó en 1904 y se llevó al Palacio Arzobispal para que el Cardenal Spínola diese su aprobación antes de su salida procesional del Viernes Santo[2].
Este manto fue el que sustituyó al realizado por las hermanas Antúnez en 1872 sobre terciopelo negro que actualmente posee la hermandad de la Estrella, que más tarde pasó a terciopelo azul.
Estos ricos bordados de Juan Manuel, se consideran de lo mejor, dentro de la producción del taller de Rodríguez Ojeda, formando una conjugación perfecta entre manto, palio y saya.
En 1959 se pasan los bordados del manto sobre terciopelo en el taller de las RR. MM. Filipenses en el Convento de Santa Isabel de Sevilla[3].
Posteriormente en 1994, se trasladan de nuevo los bordados sobre un terciopelo granate en los talleres de Brenes, Artesanía Fernández y Enríquez[4].
La composición del manto parte de un eje central a modo de candillieri, marcando una simetría bilateral perfecta que se expande por toda la superficie del tejido.
Este eje central se abre por medio de tallos vegetales estilizados de hojas de acanto, terminados en flores y hojarascas, las cuales se rematan en la mayoría de los casos por finos caracolillos además de existir algunos bodoques dispersos por la superficie.
El candillieri que está unido por varios anillos y formas geométricas, se rompe a la altura del centro de la obra, creando por medio de los tallos en roleos una especie de óvalo doble enlazado. En esta zona confluyen los diez ejes simétricos laterales, excepto los ejes angulares de las caídas del manto que le sobrepasan y están cogidos por medio de anchas anillas bordadas.
Toda la pieza textil está rodeada por una franja o guardilla que está delimitada por dos especies de cordones en técnica de media onda, cuya zona central está decorada por S acostada con superposición de pequeñas hojas de acanto y entrelazadas por anillas, al igual que la cenefa que delimita el bordado de las caídas del palio.
Asimismo todo el perímetro del manto está ribeteado por una ancha blonda metálica terminada en conchas o veneras.
Técnicamente estas hojas de acanto están constituidas por numerosas tipologías de puntos como ladrillos, setillos, cartulinas, ondas o puntitas y medias ondas. Los complementos de decoración están formados por lentejuelas planas engarzadas por hilos de canutillo, las cuales se encargan principalmente para simular nervios.
Además existen una serie de hojas en técnica de cartulina con hilos metálicos de diferente tipología, en donde el porcentaje de oro de la aleación parece ser más baja, dando un efecto más plateado que el empleado en el resto de la decoración.