TÍTULO DE LA OBRA
Manto procesional de la Virgen de la Hiniesta.
AUTOR
Diseñador: Juan Manuel Rodríguez Ojeda.
Bordador: Taller de Rodríguez Ojeda.
FECHA
1906
DIMENSIONES
430 x 480 cm.
MATERIAL Y TÉCNICA
Terciopelo azul con decoración bordada en hilo metálico plateado y complementos de decoración de lentejuelas.
PROPIEDAD
Real, Ilustre y Franciscana Hermandad Sacramental de la Inmaculada Concepción y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ntra. Sra. de la Hiniesta en sus Misterios Gloriosos y Dolorosos. Iglesia de san Julián.
En septiembre de 1905, la Hermandad de san Julián encarga al taller de bordados de Rodríguez Ojeda, un conjunto de manto y palio en forma de cajón de tela de raso en azul claro con el cual procesionaría hasta 1929. En este año Juan Manuel transformaría y modificaría su forma para convertirlo en palio de figura, eliminando el raso de soporte y pasándolo a terciopelo bordado en hilo metálico plateado[1].
El diseño del bordado de las caídas exteriores del techo de palio es muy semejante a las bambalinas de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso[2]. Estos dibujos arrancan de una figura geométrica rectangular que se ramifica con hojas de acanto en roleos y otras flores que rellenan toda la superficie.
El Domingo de Ramos de 1930, se estrena de nuevo el manto en terciopelo azul al que se le pasan los bordados procedente del anterior de 1906, siendo la restauración dirigida por Rodríguez Ojeda y realizada por las hermanas Carrasquilla, Rosario, Esperanza y Concepción[3].
De nuevo se pasan los bordados a nuevo soporte, tanto del palio como del manto, en 1962, en los talleres de Guillermo Carrasquilla, volviéndose a pasar en el mismo taller en 1984[4].
La greca que bordea el perímetro de la obra, está configurada por una malla simple de fondo a la que se le superpone un bordado en forma de cordón con tres vueltas que enlazan con un friso formado por S muy abiertas y extendidas. Su técnica es de medias ondas y setillos, unidas por unas anillas con pequeñas hojas en el centro rematadas en caracolillos y dos bodoques en cada extremo.
Todo este friso se delimita por un cordón, que da paso a toda la superficie o campo del manto.
En el centro existe un eje simétrico constituido desde su extremo inferior por grandes hojas de acanto abiertas, anillas en forma de flores y figuras geométricas enlazadas por largos tallos con ramificaciones en otras hojas de acanto que terminan en especie de semillas y caracolillos.
Las hojas parecen diferenciarse técnicamente en dos grandes grupos, unas realizadas en ondas o puntitas y otras en setillos creando efectos de vibración distintos aunque la morfología de éstas sea similar en ambos casos.
Las jarras y motivos geométricos, que suben en el eje central, están realizados de forma diferente a los motivos anteriores, al introducir la técnica de cartulina simple y en relieve junto con otros tipos de bordados ya habituales.
Como complementos de decoración aparecen lentejuelas planas que configuran tanto flores completas, en las que se disponen de forma escamadas, como nervios de algunas de las hojas.
También desde los laterales en ambos lados como desde las caídas del manto, se forman ejes más pequeños, que se proyectan hacia el centro del manto, con tallos de hojas de acanto encontradas y simétricas unidas por anillas con pétalos de flores que también ascienden.
Cubriendo todo el campo de la obra, aparecen una serie de medallones salteados y alineados, cuyos dibujos geométricos y tallos enlazados, de poco realce, le dan una peculiaridad singular a esta obra.
En su extremo superior se superpone la toca de la Dolorosa, confeccionada en malla dorada al igual que la blonda que circunda la obra.