Breve historia de Edil-Amarandh
Son bien conocidas las dificultades que presenta datar la extraordinaria civilización de Edil-Amarandh, o incluso ubicar con exactitud su localización geográfica. Las estimaciones varían considerablemente, datando su misteriosa desaparición entre 10.000 y 150.000 años antes del comienzo de la última Edad de Hielo. Las teorías iniciales, que vieron en los Escritos de Annar una confirmación de los persistentes relatos de Platón, el Mabinogión, y en otros lugares de una nación atlantiana arrasada por una inundación, se han visto por lo general desacreditadas, ya que Edil-Amarandh parece ser mucho más antigua de lo que tales textos sugieren, y presenta considerables diferencias culturales. Aun así, hay quien ha sugerido que el continente de Edil-Amarandh pueda estar hundido en el Atlántico, al oeste de las costas africanas y europeas, tal y como se teorizó con la Atlántida¹. De todas formas, pese a estos argumentos, las voluminosas fuentes disponibles han hecho posible elucidar una historia detallada de Annar y los Siete Reinos².
Los Bardos empleaban dos calendarios principales: el cálculo de Afinil (indicado con una A) y el calendario annariense o de Norloch (indicado con una N).
La historia de Annar y los Siete Reinos está dividida en tres edades (el Gran Silencio no se considera una edad), según las Crónicas de Istar de Norloch (N398), fuente principal de esta explicación³.
La Edad de los Elementales
La Edad de los Elementales terminó aproximadamente mil años antes de la fundación de Afinil, es decir, unos cinco mil años antes de la época en la que tiene lugar este relato. Durante la Restauración una gran parte de su historia se perdió, y lo poco que restaba era parcial y estaba fragmentado.
Pese a ello, tras la fundación de Afinil, los Elementales que aún vivían narraron muchos de los acontecimientos de aquella Edad4, y así muchas historias y canciones se preservaron en la tradición Bárdica, pese a que solo algunos retazos de aquel saber ancestral se conservaron después de que Afinil fuese arrastrada por El Sin Nombre.
Los Elementales (o Elidhu) eran inmortales, y eran llamados así porque tenían afinidades con las fuerzas naturales como el fuego, el agua, la tierra, el aire, el sol, la luna y las mareas. A menudo se les asociaba con lugares o regiones en concreto, como podrían ser ríos o montañas. Tras las Guerras de los Elementales, muchos Elidhu se refugiaron en sus formas puras y no volvieron a ser vistos como seres sensibles, aunque muchos todavía continuaban siendo espíritus visibles. Podrían adquirir diferentes formas a voluntad, y durante los días de Afinil, a menudo visitaban esta ciudad con aspecto humano y aprendían de los Dhyllin las artes del habla, el canto y la música, de la que disfrutaban especialmente. La Dama Ardina fue la más célebre de los Elidhu que llegaron a formar parte del mundo humano. Tras el dominio de los humanos y el distanciamiento entre las dos razas, de lo que El Sin Nombre fue en gran parte responsable, muchos se recluyeron en sus formas elementales y eran raramente vistos. Se desconoce su número.
La Edad de los Elementales estuvo marcada por el dominio del Brujo de Hielo, Arkan, venido del norte, que cubrió Edil-Amarandh con un perpetuo invierno. En esta época los Elementales levantaron algunas de las cordilleras montañosas de Edil-Amarandh, el Osidh Elanor (las Montañas del Amanecer) y el Osidh Annova, en un intento de bloquear el acercamiento de Arkan. Todos los seres vivos de aquel tiempo sufrieron indeciblemente, y se dice que los humanos casi llegaron a desaparecer de la faz de la Tierra. Una alianza entre algunos de los Elementales y los pueblos de Edil-Amarandh, liderada por Elidhu Ardina y el Rey Ardhor, opuso resistencia y finalmente derrocó al Brujo de Hielo. La guerra final contra Arkan convulsionó al continente por completo: «El mar se adentró en lo que había sido tierra, y surgieron tierras donde antes había habido mar5.» Cuando la guerra terminó, la línea de la costa era completamente diferente y había adquirido la forma que aparece actualmente en los mapas.
Hay constancia de la existencia de historias y canciones humanas de aquel tiempo —la leyenda de Mercan, por ejemplo, que se conservó en los Manuscritos de Lir en la Biblioteca de Lirigon—, pero los años no están registrados. Había pequeñas comunidades de hombres y mujeres que vivían en asentamientos al este de Osidh Annova, y un pueblo fuerte y orgulloso que habitaba cerca de lo que hoy es el río Lir, cuyos descendientes serían más adelante los Dhyllin.
La Edad del Alba
Tras las guerras, los Dhyllin habitaron las regiones del norte que más tarde se llamarían Lirion e Imbral, y se dice que fue en este tiempo cuando los Dhillareare aparecieron en Edil-Amaradh por vez primera, pero se tiene poca constancia de ello hasta la fundación de Afinil. A esta época se la llama pre-Alba o Inela.
La Edad del Alba data de la Fundación de Afinil, unos mil años después del fin de las Guerras Elementales. Afinil fue la primera ciudad fundada y habitada por Dhillareare, pese a que estos no eran de ninguna manera los únicos pueblos que allí vivían. La ciudad fue fundada por el gran Bardo Nelsor, que entre otras cosas inventó letras, y fue el primero en escribir y formalizar el Habla. La caligrafía que inventó continuaba siendo la más común entre los Bardos más de cuatro mil años después6.
Afinil nunca fue ciudad de Reyes, sino de Bardos, construida entre Lirimal e Inchan, las ciudades más grandes de los reinos de Lirion e Imbral. Su emplazamiento exacto se perdió hace mucho, pero estaba situado en las orillas de un lago del que se decía que era tan profundo que las estrellas se reflejaban en él incluso de día: el Ilimican, o Lago Espejo. Afinil tenía la reputación de ser la ciudad más bella construida nunca en Edil-Amarandh, y se convirtió en un gran centro de aprendizaje y cultura. Allí se fundaron importantes salones de canto y bibliotecas, y era famosa por sus jardines y terrazas, de los que se decía que perfumaban el aire en millas a la redonda.
Este fue el primer gran florecimiento de la Luz. Afinil prosperó durante muchos años, y a medida que esta prosperaba, asimismo lo hacían las tierras que la rodeaban. Los Bardos comenzaron a viajar mucho, y hallaron a otros de los suyos en diversos lugares: especialmente en Turbansk, al sur, una antigua ciudad fundada antes del fin de la Edad de los Elementales, y también en las tierras del oeste, a lo largo de la costa de Edil-Amarndh. Hubo gentes que se instalaron al este y también sobre el Osidh Annova, y fundaron el Reino de Indurain en las fértiles tierras que hallaron allí.
La primera señal de problemas ocurre en el año A1567, cuando Sharma, el Rey de Den Raven, un pequeño reino montañoso situado al sur, viajó hasta Afinil y solicitó instrucción, ofreciendo como regalo oro y joyas. Los Bardos, que valoraban tales objetos solo por la belleza que hallaban en ellos, rieron y le ofrecieron instrucción sin recibir nada a cambio. «¿Qué es la fría luz de una gema al lado de la Luz viviente?», preguntó Gel-Idhor, Primer Bardo de Afinil, cuando Sharma se acercó a él. «No, guarda las joyas.» Sharma, que era orgulloso e irascible, se sintió profundamente ofendido ante la suave burla del Bardo, pero disimuló su ira y entregó su mente al estudio7.
Pronto Sharma pareció ser el Bardo más precozmente dotado visto en Afinil desde los tiempos de Nelsor. Estudiaba en particular la creación de objetos de poder y también los misterios de la vinculación. Sentía una gran curiosidad por Arkan, el Brujo de Hielo, y pasaba mucho tiempo hablando con los Elidhu que iban a Afinil sobre la historia de aquellas guerras, pero ocultaba sus intenciones. Solo más tarde quedó claro que Sharma estaba interesado en hacerse inmortal y tan poderoso como los Elidhu, a los que no se podía matar. En Afinil había quien, incluida la Dama Ardina, se sentía inquieto ante las preguntas de Sharma y no confiaba en su ambición, y aconsejaban que no se le diese tal educación; pero los Bardos no veían ninguna razón por la que su Tradición debiera mantenerse alejada de un alumno con un talento así, y hacían caso omiso de aquel desasosiego.
Cuando Sharma se hubo convertido en el Bardo más poderoso de Edil-Amarandh, volvió a su reino; y fue entonces cuando realizó el Conjuro Vinculante que le hizo abandonar su Nombre Secreto y le aseguró que nunca pasaría por las Puertas del Espacio No Rodeado de la Muerte8. Era esta una gran blasfemia, pues que un Barde retase así a las Leyes del Equilibrio era algo sin precedentes. El abandono del Nombre y la abjuración de la Muerte señalaron el comienzo de unas cruentas guerras que terminaron, quinientos años más tarde, con el derrocamiento de Afinil y la total derrota y destrucción de Lirion e Imbral, y toda la Tradición y belleza que allí habían existido.
Tras renegar de su Nombre Secreto, a Sharma se le llamó El Sin Nombre.
Atrajo a seguidores, a los que les prometió una vida sin fin y poder absoluto, y muchos Bardos se pasaron a su lado, traicionando a la Luz.
Estos se convirtieron en Hechiceros Negros, conocidos como Glumas, puesto que no tenían más que la cáscara exterior de un Bardo. El Sin Nombre también selló alianzas con los Elidhu que quedaban y odiaban y temían a la Luz, el más notable de los cuales fue el Elidhu Karak, que dominó el reino de Indurain, al este del Osidh Annova, después de que los ejércitos del Sin Nombre lo hubieran destruido y matado salvajemente o esclavizado a los Dhyllin que allí vivían.
La campaña del Sin Nombre para derrocar a la Luz en Annar triunfó en el A2041, cuando sus fuerzas aplastaron a la última y desesperada alianza entre Lirion e Imbral en las Llanuras de Firman, cerca del río Findol. La derrota marcó el final de la Edad del Alba, y el comienzo del Gran Silencio.
El Gran Silencio
El Gran Silencio duró desde el año A2041 hasta el A3234. En esta época la Luz se retiró a lugares escondidos que más tarde se conocerían como los Siete Reinos, ubicados a lo largo de la costa de Edil-Amarandh y hacia el sur. Los Bardos no construyeron ciudades ni pueblos, y vivían en penosas condiciones, siempre trabajando contra la Oscuridad, pero no consiguieron derrocar al Sin Nombre hasta la llegada de Maninae, heredero de Laurelin, en A3157. Maninae, que era Bardo, unió a la resistencia en los Siete Reinos y tras muchos años —una historia demasiado compleja para tan solo comenzar a relatarla aquí— consiguió desposeer al Sin Nombre de su trono y restaurar la Luz en Annar. Después se convirtió en primer Rey de Norloch, y el primero en gobernar Annar.
Se introdujo una nueva forma de contar los años, el Calendario Annariense. También se le llamó el Cálculo de Norloch.
La Restauración
Cuando se restauró la paz, Maninae fundó la ciudadela de Norloch y el sistema de Escuelas. Se fundaron veinticinco Escuelas por todo Annar y los Siete Reinos, y se construyeron carreteras que cruzaban el país para permitir la libre circulación entre ellas. En esta época se poblaron más partes de Annar, pese a que quedaron varias regiones en estado salvaje en el interior, y Edil-Amarandh siempre fue un continente más densamente poblado en la costa que en el interior.
De nuevo la cultura Bárdica volvió a florecer y se restauraron los principios de Afinil. Pero Maninae también pensó en estrategias marciales, y la cultura de Norloch era belicosa, a diferencia de la de Afinil. Ya que Afinil nunca había sido ciudad de Reyes, y pese a que los Bardos eran rutinariamente adiestrados en las artes de la esgrima, nunca les habían concedido un honor especialmente importante.
La Restauración duró trescientos años. Tras ella llegó un período de consolidación, llamado los Años Medios, en el que las Artes florecieron en paz y armonía. Hacia el año N720 surgieron las primeras señales de desasosiego, y también llegó el último Rey; ya que los herederos al trono se hicieron la guerra unos a otros en una discusión acerca de la sucesión, y en aquella disputa se destruyó la línea sucesoria al trono de Norloch, En aquel momento los Siete Reinos revisaron sus alianzas con Norloch y restauraron sus autonomías.
Tras esto, los Bardos gobernaron solos en Norloch, e incorporaron a la Llama Blanca el triple cetro de los Reyes de Norloch. Tras la destrucción causada por las rivalidades entre Reyes, a algunos les pareció que esto sería lo mejor y que los Bardos, obligados por sus votos a la Luz y el Equilibrio, dirigían más sabiamente. Pero hubo otros que dijeron que era aquella una distorsión del Equilibrio; y también indicaban que las mujeres ya no ocupaban puestos de poder en Norloch, como continuaban haciendo en la mayoría de las demás Escuelas, y veían esto como otro síntoma de desequilibrio.
Gradualmente, durante los siguientes doscientos años, comenzó a quedar claro que algo fallaba en Annar. Se habían reconstruido las fortalezas de Den Raven, y el hechicero Imank había hecho la guerra en Suderain, pese a que se había encontrado con una feroz resistencia. Había otras señales de desequilibrio: la Enfermedad Blanca, que nunca se había visto, comenzó a devastar partes de Annar, y algunas Escuelas comenzaron a alejarse de su pueblo, exigiendo diezmos y escatimando sus servicios, lo que causó una enorme pérdida de prestigio de los Bardos en muchas regiones de Annar y, a veces, incluso un resentimiento abierto y violento.
Se avistaban con más frecuencia semi-hombres y otros siervos de la Oscuridad, y por primera vez desde la Restauración, se vieron Glumas en Annar. Y lo que resultaba más inquietante, algunos Bardos comenzaron a informar de alteraciones en el propio Habla, que resultaban imposibles de expresar, pero que los preocupaban profundamente, pues decían que les parecía que el Habla estuviese perdiendo su ancestral virtud. Pese a todo, no fue hasta que la Escuela de Pellinor fue saqueada y quemada hasta los cimientos en el año N935, seguida por Baladh y Jerr-Niken, en el sur, durante los siguientes cuatro años, que unos cuantos Bardos comenzaron a sugerir que El Sin Nombre había vuelto por fin.