EL HECHICERO MINUS
Jeffrey Ford
Jeffrey Ford es autor de varias novelas, entre ellas La fisiognomia, El retrato de la señora Charbuque, La niña del cristal y El año sombrío. Es un prolífico escritor de narrativa breve, cuya obra ha aparecido publicada en The Magazine of Fantasy & Science Fiction, SCI FICTION y en numerosas antologías, incluida una mía, Zombies. Tres recopilaciones de su obra breve han sido publicadas: The Fantasy Writer's Assistant and Other Stories, El imperio de los helados y The Drowned Life. Es seis veces ganador del World Fantasy Award y también ha ganado los premios Nébula y Edgar.
Ni siquiera los magos más poderosos pueden soportar en solitario las penurias de la vida, por lo que la mayoría se apresura a emplear a alguien que los ayude. En primer lugar, tendrá que tener los brazos fuertes porque los magos suelen estar tan ocupados que no pasan mucho por el gimnasio. Después de todo, alguien tiene que andar por ahí a la luz de la luna llena y arrancar la raíz de mandrágora, o desenterrar todas esas tumbas que proporcionan los restos necesarios para la fórmula nigromántica de turno, o subir el condenado caldero a lo alto de la torre.
También ayuda tener algún tipo de sirviente animal: un gato, un murciélago, una serpiente… Lo que más gracia le haga al mago en cuestión. Es un hecho que cualquiera gana en atractivo con un búho posado en el hombro, y además los animales son útiles para espiar, o llevar mensajes u ofrecer consejos con tono sarcástico.
Así que, acompañados por un animal y un ayudante con brazos fuertes, como le sucede al mago de nuestro siguiente relato, nada se nos interpondrá en el camino. Pero aseguraos de tratarlos bien. En el oficio de la magia, los empleados descontentos pueden convertirse en una auténtica pesadilla.