Great Amwell House, 25 de febrero de 1950
El rasgo principal

En los primeros días en que se llevaba a cabo el Trabajo en Londres se hizo mucho hincapié en el rasgo principal. G. definió al Rasgo Principal como el eje a cuyo alrededor todo gira. Dijo: «El hombre debe trabajar contra el Rasgo Principal con el fin de transformarse». Cuando le oímos decir esto muchos de nosotros creíamos saber cuál era nuestro Rasgo Principal. Entiéndase que si se capta esta idea nos parece haber adquirido algo muy interesante y valioso. Significa que lo que todos debemos hacer es descubrir nuestro Rasgo Principal y nuestra psicología tal como es, lo que dará lugar a un desarrollo enteramente nuevo. Entendemos que con el fin de cambiar la Personalidad y la Falsa Personalidad —esto es, la parte de uno mismo adquirida de la vida— no se producirá cambio de ser mientras el eje principal siga siendo el mismo. Nos enseñó que la manera más rápida de lograr que la Personalidad fuera pasiva para que la Esencia pudiera crecer era descubrir nuestro Rasgo Principal y hacer de la lucha contra él nuestro principal propósito. Esta asombrosa idea nos conmovió mucho e hicimos un sinfín de preguntas acerca de cuál era nuestro Rasgo Principal. Cuando O. enseñaba esta parte del Trabajo, se le hicieron naturalmente muchas preguntas sobre ese particular. Esperábamos que nos dijera cuál era nuestro Rasgo Principal y él siempre nos contestaba lo mismo. Siempre nos decía: «Si le dijese cuál es su rasgo principal, nunca lo creería», y luego agregaba: «Si alguien le dijera cuál es su Rasgo Principal, le impediría darse cuenta de ello mediante la observación interna». Por eso nada cuesta creer que por mucho tiempo se hicieron innúmeras preguntas acerca del Rasgo Principal, Rasgo Principal, Rasgo Principal. Ahora bien, si le dicen a uno algo desde fuera sin haber alcanzado la etapa que permita ver la verdad desde dentro, se producirá un impedimento y, de hecho, será un obstáculo en el proceso gradual del Trabajo que nos hace ver poco a poco lo que se es realmente, donde está en verdad nuestro Rasgo Principal.

Ahora bien, no se llega al Rasgo Principal por una autoobservación momentánea. Quiero decir, no se puede ver el Rasgo Principal por un súbito intento de observarse a sí mismo. Es preciso comprender, como dije anteriormente, que a menos que se vea el Rasgo Principal en uno mismo no se puede obrar contra él, y si alguien nos lo señala hará que sea más difícil darse cuenta de su existencia. Ahora bien, practicar la observación de sí dos o tres veces al día nos procura gradualmente un trasfondo de momentos de mayor conciencia de sí que los que se hubiesen logrado quedándose dormido día tras día e identificándose con todos los eventos. En otras palabras, la práctica de la autoobservación no es inmediatamente curativa pero es capaz de curarnos por su extensión en el tiempo. Digamos que si una persona ha hecho algo, sea lo que fuere, una y otra vez, y nunca se observó a sí misma, no será capaz de cambiar en sí misma dicha cosa. Pero si la ha observado, aún en el momento de hacerla, durante largo tiempo, establece en ella la memoria del Trabajo que por una suerte de acumulación hará que cada vez quiera menos hacer aquello que siempre hizo. Crea así una fuerza curativa que resulta de la autoobservación. Entiéndase que hay dos memorias —la memoria ordinaria de una persona dormida que casi siempre se basa en los cargos internos y los estados negativos, y otra memoria que el Trabajo forma en uno mismo y se basa en la autoobservación—. Esta memoria más consciente que se extiende a lo largo de los años es la que puede curarnos. Recuerden, la luz puede curarnos. La luz significa consciencia. Ordinariamente, vivimos nuestra vida sin que penetre en ella un solo rayo de luz. En otras palabras, no tenemos consciencia de lo que hacemos, nos limitamos simplemente a hacerlo una y otra vez. Recuerden de qué modo se define la observación de sí. El Trabajo dice que la autoobservación radica en dejar un rayo de luz en nuestras tinieblas interiores. ¿Qué son las tinieblas interiores? Es seguir comportándose tal como lo hacemos sin observar de qué modo se comporta uno, y si es así, se es el Hombre dormido, la Mujer dormida, o el Hombre mecánico, la Mujer mecánica, gobernados por las 48 órdenes de leyes que obran sobre los habitantes de la tierra. En otras palabras, una persona es arrastrada, y nuevamente, en otras palabras, dicha persona no existe, y además, en otras palabras, es una máquina manejada por los aconteceres externos. Ahora bien, hallarse en tal estado es extremadamente insatisfactorio según toda la enseñanza esotérica, incluso la de este Trabajo. Por supuesto, muchas gentes no se dan cuenta que son máquinas. Cada evento las torna negativas. Echan la culpa a la vida pero no a ellas mismas. Nunca se les ocurre que se puede obrar sobre esos eventos que las inducen a reaccionar tal como lo hacen. Nunca intentan separarse del efecto que aquellos eventos producen sobre ellas.

Ahora bien, tal como dije, una autoobservación momentánea no cambia una persona, pero si ésta trata sinceramente de observarse a sí misma dos o tres veces al día, aunque esto no pueda modificarla, al menos llegará a tener conciencia de su comportamiento. Este cotidiano obrar sobre sí construye una nueva memoria que es capaz de cambiar a una persona. Empieza por debilitar la reacción inmediata a una situación dada. ¿De qué modo? Porque esta memoria nueva y más consciente que resulta de la luz que penetró en ella hará que le sea difícil comportarse siempre de la misma manera. Siente que ese modo de comportarse es rancio, tedioso. Este lado del Trabajo siempre despertó mi interés. Las gentes hacen siempre la misma cosa día tras día, sumidas en el sueño, así para ellas este comportamiento es siempre fresco, siempre nuevo. Pero si tienen la memoria-Trabajo edificada en ellas ya no querrán hacerlo más. Dije que ese lado del Trabajo me interesaba mucho. ¿No comprenden que una cosa se vuelve rancia si se sabe que se la hizo antes, y pierde su atractivo?

Ahora bien, tan solo con el desarrollo de esta consciencia en el Tiempo cuerpo se puede llegar a ver el Rasgo Principal. Se empieza, tal como lo dijo G. una vez, a tomar fotografías de la propia vida, no instantáneas, sino fotografías tiempo, y se descubre entonces que a lo largo de toda nuestra vida nos hemos comportado de un modo o de otro. Vemos así que siempre hemos sido un fastidio para las otras gentes, que siempre hemos sido difíciles o deshonestos. Claro está que el autorretrato que uno se forja es muy diferente. No se es una persona tan mala. Ahora bien, solo se logrará una fotografía tiempo cuando el ejercicio diario de la autoobservación nos muestre las cosas que en uno mismo han estado controlando toda nuestra vida. Así nos acercamos al descubrimiento de nuestro Rasgo Principal. ¿Y a qué se debe ello? Al acrecentamiento de conciencia. Recuerden que el Trabajo dice que solo un acrecentamiento de conciencia puede cambiarnos. Por eso lo que alguien nos dice no puede cambiarnos. Nada puede cambiarnos que esté fuera de nosotros, sino tan solo lo que se ve internamente acerca de sí mismo.

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Uspenskiï Libro 4
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
Section0001.xhtml
Section0002.xhtml
Section0003.xhtml
Section0004.xhtml
Section0005.xhtml
Section0006.xhtml
Section0007.xhtml
Section0008.xhtml
Section0009.xhtml
Section0010.xhtml
Section0011.xhtml
Section0012.xhtml
Section0013.xhtml
Section0014.xhtml
Section0015.xhtml
Section0016.xhtml
Section0017.xhtml
Section0018.xhtml
Section0019.xhtml
Section0020.xhtml
Section0021.xhtml
Section0022.xhtml
Section0023.xhtml
Section0024.xhtml
Section0025.xhtml
Section0026.xhtml
Section0027.xhtml
Section0028.xhtml
Section0029.xhtml
Section0030.xhtml
Section0031.xhtml
Section0032.xhtml
Section0033.xhtml
Section0034.xhtml
Section0035.xhtml
Section0036.xhtml
Section0037.xhtml
Section0038.xhtml
Section0039.xhtml
Section0040.xhtml
Section0041.xhtml
Section0042.xhtml
Section0043.xhtml
Section0044.xhtml
Section0045.xhtml
Section0046.xhtml
Section0047.xhtml
Section0048.xhtml
Section0049.xhtml
Section0050.xhtml
Section0051.xhtml
Section0052.xhtml
Section0053.xhtml
Section0054.xhtml
Section0055.xhtml
Section0056.xhtml
Section0057.xhtml
Section0058.xhtml
Section0059.xhtml
Section0060.xhtml
Section0061.xhtml
Section0062.xhtml
Section0063.xhtml
Section0064.xhtml
Section0065.xhtml
Section0066.xhtml
Section0067.xhtml
Section0068.xhtml
Section0069.xhtml
Section0070.xhtml
Section0071.xhtml
Section0072.xhtml
Section0073.xhtml
Section0074.xhtml
Section0075.xhtml
Section0076.xhtml
Section0077.xhtml
Section0078.xhtml
Section0079.xhtml
Section0080.xhtml
Section0081.xhtml
Section0082.xhtml
Section0083.xhtml
Section0084.xhtml
Section0085.xhtml
Section0086.xhtml
Section0087.xhtml
Section0088.xhtml
Section0089.xhtml
Section0090.xhtml
Section0091.xhtml
Section0092.xhtml
Section0093.xhtml
Section0094.xhtml
Section0095.xhtml
Section0096.xhtml
Section0097.xhtml
Section0098.xhtml
Section0099.xhtml
Section0100.xhtml
Section0101.xhtml
Section0102.xhtml
Section0103.xhtml
Section0104.xhtml
Section0105.xhtml
Section0106.xhtml
Section0107.xhtml
Section0108.xhtml
Section0109.xhtml
Section0110.xhtml
Section0111.xhtml
Section0112.xhtml
Section0113.xhtml
Section0114.xhtml
Section0115.xhtml
Section0116.xhtml
Section0117.xhtml
Section0118.xhtml
Section0119.xhtml
Section0120.xhtml
Section0121.xhtml
Section0122.xhtml
Section0123.xhtml
Section0124.xhtml
Section0125.xhtml
Section0126.xhtml
Section0127.xhtml
Section0128.xhtml
autor.xhtml
notas.xhtml