Great Amwell House, 5 de marzo de 1949
Comentario sobre las influencias
bajo las cuales podemos vivir
IDEA-TRABAJO
Podemos ponernos bajo diferentes influencias.
COMENTARIO
Cuando, debido a una observación casual, o a la manera en que es tratado, siente surgir el resentimiento, es el momento en que empieza en usted el clamor. Ésta es una situación común y que ocurre todos los días. La población de la Tierra cuenta con cerca de dos mil millones de seres humanos —esto es, dos mil millones de personas sienten resentimiento al mismo tiempo que usted—. Observemos esta situación con tanta calma como nos sea posible. ¿Qué es ese clamor, esa charla interior, que se produce en nosotros? Son los diferentes «Yoes» que están hablando. Si no comprende en la práctica que hay diferentes «Yoes» en usted y que no somos uno sino muchos, entonces tal ocasión nos ofrece una buena oportunidad de ver la conexión existente entre lo que enseña el Trabajo y la naturaleza de nuestro ser. Dice que nuestro ser psicológico se caracteriza por la falta de unidad. No es un «Yo» sino muchos «Yoes» antagónicos. Es una multiplicidad desconectada. Es una legión. No es una unidad integrada como lo es nuestro ser físico. Todas las diferentes partes de nuestro cuerpo físico actúan al unísono, como un solo organismo. Eso nos fue dado. Pero no nos fue dada una unidad correspondiente en lo que respecta al ser psicológico. Y eso es lo que puede hacer el Trabajo. Ahora bien, si puede abstenerse de tomar partido con cualquiera de las voces que empiezan a charlar cuando usted está en un estado de resentimiento, será capaz de observar los diferentes «Yoes» que actúan. Hay algunos «Yoes» extremados que están obrando, que tal vez empleen imágenes en lugar de palabras y le hacen ver que usted está estrangulando a su enemigo y lo entierra secretamente, y cosas parecidas. Tan rápida es la venganza que usted no puede detenerla. Se abalanza sobre usted de la manera más fastidiosa. Pero lo que puede hacer es no mezclar su voluntad con ello —esto es, no identificarse con ello—. Otros «Yoes» son menos extremados pero más sutiles. Esos «Yoes» sugieren diversos ardides para provocar la caída del enemigo que lo ha insultado. Pues bien, ¿ha observado usted esos «Yoes» arteros? Pero reflexione, no hay necesidad alguna de dejarse llevar por ellos —esto es, no hay necesidad alguna de que se identifique con ellos, porque si lo hace tendrán poder sobre usted. Es decir, usted se pone bajo su influencia. Éste es el punto más importante—. Cuando el Trabajo dice que nos podemos poner bajo diferentes influencias, en realidad quiere decir dos cosas. Una se refiere a las Influencias A, B, y C; la otra se refiere a las influencias de los diferentes «Yoes» en nosotros mismos. Se puede, por ejemplo, ponerse bajo las influencias de las ideas del Trabajo, que proviene de las influencias C —esto es, las influencias conscientes—. O se puede poner bajo las influencias de vida —esto es, las influencias A, las influencias que tienen que ver con el dinero, la posición y el poder—. Pero hablamos aquí de ponernos bajo las influencias de los diferentes «Yoes» en uno mismo. Ahora bien, una persona que está llena de resentimiento, y cree en ello, se pone bajo los «Yoes» negativos. El Trabajo dice que las emociones negativas poseen el poder de proseguir y seguir prosiguiendo por sí mismas. De hecho, si mediante la autoobservación halla que algunos sentimientos y pensamientos de resentimiento prosiguen y siguen prosiguiendo en usted, entonces puede tener la seguridad de estar sufriendo una emoción negativa —una enfermedad peligrosa—. Esto terminará por devorar todo lo que hay de bueno y sano en usted, como una tifoidea, si le permite continuar sin traba alguna. Se asemeja mucho a una llaga crónica, un absceso que supura, para el cual, infortunadamente, no hay penicilina alguna. Sin embargo, las emociones negativas nos producen un sentimiento de placer porque nos dan cierto sentido equivocado de poder. Esto es hacen que nos sea posible destruir la felicidad de los otros con una simple observación, un pinchazo. Claro está, esto también destruye poder de felicidad —quiero decir, cualquier felicidad verdadera—. La felicidad de herir a los otros no es felicidad porque no procura paz interior. Ahora bien, todos conocemos el poder de una observación desagradable cuando la gente es feliz y está gozando. Una observación amarga hace todo pedazos. Y la persona que la hace lo sabe. Todo esto pertenece al estudio del poder de la negatividad cuando una persona se pone bajo la influencia de los «Yoes» negativos. ¿Han captado el significado de lo que se ha dicho? ¿Han observado de qué modo las emociones negativas actúan de una sola manera —únicamente para destruir— y cuán atractivas son por esta razón? El Trabajo dice que la Humanidad no está gobernada por el sexo ni por el poder sino por las emociones negativas. A modo de comentario diré que la gente abraza las emociones negativas porque otorgan tanto poder de mal. Pero aquí es necesario reflexionar profundamente para desenredar los diversos aspectos de la cuestión. Ahora bien, el hacer cargos internos —esto es, acumular fuentes de amargura y venganza— no conducirá a lugar alguno salvo al acrecentamiento de los estados negativos. Pero esto es lo que el Trabajo nos enseña a no hacer, por eso hemos de reflexionar a la luz del Trabajo, por qué es indeseable, inoportuno, o, agregaré, inconveniente, inapropiado, impropio, hacer la cuenta interior diaria de lo que la gente nos debe. Porque esto amontona el combustible para el resentimiento, y nadie puede alcanzar un nivel superior de sí entregándose a dicha conducta. Si aborrece a los otros, no está y no puede estar a la luz del Trabajo. Esto es, usted no puede estar bajo la influencia del Trabajo. ¿Por qué? Porque está bajo la influencia de los «Yoes» negativos, de la parte negativa del Centro Emocional, de la cual ningún crecimiento es posible excepto un crecimiento de mal cada vez mayor y emociones negativas. Así, al estudiar tan objetivamente como sea posible un estado de resentimiento en uno mismo, se puede aprender mucho acerca de los diferentes «Yoes» y sus influencias.
Ahora bien, hay, entre varios otros, un remedio. Considerar externamente —esto es, ponerse en la posición de la mujer, del hombre, que lo han tratado de tal manera como para dar origen al resentimiento—. Es decir, trate de verse como los otros lo ven. Usted, por supuesto, es perfecto. Al parecer los otros no piensan así. Si usted lo cree, le sorprenderá que los otros no lo consideren. Ante todo, recuerde que dos mil millones de personas están sintiendo resentimiento en este mismo momento. Este pensamiento tal vez le quite todo el placer de sentirse negativo, pronto a vengarse y de tener cierta importancia como el portador de observaciones dañosas y punzantes —y en verdad lo hace sentir que no es nadie sino un hombre muy común y de este modo sin valor alguno en el Trabajo—.