JUEVES 21 DE MAYO: UNA INVITACIÓN INUSUAL

Cuando escribí La Novena Revelación y La Décima Revelación estaba firmemente convencido de que la cultura humana evolucionaba a través de series de revelaciones de la vida y la espiritualidad. Con ellas nos volvemos más conscientes de un proceso espiritual que actúa ‘entre bambalinas’ en la vida.

Creo que podemos conectarnos a una vida llena de misteriosas coincidencias y súbitas intuiciones. Ellas nos pueden indicar que en esta existencia existe un sendero especial para cada uno de nosotros. Esas coincidencias misteriosas, asociadas a intenciones repentinas, nos llevarán a una búsqueda particular de información y experiencia, como mostrándonos que un destino predeterminado está pujando para emerger.

Este tipo de vida es como una historia de detectives que se desarrolla dentro de nosotros mismos, cuyas pistas nos llevan adelante por medio de una revelación tras otra.

JAMES REDFIELD 45

—Doc, te llama Pity —anunció Mercedes mientras me alcanzaba el teléfono.

Pity es un gran amigo con quien habíamos compartido muchos fines de semana de los últimos años y dueño de una de las grandes empresas de producción de espectáculos para la Argentina y Uruguay. Creía que su llamado se referiría a saber cómo me había ido en el viaje.

—Doc, soy Pity. Ya me contaron que te fue muy bien en el viaje.

—Sí, fue toda una experiencia.

—Bueno, ya me vas a contar. Estoy viajando en auto de Punta del Este a Montevideo y me acordé de vos. Te llamo porque en quince días lo traigo a Deepak Chopra a Uruguay.

—¡Ah! —fue mi interjección esperando saber cuál iba a ser el desenlace de la conversación.

—Tengo que ocupar gran parte de mi tiempo en la organización de la producción. Estuve pensando en vos. Necesito un asistente personal para Chopra por tres días. Desde que llegue al aeropuerto hasta que se vaya. Pensé que sos la persona adecuada. Hablás inglés, sos médico y acabás de llegar de la India. ¿Aceptás?

Me había quedado paralizado. Recién había vuelto de viaje y me proponían abandonar nuevamente mis actividades por tres días. Normalmente hubiera dicho que no, pero la intuición parecía seguir “abierta a los signos”.

—Contá conmigo —fue la respuesta que no provenía de la lógica racional.