MARZO DE 1998: NO FUNCIONA EL TIBET.COM

Durante los meses siguientes me conecté con Ron varias veces vía fax entre Dallas y Buenos Aires. Me dijo que había hablado con su hijo Mark y este, con el Director Médico del Delek Hospital. Mandó una dirección de e-mail para que me conectase con el doctor Tsetan Dorji. Le envié varios e-mails pero no había respuesta. Ya era marzo. Faltaban dos meses para el supuesto viaje y no recibía la confirmación. Las dudas sobre si debía hacer el viaje eran cada vez mayores.

Decidí hablarle a Ron por teléfono.

—Hola, Ron.

—Doc, qué bueno escucharte. Estaba pensando en llamarte en los próximos días.

—Estoy desesperado. Se acerca mayo y no consigo conectarme. ¿Qué hago? —le pregunté ansiosamente.

—Hay problemas. Tampoco puedo conectarme con Mark. Allá hay algunas situaciones políticas complicadas de las que ya te vas a enterar. He averiguado que el tibet.com no está funcionando. Voy a hacer lo imposible por ayudarte

—me dijo Ron demostrando su espíritu compasivo.

Una semana más tarde recibí su respuesta.

—Hola, Doc, tengo buenas noticias. Pude hablar con Mark. Él se va a encargar de todo. Te va a estar esperando. Necesitas hacer tus reservas y traslados en la India a través de una agencia de viajes que se llama Ways Tours. Ellos te van a ir a esperar a Nueva Delhi y te trasladarán a Dharamshala. Su oficina está al lado del restorán de Mark. Intenta insistir con la conexión tibet.com, pero creo que no lo vas a lograr. De cualquier manera está todo arreglado.

—Muchas gracias, Ron. Me has ayudado mucho. Hasta hace dos días había pensado en desistir del viaje —le dije con profundo agradecimiento—. Seguimos en contacto. Hasta luego.

La contestación de Ron parecía coincidente con un cambio de actitud que había acaecido el día anterior, después de una conversación con Mercedes. Recién ahora entendía lo que había pasado aquel día previo. Si no cambiaba mi actitud nada iba a suceder, ya que no podían seguir fluyendo los acontecimientos. Mirándolo en forma retrospectiva parecía que cambiar mi actitud era la condición indispensable para poder seguir avanzando. Cada paso tiene una lección y si ella no es aprendida es imposible seguir avanzando. Como si todo sucediese dentro del Juego de la Oca.

—Mercedes, estoy preocupado. Más allá de que nos han enseñado que no tenemos que preocuparnos, sino solamente ocuparnos de las cosas del aquí y ahora, creo que estoy realmente preocupado. El viaje al Tíbet está trabado —le comenté demostrando cierta angustia interior.

—¿Por qué está trabado? —preguntó como sabiendo de qué manera iba a continuar la conversación.

—Porque no me contestan del Delek Hospital. Les he escrito innumerables veces y no he recibido respuesta. Parece que mi karma indica que no voy a poder cumplir con esa vieja ilusión que ha renacido últimamente —traté de explicarle.

—Doc, algún día vas a tener que cambiar. En tu vida has hecho todo basado en la profesión médica. Hacés solamente las cosas que están relacionadas con ella. Tenés el sueño de ese viaje desde chico. ¿Por qué no vas igual? Solamente a disfrutar, aunque no vayas a trabajar como médico. Incluso puede ser bueno que algún día no tengas que hacerlo

—repuso Mercedes viendo, seguramente, más allá de la imagen estereotipada que había edificado de mí mismo para relacionarme con los demás.

—Gracias, Mer. Me ayuda mucho tu comentario. Voy a ir igual, aunque no me contesten del hospital —le dije comprendiendo el profundo significado de sus palabras.

Mercedes me había mostrado algo que no tenía en el plano consciente. Tal vez, solamente trataba de recorrer la vida a través de la imagen de médico. Esa era la imagen que había construido para relacionarme con el mundo. Posiblemente era cierto. Con esa imagen me sentía seguro y creía saber quién era. Pero ahora se abría un camino nuevo. Parecía que sólo a través de la “incertidumbre” y sin mi “habitual imagen” podría hacer el ansiado viaje.

¿Sería verdad que hasta que no me desprendiera de esa “imagen de médico” el camino no se podría despejar? ¿Sería por eso que recién entonces Ron había podido comunicarse con Dharamshala? ¿Cómo me iba a manejar con este nuevo “disfraz” de peregrino que no sabía lo que buscaba?

¿Era esta sólo otra coincidencia, parte de un guión general que desconocía, o una condición indispensable para avanzar en esa aventura?