MIÉRCOLES 6 DE MAYO: INVESTIGACIÓN BIBLIOGRÁFICA SOBRE LOS DORJES
Nos despertamos temprano y caminamos por la calle paralela al camino de cornisa en el centro de Mc Leod. Buscábamos un lugar para desayunar. De repente, vimos un cartel con un nombre familiar: Café Shambhala. Desde ese momento lo adoptamos para desayunar hasta nuestra partida.
Por la mañana concurrimos nuevamente a la Tibetan Library para recibir las enseñanzas del día: “La Práctica del Dar” y “La Disciplina de la Conducta Moral”. Era maravilloso hablar en los recreos con otros estudiantes, que provenían de los países más dispersos del planeta. Nos sentábamos todos debajo de un árbol, en la puerta de un pequeño bar. Encima de las pequeñas mesas, colgado de la pared del edificio, un enorme cartel decía “Free Tibet”.
Por la tarde regresé al hospital, para ver a los pacientes que el director había seleccionado. Pérdidas de huesos completos por infecciones y secuelas graves de lesiones nerviosas fueron el principal motivo de las consultas. Los planes reconstructivos propuestos eran de alta complejidad y tenía grandes dudas respecto de exponérserlos, ya que eso era crear una esperanza que tal vez nunca podría ser cumplida. Era la misma sensación que había experimentado con los pacientes en Rumania. La infraestructura en Dharamshala debería cambiar mucho en el futuro para llegar a realizar esas operaciones sin mayores riesgos.
Lo que más impactó mi alma fue el agradecimiento, casi cercano a la veneración, que esos pacientes me expresaban después de que emitía mi opinión. Nunca había vivido algo así en Occidente y, mucho menos, sin haber podido hacer nada concreto por ellos.
Quedaban dos horas hasta el cierre de la biblioteca. Decidí caminar las pocas cuadras que la separaban del hospital para comenzar la investigación. Pregunté por el bibliotecario. Al poco tiempo se presentó.
—Ya habló conmigo el doctor Tsetan Dorji para que lo ayudáramos. ¿Qué está buscando?
—Necesito algún libro sobre dorjes —le respondí.
—Nadie pide esos libros aquí. ¿Es por alguna razón especial? —me preguntó un tanto sorprendido pero sin perder la cortesía.
—Tengo unos dorjes que me “llegaron” de una manera muy especial. Me gustaría ver si puedo entender para qué se usan, como así también tratar de investigar su origen y antigüedad. Quiero profundizar el tema para saber si tuve alguna conexión con ellos “hace tiempo” —traté de explicarle.
—Creo que va a ser difícil —respondió con una sonrisa que me produjo desesperanza—. Hay libros sobre phurbus y campanas, pero no hay ninguno en toda la literatura tibetana que trate sobre dorjes. ¿Cuándo puede volver?
—Mañana tengo el día ocupado con un viaje a las afueras. Podría regresar el viernes a la tarde, a la vuelta de la visita que vamos a hacer a un leprosario.
—Lo espero. Voy a ver qué puedo hacer por usted —dijo el bibliotecario abriendo una mínima esperanza de poder encontrar lo que buscaba.