TARDE DEL VIERNES 8 DE MAYO: LA INFORMACIÓN SOBRE LOS DORJES
Busqué al bibliotecario y me indicó que me sentara a una de las largas mesas de la sala de lectura. Al rato vino con dieciocho libros señalados en las páginas donde había algún párrafo referido a dorjes.
Sentía que era un privilegiado. El resto de la gente que concurría debía buscar entre numerosas fichas y les entregaban hasta un máximo de dos libros por vez. En mi caso habría sido imposible hacerlo de esa manera, ya que no había ningún libro cuyo título reflejara lo que estaba tratando de investigar. Nunca hubiera encontrado ninguna ficha sobre dorjes. Los tibetanos parecían ser muy agradecidos con aquellos que estuviesen ayudando a su comunidad.
He aquí un resumen de las anotaciones de aquella tarde sobre la investigación de los dorjes:
Dorje = vajra
El emblema del rayo. Apareció inicialmente en el budismo indio como símbolo de Vajrapani (rayo-en-mano), el protector especial de Buda Sakyamuni, siendo un préstamo directo del Dios Védico Indra.
El vajra simboliza: ‘indestructibilidad, indivisibilidad y poder irreductible’.
Otras traducciones eran ‘diamante’ y ‘soberano de las piedras’.
Es una expresión de la cualidad adamantina (dureza del diamante) de la mente de Buda.
El dorje es el símbolo más importante de la corriente del budismo Vajrayana. El vajra es responsable del nombre dado a esta corriente del budismo, pero también es el símbolo verdadero del bodhicitta, o iluminación.
Operaba como arma de destrucción y luego se convirtió en un preciado talismán de protección. Simboliza la fe; importante en rituales para el exorcismo de espíritus demoníacos. Es un atributo frecuente de dioses y lamas. En el arte tibetano es mostrado como el atributo de varias deidades que lo sostienen en una de sus manos o lo han colocado cerca de su cuerpo.
Es un símbolo cósmico: el pilar cósmico. Por lo tanto, se trata de un instrumento para uso ritual. El arma más poderosa de los gurús en su guerra contra los demonios, simboliza el rayo de Indra (Júpiter).
Está siempre en pareja con la campana. La campana debe ser comparable con el dorje en tamaño y tener en su mango medio dorje de forma similar.
La unión del varjra y el loto simboliza la verdad suprema. En Tíbet la campana reemplaza al loto.
Los dorjes tienen cinco prolongaciones en rayos de rueda en cada extremo. Los dorjes con nueve rayos son usados para ciertos propósitos tántricos.
El dorje en cruz, de cuatro extremos, tiene un significado especial como emblema del equilibrio, representando la cruz de la creación del mundo. Para iniciados, el dorje cruzado con sus cuatro partes simboliza los cuatro tipos de actividades búdicas. Cada una de ellas puede ser capaz de producir en un meditador la necesaria purificación interior, desarrollo, expansión de influencia o eliminación de negatividades.
El dorje es el vehículo del rayo para el Kalachacra.
El sitial debajo del Árbol de Buda se dio en llamarlo Vajrasana.
Aunque no era el objetivo principal de la investigación también anoté algo sobre los Phurbu:
“La daga ritual lamaísta = phurbu”.
Manipulada durante el transcurso de rituales tántricos. (i.e.: Rituales mágico-cósmicos para combatir a los demonios).
La daga como totalidad es considerada como un retrato o representación de la deidad relevante. Ej. Vajrakila (Dorje Phurbu).
“Daga mágica”. “Daga encantada”. Comparable a la flecha adivinatoria de los chamanes. Enclavando a los espíritus demoníacos.
Salí de la biblioteca caminando hacia Mc Leod. Reflexioné sobre los datos obtenidos en la investigación bibliográfica. De algo estaba seguro, había tratado de entrometerme en un tema demasiado sagrado para que lo hablasen con un occidental advenedizo. El dorje había nacido como instrumento del dios Indra y a partir de allí usado para rituales tántricos y para exorcismos. Era el símbolo principal de una de las grandes corrientes del budismo: el Vajrayana. Este sendero existía para los que eran lo suficientemente “impacientes” y querían hacer una evolución acelerada en una sola vida, en lugar de tomar la ruta no tan apresurada del “camino del medio”. La palabra matiameka expresaba este camino, libre de los dos extremos.
Los que elegían los altos tantras deseaban llegar en una sola vida a la iluminación del boddichicita para poder volver en las próximas encarnaciones con mayor capacidad de ayuda para el resto de los seres sensibles. Parecía una carrera acelerada para obtener la máxima “nobleza humana”.
Ahora sabía que tanto los dorjes como el phurbu se utilizaban para lo mismo: los rituales tántricos. También había entendido claramente que eran usados por los lamas del Vajrayana y que en todos los casos eran imprescindibles en las iniciaciones guiadas por altos maestros para poder realizar sus prácticas. El mismo Buda Sakyamuni había reservado esas enseñanzas y prácticas solamente para sí y para algunos discípulos seleccionados. Lo peor: un “argentinito” advenedizo intentaba “meterse” en el tema.