Lo remoto
Alguien con quien pasar la mañana. Olor a bollos, motorista rubia, chico alto. No estás. Mienten una vez y mienten todas, decías. Hombres sin camiseta, vientres flácidos, mujeres con celulitis. Cañas de cerveza. Caras que jamás olvidaré. La piel de los niños. Qué lejos de todo.
Hoy echo de menos algo de consuelo. Miro la luz amarilla sobre las fachadas y trato de encontrar lo que me falta en lugares remotos. La colcha áspera de la cama turca donde dormía de niña, el silencio del patio de la casa de mis padres a la hora de la siesta, caminar sola por uno de los pasillos del colegio, la risa de mi madre.
Sin duda, la risa de mi madre es el lugar más remoto que conozco. Pero me temo que el consuelo que busco tampoco está ahí.