el botones.
Recojo astillas del árbol caído
las junto todas y me sale un hombre,
siempre.
Begoña Abad
Creo que estás hecho de botones que tú mismo te los cosiste.
Quisiera arrancártelos uno por uno,
como lo hacía de pequeña
con los de la bata del colegio
y guardarlos en mi bolsillo.
Decir:
“en mi bolsillo tengo tu coraza”
e ir metiendo la mano, de vez en cuando,
para sacudirlos
como el que sacude calderilla
que se escurrirá por un agujero.
Sentir la sonrisa contenida al saber que te hice libre
y por fin verte desnudo,
que tu piel de colores nunca más de plástico.
Que encuentres la cura para contagiarnos a salvo.
Que nos enseñemos todas las cosas importantes
que no nos enseñamos por primera vez
desde caminar hasta morir.
Seguro que algún día alguien cuenta la historia
del psicótico que se enamoró de la chica que tomaba antipsicóticos.
Hasta entonces yo la escribo,
para que no la olviden los que fuimos.
Mientras,
tú,
no me mires como si hubieses perdido,
yo no he ganado.
Sólo tengo un montón de botones,
y tú el deseo de encontrar una costurera.