estar triste.
Estar triste no era reconocer tu nombre
aunque estuviera escrito en braille entre un millón de cuchillas de afeitar.
Paula R. Mederos
Está triste porque sabe que no va a dejar de estar triste. Fantasea con llorar todo el día sentada bajo un árbol del parque. Que un desconocido, que nunca se convierta en nada más que eso, la consuele.
Nadie entiende que nadie entiende. El aire es enemigo. El alimento es enemigo. El tuétano es enemigo. Cualquier amigo es enemigo.
Desearía que no hubiese nacido el otro para poder irse ella. Algo nunca fue bien cuando el suicidio es un pensamiento tan recurrente como el asesinato.
Lo peor de todo lo que ha perdido es que nada se conserva mejor en frío que un espacio, por eso quiere que la incineren.
Y que esparzan sus cenizas en el cuerpo de Daniel, como si hubiese pasado los siete años que lleva enterrado fumando.
No hay nada peor que poder más cuando no se puede.
Espera que alguien se tome la molestia de torturarla. Como lo hacían los lobos de pequeña.
Para recordar la sensación de querer seguir viva pese al dolor.