despropósito.
Pero un buen faquir nunca descansa siempre sufre y siempre aguanta más.
El buen faquir {Bueno}
Hoy me he levantado cuando todos se disponían a comer.
He mirado cómo atardecía en el mismo azul aburrido. He visto un naranjo en mis manos y le he preguntado a S. cuánto tardan en morir. Después le he preguntado cuánto viven y S. sólo ha dicho “no lo arregles, zorra, se te va a morir”
A mí me ha dado pena y he jurado comerme sus naranjas si muere. No le he puesto nombre por si dura lo que mis peces. He ido a la librería de siempre, he comprado dos libros pensando en mí, uno pensando en mi hermana y otro pensando en S. pero esta S. no es la primera.
Me gustan las eses.
Hoy me he hecho el amor pensando en C., estábamos en una casa vieja y él me decía que nunca usó una conversación entre nosotros como medio para follarme.
Yo le decía que sí. Que yo sí. Y que quería follarle mucho.
Al final él me decía que era un mentiroso y se reía.
Estaba tan guapo, tan guapo.
Un ave Madrid-Barcelona cruzaba mis costillas. Y nos corríamos casi a la vez, mientras sonaba una canción de esas que sólo escucha él.
Después he pensado en B., en si estará dormida. La he imaginado tapada, despierta. Intentando explicarle a una niña pequeña por qué están tan tristes.
Hablándole de la muerte con ella delante. He pensado en ir a por tabaco, volver y llevarle, para que así no se vaya nunca.
Al final siempre me duermo pensando en B., porque siempre me duele la avispa hecha polvo en el vientre. Si sé cuánto miedo le dan y sé cuánto miedo me quita,
sé cuánto miedo tiene.
Y el saber no ocupa lugar, pero habita mi cuerpo.
Soy el conocimiento de que los naranjos mueren.
Como el día de hoy hace tres horas, como el chico que me cortaba las comisuras de los labios, como el padre de B.
La vida es un despropósito. Yo no se lo negaba.
Hoy me he levantado cuando todos se disponían a tirarme.