64. Fin de un hombre, comienzos de otro

“Los restos mortales serán velados en Funerales Galia, en el Panteón Francés. Si el señor Medina desea presentarle sus respetos puede traerle una ofrenda floral o darle el pésame a sus familiares”, me avisó Matilde luego que la llamó Temístocles Maldonado.

“Dígale que digo”, dije a mi asistente, “que no acostumbro dar pésames a familiares que no conozco por difuntos dudosos. Dígale que digo que quiero averiguar las circunstancias de su muerte y tomar fotos del cadáver, si lo permite el Almirante RR.”

Camino de la funeraria recordé que una vez Mendoza me había pedido que si llegaba a morir súbitamente hiciera lo posible para que se le velara en una capilla con aire acondicionado y que su cuerpo fuese cremado. Nada de eso estaba en mis manos.

SERVICIOS FUNERARIOS A FUTURO

ATENCIÓN INMEDIATA

Anunciaba Funerales Galia. Pero Mendoza no estaba en esa capilla ardiente y me dirigí a Funerales García, Calzada de los Misterios, más afín con los módicos recursos del difunto. Para cubrir los gastos del sepelio el Cisen vendería su coche Tsuru.

Tampoco el cadáver se hallaba en Funerales García, y me fui a Funerales Talismán, donde Matilde se enteró que sería velado. A la entrada había un anuncio:

ATAÚDES ECONÓMICOS. CREMACIONES URGENTES. RECONSTITUCIÓN DE CADÁVERES MUTILADOS, DESTROZADOS O DECAPITADOS.

Somos especialistas en fallecidos por muerte violenta.

Hacemos trámites y arreglamos papeles para traslados a toda la República.

Enviamos a Estados Unidos urnas con cenizas.

Recibimos indocumentados en ataúdes de cartón.

SERVICIO LAS 24 HORAS.

No Experimente con Funerarias Dudosas.

Goce de los Placeres de Ultratumba Probados Aquí por Miles de Difuntos.

Una Nueva Forma de Morir.

Porque el cuerpo de Mendoza se había encontrado lleno de agujeros debajo de una espesa capa de sangre, alguien había alquilado los servicios de reconstrucción de la funeraria, la cual, aplicando las técnicas más avanzadas de embalsamamiento se especializaba en recomponer los cuerpos de acribillados y acuchillados, y hasta de decapitados, que aparecían incompletos o desfigurados por tiros, granadas de fragmentación o múltiples heridas de arma blanca. Evidentemente a Mendoza se le habían aplicado cremas y sustancias importadas para reconstituir su cara, su cabeza y su pecho, pues las cortaduras de cuchillo y perforaciones por balas apenas se notaban.

Manifestó el empleado de la funeraria: “Cuando vino su madre lo primero que dijo fue: ‘Digan lo que digan éste no es mi hijo, mi hijo no era así, la última vez que vi su cadáver estaba baleado de la cara, el pecho, el vientre, las piernas y las costillas’.”

“No sabía que la especialidad de la casa es devolver su aspecto original al cliente”, observé las manos crispadas del difunto que parecían estrangular a criaturas invisibles al ojo.

“Si bien nuestro trabajo no es perfecto, el cadáver es más soportable de ver. Sobre todo para los familiares.”

“Por el clima de violencia en que vivimos, supongo que este tipo de servicios está en gran demanda.”

“En lo que va del año llevamos más de cien cuerpos reconstituidos, y hasta hemos mejorado su apariencia original.”

“Supongo que las bandas de secuestradores y los cárteles de la droga les dan buen negocio.”

“Cuando los parientes nos traen un cadáver decapitado, con el rostro destrozado o el cuerpo mutilado, les recomendamos que mejor no abran el ataúd. Envolvemos los restos en una sábana y sugerimos una incineración exprés. Les ofrecemos una urna de acuerdo a sus recursos económicos. Todo para que no guarden un mal recuerdo de sus seres queridos.”

“¿No tienen miedo a represalias de sicarios durante los velorios y los sepelios?”

“Por eso sugerimos a los parientes que despachen los cuerpos sin bombo ni platillos. Ya nos pasó una vez que llevando un cadáver en una carroza camino del cementerio, sus asesinos balearon a los deudos.”

“Empiezo a tener dudas sobre si el hombre que está allí es realmente Mendoza o se trata de una suplantación para despistar a las autoridades que lo han colocado en la lista de los diez hombres más buscados del país.”

“Le recomiendo que abandone sus dudas.”

NO SE ACEPTAN FLORES

Se advertía en una pared.

“Por favor, guárdeme las fotografías del cadáver de Mendoza tomadas con mi cámara digital. Algunas de ellas son publicables. No permita que nadie las vea ni revele a nadie su existencia”, le daba instrucciones a Matilde por el celular cuando aparecieron en la capilla ardiente dos mujeres vestidas de negro. Lo que me molestó, porque quería hacer más tomas del cuerpo desde ciertos ángulos, a pesar de que recordaba la frase del escritor Yasunari Kawabata: “De las caras de los muertos no deberían quedar testimonios.”

“Venimos a reclamar el cadáver de la capilla ardiente”, una mujer alta, esbelta y desdeñosa presentó unos papeles al empleado de la empresa funeraria.

“Lo siento, señora, pero para entregarles el féretro con el occiso dentro necesito permiso del Cisen y un comprobante notariado de que ustedes son los deudos legales.”

“El cuerpo de nuestro hermano nos pertenece.”

“¿Podrían demostrar que es su familiar?”, pregunté.

“¿Quién es usted para darle cuentas?”

“¿Conocen el nombre del muerto?”

“Si lo conocemos o no es cosa que no le importa.”

“No se enoje, señora, soy periodista de El Tiempo y estoy indagando sobre la muerte del señor Mendoza”, repliqué, cansado por su insolencia. “Se conocen dos fotos recientes de él, tan diferentes entre sí que parece tratarse de dos personas distintas.”

“No vamos a dar entrevistas”, la otra mujer se arrodilló delante del féretro y cerró los ojos.

“Vámonos, hermana”, le dijo la mujer alta y esbelta. A mí, me amenazó: “Ya nos veremos la cara, yo decido cuándo y dónde.”

Sin mostrar pena las mujeres salieron y abordaron una camioneta Silverado, con vidrios polarizados y sin placas de circulación, que las aguardaba fuera de la funeraria. El Ganso estaba al volante. Oía música tecno. Partieron con rumbo desconocido.

“¿Usted es uno de esos periodistas que cree que Mendoza se encuentra vivo y culeando en La Habana?”, el capitán Domingo Tostado me cerró el paso. Lo custodiaban dos guardaespaldas cuyas facciones se me hicieron familiares.

“Le notificaré lo sucedido al licenciado Pedro Bustamante.”

“Lo puedo hacer a París, porque lo nombraron embajador de México en Francia. Yo soy el nuevo procurador de la PGP.”

“¿Qué ha pasado con Temístocles Maldonado?”

“Por su excelente actuación en las investigaciones de la banda de Carlos Sandrini fue designado agregado militar en la embajada de México en Australia.”

“¿Acaso conozco a sus acompañantes?”

“Seguro los conoce, estuvieron comisionados en Tijuana para investigar el caso del periodista José Luna. Nombres no le puedo dar. Los apodan El Ganso y El Barracuda.”

“El Barracuda murió en el atentado a Luna.”

“El Barracuda nunca muere, El Barracuda siempre renace, siempre hay un fulano dispuesto a tomar su nombre y su causa.”

Los sicarios me miraron con sorna.

“¿Cómo le va en el cargo?”, le pregunté.

“Nada más con hablar con gente como usted ya podrá imaginarlo, se me revuelve el estómago.”

“¿Podríamos verificar la identidad del fallecido?”

“Hasta este momento nadie ha dudado que el fallecido y el escolta son la misma persona.”

“¿Podría confirmarlo?”

“Cuando tengamos los análisis forenses.”

“¿Es posible que alguien como él, que se salvó de varios atentados, haya muerto acribillado en un hotel de paso?”

“Es preferible ser discreto por razones de seguridad.”

“Según un comunicado del Almirante RR, el 5 de diciembre a las 19 horas fue acribillado en una calle de Tijuana el agente Ricardo Reyes alias Mauro Mendoza Méndez, ¿se trata de la misma persona?”

“Conozco ese comunicado, ahórrese los alias.”

El Correo de la Frontera reveló que un individuo de ese nombre fue ejecutado hace unos días y que la banda de Los Motociclistas tiene jefe nuevo. El Observador de Miami asegura que el hoy difunto pasó dos meses en La Habana protegido por los servicios de inteligencia cubanos.”

“Delirios de los medios y de la DEA.”

“Un vespertino de Acapulco publicó que Mendoza se autosuplantó y que ahora opera en Acapulco con falsa identidad, protegido por la Procuraduría de Justicia del estado de Guerrero, donde tiene buenos contactos.”

“Exuda imaginación, amigo.”

“¿No cree que cuando los reflectores de la atención pública se apaguen Mendoza reaparecerá reencarnado en un venerable hombre de negocios retirado en Isla Mujeres? ¿No estamos presenciando el fin de un hombre y el comienzo de otro? ¿No cree que aunque aún no se han apagado los fuegos de Montoya sus hombres ya trabajan con otra banda de secuestradores?”

“Señor, por favor, abandone la capilla ardiente, está molestando a los deudos”, vino a decirme un empleado de la funeraria, acompañado por las dos mujeres vestidas de negro que habían regresado.

“¿Es una orden?”

“Tómelo como quiera”, El Ganso se recargó en el féretro.

“¿Cómo llegó aquí esa figura de la Santa Muerte? ¿La trajeron del Hotel Acuario en motocicleta?”, le pregunté al empleado.

Funerales Talismán no acostumbra dar información.”

“¿La trajeron las señoras?”

“No le puedo decir.”

“No se haga bolas, amigo, alguien la mandó por mensajería. Ahora todo está en manos de la empresa funeraria, nosotros nos retiramos”, el capitán Domingo Tostado me cogió del brazo, admirado por El Ganso y El Barracuda.

“Antes que se vaya, dígame ¿por qué el Señor de los Murciélagos y el Almirante RR usaron en sus mensajes tinta roja?”

“Dígame usted, ¿por qué las papelerías venden miles de plumas iguales?”

“¿Quién me hizo las amenazas? ¿Por qué? ¿O es un secreto que Mendoza y El Petróleo se han llevado a la tumba?”

“En veinticinco años el Almirante RR abrirá los archivos secretos del Cisen. Podrá consultarlos, si anda todavía por aquí. Le soy sincero, Miguel, usted no es una persona tan importante como para que si lo matan vaya a caer el gobierno o se produzca un colapso en la bolsa de valores.”

“¿Me está amenazando?”

“No, solamente quiero recordarle que usted como yo tenemos la profesión peligrosa de meternos donde no nos llaman y de hacer preguntas impertinentes. Esa impertinencia puede costarnos una buena golpiza, si no es que la vida.”

“¿Quiénes controlan la industria del plagio? ¿Los Motociclistas? ¿Carlos Sandrini? ¿O el Almirante RR?”

“¿Qué importa saberlo? Si cuando el capo de un cártel es atrapado o muerto, otro ocupa su lugar a veces con el mismo nombre. El crimen organizado y el mundo son iguales: unos mueren y otros nacen”, el capitán Domingo Tostado me acompañó a la salida. En la capilla ardiente chillaban los murciélagos. ¿O eran las llamas de las veladoras negras que las hermanas habían prendido? Por efecto de una corriente de aire parecían volar. “Dicho sea de otra forma, la Santa Muerte nos está pariendo todo el tiempo.”

Al volver la cabeza vi a todos ellos parados junto a una camioneta blindada. Entonces me aventuré por la calle sórdida donde Funerales Talismán presta sus servicios a la comunidad.